Yo, el Señor Maitreya, tuve muchas vidas en la Tierra anteriores a mi Sobre-Iluminación como el aspecto superior del Maestro Jesús.
Cada vida tuvo numerosos momentos de inspiración, evolución e
iluminación Divinas, de la misma manera que vosotros en vuestra actual
realidad habéis experimentado momentos de recuerdo del Creador. Estos
momentos interiores de tu Ser de recuerdo y reconocimiento de tu
unificación eterna y natural con el Creador, se están haciendo más
frecuentes a medida que los aspectos sagrados del Creador se sintetizan
con el Mundo físico. Quienes estáis en la Tierra estáis
actuando como Pilares de Luz que llegan a los cielos y traen lo Divino a
la manifestación. Cada momento de recuerdo y reconocimiento del Creador
que experimenta la Humanidad, eleva la vibración de la Tierra, lo cual
permite que nazcan y se activen consciencia, vibraciones lumínicas y
experiencias de Amor nuevas, para su manifestación Física.
Ahora es más importante que nunca que te des cuenta de que estás experimentando tu evolución espiritual no solamente para tu Alma y tu felicidad, sino para el despertar de todos los aspectos del Creador.
Imagina que por un momento pudieras atraer la atención de toda la
Humanidad, compartir palabras de Amor y energías de sanación con todas
las personas, para cambiar eternamente su realidad. Esto es lo que se
está logrando con cada momento de evolución y transformación espiritual
en el interior de tu Ser.
¿Estás
preparado para honrar el gran papel que estás desempeñando en esta
realidad de Ascensión y remembranza? ¿Estás preparado para darte cuenta
de que no eres indigno, carente ni incapaz? Permite que en tu interior
se agite y se reúna la fortaleza que te dice cuán valioso eres, como son
todas las Almas en la Tierra. Con la confianza en que aunque estás en
un viaje de crecimiento personal, este viaje te permite transformar las
energías y las realidades de otros; reconocerás cuán conectados y al
unísono estáis todos los Seres; y consecuentemente todos los aspectos del Creador.
No necesitas ser sabio, haber practicado meditación, entender los
planos internos; ni siquiera tener habilidades espirituales; todo lo que
necesitas es permitirte ser tú mismo; tu Esencia y tu verdad
que existen más allá de la ilusión, de la limitaciones y del
condicionamiento. El acto de aceptación y autorización de tu Yo interno,
que no se puede resumir completamente en palabras, ni siquiera en
acciones, puede ser una búsqueda de toda la vida; y sin embargo puede
ser logrado instantáneamente si te das el permiso de hacerlo.
Es tiempo de que te des cuenta de que tu misión es aceptar tu Esencia Interior,
no tu personalidad y tu carácter, la Esencia Interior que es casi
indescriptible, pero a la cual se puede acceder por medio de
sentimientos y conocimiento. También es tiempo de que reconozcas tu
unidad con todo lo que es el Creador en la Tierra y en los Planos Internos. Para estimularte a darte cuenta y aceptar la verdad interior de tu Ser,
a reconocerte como valioso y con la habilidad de inspirar a otros para
lograr lo mismo y construír vínculos de conexión que en verdad nunca se
han roto, quiero compartir contigo un recuerdo.
Durante una encarnación previa en la Tierra,
mientras buscaba las respuestas a mi confusión y a mis sentimientos de
separación, me crucé con un hombre que estaba sentado al lado de un
camino polvoriento y simplemente reconocía a quienes viajaban por él. El
territorio estaba desolado; y sin embargo las personas viajaban millas
entre villas y ciudades para encontrar trabajo, ver a la familia o
encontrar más alimentos; el que Yo recorría no era un país rico, sino un
territorio caliente y algo desesperado, el cual parecía atraerme más hacia su corazón.
El
hombre me reconoció de la misma manera que imagino que reconocía a
todas las personas que pasaban por su espacio de residencia; una
inclinación de cabeza de bienvenida y luego una mirada de
reconocimiento. Este hombre me intrigaba; aunque en mis viajes había
conocido a muchas personas, este hombre parecía tener las respuestas que
Yo estaba buscando, o al menos parecía suavizar mi dolor interior.
Bendije al hombre y saqué de mi bolsillo la pequeña cantidad de alimento
que tenía; y se lo ofrecí voluntariamente. Me hizo señas para que me
sentara junto a él y puso el alimento en el suelo polvoriento frente a
él. Al sentarme, mi cabeza estaba llena de pensamientos, preguntas, impulsos, ira;
y el simple deseo de saber por qué Yo sentía semejante dolor, confusión
y separación, como si todo el Mundo estuviera sufriendo en mi interior.
(Ahora veo que esto era verdad, el Mundo entero existía dentro de mí, especialmente la Tierra, especialmente todo lo que la Madre Tierra
y sus habitantes estaban experimentando, pues todos somos uno. Las
respuestas que Yo estaba buscando no eran solamente para mí, eran para
satisfacer a todos los aspectos del Creador. Era la preparación para aceptar el papel de Logos Crístico).
La expectativa de alguna clase de guía proveniente de este hombre, me
hizo sentarme en silencio, con la cabeza inclinada, la espalda recta;
los únicos movimientos provenían de mi mente y mis ojos, mientras miraba
pasar a otros.
Parecía
haber pasado un largo tiempo; estábamos sentados en silencio, mi
impaciencia era creciente, mi piel ardía bajo la fuerte y poderosa Luz solar diurna.
El calor, el polvo y la quietud eran insoportables, pero algo en mi
interior me dijo que me quedara sentado, que obedeciera los deseos del
hombre y que esperara recibir eventualmente de él palabras de sabiduría,
pues Yo había visto que muchos hombres antes de mí las obtuvieron; y
sin embargo algo dentro de mí continuaba diciéndome que Yo no podía
tener acceso a la sabiduría fuera de mí, solamente en mi interior.
Mi ira y mi frustración
se pasaron del límite cuando vi que 4 hombres jóvenes tomaban mi oferta
de alimentos de delante del hombre, sin mucho más que unas ‘gracias’ o
un reconocimiento; se había ido todo lo que tenía y sin embargo sentía
la urgencia de quedarme ahí.
Cuando el día se convirtió en noche, descendió un frío glacial;
un frío que aparentemente entumecía mi cuerpo pero hacía que mis
pensamientos y emociones estuvieran muy activos y vivaces.
Frecuentemente el hombre se volvía hacia mí y me daba algo para beber,
que Yo aceptaba. Cuando comenzaba a preparar mi mente
para comenzar a comunicarme con él, él volvía a asumir su posición
sentada; y Yo me veía forzado a sentarme otra vez a esperar con
esperanza.
Pasaron 5 largos días y seguíamos sentados juntos en silencio; pero dentro de mí algo estaba cambiando: Una quietud, una paz interna y una sensación de no tener límites, me estaban abrumando.
En el amanecer del 6º día, el hombre se volvió a mí y dijo:
“Lo
que estás buscando está en tu interior, debes encontrar la palabra que
libere tu energía; esto te permitirá sentirte completo. No te ocultes de
ti mismo, sino abraza tu verdadero Yo, sabiendo que si lo haces, otros
te aceptarán y encontrarán lo mismo dentro de sí. Nunca te puedes alejar del dolor, pero lo puedes transformar en algo glorioso”.
Lentamente,
el hombre se levantó del suelo y comenzó a caminar por el camino
polvoriento en la dirección de la que Yo había venido hacía todos esos
días. Lo miré por un tiempo hasta que me pude dar cuenta de que se había
vuelto a sentar. Yo no entendía por qué razón el hombre había
encontrado un nuevo espacio para continuar su enfoque.
Sentí
la pérdida de su compañía. (El hombre se había movido para darme
espacio para estar en mi poder expansivo, también me había estado
estimulando a descartar su apoyo, o la perspectiva que Yo tenía de que me ayudara. En ese momento Yo no vi esto).
Mis pensamientos comenzaron a enfocarse en las palabras del hombre:
“Encuentra la palabra que libere tu energía”,
esta frase seguía retumbando en mi mente. Comencé a pensar, pensé en
palabras que me fueran familiares, en mi propio nombre, en los nombres
de mi familia; inclusive en palabras diferentes que significaban liberación,
pero dentro de mí nada parecía cambiar. Yo estaba esperando un efecto
de rayo, sin embargo ahí estaba con mi cuerpo cada vez más cansado y
fatigado. Entonces comencé a cambiar mi línea de pensamiento; comencé a
pensar en el nombre de nuestro Creador en mi propio lenguaje, el cual creaba luminosidad y ligereza en mi energía, casi como si toda la tensión de haber estado sentado durante 9 días, estuviera siendo eliminada.
Me
di cuenta de que pasaban ante mí una dama y un jovencito; Yo los
reconocí tal como el hombre me había reconocido; y para mi sorpresa la
dama sacó una pequeña cantidad de alimento y lo puso ante mí. “La
respuesta aún tiene que ser encontrada”, dijo ella en voz baja. La
sorpresa me abrumó. Ella volvió a hablar: “No te distraigas ahora”.
Con
esta experiencia crecieron mi determinación y mi fortaleza, no comí el
alimento porque sentí que sus palabras habían nutrido todo mi cuerpo.
Los días pasaban y aún estaba Yo allí sentado en paz y creciente
armonía. Las palabras pasaban por mi mente pero ninguna parecía tener
ningún peso ni poder, hasta que me crucé con una palabra en medio de una
gélida noche. La palabra era: “Amor”. Esta palabra
pareció llenarme de calidez, mis miembros ardían mientras el frío
entumecimiento se desvanecía. Era como si hubiera fuego en mi pecho,
como si Yo estuviera generando mi propio calor, el cual estaba fundiendo
el dolor y la separación que se habían vuelto tan
familiares para mí. Mi cuerpo estaba energizado; estaba sintiendo nuevas
emociones felices y gozosas, sentimientos que nunca había tenido.
Cuando rompió el día, sentía como si todo mi cuerpo estuviera partido
por la mitad: Mientras mi viejo Yo y mis viejos sentimientos desaparecieron de mí; surgían de mi interior nuevas energías. Solamente podía describirme como Luz Dorada, que parecía expandirse a partir de un lugar muy profundo en mi interior.
Unos
pocos días después experimenté los cielos abriéndose ante mí, vi mi
senda, mi propósito y mis profundas conexiones con otras Almas; y por
supuesto, con el Alma del Creador. Yo acepté el nombre de Cristo o Amor; esta palabra llegó a ser sumamente preciosa para mí y comencé a compartirla con otros que se cruzaban conmigo en su camino de la vida. Éste fue mi punto de despertar, de comprensión y cambio, el momento cumbre de esa vida que me permitió convertirme en la Consciencia Crística, sosteniendo la energía de Amor del Creador en el nivel planetario, para que todos la aceptaran.
Ahora recordé este momento para honrar al hombre que cambió mi vida; y al Creador, por ser ese hombre sabio y por vincular todas las cosas.
Espero
que hayas disfrutado mi recuerdo; y que te haya estimulado a contemplar
la palabra, el sonido o el sentimiento que libere tu energía; podría ser la palabra Amor,
o algo igualmente precioso. Es tiempo de que abraces tu verdad y
transformes tus energías, esto solamente lo podrás lograr cuando te
permitas reconocer la Esencia de tu Ser. No es necesario que encuentres un hombre sabio o una mujer sabia, ni necesitas estar sentado durante días. Paciencia, confianza, fe y determinación, son las claves para apoyarte desde el interior de tu Ser, la senda para descubrir que te corresponde realizar y explorar tu verdad.
Con constante Amor,
Señor Maitreya, Logos Crístico.
TRADUJO: Jairo Rodríguez R. Consultoría Energética y Espiritual
jairorodriguezrr@gmail.com
AUTOR: Natalie Glasson