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martes, 7 de marzo de 2017

Libro de Urantia-DOCUMENTO 110 LA RELACIÓN DE LOS AJUSTADORES CON LOS SERES MORTALES

 

 

DOCUMENTO 110

LA RELACIÓN DE LOS AJUSTADORES CON LOS SERES MORTALES

LA DOTACIÓN de la libertad a seres imperfectos entraña inevitablemente tragedias, y es de la naturaleza de la Deidad ancestral perfecta compartir universal y afectuosamente estos sufrimientos en una asociación de amor.
     Por cuanto yo conozco de los asuntos de un universo, considero el amor y la devoción de un Ajustador del Pensamiento como el afecto más verdaderamente divino en toda la creación. El amor de los Hijos en su ministerio para las razas es extraordinario, pero la devoción de un Ajustador al individuo es conmovedoramente sublime, divinamente semejante al Padre. El Padre del Paraíso aparentemente se ha reservado esta forma de contacto personal con sus criaturas individuales como prerrogativa exclusiva del Creador. No hay nada en todo el universo de universos exactamente comparable al maravilloso ministerio de estas entidades impersonales que tan fascinadoramente residen en los hijos de los planetas evolucionarios.

1. RESIDIENDO EN LA MENTE MORTAL

     No debe pensarse que los Ajustadores viven en el cerebro material de los seres humanos. No son parte orgánica de las criaturas físicas de los reinos. El Ajustador del Pensamiento se puede visualizar en forma más apropiada como residiendo dentro de la mente mortal del hombre más bien que como existiendo dentro de los confines de un órgano físico específico. Y el Ajustador constantemente se comunica, indirectamente, y sin reconocimiento con el sujeto humano, especialmente durante aquellas experiencias sublimes de contacto adorador de la mente con el espíritu en la superconciencia.
     Me gustaría que me fuera posible ayudar a los mortales en evolución a que alcancen una comprensión mejor y consigan una apreciación más plena de la tarea altruista y extraordinaria de los Ajustadores que viven dentro de ellos, quienes son tan devotamente fieles a la tarea de fomentar el bienestar espiritual del hombre. Estos Monitores son ministros eficientes para las fases más elevadas de la mente del hombre; son manipuladores sabios y expertos del potencial intelectual del intelecto humano. Estos ayudantes celestiales se dedican a la estupenda tarea de guiaros certeramente hacia adentro y hacia arriba en dirección al refugio celestial de la felicidad. Estos trabajadores incansables están consagrados a la personificación futura del triunfo de la verdad divina en vuestra vida eterna. Son los operarios vigilantes que pilotean la mente humana consciente de Dios, alejándola de los escollos del mal y al mismo tiempo guiando expertamente el alma evolutiva del hombre hacia las bahías divinas de la perfección en orillas eternas y vastamente distantes. Los Ajustadores son directores amantes, vuestras guías seguras y certeras a través de los laberintos oscuros e inciertos de vuestra corta carrera terrenal; son los maestros pacientes que os impulsan constantemente hacia adelante en los caminos de la perfección progresiva. Son los custodios cuidadosos de los valores sublimes del carácter de la criatura. Me gustaría que pudierais amarlos más, cooperar con ellos más plenamente y atesorarlos más afectuosamente.

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     Aunque los residentes divinos están principalmente preocupados por vuestra preparación espiritual para la próxima etapa de la existencia sin fin, también se interesan profundamente por vuestro bienestar temporal y vuestros logros reales en la tierra. Les regocija contribuir a vuestra salud, felicidad y prosperidad auténtica. No son indiferentes a vuestro éxito en todos los asuntos de avance planetario que no sean contrarios a vuestra vida futura de progreso eterno.
     Los Ajustadores están interesados y preocupados por vuestras acciones diarias y los múltiples detalles de vuestra vida hasta el grado en que éstos influyan en la determinación de vuestras elecciones temporales significativas y decisiones espirituales vitales que, por lo tanto, son factores en la solución de vuestro problema de la supervivencia y del progreso eterno del alma. El Ajustador, aunque pasivo respecto del bienestar puramente temporal, es divinamente activo en todos los asuntos de vuestro futuro eterno.
     El Ajustador permanece con vosotros en todo desastre y a través de toda enfermedad que no destruya totalmente la mentalidad. Pero, cuán cruel manchar y de alguna otra manera corromper deliberadamente el cuerpo físico, que debe servir como tabernáculo terrestre de este don maravilloso de Dios. Todo veneno físico atrasa considerablemente los esfuerzos del Ajustador por exaltar la mente material, mientras que los venenos mentales del temor, la ira, la envidia, los celos, las sospechas y la intolerancia del mismo modo interfieren terriblemente con el progreso espiritual del alma evolutiva.
     Hoy en día estás pasando por un período de galanteo con tu Ajustador; y si demuestras ser fiel a la confianza puesta en ti por el espíritu divino que busca a tu mente y a tu alma en la unión eterna, eventualmente se producirá esa unidad morontial, esa armonía excelsa, esa coordinación cósmica, esa sincronización divina, esa fusión celestial, esa mezcla de identidad sin fin, esa unidad de ser que es tan perfecta y final que aun las personalidades más expertas jamás pueden segregar o reconocer como identidades separadas a los socios de la fusión: el hombre mortal y el Ajustador divino.

2. LOS AJUSTADORES Y LA VOLUNTAD HUMANA

     Cuando los Ajustadores del Pensamiento moran en la mente humana, traen con ellos las carreras modelo, las vidas ideales, tal como determinadas y preordenadas por ellos mismos y por los Ajustadores Personalizados en Divinington, que han sido certificados por el Ajustador Personalizado de Urantia. Así empiezan su tarea con un plan definido y predeterminado para el desarrollo intelectual y espiritual de sus sujetos humanos, pero no incumbe a ningún ser humano aceptar este plan. Vosotros estáis todos sujetos a la predestinación, pero no está preordenado que debáis aceptar esta predestinación divina; tenéis plena libertad para rechazar cualquier porción del programa de los Ajustadores del Pensamiento o todo el programa. Es su misión efectuar en la mente aquellos cambios y hacer aquellos ajustes espirituales que vosotros autoricéis voluntaria e inteligentemente, para el fin de ganar más influencia sobre la direccionalización de la personalidad; pero bajo ninguna circunstancia se aprovechan estos divinos Monitores de vosotros ni influyen arbitrariamente en vuestras elecciones y decisiones. Los Ajustadores respetan vuestra soberanía de la personalidad; siempre están sometidos a vuestra voluntad.
     Son persistentes, ingeniosos y perfectos en sus métodos de trabajo, pero jamás actúan violentamente sobre el yo volitivo de su anfitrión. Ningún ser humano será jamás espiritualizado contra su propia voluntad por un Monitor divino; la supervivencia es un don de los Dioses que debe ser deseada por las criaturas del

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tiempo. En último análisis, sea lo que fuere lo que el Ajustador consiguió por ti, los registros mostrarán que se ha realizado la transformación con tu consentimiento cooperativo; habrás sido un socio voluntarioso del Ajustador en el logro de cada paso de la tremenda transformación de la carrera de ascensión.
     El Ajustador no intenta controlar vuestro pensamiento como tal, sino más bien espiritualizarlo, para eternizarlo. Ni los ángeles ni los Ajustadores se dedican directamente a influir sobre el pensamiento humano; ésa es prerrogativa exclusiva de vuestra personalidad. Los Ajustadores están dedicados a mejorar, modificar, ajustar y coordinar vuestros procesos de pensamiento; pero más especial y específicamente laboran por construir las contrapartes espirituales de vuestra carrera, las transcripciones morontiales de vuestro verdadero yo en avance, para fines de supervivencia.
     Los Ajustadores trabajan en las esferas de los niveles más altos de la mente humana, buscando incesantemente producir duplicados morontiales de cada concepto del intelecto mortal. Existen por lo tanto dos realidades que influyen, y están centradas en, los circuitos de la mente humana: una, el yo mortal evolucionado de los planes originales de los Portadores de Vida, la otra, una entidad inmortal desde las altas esferas de Divinington, un don residente de Dios. Pero el yo mortal es también un yo personal; tiene personalidad.
     Tú, como criatura personal, tienes mente y voluntad. El Ajustador, como criatura prepersonal, tiene premente y prevoluntad. Si te conformas tan plenamente con la mente del Ajustador, como veis con los mismos ojos, entonces vuestras mentes se vuelven una sola, y tú recibes el refuerzo de la mente del Ajustador. Posteriormente, si tu voluntad ordena y obliga a la ejecución de las decisiones de esta nueva mente combinada, la voluntad prepersonal del Ajustador obtiene expresión de personalidad a través de tu decisión, y en cuanto se refiera a ese proyecto en particular, tú y el Ajustador seréis uno. Tu mente ha alcanazado la sincronización divina, y la voluntad del Ajustador ha logrado expresión de personalidad.
     Hasta el grado en que se efectúe esta identidad, estás mentalmente acercándote a la orden de existencia morontial. La mente morontial es un término que significa la sustancia y suma total de las mentes en cooperación de naturaleza diversamente material y espiritual. El intelecto morontial, por lo tanto, denota una mente doble en el universo local dominada por una voluntad. Y con los mortales ésta es una voluntad, de origen humano, que se está tornando divina a través de que el hombre indentifique la mente humana con la dote mental de Dios.

3. LA COOPERACIÓN CON EL AJUSTADOR

     Los Ajustadores se juegan el juego sagrado y extraordinario de las edades; se ocupan en una de las aventuras supremas del tiempo en el espacio. Y cuán felices son cuando vuestra cooperación les permite prestar ayuda en vuestras cortas luchas del tiempo, a medida que continúan ejecutando sus tareas más vastas de la eternidad. Pero usualmente, cuando vuestro Ajustador intenta comunicarse con vosotros, el mensaje se pierde en las corrientes materiales de los caudales de energía de la mente humana; tan sólo de vez en cuando oís un eco, un eco leve y distante, de la voz divina.
     El éxito de tu Ajustador en la empresa de pilotearte a través de la vida mortal y de obtener tu supervivencia depende, no tanto de las teorías de tus creencias, sino de tus decisiones, determinaciones, y fe constante. Todos estos movimientos de crecimiento de la personalidad se vuelven influencias poderosas que ayudan para tu avance porque te ayudan a cooperar con el Ajustador; te ayudan a cesar la resistencia. Los Ajustadores del Pensamiento tienen éxito o parecen fracasar en sus

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empresas terrenales solamente hasta el grado en que los mortales tienen éxito o fracasan en cooperar con el esquema por el cual avanzan a lo largo del camino ascendente del logro de la perfección. El secreto de la supervivencia se envuelve en el deseo supremo humano de ser semejante a Dios y en la disposición asociada a hacer y ser una y todas las cosas que son esenciales para el logro final de ese anhelo sobrecogedor.
     Cuando hablamos del éxito o del fracaso de un Ajustador, estamos hablando en términos de supervivencia humana. Los Ajustadores jamás fracasan; son de esencia divina y siempre salen triunfadores de cada una de sus empresas.
     No puedo sino observar que tantos de entre vosotros pasáis tanto tiempo y pensamiento en las meras trivialidades del vivir, mientras que olvidáis casi totalmente las realidades más esenciales de importancia duradera, aquellos mismos logros que se refieren al desarrollo de un acuerdo más armonioso de trabajo entre vosotros y vuestro Ajustador. La meta magna de la existencia humana consiste en sincronizarse con la divinidad del Ajustador residente; el gran logro de la vida mortal es alcanzar una consagración verdadera y comprensiva a los objetivos eternos del espíritu divino que aguarda y trabaja dentro de tu mente. Pero un esfuerzo dedicado y determinado a la realización del destino eterno es totalmente compatible con una vida regocijada y alegre y con una carrera de éxito y honorable en la tierra. La cooperación con el Ajustador del Pensamiento no comprende autotortura, piedad falsa, ni autohumillación hipócrita y ostentosa; la vida ideal es una vida de servicio amante y no una existencia de aprehensión temerosa.
     La confusión, el estar perplejos, aun a veces desalentados y distraídos, no significa necesariamente resistencia a la guía del Ajustador residente. Estas actitudes a veces pueden significar falta de cooperación activa con el Monitor divino y por lo tanto pueden demorar en cierto modo el progreso espiritual, pero estas dificultades intelectuales y emocionales no interfieren en lo más mínimo con la supervivencia certera del alma que conoce a Dios. La ignorancia por sí sola no puede prevenir jamás la supervivencia; tampoco pueden las dudas confusas ni la incertidumbre temerosa. Sólo la resistencia consciente a la guía del Ajustador puede prevenir la supervivencia del alma inmortal evolutiva.
     No debes considerar la cooperación con tu Ajustador como un proceso particularmente consciente, porque no lo es; pero tus motivos y tus decisiones, tus determinaciones fieles y tus deseos supremos, constituyen la cooperación real y eficaz. Puedes aumentar conscientemente la armonía Ajustadora al:
     1. Elegir responder a la guía divina; basar sinceramente la vida humana en la conciencia más alta de la verdad, la belleza y la bondad, y luego coordinar estas cualidades divinas a través de la sabiduría, la adoración, la fe y el amor.
     2. Amar a Dios y desear ser como él —reconocimiento genuino de la paternidad divina y adoración amante del Padre celeste.
     3. Amar al hombre y sinceramente desear servirle —reconocimiento sincero de la hermandad de los hombres acoplado con un afecto inteligente y sabio por cada uno de tus semejantes mortales.
     4. Aceptación regocijada de la ciudadanía cósmica —reconocimiento honesto de tus obligaciones progresivas al Ser Supremo, conciencia de la interdependencia del hombre evolucionario y de la Deidad evolutiva. Éste es el nacimiento de la moralidad cósmica y el alba de la comprensión del deber universal.

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4. LA TAREA DEL AJUSTADOR EN LA MENTE

     Los Ajustadores son capaces de recibir la corriente continua de la inteligencia cósmica que proviene de los circuitos principales del tiempo y del espacio; están plenamente en contacto con la inteligencia y energía espirituales de los universos. Pero estos residentes poderosos son incapaces de trasmitir mucho de su riqueza de sabiduría y verdad a las mentes de sus sujetos mortales, debido a una falta de semejanza de naturaleza y a la ausencia de reconocimiento sensible.
     El Ajustador del Pensamiento está ocupado en un esfuerzo constante de espiritualizar a tu mente en cuanto a desarrollar tu alma morontial; pero tú mismo estás mayormente inconsciente de este ministerio interior. Eres totalmente incapaz de distinguir el producto de tu intelecto material de el de las actividades conjuntas de tu alma y el Ajustador.
     Ciertas presentaciones repentinas de pensamientos, conclusiones y otras imágenes de la mente son a veces resultado del trabajo directo o indirecto del Ajustador; pero mucho más frecuentemente, son la emergencia súbita a la conciencia de ideas que se han ido agrupando en los niveles mentales sumergidos, sucesos naturales y diarios de la función psíquica normal y ordinaria inherentes a los circuitos de la mente animal evolutiva. (En contraste con estas emanaciones subconscientes, las revelaciones del Ajustador aparecen a través de los reinos de lo superconsciente.)
     Confiad todos los asuntos de la mente más allá del nivel de la conciencia a la custodia de los Ajustadores. En el momento propicio, si no en este mundo entonces en los mundos de estancia, os rendirán cuenta de su custodia, y finalmente traerán a luz esos significados y valores confiados a su cuidado y control. Resurgirán todo tesoro valioso de la mente mortal, si vosotros sobrevivís.
     Existe un amplio abismo entre lo humano y lo divino, entre el hombre y Dios. Las razas urantianas son tan considerablemente controladas en forma eléctrica y química, tan altamente semejantes a los animales en su conducta común, tan emotivas en sus reacciones diarias, que resulta extremadamente difícil para los Monitores guiarlas y dirigirlas. Vosotros estáis tan vacíos de decisiones valientes y cooperación consagrada que vuestro Ajustador residente encuentra casi imposible comunicarse directamente con la mente humana. Aun cuando ellos consiguen trasmitir un resplandor de la nueva verdad al alma mortal evolutiva, esta revelación espiritual, frecuentemente, ciega tanto a la criatura como para precipitarla en una convulsión de fanatismo o iniciar algún otro trastorno intelectual que resulta desastroso. Muchas religiones nuevas y muchos extraños «ismos» han nacido de las comunicaciones abortadas, imperfectas, mal entendidas, y confusas de los Ajustadores del Pensamiento.
     Durante muchos miles de años, tal como muestran los registros de Jerusem, en cada generación han vivido menos y menos seres que podían funcionar con seguridad con los Ajustadores autoactuantes. Éste es un cuadro alarmante, y las personalidades supervisoras de Satania consideran con favor la propuesta de algunos de vuestros supervisores planetarios más inmediatos que preconizan la inauguración de medidas diseñadas para fomentar y conservar los tipos espirituales más elevados de las razas urantianas.

5. LOS CONCEPTOS ERRÓNEOS DE LA GUÍA DEL AJUSTADOR

     No confundáis ni mezcléis la misión de influencia del Ajustador con lo que comúnmente se conoce como la conciencia moral; no están relacionadas directamente.

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La conciencia moral es una reacción humana y puramente psíquica. No debe despreciarse, pero no es la voz de Dios en el alma, como en efecto sería la del Ajustador si tal voz pudiera ser oída. La conciencia moral, con justicia, os amonesta para que hagáis el bien; pero el Ajustador, además, intenta deciros qué es verdaderamente el bien; o sea, lo hace cuando, y, si sois capaces de percibir la guía del Monitor.
     Las experiencias oníricas del hombre, esa procesión desordenada y desconectada de la mente durmiente no coordinada, ofrecen prueba adecuada del fracaso de los Ajustadores en la armonización y asociación de los factores divergentes de la mente del hombre. En una sola vida humana, los Ajustadores simplemente no pueden coordinar y sincronizar arbitrariamente dos tipos tan dispares y distintos de pensamiento tales como el humano y el divino. Cuando lo hacen, así como lo han hecho a veces, dichas almas son trasladadas directamente a los mundos de estancia sin necesidad de pasar a través de la experiencia de la muerte.
     Durante el sueño el Ajustador intenta obtener tan sólo a quello que la voluntad de la personalidad residida haya previamente aprobado plenamente por decisiones y elecciones que fueron hechas durante los momentos de conciencia plenamente despierta, y que por lo tanto se han alojado en los reinos de la supermente, el dominio de enlace de la interrelación humana y divina.
     Mientras sus anfitriones mortales duermen, los Ajustadores intentan registrar sus creaciones en los niveles más altos de la mente material, y algunos de vuestros sueños grotescos indican que no han conseguido hacer un contacto eficaz. Lo absurdo de la vida onírica no sólo atestigua la presión de las emociones no expresadas sino también atestigua la distorsión horrible de las representaciones de los conceptos espirituales presentados por los Ajustadores. Vuestras propias pasiones, impulsos, y otras tendencias innatas se traducen en el cuadro y sustituyen sus deseos inexpresados a los mensajes divinos que los residentes intentan colocar en los registros psíquicos durante el sueño inconsciente.
     Es extremadamente peligroso postular el contenido Ajustador de la vida onírica. Los Ajustadores sí trabajan durante el sueño, pero vuestras experiencias ordinarias de sueños son fenómenos puramente fisiológicos y psicológicos. Del mismo modo, es arriesgado intentar la diferenciación del registro del Ajustador de la recepción más o menos continua y consciente de los dictados de la conciencia mortal. Éstos son problemas que deberán solucionarse mediante la discriminación individual y la decisión personal. Pero un ser humano haría mejor en errar rechazando la expresión de un Ajustador creyéndola una experiencia puramente humana que en equivocarse al exaltar una reacción de la mente mortal a la esfera de dignidad divina. Recordad que la influencia del Ajustador del Pensamiento es en su mayor parte, aunque no totalmente, una experiencia superconsciente.
     Vosotros os comunicáis con vuestro Ajustador en grados variables y cada vez más a medida que ascendéis los círculos psíquicos, a veces directamente, pero con más frecuencia indirectamente. Pero es peligroso jugar con la idea de que cada nuevo concepto que se origina en la mente humana sea el dictado del Ajustador. Más frecuentemente, en los seres de vuestra orden, aquello que aceptáis como la voz del Ajustador es en realidad la emanación de vuestro propio intelecto. Éste es terreno peligroso, y cada ser humano debe solucionar estos problemas por sí mismo de acuerdo con su sabiduría humana natural y su discernimiento superhumano.
     El Ajustador del ser humano a través del cual se realiza esta comunicación disfruta de tal amplia gama de actividad principalmente debido a la indiferencia casi total de este humano hacia cualquier manifestación exterior de la presencia

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interior del Ajustador; es en efecto una suerte que permanezca conscientemente tan despreocupado de todo el proceso. Él contiene a uno de los Ajustadores altamente expertos de su época y generación, y sin embargo el guardián del destino considera su reacción pasiva e inactiva a los fenómenos asociados con la presencia en su mente de este Ajustador versátil, una reacción rara y afortunada. Todo ello constituye una coordinación favorable de influencias, favorable tanto para el Ajustador en la esfera más elevada de acción como para el socio humano desde el punto de vista de su salud, eficacia y tranquilidad.

6. LOS SIETE CÍRCULOS PSÍQUICOS

     La suma total de la realización de la personalidad en un mundo material está contenida dentro de la conquista sucesiva de los siete círculos psíquicos de la potencialidad mortal. El ingreso en el séptimo círculo marca el comienzo de la verdadera función de la personalidad humana. El completar el primer círculo denota una madurez relativa del ser mortal. Aunque atravesar los siete círculos del crecimiento cósmico no equivale a la fusión con el Ajustador, el dominio de estos círculos marca el logro de aquellos pasos que son preliminares a la fusión con el Ajustador.
     El Ajustador es tu socio igualitario en el logro de los siete círculos —el logro de una madurez mortal comparativa. El Ajustador asciende los círculos contigo desde el séptimo hasta el primero, pero progresa al estado de supremacía y autoactividad independientemente de la cooperación activa de la mente mortal.
     Los círculos psíquicos no son exclusivamente intelectuales, tampoco son totalmente morontiales; tienen que ver con el estado de la personalidad, el logro de la mente, el crecimiento del alma y la sincronización con el Ajustador. La travesía exitosa de estos niveles requiere el funcionamiento armónico de toda la personalidad, no meramente de alguna fase de la misma. El crecimiento de las partes no equivale a la maduración auténtica del todo; en realidad las partes crecen en proporción a la expansión del yo entero —todo el yo— material, intelectual y espiritual.
     Cuando el desarrollo de la naturaleza intelectual procede más rápido que el de la espiritual, esta situación vuelve tanto difícil como peligrosa la comunicación con el Ajustador del Pensamiento. Del mismo modo, el desarrollo espiritual excesivo tiende a producir una interpretación fanática y pervertida de la guía espiritual del residente divino. La falta de capacidad espiritual dificulta la transmisión a dicho intelecto material de las verdades espirituales residentes en la superconciencia más elevada. Es en la mente perfectamente equilibrada, en un cuerpo de hábitos limpios, energías neurales estabilizadas y función química equilibrada —cuando los poderes físicos, mentales y espirituales están en triuna armonía de desarrollo— en la que se puede impartir un máximo de luz y verdad con un mínimo de peligro o riesgo temporal al bienestar real de dicho ser. Mediante este crecimiento equilibrado el hombre asciende los círculos de la progresión planetaria uno por uno, del séptimo al primero.
     Los Ajustadores siempre están cerca de vosotros y en vosotros, pero raramente os pueden hablar directamente, como otro ser. De círculo en círculo tus decisiones intelectuales, elecciones morales y desarrollo espiritual añaden a la habilidad del Ajustador para funcionar en tu mente; de círculo en círculo tú de este modo asciendes de las etapas más bajas de asociación con el Ajustador y afinamiento de la mente, de modo que el Ajustador cada vez más puede registrar sus ilustraciones del destino con vividez y convicción aumentadas en la conciencia evolutiva de esta mente-alma en busca de Dios.

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     Cada decisión que haces impide o facilita la función del Ajustador; del mismo modo estas mismas decisiones determinan tu avance en los círculos del logro humano. Es verdad que la supremacía de una decisión, su relación con una crisis, tiene mucho que ver con la influencia hacedora de círculo; sin embargo son esenciales también muchas decisiones, repeticiones frecuentes, repeticiones persistentes, para alcanzar una certeza formadora de hábitos de tales reacciones.
     Es difícil definir precisamente los siete niveles de la progresión humana, debido a que estos niveles son personales; son variables para cada individuo y están aparentemente determinados por la capacidad de crecimiento de cada ser humano. Se refleja la conquista de estos niveles de evolución cósmica de tres maneras:
     1. Sincronización con el Ajustador. La mente que se torna cada vez más espiritual se acerca a la presencia Ajustadora proporcionalmente al logro de los círculos.
     2. Evolución del alma. La emergencia del alma morontial indica el grado y profundidad del dominio de los círculos.
     3. Realidad de la personalidad. La conquista de los círculos determina directamente el grado de realidad del yo. Las personas se vuelven más reales a medida que ascienden del séptimo al primer nivel de la existencia mortal.
     A medida que se atraviesan los círculos, el niño de evolución material está creciendo en un humano maduro de potencialidad inmortal. La realidad insubstancial de la naturaleza embriónica del que está en el séptimo círculo va dejando lugar a la manifestación más clara de la naturaleza morontial naciente de un ciudadano del universo local.
     Aunque sea imposible definir precisamente los siete niveles, o círculos psíquicos, del crecimiento humano, es permisible sugerir los límites mínimo y máximo de estas etapas de realización de la madurez:
     El séptimo círculo. Los seres humanos entran a este nivel cuando desarrollan poderes de elección personal, decisión individual, responsabilidad moral, y la capacidad de alcanzar individualidad espiritual. Esto significa la función unida de los siete espíritus ayudantes de la mente bajo la dirección del espíritu de la sabiduría, la admisión de la criatura mortal en los circuitos de influencia del Espíritu Santo y, en Urantia, el funcionamiento inicial del Espíritu de la Verdad, juntamente con la recepción de un Ajustador del Pensamiento en la mente mortal. El ingreso al séptimo círculo constituye una criatura mortal en un auténtico ciudadano potencial del universo local.
     El tercer círculo. El trabajo del Ajustador es mucho más eficaz una vez que el humano ascendiente llega al tercer círculo y recibe un guardián seráfico personal del destino. Aunque no exista aparentemente una concordancia de esfuerzo entre el Ajustador y el guardián seráfico, sin embargo se puede observar un mejoramiento claro en todas las fases de logro cósmico y desarrollo espiritual posteriormente a la asignación del ayudante seráfico personal. Cuando se llega al tercer círculo, el Ajustador intenta morontializar la mente del hombre durante el resto de la vida mortal, para llegar a los círculos restantes y lograr la etapa final de la asociación divino-humana antes de que la muerte natural disuelva esta asociación singular.
     El primer círculo. El Ajustador no puede ordinariamente hablar directa e inmediatamente contigo hasta que llegues al primero y final círculo de logro mortal progresivo. Este nivel representa la realización más alta posible de la relación mente—Ajustador en la experiencia humana previamente a la liberación del alma morontial evolutiva de las cadenas del cuerpo material. En cuanto a la mente, las

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emociones y el discernimiento cósmico, este logro del primer círculo psíquico es el acercamiento más último posible de la mente material y del Ajustador espiritual en la experiencia humana.
     Tal vez sería mejor denominar estos círculos psíquicos de progresión mortal como niveles cósmicos —comprensiones reales de significados y realizaciones de valor del acercamiento progresivo a la conciencia morontial de la relación inicial del alma evolutiva con el Ser Supremo emergente. Y es esta misma relación la que hace por siempre imposible explicar plenamente el significado de los círculos cósmicos a la mente material. Estos logros de círculo están tan sólo relativamente relacionados con la conciencia de Dios. Un ser en el séptimo o sexto círculo puede ser casi tan auténticamente conocedor de Dios —consciente de la filiación— como alguien que esté en el segundo o primer círculo, pero estos seres de círculos más bajos están mucho menos conscientes de la relación experiencial con el Ser Supremo, la ciudadanía universal. El logro de estos círculos cósmicos se volverá parte de la experiencia de los que ascienden en los mundos de estancia si no consiguen dicho logro antes de la muerte natural.
     La motivación de la fe hace experiencial la realización plena de la filiación del hombre con Dios, pero la acción, la finalización de las decisiones, es esencial para el logro evolucionario de la conciencia del parentesco progresivo con la actualidad cósmica del Ser Supremo. En el mundo espiritual la fe transforma los potenciales en actuales, pero los potenciales se vuelven actuales en los reinos finitos del Supremo tan sólo mediante la realización de la experiencia de la elección. Pero elegir hacer la voluntad de Dios une la fe espiritual a las decisiones materiales en la acción de la personalidad y de esta manera provee un fulcro divino y espiritual para el funcionamiento más eficaz de la palanca humana y material del hambre de Dios. Dicha sabia coordinación de fuerzas materiales y espirituales aumenta grandemente tanto la realización cósmica del Supremo como la comprensión morontial de las Deidades del Paraíso.
     El dominio de los círculos cósmicos se relaciona con el crecimiento cuantitativo del alma morontial, la comprensión de los significados supremos. Pero el estado cualitativo de esta alma inmortal es totalmente dependiente de qué comprensión la fe viviente tiene del hecho-valor paraíso-potencial de que el hombre mortal es hijo del Dios eterno. Por lo tanto el que está en el séptimo círculo va a los mundos de estancia para obtener una comprensión cuantitativa adicional del crecimiento cósmico así como lo hace alguien que esté en el segundo o aun en el primer círculo.
     Existe tan sólo una relación indirecta entre el logro de círculos cósmicos y la experiencia religiosa espiritual real; dichos logros son recíprocos y por lo tanto mutuamente beneficiosos. El desarrollo puramente espiritual puede tener muy poco que ver con la prosperidad material planetaria, pero el alcance de los círculos siempre aumenta el potencial para el éxito humano y para el logro mortal.
     Desde el séptimo hasta el tercer círculo se produce una acción aumentada y unificada por los siete espíritus ayudantes de la mente en la tarea de liberar a la mente mortal en su dependencia de las realidades de los mecanismos de la vida material, en preparación para una mayor introducción a los niveles morontiales de experiencia. Desde el tercer círculo en adelante, la influencia de los ayudantes disminuye progresivamente.
     Los siete círculos comprenden la experiencia mortal, del más alto nivel puramente animal hasta el nivel morontial más bajo y verdaderamente contactual en el cual la autoconciencia es una experiencia de la personalidad. El dominio del primer círculo cósmico señala el alcance de la madurez mortal premorontial y marca la terminación del ministerio conjunto de los espíritus ayudantes de la mente

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como influencia exclusiva sobre la acción mental en la personalidad humana. Más allá del primer círculo, la mente se vuelve cada vez más semejante a la inteligencia de la etapa morontial de la evolución, el ministerio conjunto de la mente cósmica y de la dote superayudante del Espíritu Creador de un universo local.
     Los grandes días en las carreras individuales de los Ajustadores son: primero, cuando el sujeto humano llega al tercer círculo psíquico, asegurando así al Monitor el alcance de la autoactividad y de una gama de función aumentada (siempre y cuando el residente no fuera ya autoactuante); luego, cuando el socio humano consigue el primer círculo psíquico, él y su Ajustador pueden intercomunicarse, por lo menos hasta cierto grado; y finalmente cuando son final y eternamente fusionados.

7. EL LOGRO DE LA INMORTALIDAD

     El logro de los siete círculos cósmicos no iguala la fusión con el Ajustador. Hay muchos mortales que viven en Urantia que han alcanzado sus círculos; pero la fusión depende de logros espirituales aun mayores y más sublimes: del logro de una sincronización final y completa de la voluntad mortal con la voluntad de Dios tal como reside en el Ajustador del Pensamiento.
     Cuando un ser humano ha completado los círculos de logro cósmico, y más allá, cuando la elección final de la voluntad mortal permite que el Ajustador complete la asociación de la identidad humana con el alma morontial durante la vida evolucionaria y física, estos enlaces consumados, entre el alma y el Ajustador, proceden independientemente a los mundos de estancia, y entonces se promulga el mandato de Uversa que provee la fusión inmediata del Ajustador y del alma morontial. Esta fusión durante la vida física consume instantáneamente al cuerpo material; los seres humanos que pudieran presenciar tal espectáculo tan sólo observarían al mortal que está siendo trasladado, desaparecer «en carros de fuego».
     La mayoría de los Ajustadores que han trasladado a sus sujetos desde Urantia eran altamente expertos y se habían inscrito como residentes previos en numerosos mortales en otras esferas. Recordad, los Ajustadores ganan valiosa experiencia de residencia en los planetas del orden de préstamo; no se deduce que los Ajustadores ganan experiencia tan sólo para el trabajo avanzado en aquellos sujetos mortales que no sobreviven.
     Subsiguiente a la fusión mortal, los Ajustadores comparten vuestro destino y experiencia; ellos son vosotros. Después de la fusión del alma morontial inmortal y el Ajustador asociado, toda la experiencia y todos los valores del uno se vuelven finalmente posesión del otro, de manera que los dos son efectivamente una entidad. En cierto sentido, este nuevo ser es del pasado eterno así como también para el futuro eterno. Todo lo que fuera cierta vez humano en el alma sobreviviente y todo lo que es experiencialmente divino en el Ajustador se vuelven la posesión real de la personalidad universal nueva y siempre ascendente. Pero en cada nivel del universo el Ajustador puede dotar a la nueva criatura tan sólo con aquellos atributos que tienen sentido y valor para ese nivel. Se puede lograr una unicidad absoluta con el Monitor divino, un agotamiento completo de la dote de un Ajustador, tan sólo en la eternidad subsiguiente al logro final del Padre Universal, el Padre de los espíritus, por siempre la fuente de estos dones divinos.
     Cuando el alma evolutiva y el Ajustador divino son fusionados final y eternamente, cada uno gana todas las cualidades experienciables del otro. Esta personalidad coordinada posee toda la memoria experiencial de supervivencia poseída anteriormente por la mente mortal ancestral y residente luego en el alma morontial, y además este finalista potencial comprende toda la memoria experiencial del

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Ajustador de todos los casos en que residía en los mortales en todos los tiempos. Pero hace falta una eternidad en el futuro para que un Ajustador dote por completo a esta asociación de personalidad de los significados y valores que el Monitor divino trae desde la eternidad del pasado.
     Pero con la gran mayoría de los habitantes urantianos el Ajustador debe aguardar pacientemente la llegada de la liberación de la muerte; ha de aguardar la liberación del alma naciente de la dominación casi completa de los esquemas energéticos y de las fuerzas químicas inherentes a vuestra orden material de existencia. La dificultad principal que vosotros experimentáis al poneros en contacto con vuestro Ajustador consiste en esta misma naturaleza material inherente. Sólo tan pocos mortales son verdaderos pensadores; vosotros no desarrolláis ni disciplináis espiritualmente a vuestras mentes hasta el punto de realizar un enlace favorable con los Ajustadores divinos. El oído de la mente humana es casi sordo a las solicitudes espirituales que el Ajustador traduce de los mensajes múltiples de las transmisiones universales de amor que proceden del Padre de las misericordias. El Ajustador encuentra casi imposible registrar estas guías espirituales inspiradoras en una mente animal tan completamente dominada por las fuerzas químicas y eléctricas inherentes a vuestra naturaleza física.
     Los Ajustadores se regocijan con ponerse en contacto con la mente mortal; pero deben ser pacientes a lo largo de los muchos años de estadía silenciosa durante los cuales son incapaces de abrirse paso por la resistencia animal y de comunicarse directamente con vosotros. Cuanto más alto ascienden los Ajustadores del Pensamiento en la escala del servicio, más eficaces se vuelven. Pero jamás pueden saludaros, en la carne, con el mismo afecto pleno, comprensivo y lleno de expresión con que lo harán cuando los discernáis de mente a mente en los mundos de estancia.
     Durante la vida mortal el cuerpo material y la mente te separan de tu Ajustador y previenen la comunicación libre; después de la muerte, posteriormente a la fusión eterna, tú y el Ajustador seréis uno solo —no os podréis diferenciar como seres separados— y por lo tanto no existirá necesidad de comunicación tal como la entiendes.
     Aunque la voz del Ajustador está siempre dentro de vosotros, la mayoría de vosotros rara vez la oiréis durante la vida mortal. Los seres humanos por debajo del tercero y segundo círculo de logro raramente oyen la voz directa del Ajustador excepto en los momentos de deseo supremo, en una situación suprema y después de una decisión suprema.
     Durante la realización y ruptura de un contacto entre la mente mortal de un reservista del destino y los supervisores planetarios, a veces el Ajustador residente está situado de tal manera que se hace posible trasmitir un mensaje al socio mortal. No hace mucho, en Urantia, un Ajustador autoactuante trasmitió tal mensaje a su asociado humano, un miembro del cuerpo de reserva del destino. Este mensaje comenzaba con estas palabras: «Ahora, sin injuria ni peligro para el sujeto de mi devoción solícita y sin intento de desalentar ni castigar, para mí, registrad mi súplica». A continuación se oyó una admonición bellamente conmovedora y emotiva. Entre otras cosas, el Ajustador imploró, «que me otorgue más fielmente su cooperación sincera, que tolere más alegremente las tareas de mi emplazamiento, que lleve a cabo más fielmente el programa de mi arreglo, que pase más pacientemente las pruebas de mi selección, que camine más persistente y alegremente por el camino de mi elección, que reciba más humildemente crédito para que se acumule como resultado de mis esfuerzos incesantes —trasmitid ésta mi súplica al hombre en quien resido. En él vierto la devoción suprema y el afecto de un espíritu divino. Y más, decid a

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mi sujeto amado que funcionaré con sabiduría y poder hasta el fin mismo, hasta que se acabe la última contienda terrestre; seré fiel a mi fideicomiso de personalidad. Y le exhorto a la supervivencia, para que no me desilusione, para que no me prive de la recompensa a mi lucha paciente e intensa. De la voluntad humana depende nuestro logro de la personalidad. De círculo en círculo he ascendido pacientemente a esta mente humana, y tengo testimonio de que el jefe de mi propia clase me otorga su aprobación. De círculo en círculo estoy prosiguiendo hacia el juicio. Aguardo con placer y sin aprehensión la llamada del destino; estoy preparado a someterme a todos los tribunales de los Ancianos de los Días».