CRISTO REY
¿QUIERES SER MI AMIGO?
20 de Noviembre 2013
El Colectivo del Uno
Hermanos
y Hermanas humanos, en nuestra humanidad común, deposito en vosotros el
beso de mi Gracia y vengo a vosotros, y en vosotros, como Cristo-Rey.
No vean a través de este nombre un elemento histórico de la humanidad,
sino más bien un elemento de la verdad eterna. Vengo hoy para cada uno a
fin de pedirles: ¿Quieres ser mi amigo, a fin de que llegado el
momento, que está a tu puerta, abras la Puerta? En esto la única llave
de esta puerta es el Amor, no el que vosotros soñáis, no este amor que
esperáis o proyectáis, sino mas bien la verdad del Amor, el que di hace
más de dos mil años a uno de los Ancianos de hoy. Y finalmente vengo
reunido y unido por el corazón de mi Madre y mi Corazón en vuestro
corazón, para manifestar y realizar la nueva Alianza, la de la Eternidad
y de la Verdad.
Entonces,
si, a cada uno de vosotros, toco a la puerta de vuestro templo, a la
puerta de vuestra alma. Vengo a tocar y encender en el Aliento del
Espíritu lo que sois. Y como Cristo-Rey, por los Corazones unidos de
nosotros tres, tu, mi Madre y yo, vengo a pedirte si estás listo a vivir
la verdad desnuda. La verdad que no se traba de ninguna resistencia,
de ningún artificio, de ninguna seducción. Vengo, a muchos de ustedes
por diversas manifestaciones, por diversos síntomas, en el cuerpo de
vuestra humanidad. Llego a tocar la puerta de cada uno antes de tocar la
puerta del colectivo.
Solo
puedo decir: vela y ora en la interioridad de tu templo a fin de
encontrarme, a fin de oírme, a fin de que tú mismo, me oigas y me
encuentres. Vengo también a cortar los velos de lo efímero, de las
ilusiones, del sufrimiento, de las memorias y del karma. Vengo por la
Gracia a restituiros a la Gracia y a la Verdad. Conserva limpio tu
templo. Conserva intacto el sentido del niño, el sentido de la
espontaneidad a fin de responder a mi llamado. Todo lo que os ha sido
velado aún hasta el presente os será develado en lo que les concierne,
en lo que concierne a este mundo donde cada uno de ustedes está
insertado.
¿Quieres
ser mi amigo? En este cara-a-cara donde ninguna sombra puede empañar
el Amor dado y el Amor del Ser. En esta resonancia del Amor en el seno
de la Verdad, yo soy la Luz que sois. Como amigo, vengo a tocar el
corazón de vuestro Corazón, penetrando en todas partes, en todos los
lugares de vuestro cuerpo como de vuestra conciencia. Mi lugar aquí
resulta de lo que el conjunto de los Ancianos, aquí y en otra parte,
vienen a aportar a vuestro conocimiento, no por las palabras sino por
la alquimia de la Vibración de cada uno de los 24 Ancianos, viniendo a
encender por el Fuego del corazón, viniendo a darles el Agua de la
Eternidad y el Fuego del Amor. Como amigo, vengo a mostraros la
realidad del Amor, la verdad de la Luz, la que no tiene necesidad de
palabras, ni de conceptos, ni de historia, ni de memoria, sino que viene
a traeros de vuelta al Centro de ustedes-mismos. Al conjunto de los
Ancianos, por su reunión aquí y en otra parte, así como a cada uno de
ustedes, aquí sobre este mundo, dije hace ya 2000 años: cuando varios se
reúnan en mi nombre, estaré entre vosotros, ya que cada uno de ustedes,
que ha abierto la puerta a mi Amor, solo puede encontrar su Amor, más
allá de los límites, más allá de toda enseñanza, más allá de toda
imaginación, en la desnudez y en la transparencia del alma elevada hacia
el Espíritu, yo estoy con vosotros para la Eternidad. Esto lo dije.
Se los repito hoy con una agudeza perceptible.
Unido
al corazón de nuestra Madre, unido al corazón de los Ancianos, así como
de las Estrellas y de los Arcángeles, aquí vengo. Recuerden que para
cada uno de vosotros, cualquiera que sea vuestra historia, cualquiera
que sea un pasado, cualquiera que sea el peso de vuestro cuerpo o de
vuestra alma, vengo a poner el Aliento del Espíritu de la Verdad del
Amor en vuestro corazón. Nadie puede engañarse, nadie puede dudar.
Pero vivir la Gracia depende de vuestra respuesta, de vuestro
reconocimiento, más allá de todo cuerpo, aquí sobre este mundo. Vengo a
inscribir el sello de la transfiguración y de la resurrección donde
ninguna sombra pueda persistir, ni incluso rozar vuestra consciencia.
Vengo a llamaros al Amor. Vengo a llamaros al Espíritu.
Si
estáis reunidos en mi nombre, estáis también en vuestro nombre, aquel
no de vuestra identidad sino el de vuestra Eternidad. El Amor es simple
y esta verdad no depende de ningún conocimiento porque lo que les
traigo es a ustedes-mismos, no a través simplemente de una comprensión,
sino mas bien, y mas, sobre todo por vuestro corazón, no solamente el
que late en vuestro pecho sino el que late en la Fuente eterna de donde
proviene toda conciencia cualquiera que ella sea aquí en esta Tierra.
La gracia llama a un perdón, irrevocable y definitivo de todo lo que no
es Amor y de todo lo que no es Eternidad.
Entonces,
en estos días precisos de esta Tierra en su calendario, el día donde
los Ancianos unifican sus conciencias como un impulso más cercano de
ustedes que el que ha sido entregado por los diferentes impulsos
arcangélicos y por vuestras comuniones, fusiones y disoluciones, vengo
entonces a tocar a la puerta de vuestro ser a fin de que se restituyan a
sí mismos y esto solo actúa por la ley de la Gracia, ley del Uno, ley
del perdón donde no hay ningún lugar para la oposición y la resistencia
de cualquier circunstancia del pasado de este mundo. Yo dije: la Verdad
os hará libres y esto es lo que se vive en vosotros. No vengo para
salvarlos de algo que no existe sino que vengo a asistir al renacimiento
de lo que son en verdad. Para esto, vayan cada vez más hacia esta
evidencia, hacia este instante presente que no conoce ninguna herida,
ningún sufrimiento, ninguna dualidad.
Como
dije: yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. No en cuanto a adorar
externamente, a lo sumo a seguir mis pasos para imitarme. No para
rechazar lo que sea sino para fundirse en el Amor. Vengo a tocaros, a
sacudir a algunos de ustedes, recuerden, para cortar, para podar lo que
no está vivo ni lo estará jamás, todo lo que pertenece al sufrimiento, a
los pesos del pasado, a los pesos de las creencias, a los pesos de las
ilusiones. Muchos entre vosotros en estos días, experimentan y viven
nuestra comunión y nuestra unión, aportándoles un aliento regenerado, un
aliento vivificado por el espíritu de Verdad, por el sentido del Amor
vivido no dependiente de ningún límite, de ninguna condición y de
ninguna circunstancia.
Los
Ancianos han hecho de este día, un día a marcar una piedra blanca en el
templo de vuestra Eternidad. Respondo así pues a la solicitud de la
Tierra. Respondo así pues a la solicitud de cada uno de ustedes como
del conjunto colectivo de la Tierra. Reconocerme es una evidencia no
sufriendo ninguna duda, ninguna interrogación porque mi Fuego es tal que
solo pueden reconocerlo en vuestra esencia, en la Fuente y en
Eternidad. Vengo también a establecer este Fuego, a desplegarlo e
instalarlo en los Cielos como sobre la Tierra, como en cada uno de
ustedes. De este modo hoy os vuelvo a decir: ámense los unos a los
otros. El bien y el mal solo son la consecuencia de la privación del
Amor. Aquel que vive mi aliento, el de la verdad del Amor, no puede ya
jamás condenar lo que sea o a quien sea porque esto concierne únicamente
a lo que es efímero. También dije: Mi Reino no es de este mundo.
Estáis sobre este mundo pero no sois de este mundo.
Vengo
a realizar lo que la Fuente os había ya anunciado, que esto sea hoy por
múltiples vías, como en los datos de los textos más antiguos, como por
la experiencia de aquellos entre vosotros que me han encontrado antes
que ustedes en el sacrificio de ellos mismos, en el abandono de ellos
mismos, en un grito hacia el Espíritu. El Espíritu ha respondido. El
Paracleto (Ndt: nombre que se le da al Espiritu Santo) se extenderá
dándoos a vivir la Gracia si me abren la puerta y si devienen realmente,
objetivamente, pero también en vuestras experiencias, en vuestra
amistad. El tiempo más allá de todo tiempo, el de lo sagrado y del
sagrado está allí. Solo el miedo y la atracción de cualquier historia,
la vuestra como la de la Tierra, representará la única densidad y el
único obstáculo a la libertad.
Aquí
lo que tenía que deciros en preámbulo a la comunión, la vuestra y la de
los Ancianos. Desde ahora en este instante, deposito y sello, en
vuestro corazón, el beso ardiente de la Eternidad, el del Amor
despertado a sí-mismo. La Gracia es la verdad de la vida eterna donde
ningún límite puede constreñir al Espíritu. Así, deposito, en este
instante como de ahora en adelante en cada instante, para aquel que
quiera ser mi amigo, el beso ardiente y el sello de la Gracia. Yo os
invito donde estéis y lo que seáis a verificar por vosotros mismos esta
frase: cuando estéis dos reunidos en mi nombre, estaré entre vosotros
para hacer el milagro de una sola cosa, el Amor.
Mucho
más allá de toda cosa de este mundo, mucho más allá de todo objeto o
todo sujeto, mi amistad y vuestra amistad despertando así pues el
aliento del Espíritu y liberándoos realmente de los pesos del pasado, de
los pesos del cuerpo. Allí está la libertad a la cual los convido.
Desde el instante donde somos amigos, desde el instante donde la
Realeza, no la de los hombres sino la del Espíritu se establece en
vosotros. De este modo puedo decir: en los corazones unidos de nuestra
Madre y de Cristo en cada uno, sello en vosotros el beso de la
Eternidad, el de vuestra Libertad, el de la Verdad que es la misma para
todos desde el instante donde los pesos de lo que es oscuro desaparecen,
desde el instante donde acogéis nuestra presencia y nuestro Amor que no
es otra cosa que dejar aparecer lo que en verdad Sois.
Así
pues, Hermanos y Hermanas, amigos de la Eternidad, deposito en vosotros
este sello y los invito a la comunión con cada uno porque si moráis en
el Amor, nuestro Amor y el vuestro reunidos, ninguna oscuridad puede
existir, o incluso aparecer en el ojo del Espíritu. Llámenme como les
plazca, ya sea Jesús, ya sea el nombre de un Anciano, ya sea el nombre
del que los acompaña y camina a vuestro lado en esta vida, que esto sea
las Estrellas, los Arcángeles, o un Anciano, no hace ninguna diferencia
porque es la misma flama, la misma Eternidad, la misma Luz. Estén
presentes a vosotros mismos. Estén presentes los unos a los otros. Y que
de vosotros solo emane el Amor ya que el Amor es el bálsamo que pone
fin al bien y al mal, que pone fin a la dualidad, que pone fin a las
resistencias. No hay otro medio en estos días que esta acción de
Gracia.
Os
bendigo en lo sagrado del Amor. Os doy gracias a vuestra presencia
dondequiera que estéis en la Tierra, en las condiciones que sean, porque
el momento ha llegado de dejar ir todas las condiciones. Ellas no
pueden mantenerse ante el Fuego de la Gracia y es a vosotros en vuestra
intimidad, y con el conjunto de los Hermanos y Hermanas encarnados o de
Luz, e incluso hacia aquellos que aparecerían como enemigos, que os
corresponde dar la Gracia, de mostrar el Amor que sois, no para
demostrar lo que sea a quien sea sino mas bien para ser el Amor.
Todas mis bendiciones os acompañan en este instante como en cada instante.
Mis
amigos, en este día, se sella nuestra amistad. Me encontrareis en cada
aliento de vuestra vida, desde el instante donde descansen y moren en
esta recepción y en la verdad de nuestra Presencia. Os saludo y os digo
a cada uno: Eres mi amigo y yo te amo porque esta es tu naturaleza,
porque esto es lo que tú Eres. Vengo a favorecer la disolución de todos
los velos que te impiden aún quizá reconocerme. Se tu mismo,
verdaderamente, transparente y busca siempre, cualquiera que sea la
manifestación de tu conciencia, el Amor más auténtico en las diferentes
formas de expresión de ti-mismo. Allí está la Gracia y no en otra parte.
Yo te amo.