Hoy trataré un tema que considero de crucial importancia en los tiempos que atravesamos. Está a la orden del día y aumenta, conforme la Tierra atraviesa el escenario de la tercera y cuarta dimensiones, basadas en la dualidad, para adentrase en la multidimensionalidad de la llamada 5ª dimensión.
Se trata del incremento del miedo en los habitantes del Planeta, o por lo menos, en los que quedan dentro del marco geográfico de la Civilización Occidental, gobernada actualmente a “golpe” de crisis en todos los ámbitos.
El decidirme a escribir sobre él se debe a que últimamente han venido a mi “realidad” muchas personas que están lidiando con el miedo en diferentes grados. Estos “mensajeros” externos han hecho que me replantee la necesidad de hablar sobre el tema y, aunque mi experiencia fue atravesar un miedo extremo por lo paralizador que llegó a ser (tenía miedo del propio miedo) y no todas las personas tengan que pasar por eso, sí me capacita para trasmitir una luz de esperanza a aquellos que se encuentren debatiéndose en semejante estado de desasosiego.
Recuerdo que en los momentos más agudos del miedo, cuando ya había tomado la determinación de atravesar aquel lamentable estado de conciencia, sólo me encontré una persona que me dijo: “Mari Carmen, no te molestes en explicar el miedo que sientes, no te van a entender”.
Con estas palabras y su presencia, yo sentí la energía empática de esa persona de elevada conciencia, que también había lidiado con el miedo en su camino, y eso fue tremendamente sanador para mí.
Para acceder a los espacios multidimensionales de la 5ª dimensión, es imprescindible transcender la dualidad en uno mismo. Transcender el programa de separación nos lleva a la Conciencia Crística del Amor Incondicional que todo lo abarca y todo lo integra.
El miedo procede de la dualidad, de la conciencia de separación, del juicio y de la culpa, con la inconsciente demanda de castigo de esta última.
Cuando una persona está realizando el camino hacia su interior, tarde o temprano se encuentra con la tremenda labor de integrar los opuestos dentro de sí misma. Se enfrenta con la tarea más difícil que pueda encontrar un ser encarnado en la Tierra, en vías de su Realización: Esta es una palabra mayor… no todas las personas tienen esa meta como prioridad en su vida, ni tampoco la voluntad necesaria para conseguirla.
Para que una persona se lance a realizar tamaña empresa, tiene que haber llegado a la convicción, por lo menos intelectualmente, de que no es una víctima de nada ni de nadie y sí un creador responsable de todo lo que hay creado en su vida y en todas sus circunstancias.
Ello supone un cambio total de paradigma. De pensar que hay que cambiar el exterior, que las causas del sufrimiento vienen de fuera, del mundo externo, que la culpa la tienen los demás… a llegar a entender que el cambio real sólo puede hacerse dentro de uno mismo y que uno es el generador de todas sus condiciones vitales; es cambiar la programación mental como si diésemos la vuelta a una tortilla, ese es el primer paso para recuperar nuestro poder innato.
El poder de cambiar y crear otra vida en consonancia con nuestro Ser Superior y por extensión de ello, aportar una diferencia positiva en la vida de las personas que nos rodean. De hecho, esta toma de conciencia del propio Poder, es requisito imprescindible para acceder a la 5ª dimensión, que no es dual.
Mientras se está atravesando la 4ª dimensión, todavía se piensa que el poder está fuera de uno. Así pues, en esa dimensión dual, se cree en la magia, rituales, gurúes, soluciones y remedios externos, religiones, crisis… etc. Se cede el poder personal a un sinfín de elementos externos. Por ello aquí subsiste la conciencia de víctima, con la falsa creencia de que la “salvación” o el “castigo” está fuera de uno, que alguien tiene que venir a salvarnos desde fuera o, en el peor de los casos, a castigarnos. Todo menos responsabilizarnos de nosotros mismos y de nuestra creación.
Cuando por fin una persona alcanza la conciencia de 5ª dimensión, sale de la ilusión de víctima, entiende que es un creador. Sabe que su “granito de arena” es muy importante en la ecuación total de liberación del Planeta. Comprende que no tiene que cambiar a nadie más, que al hacer su propio cambio interno, ya está realizando el gran trabajo que vino a hacer en esta dimensión: SALVAR EL MUNDO DENTRO DE SÍ MISMO.
Si cambia su visión, su manera de percibir el mundo, si limpia su “viga en el ojo”…lo que sucede simultáneamente, es que cambia el mundo que ve; porque un observador con la conciencia amorosa de Cristo hace milagros con sólo mirar.
La valentía y el tesón que se ha necesitado hasta llegar a este punto del proceso ascendente es resultado de una enorme labor interior con sus correspondientes modificaciones externas; la acción que sigue a esa toma de conciencia es necesaria para concretar en la dimensión física esos cambios interiores. No hay ascenso ni liberación sin cambio. Pretender encarnar la Luz del Espíritu permaneciendo en la inercia de lo viejo es una quimera...
En esos momentos la persona se encuentra con un nuevo reto, del que creo yo, por la experiencia que me tocó vivir, que no existe mucha información al respecto. Por eso nuevamente me veo impulsada a escribir con la intención de que pueda servir de claridad a otras personas.
Al acceder a la conciencia de 5ª dimensión, uno se encuentra con la individualización de sentirse “hijo amado de Dios” o, lo que es lo mismo, siente un AMOR POR SÍ MISMO, como jamás había sentido ni recibido desde el mundo dual, que siempre ama a cambio de algo, de manera condicionada.
Toma conciencia con mayor claridad de que todo lo que existe y ha existido en su vida, es una creación suya, aunque la haya creado desde la inconsciencia.
Generalmente, en este punto de conciencia, nos encontramos envueltos por una creación externa asfixiante en muchos aspectos, que ya no refleja el Ser Soberano que, de manera inconfundible, hemos sentido que Somos con la iniciación de la 5ª Dimensión.
Comprobamos que hemos llegado a esa creación como resultado de haber cedido nuestro poder a las expectativas de los que nos rodearon y a los “dramas de control” que “jugamos” con ellos, sin ser conscientes de eso. Sólo seguimos la inercia de lo que creíamos que debíamos hacer en su momento.
No hay juicio en ello. Además, en esos momentos, aunque nos dijeran que estamos actuando desde programas erróneos, no nos lo creeríamos en absoluto. Por ello siempre “aparece el maestro cuando el alumno está preparado”: no antes.
Sigue la dinámica del Observador de la Física Cuántica.
Lo importante es que nosotros ya no somos el mismo que dio lugar a esa vieja creación. Hemos sentido la Gran Iniciación del Amor (Bautismo), inundando con su Luz todo nuestro ADN lo que ha transformado nuestra materia desde su mismo centro medular.
Esta nueva conciencia posibilita que veamos las cosas y, a nosotros mismos, desde otro prisma, con mayor claridad y profundidad. Además de sentir la mejor “herramienta” y la única con la que se puede acometer esta nueva empresa: MUCHO AMOR POR NOSOTROS MISMOS para descender a los espacios más tenebrosos de la psique y confrontar los viejos “dragones” interiores.
Ahora el nuevo enfoque irá encaminado a deshacer la vieja creación, atrapada físicamente en el cuerpo, en lo que se llama “memoria celular”.
No se trata de escapar del mundo o evadirse de la vieja creación: se trata de traer esa Luz que corresponde a nuestro Ser Soberano, AQUÍ Y AHORA, encarnándolo y transmutando las viejas memorias, a la vez que transformamos de manera plástica sus correspondientes circuitos neurobioquímicos.
Circuitos neurobioquímicos que están emitiendo una determinada energía desde nuestro campo, dando lugar a la atracción, o al mantenimiento, de las personas o de las condiciones dolorosas, o de vibración densa, que existen en nuestra vida.
En este punto de inflexión, la persona sabe que es un creador y sabe que la creación que ha hecho externamente es un reflejo de su “Sombra”, o inconsciente. O, si queremos, también podemos llamarle “aspectos” dimensionales internos o memorias celulares coaguladas en la materia de su cuerpo físico.
Estos momentos resultan abrumadores. Generalmente la persona se pregunta: “¿Cómo puedo encontrarme en este estado tan confuso y temeroso después de haber hecho tanto trabajo interior?”
Percibe de manera más clara su dualidad… pero ahora el trabajo consiste en zambullirse de lleno, con la Luz del Espíritu, en esa dualidad sin rechazar absolutamente nada. Esto parece sencillo, pero quien esté realizando este trabajo sabe lo difícil que resulta.
Permitir dentro de uno la lucha de los opuestos, además en forma de verdadera batalla energética interna, que se siente totalmente real, es como “descender a los infiernos”.
Sabemos, por esa lucidez que ahora nos acompaña, que tenemos la conciencia alterada por esas energías dimensionales que están emergiendo y batallando entre sí, dentro de nosotros; pero saber esto no nos exime del dolor emocional que experimentamos interiormente, sintiendo toda la carga energética que tuvieron desde el momento en que se formaron y quedaron atrapadas en nuestras carnes.
Por ello, lidiar con esta contienda interior, al principio, es tan difícil… Gracias a la progresiva encarnación de la Luz, nos sentimos más capacitados para confrontar esa gran batalla de la dualidad dentro de nosotros. Bajo la Luz del Amor, que lo permite todo sin juicios, es, como podemos integrar tamaño enfrentamiento de energías.
No olvidaremos tampoco que en todo este proceso la tendencia es a resistirnos: La resistencia es contracción y la contracción es…¡MIEDO!.
Miedo que puede llegar a paralizar a la persona, como me ocurrió a mí durante muchos años, sin entender, entonces, qué me estaba ocurriendo.
En aquella época no encontré a nadie que pudiese darme algún tipo de luz al respecto, excepto la persona que he señalado al principio. A veces, al contrario, las interpretaciones externas de personas “intelectualmente espirituales”, fueron demoledoras y muy poco amorosas. Tampoco encontré lectura informativa sobre esto, con lo cual, y como fue norma en mi Camino, tuve que echar mano de mis desconocidos (aún por descubrir) recursos internos y con la guía amorosa del Espíritu, atravesar todos los miedos que, al emerger simultáneamente, me habían dejado incapacitada durante un largo tiempo.
Ahora, después de tantos años en el Camino, miro hacia atrás y puedo ver con perspectiva qué es lo que me sucedió entonces y la razón de todo aquello.
Cuando uno va adentrándose en la multidimensionalidad de su SER, tiene que integrar la totalidad de las memorias dimensionales que emergen conforme va descoagulándose la materia de su cuerpo físico, como resultado del proceso ascendente hacia vibraciones superiores.
…Memorias que se formaron a lo largo de muchas vidas pasadas y de muchos futuros probables puestos en marcha en ellas. En estas memorias se encuentra todo el bagaje experimentado durante el viaje del alma en la dimensión de la dualidad…Memorias que contienen toda la gama de contenidos positivos y negativos, pasados y futuros, probables o potenciales…Unas memorias que contienen absolutamente, TODO…
Para acometer tan tremenda empresa de integración, ya no nos sirve el intelecto procedente de “la caja” de los viejos conceptos, ahora toca meterse en ellas, de lleno, cuando afloren en la superficie de la conciencia, inundándonos con intimidantes contenidos mentales y feroces luchas energéticas, que no podemos entender: sólo SENTIR.
Toca ir más allá de la mente. Y eso es aterrador. La mente, acostumbrada siempre a querer tenerlo todo bajo control, ahora se topa con energías y sensaciones a las que no encuentra lógica ni explicación.
Aquí es cuando la mente, en su inercia de mantener todo bajo el control del intelecto, comienza a asociar el miedo con experiencias pasadas, que se convierten en disparadores del miedo presente y que paralizan a la persona con el miedo anticipatorio al futuro, en una rueda que parece no va a terminar nunca y cuyo culmen son las fobias.
¿Cómo vamos a comprender el origen, la acumulación energética de todos los sufrimientos, carencias, separaciones, pérdidas, enfermedades, la multitud de formas de morir…etc., y que están petrificadas desde el pasado o desde los futuros probables o desde todo el “banco de memoria del colectivo”, literalmente en nuestras carnes? ¿Cómo vamos a utilizar la mente para abrazar tales energías que no pertenecen al ámbito del viejo entendimiento lineal? No es posible esto.
Sólo desde el Amor Incondicional y la aceptación total que nos PERMITE SENTIR TODO, podemos llegar a la LIBERACIÓN. Y, a ella sólo se llega tolerando lo que nos parecía intolerable.
No quedará juicio ni para nosotros ni para nadie y así accederemos a los espacios multidimensionales del SER UNO.
Sabremos que el mundo que percibimos es reflejo nuestro. Cuando ya no haya acción reactiva ni juicio ante él, habremos “salvado el mundo” dentro de nosotros. Sentiremos que ya Somos, ya estamos en la Nueva Tierra pronta a manifestarse.
Para mí el miedo, ha sido mi gran maestro de aprendizaje y disciplina para permanecer en el PRESENTE. Era tan duro sentirme en esa especie de cárcel mental de barrotes hechos de miedo, que no podía salir de allí si no era atravesándolo, así sentía los intensos contenidos emocionales que se disparaban por activadores externos, en determinados momentos. Confieso que fue abrumador durante años, pero finalmente lo atravesé, yendo más allá de mi mente.
Esa sensación desagradable e intensa, que se anticipaba al futuro, dilatando y proyectando el sufrimiento para ese futuro, sólo la pude desactivar sintiéndola en el presente: lo que me llevó a estar en un estado de PRESENCIA casi permanente.
Cuando alguna vez, surge alguna vieja memoria para integrar, sea mía o del consciente colectivo, ya tengo la suficiente maestría para permitirla y sentirla en el AHORA, sin evadirme de ella, sabiendo que en ese instante estoy transmutando densidad por más Luz encarnada del Espíritu, o lo que es lo mismo: CAMBIANDO MIEDO POR AMOR.
En esa acción de estar en el AHORA, es cuando somos totalmente creadores conscientes desde el Poder del SER. Y no es ni más ni menos que permanecer en QUIETUD ante cualquier circunstancia o en cualquier confrontación interna. Ese es el objetivo.
Jesús decía que mientras estuviésemos en el mundo (dualidad) tendríamos que estar, vigilantes…
…Vigilantes para permanecer en el AHORA, ya que: “Cada día, trae su propio afán”.
En la época en que estaba más paralizada por el miedo, hasta el extremo de que salir de casa era para mí una auténtica odisea anticipatoria, con sus correspondientes “somatizaciones” físicas del miedo, las “herramientas” que más me ayudaron a transcender aquel penoso estado de conciencia, fueron tener la certeza de que desde el SER había un Amor absolutamente incondicional e inmutable hacia mí (yo ya lo había experimentado en carne propia, tras salir mi kundalini por la coronilla...)
No obstante, bajo aquel estado de bloqueo, no lo podía sentir como lo tuve los meses posteriores a la sublime experiencia, por mucho que yo luchase por volver a tener aquel maravilloso estado de conexión, pero sí sabía que, a pesar de todo, estaba ahí... Era como la certeza de saber que el Sol siempre está brillando en el cielo aunque, de cuando en cuando, lo tapen los nubarrones y no podamos verlo ni sentir su calor.
Esa certeza fue lo primordial para embarcarme en la acción voluntaria e imprescindible, para transcender aquel “desierto” que, durante un período de mi vida, se adueñó de mí.
A partir de ella surgieron “herramientas” a poner en práctica para salir de la penosa paralización en la que estaba. Afirmaciones cargadas de Voluntad Superior que me pusieron en movimiento hacia adelante, como:
“DETRÁS DE ESTE MIEDO, ESTÁ MI LIBERACIÓN”.
Así me ponía en marcha, sabiendo que la acción era de suma importancia en este trabajo para dejar los circuitos neurobioquímicos nuevos, más allá del miedo, impresos en mi cerebro y en la bioquímica de mi cuerpo y por supuesto, activados en mi ADN.
“EN LA CAPACIDAD QUE TENGO DE ACEPTAR, DE TOLERAR, DE SENTIR…MI VULNERABILIDAD, MI DEBILIDAD, MI HUMANIDAD… RESIDE MI PODER”.
No se trataba de negar lo que estuviera sintiendo, fuera la emoción que fuese, ni de negar las circunstancias que me contraían por el miedo y la resistencia, o de negar, incluso, cualquier malestar físico o somatización…se trataba de enfocarme en que detrás de ellas, atravesando esa incomodidad y se presentase como se presentase, estaba la Verdad que Yo Soy, estaba mi LIBERACIÓN.
Es como meterse en “el ojo del huracán”, en el “Punto de Quietud” o Punto Cero, en dónde se conecta con todos los potenciales milagrosos del SER.
Llegar a este punto central de la cruz, es lo que ejemplifica Jesús en la Crucifixión. Con ello se transmite que todos los opuestos, horizontales y verticales, de todas las dimensiones del pequeño universo que somos cada uno de nosotros, se unifican en el centro de la cruz o Punto Cero, pero antes de ello, ha tenido lugar una batalla interna representada en la agonía de Getsemaní.
Esto es una dinámica que se da a lo largo de todo el Camino de integración interior, sólo que en las últimas etapas se siente como si no hubiera “velos” que pudieran amortiguar el dolor que produce la confrontación de las energías.
Así pues, si la tendencia era a huir, a no querer confrontarme con lo que emergiese…ahora se trataba de ir adquiriendo la maestría para permanecer en QUIETUD, ACEPTANDO, PERMITIENDO, RESPIRANDO…SIN MODIFICAR NADA…SIN JUSTIFICAR NADA…SIN PENSAR…SÓLO SINTIENDO Y DANDO ESPACIO A LA CONTIENDA QUE SE DESARROLLABA EN EL INTERIOR, CON TODA LA PACIENCIA QUE ME FUERA POSIBLE.
Claro, de esta manera y con este enfoque, mi creación vieja paralizante, ante tal batalla interior, iba transformándose en una creación cada vez más liberadora y jubilosa, además de dejar en mí esa maestría de poderme situar en el AHORA, en dónde reside verdaderamente nuestro PODER CREADOR.
Gracias a Dios, todo aquello ya pasó y yo me siento enormemente agradecida por ello. Disfruto muchísimo de todas las cosas pequeñas, esas que para otros puedan parecer insignificantes. Yo las valoro muchísimo porque me pasé años en un estado que me impedía disfrutar de VIVIR EN EL AHORA.
Y con gran júbilo y alegría, el ADN que sané y activé en mí, con nueva información, emite a través de la unión de nuestros respectivos Campos, una energía que facilita la sanación a otras personas que están haciendo su Camino y en ocasiones, pasando por el mismo miedo extremo que yo pasé, transfiriéndose de un ADN a otro ADN, unos códigos con la información de desactivación del miedo.
Esto lo he constatado, con gran alegría, en varias personas que se han ido recuperando del miedo ancestral, visceral, que las tenía paralizadas durante años. Esto es algo que sólo puede entender quien ha pasado por ello.
Personalmente, reconozco que estas recuperaciones son, de lo más jubiloso que he sentido en mi vida: Ver cómo otras personas se van liberando y recuperando su PODER, es uno de los mejores obsequios que una persona puede recibir. Además de ver reflejado lo mejor de mí misma en ellas; lo peor de mí ya me costó lo mío integrar y transcender.
Cuando las veo tan recuperadas, tan llenas de esperanza y ánimos renovados, realizando su propio e intransferible Camino interior, doy gracias al Padre y reconozco que todo lo que tuve que pasar y transcender, con tanto esfuerzo, tesón, respeto y amor por mí misma, mereció la pena.
Realmente la Vida es un escenario maravilloso para experimentarnos a nosotros mismos, viviéndola, “impregnándonos” en ella, tomando conciencia de nuestros claros y oscuros, reconociendo por contraste, gracias a ellos, Quienes Somos de verdad. Y mientras, vamos realizando el viaje de regreso hacia la Casa del Padre, como “El hijo pródigo” hacia los brazos de su Padre.
Este es realmente un viaje para los AUTÉNTICOS. Llegados a este punto evolutivo, ya no sirve “hablar de boquilla” ni desde las teorías mentales porque sólo desde la autenticidad del que se ha metido de lleno en la experiencia de la Vida, siguiendo su propia “brújula del alma” para salir de las “tormentas” en él mismo, se tiene la capacidad para transcender el miedo. Se adquieren así las frecuencias que le sirven como llave para neutralizar al “Guardián del Portal” hacia la multidimensionalidad del SER.
Esa es nuestra Herencia Divina: El Tesoro o Reino de los Cielos, que decía Jesús.
Un Campo energético que ha sido unificado a través de transmutar e integrar las frecuencias del miedo por las frecuencias del AMOR, es un Campo que irradia una energía muy poderosa, capaz de regenerar positivamente todo lo que entra en su radio de acción.
Una vez comprendido todo esto, sólo nos queda llevarlo a la práctica, a la total Realización. Sabiendo que conforme ascendemos a los espacios multidimensionales del SER, cuyas frecuencias no tenemos conceptos humanos para entender, los próximos pasos a seguir, serán abandonarnos a Él, aceptando el hecho de que no sabes qué hay más allá…pero ya prima en ti la total CONFIANZA de que Él te lleva…y tú ya no quieres otra cosa que eso.
Y Él te lleva de la mano…cuando permaneces en ese PUNTO DE QUIETUD en el que has aprendido a estar, en el que te transfiguras en su “Recipiente” para integrar todos los “aspectos” dimensionales dentro de ti mismo, te conviertes en “Recipiente” del Espíritu, del Todo lo que Es, que tú Eres, que Yo Soy.
UN ABRAZO DESDE EL ALMA CON TODO MI AMOR: