Dios no exige a nadie a tomar las armas de su nombre
17 de marzo 2013
Largo y arduo viaje de la humanidad, ya que la aparente separación ilusoria de la realidad, pero ocurrió, está llegando a su fin. Ha sufrido mucho sufrimiento, la ansiedad y el miedo como usted vagó, a menudo sin rumbo fijo, a través del entorno extraño que usted construyó en el que jugar sus juegos - juegos que, a lo largo de los eones, que trajo mucha confusión y desaliento.
La realidad es clara, brillante y edificante, y opta por apartarse de ella en el caos y la confusión. Inicialmente era intrigante y emocionante porque era diferente, y en cierto modo se sintió más libre a medida que lo explorado, pero su sentido de la libertad se evaporaron rápidamente a medida que se ha encontrado a sí mismos frente a los límites, algo que no se encuentra en la Realidad. Sus necesidades son sus límites, y los seres humanos según se definen siempre tienen necesidades - aire limpio, alimentos y agua, calor, refugio, protección - tanto es así, que tiene grandes dificultades para imaginar o concebir la vida sin necesidades.
Algunos de ustedes meditan, y cuando lo haga os recordamos que en este momento no tiene necesidades, y eso es bueno. Pero esas necesidades humanas básicas tienen que renueva constantemente mientras permanece comprometido y unido a sus cuerpos. Asegurar su reposición periódica es muy exigente para usted con energía y genera estrés y la ansiedad. Algunos de ustedes creen que el estrés y la ansiedad son buenos para usted, porque usted cree que si no estaban motivados por esas necesidades no se haría. Pero, por supuesto, si usted no tenía necesidades, nada hay que hacer, y usted podría ser justo.
Lo que experimentan con los sentidos corporales como la realidad es en realidad una serie de experiencias que su mente crea dentro de ti. No hay nada fuera de ti sino lo que proyectas con su intención colectiva. Esta intención es muy potente y presenta numerosos "exteriores" fotos para que se involucre con, pero su experiencia es siempre un interior, una individual, ya que optó por colaborar con la separación, abandonar de unidad - su estado real y eterno. Despertar es saber que eres uno, no sólo a creer que es así.
Durante las últimas décadas, muchos han tomado conciencia de la realidad de su unidad y de la locura de pensar que somos seres separados e individuales, no afectado por otros a menos físicamente comprometerse con ellos. En esta toma de conciencia ha crecido, se han formado grupos para enseñar y difundir este conocimiento, y para animar a otros a hacer lo mismo, y una forma de pensamiento cada vez más poderosos o campo de energía se ha desarrollado que está cambiando la manera en todo el mundo en la Tierra piensa y se comporta.
Mire a su alrededor el mundo y observar los movimientos sociales múltiples que han surgido con la intención de que la gente tome de nuevo su soberanía, su poder dado por Dios que, cuando se utiliza junto con la comprensión y la conciencia de que todos somos verdaderamente uno, está dando lugar a una enorme cambios positivos en la forma en que las personas se relacionan entre sí. Los ciudadanos del mundo están siendo escuchadas, y su derecho a ser escuchados y respetados es aceptada, ya que los gobiernos cada vez más descubren que tienen para responder apropiadamente, honesta y con integridad a sus justas demandas.
A medida que la intensidad de esta ola de energía crece, la gente también empieza a ver eso, porque todos somos uno, que combina en grupos opositores que buscan alcanzar sus objetivos negando los objetivos de los demás no tiene ningún sentido en absoluto, porque en lo más profundo de su ser que todos tengan los mismos objetivos. Ellos acaban de ser presentados de forma diferente y en distintos idiomas y formas culturales, étnicos, políticos y religiosos que, a primera vista, parecen ser mutuamente excluyentes. No lo son. Todo deseo de ser amado, honrado y respetado.
Lo que ha sucedido en los eones es que sus diferentes razas y culturas han desarrollado formas diferentes de mostrar esas gracias, y entonces han sido codificada y refundida como leyes inquebrantables. Con el paso del tiempo la integridad y el sentido profundo que subyace en ellos se ha olvidado o extraviado, y en lugar de respetar y honrar a las personas entre sí ya respetar las leyes que se han interpretado muy restrictivamente. Para solucionar esto, más y más leyes se han formado, las restricciones han crecido, y ahora reina la confusión, y las personas han perdido sus derechos dados por Dios para vivir como quieran.
La única ley válida es amarnos unos a otros y no hacer daño a nadie, y es que el derecho a que la humanidad se volverá. Cuando lo hace, la paz prevalecerá. El primer paso en el camino hacia este es dejar de juzgarnos unos a otros. Al respetar y honrar los derechos de cada individuo como un ser humano a existir en paz y dejar de juzgar a los demás como castigo mal y merece por no tener las mismas creencias que usted lo hace, todas las razones para evapora conflicto.
Dios no exige - y mucho menos el deseo o voluntad - a nadie a tomar las armas en su nombre. Él creó a todos iguales, perfecto, y soberano, y Él ama a todos, sin excepción! Él no tiene necesidad de protección o defensa. Él es infinitamente poderoso. ¿Cómo podía siquiera imaginar que cualquier ser humano podían defender o proteger a Él? Y sin embargo, muchos de sus conflictos se basan en diferencias de creencias religiosas, en la que se toma a sí mismos para juzgar a Dios. Qué arrogancia extrema!
Las religiones son sólo formas culturalmente diferentes y diversas de tratar de honrar a Dios, el Ser supremo. A Dios le encanta cuando le honra en su propia manera individual, que es uno más de los muchos aspectos creativos de honor que se puede utilizar para lo deleitará. Cuando ustedes juzgar a los demás, supuestamente en su nombre, que está intentando sustituir a Dios como tu ego se ejecuta fuera de control, y nadie puede sustituir a Dios.
Por lo tanto, abrid vuestros corazones en el amor, constantemente, cada uno de ustedes, y ver los milagros que luego va a producir.
Tu hermano que te AMA. JESUS