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jueves, 5 de marzo de 2015

MADRE DIVINA-EL CANTO DE LA HUMANIDAD, ENCUENTRO DEL 15 DE FEBRERO DE 2015- SELÉN OM, CON AUDIO COMPARTIR



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Desde el Reino de Lis, desde el Jardín de la Humildad, Mi Presencia se revela, Mi Presencia se instala en el conjunto de la red cristalina integrada por vuestra aspiración clara, por todos los corazones que en este día se unen a Mi Corazón para la transmisión de la Luz Infinita, de la potencia majestuosa, de realización de vuestra naturaleza pura, intocada e incondicionada.

Niños de Mi Corazón, en este día nuestros corazones se reúnen para acoger y retransmitir la Luz del Jardín de la Humildad, Lud'totâni'hí. El Jardín de la Humildad abre sus puertas para compartir con la humanidad de la superficie de la Tierra, su bálsamo que es el antídoto del veneno de la mente que es conocido por vosotros como la falta.

Recordaros, hijos de Mi Corazón, que vuestra percepción de la falta surge solamente de vuestra ignorancia de aquello que es. Son los velos de la ilusión nublando vuestra visión, impidiéndoos reconocer las cosas tal como son, es lo que os da la percepción de la falta.

En verdad, Mi Cuerpo, la manifestación cósmica de la Presencia Universal es reflejo de esta misma Presencia, y por lo tanto, es abundancia. Mi Cuerpo, el velo que cubre la esencia innominable es reflejo de la esencia y, por lo tanto, es también plenitud.

¿En dónde está la falta de lo que os puede faltar cuando sois de hecho el fundamento y la base de toda la experiencia, cuándo todo lo que percibís, cuándo todo lo que experimentáis nace en vosotros? ¿Siendo que es vuestra percepción, la que moldea cada experiencia, cada situación? ¿Siendo que vuestra percepción moldea cada pensamiento, cada palabra y cada acto que emana de vosotros y que es recibido por vosotros? ¿Siendo que tenéis el poder de moldear vuestra experiencia y darle la calidad que deseáis? ¿Cómo puede existir falta, a no ser que depositéis vuestra creencia en la falta, a no ser que vosotros mismos decretéis la existencia de la falta? Mirad hacia vuestro corazón conectaos profundamente con esta fuente de paz, de bienaventuranza y del éxtasis de la sabiduría.

La falta, hijos e hijas no es solamente la falta que comprendéis, de bienes materiales o de aquello que creéis es necesario para la manutención de vuestro cuerpo o, de vuestra alegría efímera. La Paz que el Jardín de la Transparencia os transmite por medio de la Virtud de la Humildad apacigua la falta, apacigua la falta íntimamente percibida como la distancia de lo que realmente sois, la ignorancia o, desconocimiento de la incomprensión de vuestra naturaleza esencial, así como de la naturaleza esencial de todos los seres y de la experiencia misma.

Pero es en vuestro corazón que accedéis a la ciencia de las cosas tales como son, uniéndoos a Mi Corazón en devoción pura, en entrega y aspiración firme e ígnea. Entonces, reconoceréis en el centro de vuestro propio ser, reconoceréis la medida exacta de todas las cosas; reconoceréis la verdad que no puede ser traducida en palabras; reconoceréis el sonido que no puede ser traducido por ningún otro sonido a no ser por el silencio, el silencio que es percibido solamente en la cámara más íntima del corazón.

Y entonces la falta se disipará y, entonces Yo Misma abriré para vosotros las puertas de la sabiduría infinita. Yo Misma desamarraré los grilletes y disolveré los obstáculos que os impiden estableceros activamente en vuestra naturaleza cósmica e incondicionada.

Alinearos, alinearos en la recepción y en la donación de la Luz del Jardín de la Humildad. Acoged la Humildad como la ciencia de aquello que es, la ciencia de las cosas tal cual como son.

En vuestro corazón está la ciencia que fue depositada. En vuestro corazón existe la morada natural de esta ciencia. En vuestro corazón buscad pues, buscad aprender de esta ciencia y bebed de este néctar para que entonces vuestras manos sean canales por las que fluye este bálsamo.

Acoged, hijos e hijas, Mi Resplandor y el canto silencioso de la Humildad.

... Lud'totâni'hí...



Chispas de la redención, Yo os convido una vez más a que cada día, hasta nuestro próximo encuentro, dediquéis algunos momentos de vuestro tiempo para abriros hacia la recepción y donación de la Luz del Jardín de la Humildad, la Red de consciencias humanas del Planeta. Para transformar, transubstanciar y disipar en la Luz indivisible del ser; todas las cadenas que están fundadas en la cadena de la falta. Y por fin, disipar la propia cadena de la falta, como el gran veneno de la mente en la humanidad.

Yo os convido al servicio, Yo os convido a la entrega y a la donación, pues en esta entrega, de hecho nuestro reencuentro sucede en la donación y el misterio de nuestra unidad es revelado.

Yo os amo.