Te amo. ¿Lo sabes?
Lo sé. Y Yo te amo a ti.
11
Me gustaría volver a mi lista de
preguntas. ¡Hay tantos detalles que quisiera añadir a cada una de ellas!
Podríamos escribir un libro entero sólo sobre las relaciones, lo sé.
Pero entonces nunca pasaríamos a mis otras preguntas.
Habrá otros momentos y otros
lugares. Incluso otros libros. Yo estoy contigo. Sigamos, pues. Ya
volveremos sobre ello si tenemos tiempo.
De acuerdo. Entonces, mi siguiente
pregunta era: ¿Por qué parece que nunca en mi vida puedo conseguir el
dinero suficiente? ¿Estoy destinado a estar siempre sin un duro y
haciendo equilibrios? ¿Qué es lo que me impide realizar mi pleno
potencial en lo que respecta al dinero?
Esta circunstancia no sólo se manifiesta en tu caso, sino en el de muchísimas personas.
Todo el mundo me dice que es un problema
de autoestima; de falta de autoestima. He tenido a una docena de
maestros “nueva era” diciéndome que esta carencia de todo siempre es
consecuencia de una falta de autoestima.
Resulta una simplificación muy
conveniente. En este caso, tus maestros están equivocados. Tú no padeces
una falta de autoestima. En realidad, el mayor obstáculo de tu vida ha
sido el control de tu ego. ¡Incluso se podría decir que tienes demasiada
autoestima!
Bueno, de nuevo me siento turbado y disgustado, pero tienes razón.
Sigues diciendo que te sientes
turbado y disgustado cada vez que te digo simplemente la verdad sobre
ti. La turbación es la respuesta de una persona que todavía tiene un ego
preocupado por cómo lo ven los demás. Invítate a ti mismo a ir más
allá. Prueba una nueva respuesta. Prueba la risa.
De acuerdo.
Tu problema no es la autoestima.
Has sido dotado de ella en abundancia. Como la mayor parte de la gente.
Todos vosotros pensáis muy bien vosotros mismos; como debe ser. De modo
que, para la gran mayoría de la gente, el problema no es la autoestima.
¿Cuál es, entonces?
El problema consiste en no
entender los principios de la abundancia; unido, normalmente, a un
juicio bastante equivocado acerca de lo que es “bueno” y lo que es
“malo”.
Permíteme que te ponga un ejemplo.
No faltaría más.
Tienes la idea de que el dinero
es malo. Tienes también la idea de que Dios es bueno. ¡Jesús! Por lo
tanto, en tu sistema de pensamiento Dios y el dinero no son compatibles.
Bueno, en cierto sentido supongo que es exacto. Así es como pienso.
Esto pone las cosas muy
interesantes; puesto que, en consecuencia, hace que te resulte difícil
aceptar dinero a cambio de algo bueno.
Quiero decir que, si consideras que
algo es muy “bueno”, su valor en términos de dinero es menor para ti.
Así, cuanto “mejor” es algo (es decir, cuanto más merece la pena), menos
dinero vale.
No eres el único que piensa así.
Toda tu sociedad lo cree. Por eso los maestros ganan una miseria, y los
artistas del porno una fortuna. Vuestros dirigentes ganan tan poco en
comparación con las figuras del deporte, que consideran que tienen que
robar para compensar la diferencia. Vuestros curas y rabinos viven a
base de pan y agua, mientras llenáis de dinero a los artistas.
Piensa en ello. Todo aquello a lo
que le dais un valor intrínseco os empeñáis en que se debe poder obtener
por poco dinero. El investigador científico solitario que busca un
remedio para el SIDA tiene que mendigar el dinero, mientras que la mujer
que escribe un libro sobre las cien nuevas maneras de practicar el
sexo, edita casetes y crea seminarios de fin de semana sobre la materia…
gana una fortuna.
Sois muy propensos a esta idea de “el mundo al revés”, y ello es consecuencia de un pensamiento equivocado.
El pensamiento equivocado es vuestra
idea del dinero. Lo amáis, y sin embargo decís que es la raíz de todo
mal. Lo adoráis, y no obstante lo llamáis “el vil metal”. Decís que una
persona es “asquerosamente rica”. Y si alguien se hace rico haciendo
cosas “buenas”, inmediatamente os resulta sospechoso. Decís que es
“injusto”.
Así un medico haría mejor no ganando
demasiado dinero, o haría mejor aprendiendo a ser discreto al respecto.
¡Y no digamos un ministro! Realmente hará mejor en no ganar montones de
dinero, o es seguro que tendrá problemas.
Como puedes ver, según vuestro modo de pensar, la persona que elige la más alta vocación debe ser la peor pagada…
Hummm…
Sí, “hummm” es correcto. Debes pensar en ello, pues es un pensamiento equivocado.
Creía que no había nada que fuera equivocado o correcto.
No lo hay. Sólo hay lo que te sirve,
y lo que no te sirve. Los términos “correcto” o “equivocado” son
relativos, y siempre que los utilizo lo hago en ese sentido. En este
caso, en relación a lo que te sirve – en relación a lo que dices que
quieres -, tus pensamientos sobre el dinero son pensamientos
equivocados.
Recuerda que los pensamientos son
creadores. De modo que, si piensas que el dinero es malo, y sin embargo
piensas que tu eres bueno… en fin, el conflicto es evidente.
Ahora bien: tu particularmente, hijo
Mío, muestras en este asunto una conciencia especialmente acusada. Para
la mayoría de las personas el conflicto no es, ni mucho menos, tan
enorme como para ti. La mayoría de la gente hace cosas que detesta para
poder vivir, de modo que no les molesta ganar dinero con ello. “Mal por
mal…”, suelen decir. Pero tu amas lo que haces con los días de tu vida.
Adoras las actividades con los que los llenas.
En consecuencia, para ti obtener
grandes cantidades de dinero por lo que haces sería, según tu sistema de
pensamiento, obtener “mal> por “bien”, lo cual te resulta
inaceptable. Antes preferirías morir de hambre que ganar “el vil metal”
por un servicio que consideras puro… como si de algún modo el servicio
perdiera su pureza si ganaras dinero con él.
He aquí, pues, la auténtica
ambivalencia respecto al dinero. Una parte de ti lo rechaza, y una parte
de ti siente no tenerlo. Ahora bien, el universo no sabe qué hacer con
eso, puesto que recibe de ti dos pensamientos diferentes. De modo que tu
vida, por lo que respecta al dinero, va a seguir funcionando a rachas
porque tú sigues funcionando a rachas en relación al dinero.
No tienes un objetivo claro; no
estas realmente seguro de qué es para ti lo verdadero. Y el universo
viene a ser como una gran fotocopiadora: simplemente produce una serie
de copias de tus pensamientos.
Ahora bien: sólo hay una manera de cambiar todo esto. Tienes que cambiar tu pensamiento sobre ello.
¿Cómo puedo cambiar mi manera de
pensar? Mi manera de pensar respecto a algo es mi manera de pensar. Mis
pensamientos, mis actitudes, mis ideas no se han creado en un minuto.
Tengo que suponer que son el resultado de años de experiencia, de toda
una vida de dificultades. Tienes razón acerca de mi modo de pensar
respecto al dinero, pero ¿cómo puedo cambiarlo?
Esta podría ser la pregunta más
interesante de este libro. El método habitual de creación para la
mayoría de los seres humanos es un proceso de tres etapas que comprende
el pensamiento, la palabra y la obra o la acción.
Primero viene el pensamiento, la
idea generadora, el concepto inicial. Luego viene la palabra. La mayoría
de los pensamientos se transforman en palabras, que a menudo luego son
escritas o pronunciadas. Esto proporciona energía añadida al
pensamiento, lanzándolo al mundo, donde puede ser percibido por otros.
Finalmente, en algunos casos las
palabras se convierten en acción, y se obtiene lo que se llama un
resultado; una manifestación en el mundo físico de lo que empezó siendo
un pensamiento.
Todo lo que os afecta en vuestro
mundo artificial surge de este modo, con pequeñas variaciones.
Utilizando los tres centros de creación.
Pero aquí se plantea una pregunta: ¿cómo cambiar un Pensamiento Promotor?
Sí, realmente es una buena pregunta.
Y es muy importante; puesto que, si los humanos no cambian algunos de
sus Pensamientos Promotores, la humanidad podría verse destinada a
extinguirse.
El modo más rápido de cambiar un pensamiento raíz, o una idea promotora, es invertir el proceso pensamiento-palabra-obra.
Explícamelo.
Realiza la acción que quieras
que lleve consigo el nuevo pensamiento. Luego pronuncia las palabras que
quieras que lleve consigo tu nuevo pensamiento. Hazlo bastante a
menudo, y enseñarás a tu mente a pensar de una nueva manera.
¿Enseñar a la mente? ¿Eso no es control de la mente? ¿No es simplemente manipulación mental?
¿Tienes idea de cómo tu mente ha
llegado a tener los pensamientos que ahora tiene? ¿Sabes que tu mundo a
manipulado a tu mente para que piense como lo hace? ¿No sería mejor que
fueras tú quién manipulara tu mente, y no el mundo?
¿no sería mejor que pensaras los
pensamientos que tú quieres pensar, y no los de los demás? ¿No estás
mejor pertrechado con pensamientos creadores que con pensamientos
reactivos?
Sin embargo, tu mente está llena de
pensamiento reactivo, pensamiento que brota de la experiencia de otros.
Muy pocos de tus pensamientos brotan de datos producidos por ti mismo, y
aún menos de preferencias producidas por ti mismo.
Tu propio pensamiento raíz respecto
al dinero constituye en primer ejemplo. Tu pensamiento respecto al
dinero (el dinero es malo) va directamente en contra de tu experiencia
(¡es estupendo tener dinero!). De modo que tienes que mentirte a ti
mismo acerca de tu experiencia con el fin de justificar tu pensamiento
raíz.
Dicho pensamiento se halla tan
arraigado, que ni siquiera se te ocurre la posibilidad de que tu idea
respecto al dinero pueda ser inexacta.
De modo que lo que nos interesa es
que surjan datos producidos por nosotros mismos. Y así es como cambiamos
un pensamiento raíz, y hacemos que sea tu pensamiento raíz, y no el de
algún otro.
Por cierto: tienes otro pensamiento raíz respecto al dinero que aún no he mencionado.
¿Cuál es?
Que no hay bastante. En
realidad, tienes este mismo pensamiento raíz respecto a todo. No hay
bastante dinero, no hay bastante tiempo, no hay bastante amor, no hay
bastante comida, agua, compasión en el mundo… De cualquier cosa que sea
buena resulta que no hay bastante.
Esta carrera consciente hacia el “nunca-hay-bastante” crea al mundo tal como lo ves.
De acuerdo. Entonces, tengo dos pensamientos raíz – dos Pensamientos Promotores – que cambiar respecto del dinero.
¡Bueno, dos como mínimo!
Probablemente sean muchos más. Veamos… el dinero es malo… el dinero es
escaso… no se puede recibir dinero por realizar la obra de Dios (en tu
caso, este es importante)… el dinero nunca se da libremente… el dinero
no crece en los árboles (cuando en realidad sí lo hace)… el dinero
corrompe…
Veo que tengo mucho que hacer.
En efecto, dado que no estás
contento con tu situación económica actual. Por otra parte, es
importante entender que estás descontento con tú situación económica
actual porque estás descontento con tu situación económica actual.
A veces se me hace difícil seguirte…
A veces se me hace difícil guiarte…
Escucha: eres Tú quién es Dios. ¿Por qué no lo pones de manera que sea más fácil de entender?
Ya lo he puesto de manera que sea fácil de entender.
Entonces, ¿por qué simplemente no haces que lo entienda, si es eso lo que realmente quieres?
Yo realmente quiero lo que tú
realmente quieras; nada más y nada menos. ¿No ves que ese es el mayor
don que te he dado? Si Yo quisiera para ti algo distinto de lo que tú
quieres para ti, y luego llegara al extremo de hacer que lo tuvieras,
¿dónde queda tu libre albedrío? ¿Cómo puedes ser un ente creador si Yo
dicto lo que vas a ser, hacer y tener? Mi alegría reside en tu libertad,
no en tu obediencia.
De acuerdo. ¿Decías que no estoy contento con mi situación económica porque no estoy contento con mi situación económica?
Tú eres lo que piensas que eres.
Cuando el pensamiento es negativo, se trata de un círculo vicioso.
Tienes que encontrar un modo de romper el círculo.
Así, una gran parte de tu
experiencia actual se basa en tu pensamiento previo. El pensamiento guía
a la experiencia, que a su vez guía al pensamiento, que a su vez guía a
la experiencia. Cuando el Pensamiento Promotor es alegre, esto puede
producir una alegría constante. Cuando el Pensamiento Promotor es
infernal, puede producir – y de hecho produce – un continuo infierno.
El truco consiste en cambiar el Pensamiento Promotor. Me disponía a ilustrarte acerca de cómo hacerlo.
Lo primero que hay que hacer es
invertir el paradigma pensamiento-palabra-obra. ¿Recuerdas el viejo
adagio: “piénsalo antes de hacerlo”?
Sí.
Bueno, pues olvídalo. Si quieres cambiar un pensamiento raíz, tienes que hacerlo antes de pensarlo.
Por ejemplo: vas andando por la
calle y te cruzas con una anciana que pide limosna. Te das cuenta de que
está en los huesos y de que sobrevive día tras día. Instantáneamente
sabes que, por poco dinero que lleves, seguramente tienes el suficiente
como, para compartirlo con ella. Tu primer impulso es darle algunas
monedas. Una parte de ti incluso está dispuesta a meter la mano en el
bolsillo buscando algún billete de mil. ¡Que demonios! ¡Será estupendo
para ella! ¡Ayúdala!
Entonces, aparece el pensamiento.
¿Estás loco? ¡Sólo tenemos dos mil pesetas para pasar todo el día! ¿Y
quieres darle mil a ella? Entonces tu mano empieza a vacilar.
Otra vez el pensamiento: ¡Eh, venga
ya! ¡No tienes tanto como para que vayas regalándolo! ¡Por lo que más
quieras: dale algunas monedas y lárgate!
Rápidamente buscas en tu otro
bolsillo tratando de sacar algunas monedas. Pero tus dedos sólo tantean
duros y pesetas. Te sientes turbado. ¡Tú, tan bien vestido y tan bien
alimentado, vas a darle a está pobre mujer que nada tiene unos pocos
duros y algunas pesetas!
Tratas en vano de encontrar al menos
una moneda de cien. ¡Ah!, aquí hay una, en el fondo del bolsillo. Pero
entre tanto has pasado de largo, sonriendo tristemente, y ya es
demasiado tarde para volver atrás. Ella no consigue nada; y tampoco tú
consigues nada. En lugar de la alegría de ser consciente de tu
abundancia y de compartirla, ahora te sientes tan pobre como la mujer.
¿Por qué simplemente no le diste el billete? Tú primer impulso fue ese, pero luego se interpuso tu pensamiento.
La próxima vez, decide actuar antes
de pensar. Dale el dinero. ¡Adelante! Tienes suficiente, y conseguirás
más. Ese es el único pensamiento que te diferencia de la mujer. Tú sabes
con certeza que conseguirás más, mientras que ella no lo sabe.
Cuando quieras cambiar un
pensamiento raíz, obra de acuerdo con la nueva idea que tengas. Pero
debes actuar con rapidez, o tu mente matará la idea antes de que te des
cuenta. Y lo digo literalmente. La idea, la nueva verdad, morirá ante ti
antes de que hayas tenido la oportunidad de ser consciente de ella.
Así pues, actúa con rapidez cuando
surja la oportunidad; y, si lo haces bastante a menudo, tu mente pronto
hará suya la idea. Y será tu nuevo pensamiento.
Creo que algo entiendo. ¿Es a esto a lo que alude el llamado Movimiento del Nuevo Pensamiento?
Si no lo es, debería serlo. El
nuevo pensamiento en tú única posibilidad. Es tu única oportunidad real
de evolucionar, de crecer, de ser de verdad Quién Realmente Eres.
En este momento tu mente está llena
de viejos pensamientos. No sólo de viejos pensamientos, sino, en su
mayor parte, de viejos pensamientos de algún otro. Ahora, en este
momento, lo importante es cambiar tu mente a este respecto. En esto
consiste la evolución.
Extracto del libro: Conversaciones con Dios de Neale Donald Walsch
Capítulo 11