
 
Soy María, Reina de los Cielos y la 
Tierra. Saludos y Amor a cada uno de vosotros, dondequiera que estéis. 
Mi presencia está con vosotros. En los albores de este mes de mayo, 
vuelvo a inundaros de Gracia, Amor y Verdad. 
Hoy, lo importante 
no es lo que os diga, sino mi Presencia más íntima, en vuestra 
intimidad. Vengo a apoyaros, a vosotros, hijos del Único, Semillas de 
Estrellas, Corazones vibrantes, en los últimos pasos dentro de la 
dualidad.  En este momento en que todas las señales reveladas por cada 
uno de los profetas de la Tierra están ante vuestros ojos y se viven en 
vosotros, vengo a apoyaros con mi Amor de madre en la verdad de vuestra 
Eternidad. Vengo, si queréis, a aligerar vuestros últimos pesos, 
vuestras últimas resistencias, vuestras últimas dudas.
En el 
comienzo de ese mes de mayo, más que nunca, se os ofrece comulgar con 
vuestra verdad que es vuestra. Estaré presente en cada llamada, en cada 
momento; si vuestra conciencia se vuelve hacia el cielo, entonces seré 
vuestra tierra, vuestro cuerpo. Ahora que todos los Elementos laten al 
unísono, la llamada de la Verdad, el tiempo de la revelación, yo estoy a
 vuestra puerta, estoy en vosotros y con vosotros. Vengo a despertar lo 
que debe ser, siempre que os confiéis a vuestra Eternidad.
En 
estos momentos en los que nada puede estar oculto en la faz de la 
Tierra, es el tiempo también de no esconderos de vosotros mismos o a 
vosotros mismos. Es hora de dejar detrás de vosotros, lo que está 
muerto, es hora de reencontraros en vuestra totalidad y en vuestra 
unicidad.
Cuando los signos del Cielo y de la Tierra, entren en 
su paroxismo y en su intensidad, cuando el fuego vital y el Fuego Vibral
 se combinen en el Espíritu, el Espíritu de la Verdad -que despeja 
vuestros ojos y abre de par en par vuestro corazón-, viviréis la Gracia,
 pero se requiere de vosotros el perdón, el perdón de todo lo que habéis
 atribuido a las circunstancias o a vosotros mismos. Al re-cubriros con 
mi Manto, como he tenido ocasión de hacerlo en numerosas ocasiones, 
vengo a consolidar vuestra propia revelación.
El tiempo de la 
Resurrección acaba ahora, permitiendo en un nuevo día y en el comienzo 
de un nuevo mes, lograr la Libertad que viviréis, la que habéis diseñado
 y se crea ahora, la que os llevará a vuestro Corazón donde todo es 
respuesta, donde la Evidencia no sufre ni dificultad, ni resistencia.
Mi
 Presencia viene a pediros, antes que os nombre y os llame, que viváis 
la Paz. Os invito también, como os dijeron los Ancianos, a dejar 
florecer la rosa de vuestro corazón. Os llamo a la comunión perpetua; a 
vivir de manera lúcida y plena, la Nueva Eucaristía, la del Espíritu, la
 de la Libertad y la Verdad.
Cada uno de vosotros os daréis 
cuenta que, a vuestra manera, os es posible instalaros en el Silencio, 
en la paz, en cualquier aspecto y en cualquier situación en la que 
tengáis que vivir, por la gracia de la Inteligencia de la Luz. Apoyaos, 
os recuerdo, por el Coro de los Ángeles y por el Espíritu del Sol, así 
como por todos los planos de la Luz Una, estáis invitados al verdadero 
despertar, aquel que nada tiene que ver con las circunstancias de lo 
efímero. Este despertar es vuestro último despertar, si puedo hablar 
así, el que os conduce a la Alegría inefable, para cada uno de mis 
hijos, más allá de la función aparente de este mundo, donde tenéis 
vuestros pies.
Vengo también a invitaros y a 
recordaros, que la Gracia es Evidencia, que no requiere esfuerzo, que 
está en superabundancia desde el instante en que no retengáis nada, no 
resistáis nada. Vuestra Resurrección, ilustrada por el modelo de mi 
Hijo, os lleva hoy (como han explicado los Ancianos), al sacrificio más 
noble, más puro, en el que sólo hay Evidencia de la verdadera Vida, 
Evidencia de la Alegría y manifestación de la Paz.
Vengo a 
pediros también, si no está hecho, que verifiquéis por vosotros mismos 
que todo está dentro de vosotros, que ninguno podéis estar separados de 
ningún otro ser, en la Libertad y en el Amor.
Ya no es tiempo de discursos, sino de nutrir la llama eterna de vuestra Presencia.
Vengo
 también a ayudaros, si me llamáis, no solo para sanar las condiciones 
de este mundo o de este cuerpo, sino para dejar que vuestro corazón 
aparezca totalmente, emanando e irradiando espontáneamente, el canto de 
la Resurrección, el del Amor incondicionado donde el Fuego Ígneo, el 
Coro de los Ángeles, el Espíritu del Sol, todas nuestras Presencias y 
vuestras Presencias de este mundo, se resuelvan en vosotros poniendo fin
 a las apariencias de separación que prevalecen todavía en algunos de 
vosotros o en ciertos aspectos de vuestra vida. Estos son también los 
momentos en que el llamado: “Desconocido” o “Absoluto”, se convierte en 
lo único conocido y soportable.
El Comendador de los Ancianos os 
ha mencionado con frecuencia, el “miedo” o el “amor”. Ahora no puede 
quedar nada de miedo, en cada uno de mis hijos, ninguna dificultad puede
 surgir ante la intensidad de la Luz, ante la intensidad y nitidez de 
vuestra conciencia.
Es hora de dejar que se muestre vuestra sed 
de cielo, vuestra sed de Libertad, vuestra sed de Verdad y de Amor, que 
os permitirá trascender, si es necesario, antes incluso de mi Llamada, 
vuestros límites corporales, los límites de todas vuestras estructuras 
sutiles y que dejará aparecer la gloria de la Resurrección y de vuestro 
sacrificio.
Más que nunca, allí donde miréis, tanto en el 
interior de vosotros como en la ilusión de este mundo, el Amor llena y 
llenará cada vez más, todo lo que os pueda aparecer en cualquier 
elemento. El Amor es un bálsamo, el Amor es la llave, pero ahora 
descubriréis, sobre todo, que el Amor es la Verdad; no solo la que os 
une en los lazos de lo efímero, sino el Amor que existe y que está 
presente desde la Eternidad. Cuanto más aceptéis a vuestro corazón y a 
vuestra Eternidad, más Paz habrá, allí donde no podrá surgir ninguna 
cuestión, ninguna oposición.
Está brotando una nueva intimidad 
entre vosotros y yo, a través del Canal Marial, en vuestro corazón o en 
vuestra conciencia pura. Desprovista de cualquier ornamento de este 
mundo, yo soy la Evidencia del Amor, la Evidencia de nuestra filiación 
de Libertad.
Como os han dicho los Ancianos, mis hermanas 
Estrellas, ¿habéis renunciado a los placeres de la ilusión, a los 
placeres de lo efímero?, ¿habéis considerado lo que emerge en vosotros, 
no para juzgar sino para pesar y sopesar lo que es ligero y lo que es 
pesado, lo que queda aún para liberaros, así como lo que cree la 
persona?
Vengo también a invitaros a lo que podríais llamar, en 
los tiempos más antiguos, “vivir la oración perpetua”, donde en cada 
soplo de vuestra vida y en cada uno de vuestros pasos en la tierra, sea 
saciada la sed de Luz por ella misma, por vuestro corazón y por vosotros
 mismos, haciéndoos vivir la beatitud, la paz o la desaparición.
Independientemente
 de las estructuras efímeras que vibran en vuestro cuerpo, de los 
caminos que habéis recorrido y tomado, de vuestra situación, de vuestra 
edad, todos vosotros lograréis la Libertad, aquella que no puede estar 
condicionada a ninguna historia, ni siquiera a la que hemos desarrollado
 en vosotros desde el primer derramamiento del Espíritu Santo, hace más 
de treinta años. 
La inteligencia de la Luz os invita más y más a
 vuestra Resurrección y a vuestra Libertad. Muchos de vosotros, mis 
hijos, habéis vivido ya mi Llamada, en los momentos en que la Eternidad 
ha tomado todo el lugar, dentro de vuestro efímero. Muchos de vosotros 
habéis aceptado encarnar totalmente la Luz de la Eternidad. Hace algunos
 años, fuisteis llamados, los “ancladores de Luz”, los “sembradores de 
Luz”, las “Semillas de Estrellas”. Hoy, cada uno de vosotros sois una 
Estrella que no tiene necesariamente ni forma, ni atribución, pero que 
se contenta con ser Estrella más allá de toda cuestión o de toda duda.
Recordad que la Verdad es simple, es humilde.
En
 la escena del espectáculo de este mundo, para aquellos de vosotros que 
observáis lo que ocurre aquí, así como en la escena de vuestro cuerpo y 
vuestra conciencia, si os fijáis con atención, veréis lo mismo: “la 
actualización de la Luz y de la Gracia, el final del engaño, el final 
del miedo”. Aunque pueda quedar algo de ello en vosotros, como en lo que
 observáis en la superficie de este mundo, los elementos que aparezcan 
como opuestos a eso, no existen. Son sólo espacios de resolución que no 
os atañe juzgarlos, condenarlos o etiquetarlos en relación con lo 
conocido.
Cuando os digo que lo Desconocido, se vuelve conocido, 
aludo por supuesto al Juramento y a la Promesa, así como a mi Llamada, 
que surgirá de forma colectiva, no importa en qué momento, ahora. No 
volveré sobre las señales anunciadoras que ya conocéis.: Están presentes
 por todas partes y en muchas zonas de este mundo, en los planetas de 
este sistema solar, en vuestro sol y en vuestros cielos. Incluso lo que 
aparece en vosotros y fuera de vosotros como violento o resistente, no 
es más que un espacio de solución y resolución, donde el Amor ya no 
puede ser asfixiado o reprimido.
Por tanto, sí; vengo a invitaros
 a la lucidez hacia vosotros mismos, hacia el final de lo que está 
muerto y hacia el principio de lo que ha renacido en Eternidad. En esta 
trasparencia de vosotros mismos, frente a frente, con lo efímero de este
 mundo, es donde emerge y entra en manifestación la Eternidad. 
Hijos
 de la ley del Uno, hoy, a muchos de vosotros la dualidad os aparece 
como fútil y superflua, llevándoos a instalar cada vez más, el 
sentimiento de la Unidad y la experiencia de la Unidad donde no se 
necesita nada más; os bastáis a vosotros mismos en vuestra conciencia 
eterna.
Como decía, los tiempos de los profetas toman realidad 
ante vuestros ojos, haciéndoos ver en las miradas al interior como al 
exterior, este último combate, que no es un combate entre vosotros y 
algo, sino más bien, la estabilidad y la fiabilidad de la Luz en vuestro
 cuerpo, en vuestra conciencia y en este mundo.
Los 
acontecimientos que suceden en la superficie de la Tierra, sólo son para
 favorecer la Inteligencia de la Luz, el estado de Gracia. Para algunos 
de vosotros, los dolores de parto, han comenzado; es el alumbramiento de
 vosotros mismos liberados de toda apariencia, de todo peso, de toda 
forma y de todo vínculo a lo efímero.
Durante este mes de mayo, 
se os ofrece lo que es preciso vivir, con una lucidez mayor y más 
intensa, vuestra Eternidad. Es también, durante estos momentos 
especiales, cuando aparece vuestra capacidad mayor y más nítida para ser
 lo que sois. Sean cuales sean vuestros ideales, lo que concebís como 
libertad en vuestra alma o en vuestro Espíritu, eso se concreta en 
vosotros y en este mundo, lo que os llevará, siempre más, a salir de las
 historias, de los conflictos y de lo que pueda resistir dentro y fuera,
 para conducir vuestra conciencia, siempre más, hacia la Libertad; allí 
donde sólo se puede confiar en la Libertad. 
El Espíritu de la 
Verdad, el Espíritu de la pureza, os revelan su belleza y su evidencia, 
especialmente, si dejáis pasar lo que vuelve y remonta desde lo efímero,
 dirigiéndoos a un espacio donde habéis adquirido mi Presencia, donde no
 hay ni sufrimiento, ni dudas ni cuestionamientos. Habéis llegado a un 
momento en que no hay nada que preparar, no hay nada que adquirir o 
desarrollar, sólo hay que ser, sin condición y sin reticencia, lo que 
sois en verdad. 
Todos mis hijos de la Tierra y de este sistema solar, se acercan ahora a la Verdad, como nunca ha sido el caso hasta ahora.
Habéis
 acogido la Luz, la habéis dejado trabajar en vosotros y, ahora, 
descubrís que vosotros sois la Luz, no dentro de lo efímero, no en las 
alegrías y penas de este mundo, sino como verdad primordial. Sean cuales
 sean los obstáculos de vuestro cuerpo o la renuencia persistente, os 
sentís bien y os sentiréis cada vez mejor, al no haber otra posibilidad 
que nacer en Eternidad, que renacer en la Esencia. Todo lo que habéis 
podido imaginar o controlar que ya no puede ser tenido o controlado, 
concurre al Abandono último, al decir lo que mi Hijo pronunció: “Padre, 
en tus manos encomiendo mi Espíritu”. Más allá de la historia, más allá 
del símbolo y del alcance de los acontecimientos históricos de la 
Tierra, hay mucha más Evidencia de la Ley del Uno donde todo es Uno, 
donde todo es un juego y donde todo es Libertad, porque esta verdad no 
puede disminuir ni sufrir ninguna carencia, ni problema alguno.
También
 os digo que esta oración perpetua que ahora debe surgir en vosotros 
para ir a lo evidente, no sólo en las llamadas de la Luz, como ha 
ocurrido todos estos años, sino para ser vosotros mismos, la Luz de la 
Llamada. Para eso, no necesitáis palabras, ni explicaciones, ni 
comprensión sólo tenéis que dejar florecer esa rosa de vuestro corazón; 
todo el alimento de esa rosa, está en vosotros.
Ya me percibáis 
por la vibración, por el Canal Marial o que os imaginéis en la 
perfección que es vuestra, poco importa; sea cual sea el camino de 
aproximación a nuestra relación, lo único que importa es vuestra 
conciencia pura, aquella que no está cargada con los pesos de este 
mundo, aquella que no conoce ningún peso y que nunca los ha conocido.
Os invito a superar toda forma, todo nombre, para no estar separados en ningún acto de vuestra vida o de vuestras relaciones.
En
 este momento, como os han dicho mis hermanas Estrellas, cuando se 
generalizan los sonidos del cielo y de la Tierra; ahora, cuando la 
Tierra vive su propio parto a su nueva dimensión, lo mismo que cada uno 
de vosotros, todos vais a actualizar vuestro programa de Libertad, lo 
que fue denominado hace unos años: “la Asignación Vibral”. 
En 
este momento del “Cara a Cara” a solas, si lo asumís, si lo aceptáis, 
encontraréis en vuestro corazón, la totalidad del mundo, la totalidad de
 las dimensiones, la totalidad de las vidas y las experiencias de 
conciencia. Que eso sea a través de los linajes estelares, las vidas 
pasadas en este mundo, todo lo que se ha revelado y manifestado en la 
densidad que sea, no existirá más. En el Silencio, en el corazón del 
Corazón, en ese punto que no puede ser localizado, están todos los 
posibles y los imposibles, todo lo que pueda ser pensado, creado, 
imaginado y experimentado, os remite incansablemente a la Fuente y al 
Absoluto. Vuestra Paz no depende de ningún factor exterior, de ninguna 
satisfacción, sino solamente de la realidad y de la permanencia de 
vuestra Eternidad.
Entonces, la gracia de la Luz es efectivamente
 una oración perpetua, una acción de Gracia; diría, que el estado de 
gracia, que os hará vivir el Coro de los Ángeles y os hará vivir la 
Resurrección, sin dolor y sin aprehensión. Es el momento también en el 
que hace falta que dejemos de apoyaros en algo que consideráis exterior a
 vosotros; ya sea mi Presencia, la Presencia de los Ancianos, de los 
Arcángeles, de otras dimensiones; más que nunca, eso está en vosotros y 
descubriréis, si no está hecho, la inutilidad de un escenario o una 
historia, porque la Luz y el Amor, no se cargan nada más que de Amor y 
de Luz, en la forma o en la dimensión que sea. 
Llegar a ser como
 un niño, es la verdad que ahora os propone este mes de mayo. Recordad 
que cuanto más estéis en el Amor y en la Verdad, menos posibilidad habrá
 de juicio y de condena, de bien o mal, porque el Amor y la Verdad son 
el Bien último que no tenéis que buscar o amplificar, que solo pide 
desarrollarse en vosotros como en todo el mundo. Haced vuestras, las 
palabras de mi Hijo: “Mi reino no es de este mundo”, y “polvo eres y en 
polvo te convertirás, pero que en realidad no eres esta forma o este 
polvo, ni siquiera un alma con sus sufrimientos, deseos o experiencias, 
sino que eres Espíritu puro, cuya manifestación no puede ser más que el 
Amor, aquí mismo, aquí donde pisas”.
Te invito al Amor, de donde 
procede toda sabiduría y toda alegría. Te invito a ser feliz, no en las 
circunstancias de este mundo, sino en el redescubrimiento de lo que tú 
eres. No ya de manera paroxística o durante las llamadas de la Luz, sino
 a cada minuto, a cada soplo, a cada mirada dirigida a ti como alrededor
 de ti. La Luz te bendice a cada instante, de día y de noche, 
rindiéndote gracia a ti mismo.
Todas las conciencias de la 
Tierra, fuere cual fuere su estado de resolución dentro del Choque de la
 humanidad, no pueden ignorar ahora lo que sucede en el marco de lo 
efímero, como es, su propia desaparición en tanto que modelo social, en 
tanto que vida falsificada. Este es el momento en el que no hay más 
proyecto que el de “ser” total y enteramente, sin depender de ninguna 
limitación, de ningún karma, de ningún sufrimiento, ni de edad, ni de 
sexo. Ahí está tu Autonomía, tu Libertad, la que se abre ante ti y en 
ti.
Hoy, no sólo te llama la Luz, ella te pide que también seas 
eso. No en detrimento de todo lo demás, sino englobando todo lo demás, 
amigos como enemigos, sin hacer separación. La Gracia y el perdón, son 
las dos formas más naturales de manifestar lo que tú eres. La 
Inteligencia de la Vida y de la Luz, en ese momento, te pide que des tu 
perdón y tu Gracia, no por acción o reacción alguna, ni por una 
pro-acción, sino por la Evidencia de la Luz y de tu Corazón.
Nosotros,
 mis hermanas, los Arcángeles y los Ancianos, nos expresamos por última 
vez, de manera exterior, porque incluso esto, no tendrá curso ante la 
evidencia del Amor y de la Verdad. No es porque esto sea inútil, no es 
porque sea superfluo, sino porque la Luz lo llenará todo y, en el Amor, 
no hay diferencia entre tú y yo, no hay ninguna distancia. Así que 
olvida las reticencias, olvida los miedos y acuérdate del Amor. Mira lo 
que eres, en la Ligereza.
Ahora no hay otra enseñanza que ver lo 
que tú eres. Tú eres la Gracia y tú eres el Amor; todo lo demás es 
accesorio y no forma parte más que de lo que pasa, en tanto que 
experiencias y juegos de la conciencia.
Bendice sin límites, todo
 lo que puedas tocar, todo lo que puedas ver, todo lo que puedas sentir y
 experimentar. Permanece en este don de la Gracia y será borrado todo 
aquello que todavía parezca bloquear o restringir lo que tú eres.
Te
 digo también: ámate a ti mismo, en tu Eternidad. No al personaje o a la
 función que desempeñas, ni a esta forma, sino más allá de toda forma y 
de toda función. Desnúdate porque el Amor te quiere desnudo. Todo eso es
 espontáneo desde el instante en que te vuelves espontáneo. Hay puntos 
de referencia. Los Ancianos, las Estrellas, yo misma, hemos insistido 
ampliamente sobre esos elementos, pero hoy no tienes nada que hacer con 
esas referencias, porque todo se vuelve obvio y tomará todo tu espacio y
 todo tu tiempo. Recuerda también que la Luz te deja libre en tus 
elecciones y en tus posicionamientos.
Podría añadir muchas 
palabras, pero esas palabras, hoy, no son solo para ir directamente a tu
 corazón, para alimentarte, aunque estoy aquí, sino para demostrarte que
 todo proviene de ti, de lo que tú eres. Más allá de toda forma y de 
toda dimensión. También podrás ver, en este mundo, que hay hermanos y 
hermanas que no viven esto. No te inquietes por ellos, aunque estén muy 
cercanos a ti, porque nadie puede escapar o sustraerse a lo que tú 
vives; aunque en esos hermanos y hermanas no exista ninguna lucidez, 
ningún interés, no te inquietes por eso.
Para utilizar una 
imagen, te diría, que una vez hayas resucitado totalmente, si no es ya 
el hecho, te reirás de ti mismo, te reirás del encerramiento, te reirás 
de todo. No es por burlarse sino porque habrás experimentado la 
inutilidad. Conviértete en la roca que eres, esta roca de la que no 
pueda ser sustraída ni quitada la Luz.
Entonces, más allá de 
escucharme, de leerme o de oírme, ponte en oración, la oración del 
corazón que no necesita preguntar porque el corazón sabe que todo está 
ya acordado. Es una acción de Gracia, es un don de la Gracia. Este 
regalo tú te lo haces a ti mismo. Para acoger tu Eternidad, no esperes 
nada más; ninguna circunstancia de este mundo, puede ayudarte. Sólo tu 
Corazón te ayuda aquí donde estamos.
Mis palabras ahora se 
espacian, porque el sentido de nuestra alianza, es más importante ahora 
que los discursos, las palabras o las explicaciones. Todos los signos 
que se os han ofrecido vivir a cada uno de vosotros, son de tal 
evidencia hoy, que no pueden existir zonas de sombra, zonas de 
resistencia.
Os invito de nuevo a amar incondicionalmente y sin 
restricciones. Amad a todos porque el Amor es la única manera de 
derrotar, en verdad. Porque todo lo que pueda apareceros como enemigo, 
no puede aparecer más que en el interior de vosotros. En la Gracia, no 
puede haber enemigos, ni restricción. Abríos a esta abundancia, abríos a
 lo ilimitado y, lo que pueda quedar todavía en vosotros, como 
resistencia o miedo, no os inquietará más; habéis obrado 
suficientemente, para terminar con el encerramiento. Dejad instalarse, 
ahora, la Evidencia. La Gracia no tiene necesidad de vuestra persona, no
 puede conocer ninguna persona porque es la misma en todos y en cada 
uno. 
Vosotros sois los dignos hijos de la Ley del Uno. Toda la 
Confederación Intergaláctica, y lo sabéis desde hace años, os asiste y 
os apoya en vuestra Resurrección, en lo que ha podido parecer, a algunos
 de vosotros, muy largo y difícil, hoy va a vivirse -y se vive hoy- sin 
ninguna dificultad.
Recordad también que en estos tiempos en que 
se instalan en la Tierra, la única solución será el Amor y el Perdón. 
Porque el perdón es siempre el signo de un corazón suficientemente 
grande para englobar a su contrario o a su enemigo, porque él, no conoce
 enemigos.
Finalmente, dejad emanar de vosotros, la compasión, no
 la compasión tal y como fue expresada hace muchos años por Hermano K, 
sino la compasión espontánea que reconoce en cada hermano y en cada 
hermana, con los que os cruzáis, la Luz y la Verdad, incluso ante 
cualquier tipo de oposición
Velad y orad, porque, aunque nadie 
sabe el día y ni la hora, yo os digo que el día y la hora, es ahora, en 
cada minuto, en cada soplo, en cada día que amanece, en cada noche que 
termina. No sabéis si seréis arrebatados en éxtasis durante mi Llamada, 
pero eso está confirmado y puede manifestarse a cada minuto. 
La Luz no sufre retraso en el sentido 
que entendéis en este mundo; ella llena todos los intersticios y todas 
las conciencias, independientemente de lo que vean vuestros ojos o 
creáis. No os quedéis en las apariencias, las apariencias de vuestra 
vida o las apariencias de este mundo, sino id a lo más íntimo. Porque en
 esta intimidad, no puede existir más que la Evidencia y la simplicidad.
En
 este tiempo de mayo, ya sea de manera personal para cada uno de mis 
hijos, ya sea colectivamente, tiene el mismo significado: tiempo de la 
Resurrección, tiempo de mi Llamada y del que vendrá como un ladrón en la
 noche, y ya ha llegado para muchos de vosotros.
Asimismo, 
recordad que, en este tiempo del mes de mayo, no habrá rincón o grieta 
donde podáis ocultaros vosotros mismos o a los otros. Todo es Luz, todo 
está iluminado con la misma Gracia y con la misma intensidad, lo que 
veis y lo que valoráis.
Acogedme en vuestro seno como yo os acojo
 en mi seno. No veáis ninguna diferencia entre vosotros y yo, entre 
vosotros y cada hermano o hermana encarnado. En el Amor, no hay nada que
 rechazar, porque todo está trascendido por el Amor y si se rechaza, 
entonces no hay Amor; así de simple.
Entonces, hijo bien amado, 
allí donde estés, aquí, leyendo, escuchándome, en el lugar que desees, 
yo te bendigo. Te doy mi Paz como tú me das tu Paz. Oye y escucha. Como 
te ha dicho el Arcángel Uriel, es la hora de la Resurrección. El Amor 
borra toda nostalgia y todas las heridas de tu conciencia.; aunque no 
sea de tu cuerpo, eso no es grave ni importante. Abandónate a tu Fuente.
…Silencio…
En el Silencio de mis palabras y de tus palabras, mira, ve y vive.
…Silencio…
Yo te bendigo ahora, en el espacio sin fronteras y sin límites, de tu corazón.
…Silencio…
Escucha a tu corazón, su latido y su emanación.
…Silencio…
Hagamos juntos el Silencio, para oír el corazón y su canto.
…Silencio…
Yo te bendigo y acojo también tu bendición.
…Silencio…
En el Amor y en la Vida, yo honro tu Presencia, yo honro tu Amor.
…Silencio…
Me
 retiro en ti, ahora, porque es necesario, para mí, oír tu corazón, 
Óyeme. Me callo ahora y te dejo entrar en oración, y te lleno de Gracia.
…Silencio…
Adiós.
…Silencio…
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