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viernes, 19 de junio de 2015

María de Nazareth “Este es un gran tiempo de revelaciones” Por María Ruso – Adehenna 18-6-2015






María de Nazareth
“Este es un  gran  tiempo de revelaciones”
Por María Ruso – Adehenna
18-6-2015


(Rezando el santo Rosario, ya casi llegando al último misterio, Mi Santa Madre,  se hace presente, con  su inconfundible perfume a rosas).

Desciendo amada niña, Soy tu mama del Cielo, María de Nazareth,  y de todas las criaturas de la Tierra, y me manifiesto al mundo para traer la verdad, este es un  tiempo de revelaciones, para traer la Fe.
Cada Testimonio de Fe,  puede hacer mucho,  en  sus vidas cotidianas,  puede dar un  impulso para creer que el amor salvara a la humanidad.
Las revelaciones están dando luz,  a los hechos oscuros,  que unos pocos han  deseado ocultar imponiendo razones,  que solo convenían  a sus interés ocultos.
Muchos siglos y siglos,  han  pasado,  y en  mis apariciones he develado secretos,  a través de mis canales inmaculados,  y continuo enviando mensajes de esperanza,  y amor,  para estos tiempos que mis corazones de rosas, han  llegado a vosotros,  para abrir los corazones de las almas.  Yo soy vuestra madre,  y también  la madre de mi amado Jesús,  y tan  solo he sido una criatura, una mujer, y en  mi  misión  como redentora de las almas,  les revelo,  la importancia infinita,  que vosotras tenéis,   las mujeres, en  especial,  renaciendo el flujo,  de la vibración  femenina,  el surgimiento  de la diosa,  en  vosotras,  sois diosas,  porque de vuestro fruto,  se definen  las nuevas generaciones de almas nuevas,  ya no las viejas almas que vuelven  a nacer,  ya no,  los niños futuros,  mis niños también,  nacen  con  un nuevo código diamantino en  sus corazones,  ya no tendrán,  que aprender,  solo recordar,  quienes son,  esos niños son  reliquias del cielo,  mis pequeños, almas inocentes,  que a veces sin saber  su origen  se  entregaran  para la salvación  de la humanidad,  toda bondad,  y ternura,  ya están  impresas en  sus corazones. Ellos provienen de las estrellas,  del universo, de las diferentes galaxias,  nunca antes han  encarnado,  y vosotras,  seréis el seno donde daréis vida,    y el hogar lleno de amor que mis niños,  deben  recibir.  Yo vuestra madre,  María de Nazareth,  obrare en  vosotras,  los ángeles y arcángeles,  ya están  prestos,  para realizar el llamado.
Por esto, amadas niñas,  Madres,  abuelas,  tías, es el tiempo de reconocer la nueva santidad de estas almas nuevas, inmaculadas, que debemos preservar,  guiar y proteger.
Estos nuevos maestros,  os deslumbraran, por su sabiduría,  sus silencios,  y su capacidad asombrosa dedicada al mas puro amor.
No conocen,  las miserias oscuras,  los latidos de corazón,  y la intuición  son  los elementos que los llevaran  a accionar,  respetando las leyes del universo,  que ya son  innatas,  en  su ser,  se saben  confiables y amables,  pero muy rectos en  sus convicciones,  la fe y la confianza en    Dios Creador,  será incorruptible, y unidos a la Fuente,  desarrollaran  su labor,  traerán  conocimientos del universo,  y se manifestaran  con  una fluidez impecable.
 Estas amorosas criaturas, serán  guiadas por los ángeles y arcángeles del cielo,  y el vínculo con  ellos,  no se perderá  jamás,  porque traen  consigo una  vibración  celestial.
En  los tiempos que vienen,  serán  algunos pocos, muy especiales, pero se harán  notar,  luego vosotras,  madres,  sentiréis  en  vuestro  corazón,  una sensación  diferente cuando os será anunciado que en  vuestro vientre,  seréis madres de un  alma nueva, quedaran  en  el anonimato, y seréis vosotras las que experimentareis las maravillas de la obra de Dios Padre.
El hombre nuevo, nacerá y reinara aquí en  el Cielo como en  la Tierra.
Podéis imaginar mis adorados niños de mi corazón,  como fue mi vida junto a mi niño Jesús, tenia en  mis manos sus manitas pequeñas,  y sabia que era Dios mismo,  sus manecitas estaban  frías,  porque afuera hacia frio,  y trataba de  abrigarlas con  mi calor.  Cada niño,  es un  sol,  una estrella,  que  nos se ha encomendado a nuestro cuidado,  es parte de nosotras, pero TAMBIEN es parte del universo y de DIOS.
En   mis tiempos, cuando el Ángel me hablo,  su voz era cálida y pausada, podría haberme asustado, pero el amor invadía mi ser,  tenia confianza, era traslucido,  brillante,  y su anuncio estaba lleno de felicidad y gozo, y un  rayo atravesó mi ser, mi entrega era absoluta, desde ese instante conocía la grandeza de Dios,  mi amor de Madre broto sin  darme cuenta, y era tan  solo un pequeña mujer de Nazareth,  al igual de las otras,  viviendo una vida simple, pero llevando la Luz,  y aprendiendo de mi niño Jesús.
En  Nazareth,  mi vida era en  apariencia,  como la que vivían  los demás,  pero vivía emocionada,  todo el tiempo,  EL era Dios, y a la ves es mi Hijo,  y el Hijo de Dios Mismo,  era demasiado grande a veces para comprender,  en  aquellos tiempos,  pero mi fe es tan  inmensa que nunca dude,  la divinidad,  la veía en  los ojos de mi niño,  en  su rostro,  en  sus palabras, en  la luz que irradiaba, su presencia era divina.
En  Nazareth,  hacia,  lo mismo,  que hacían las mujeres de la época,  cosía,  tejía,  amasaba el pan, en  mi casa siempre había olor a pan,  y cuando  horneaba el pan,  mi niño estaba  sentado en  su silla que le había  hecho José,  esperando  su panecillo.

Nunca podre olvidar su carita,  sus ojitos llenos de felicidad. 
 Tan  solo amor,  el amor que no se ve,  el amor que se siente y hace vibrar el alma.
Amados niños de mi corazón,  corazones de rosas,  os envió,  llenos del más puro amor,  os cubro con  mi Manto. 
Yo soy Maria de Nazareth.