Soy María, Reina de los Cielos y la
Tierra. Saludos y Amor a cada uno de vosotros, dondequiera que estéis.
Mi presencia está con vosotros. En los albores de este mes de mayo,
vuelvo a inundaros de Gracia, Amor y Verdad.
Hoy, lo importante
no es lo que os diga, sino mi Presencia más íntima, en vuestra
intimidad. Vengo a apoyaros, a vosotros, hijos del Único, Semillas de
Estrellas, Corazones vibrantes, en los últimos pasos dentro de la
dualidad. En este momento en que todas las señales reveladas por cada
uno de los profetas de la Tierra están ante vuestros ojos y se viven en
vosotros, vengo a apoyaros con mi Amor de madre en la verdad de vuestra
Eternidad. Vengo, si queréis, a aligerar vuestros últimos pesos,
vuestras últimas resistencias, vuestras últimas dudas.
En el
comienzo de ese mes de mayo, más que nunca, se os ofrece comulgar con
vuestra verdad que es vuestra. Estaré presente en cada llamada, en cada
momento; si vuestra conciencia se vuelve hacia el cielo, entonces seré
vuestra tierra, vuestro cuerpo. Ahora que todos los Elementos laten al
unísono, la llamada de la Verdad, el tiempo de la revelación, yo estoy a
vuestra puerta, estoy en vosotros y con vosotros. Vengo a despertar lo
que debe ser, siempre que os confiéis a vuestra Eternidad.
En
estos momentos en los que nada puede estar oculto en la faz de la
Tierra, es el tiempo también de no esconderos de vosotros mismos o a
vosotros mismos. Es hora de dejar detrás de vosotros, lo que está
muerto, es hora de reencontraros en vuestra totalidad y en vuestra
unicidad.
Cuando los signos del Cielo y de la Tierra, entren en
su paroxismo y en su intensidad, cuando el fuego vital y el Fuego Vibral
se combinen en el Espíritu, el Espíritu de la Verdad -que despeja
vuestros ojos y abre de par en par vuestro corazón-, viviréis la Gracia,
pero se requiere de vosotros el perdón, el perdón de todo lo que habéis
atribuido a las circunstancias o a vosotros mismos. Al re-cubriros con
mi Manto, como he tenido ocasión de hacerlo en numerosas ocasiones,
vengo a consolidar vuestra propia revelación.
El tiempo de la
Resurrección acaba ahora, permitiendo en un nuevo día y en el comienzo
de un nuevo mes, lograr la Libertad que viviréis, la que habéis diseñado
y se crea ahora, la que os llevará a vuestro Corazón donde todo es
respuesta, donde la Evidencia no sufre ni dificultad, ni resistencia.
Mi
Presencia viene a pediros, antes que os nombre y os llame, que viváis
la Paz. Os invito también, como os dijeron los Ancianos, a dejar
florecer la rosa de vuestro corazón. Os llamo a la comunión perpetua; a
vivir de manera lúcida y plena, la Nueva Eucaristía, la del Espíritu, la
de la Libertad y la Verdad.
Cada uno de vosotros os daréis
cuenta que, a vuestra manera, os es posible instalaros en el Silencio,
en la paz, en cualquier aspecto y en cualquier situación en la que
tengáis que vivir, por la gracia de la Inteligencia de la Luz. Apoyaos,
os recuerdo, por el Coro de los Ángeles y por el Espíritu del Sol, así
como por todos los planos de la Luz Una, estáis invitados al verdadero
despertar, aquel que nada tiene que ver con las circunstancias de lo
efímero. Este despertar es vuestro último despertar, si puedo hablar
así, el que os conduce a la Alegría inefable, para cada uno de mis
hijos, más allá de la función aparente de este mundo, donde tenéis
vuestros pies.
Vengo también a invitaros y a
recordaros, que la Gracia es Evidencia, que no requiere esfuerzo, que
está en superabundancia desde el instante en que no retengáis nada, no
resistáis nada. Vuestra Resurrección, ilustrada por el modelo de mi
Hijo, os lleva hoy (como han explicado los Ancianos), al sacrificio más
noble, más puro, en el que sólo hay Evidencia de la verdadera Vida,
Evidencia de la Alegría y manifestación de la Paz.
Vengo a
pediros también, si no está hecho, que verifiquéis por vosotros mismos
que todo está dentro de vosotros, que ninguno podéis estar separados de
ningún otro ser, en la Libertad y en el Amor.
Ya no es tiempo de discursos, sino de nutrir la llama eterna de vuestra Presencia.
Vengo
también a ayudaros, si me llamáis, no solo para sanar las condiciones
de este mundo o de este cuerpo, sino para dejar que vuestro corazón
aparezca totalmente, emanando e irradiando espontáneamente, el canto de
la Resurrección, el del Amor incondicionado donde el Fuego Ígneo, el
Coro de los Ángeles, el Espíritu del Sol, todas nuestras Presencias y
vuestras Presencias de este mundo, se resuelvan en vosotros poniendo fin
a las apariencias de separación que prevalecen todavía en algunos de
vosotros o en ciertos aspectos de vuestra vida. Estos son también los
momentos en que el llamado: “Desconocido” o “Absoluto”, se convierte en
lo único conocido y soportable.
El Comendador de los Ancianos os
ha mencionado con frecuencia, el “miedo” o el “amor”. Ahora no puede
quedar nada de miedo, en cada uno de mis hijos, ninguna dificultad puede
surgir ante la intensidad de la Luz, ante la intensidad y nitidez de
vuestra conciencia.
Es hora de dejar que se muestre vuestra sed
de cielo, vuestra sed de Libertad, vuestra sed de Verdad y de Amor, que
os permitirá trascender, si es necesario, antes incluso de mi Llamada,
vuestros límites corporales, los límites de todas vuestras estructuras
sutiles y que dejará aparecer la gloria de la Resurrección y de vuestro
sacrificio.
Más que nunca, allí donde miréis, tanto en el
interior de vosotros como en la ilusión de este mundo, el Amor llena y
llenará cada vez más, todo lo que os pueda aparecer en cualquier
elemento. El Amor es un bálsamo, el Amor es la llave, pero ahora
descubriréis, sobre todo, que el Amor es la Verdad; no solo la que os
une en los lazos de lo efímero, sino el Amor que existe y que está
presente desde la Eternidad. Cuanto más aceptéis a vuestro corazón y a
vuestra Eternidad, más Paz habrá, allí donde no podrá surgir ninguna
cuestión, ninguna oposición.
Está brotando una nueva intimidad
entre vosotros y yo, a través del Canal Marial, en vuestro corazón o en
vuestra conciencia pura. Desprovista de cualquier ornamento de este
mundo, yo soy la Evidencia del Amor, la Evidencia de nuestra filiación
de Libertad.
Como os han dicho los Ancianos, mis hermanas
Estrellas, ¿habéis renunciado a los placeres de la ilusión, a los
placeres de lo efímero?, ¿habéis considerado lo que emerge en vosotros,
no para juzgar sino para pesar y sopesar lo que es ligero y lo que es
pesado, lo que queda aún para liberaros, así como lo que cree la
persona?
Vengo también a invitaros a lo que podríais llamar, en
los tiempos más antiguos, “vivir la oración perpetua”, donde en cada
soplo de vuestra vida y en cada uno de vuestros pasos en la tierra, sea
saciada la sed de Luz por ella misma, por vuestro corazón y por vosotros
mismos, haciéndoos vivir la beatitud, la paz o la desaparición.
Independientemente
de las estructuras efímeras que vibran en vuestro cuerpo, de los
caminos que habéis recorrido y tomado, de vuestra situación, de vuestra
edad, todos vosotros lograréis la Libertad, aquella que no puede estar
condicionada a ninguna historia, ni siquiera a la que hemos desarrollado
en vosotros desde el primer derramamiento del Espíritu Santo, hace más
de treinta años.
La inteligencia de la Luz os invita más y más a
vuestra Resurrección y a vuestra Libertad. Muchos de vosotros, mis
hijos, habéis vivido ya mi Llamada, en los momentos en que la Eternidad
ha tomado todo el lugar, dentro de vuestro efímero. Muchos de vosotros
habéis aceptado encarnar totalmente la Luz de la Eternidad. Hace algunos
años, fuisteis llamados, los “ancladores de Luz”, los “sembradores de
Luz”, las “Semillas de Estrellas”. Hoy, cada uno de vosotros sois una
Estrella que no tiene necesariamente ni forma, ni atribución, pero que
se contenta con ser Estrella más allá de toda cuestión o de toda duda.
Recordad que la Verdad es simple, es humilde.
En
la escena del espectáculo de este mundo, para aquellos de vosotros que
observáis lo que ocurre aquí, así como en la escena de vuestro cuerpo y
vuestra conciencia, si os fijáis con atención, veréis lo mismo: “la
actualización de la Luz y de la Gracia, el final del engaño, el final
del miedo”. Aunque pueda quedar algo de ello en vosotros, como en lo que
observáis en la superficie de este mundo, los elementos que aparezcan
como opuestos a eso, no existen. Son sólo espacios de resolución que no
os atañe juzgarlos, condenarlos o etiquetarlos en relación con lo
conocido.
Cuando os digo que lo Desconocido, se vuelve conocido,
aludo por supuesto al Juramento y a la Promesa, así como a mi Llamada,
que surgirá de forma colectiva, no importa en qué momento, ahora. No
volveré sobre las señales anunciadoras que ya conocéis.: Están presentes
por todas partes y en muchas zonas de este mundo, en los planetas de
este sistema solar, en vuestro sol y en vuestros cielos. Incluso lo que
aparece en vosotros y fuera de vosotros como violento o resistente, no
es más que un espacio de solución y resolución, donde el Amor ya no
puede ser asfixiado o reprimido.
Por tanto, sí; vengo a invitaros
a la lucidez hacia vosotros mismos, hacia el final de lo que está
muerto y hacia el principio de lo que ha renacido en Eternidad. En esta
trasparencia de vosotros mismos, frente a frente, con lo efímero de este
mundo, es donde emerge y entra en manifestación la Eternidad.
Hijos
de la ley del Uno, hoy, a muchos de vosotros la dualidad os aparece
como fútil y superflua, llevándoos a instalar cada vez más, el
sentimiento de la Unidad y la experiencia de la Unidad donde no se
necesita nada más; os bastáis a vosotros mismos en vuestra conciencia
eterna.
Como decía, los tiempos de los profetas toman realidad
ante vuestros ojos, haciéndoos ver en las miradas al interior como al
exterior, este último combate, que no es un combate entre vosotros y
algo, sino más bien, la estabilidad y la fiabilidad de la Luz en vuestro
cuerpo, en vuestra conciencia y en este mundo.
Los
acontecimientos que suceden en la superficie de la Tierra, sólo son para
favorecer la Inteligencia de la Luz, el estado de Gracia. Para algunos
de vosotros, los dolores de parto, han comenzado; es el alumbramiento de
vosotros mismos liberados de toda apariencia, de todo peso, de toda
forma y de todo vínculo a lo efímero.
Durante este mes de mayo,
se os ofrece lo que es preciso vivir, con una lucidez mayor y más
intensa, vuestra Eternidad. Es también, durante estos momentos
especiales, cuando aparece vuestra capacidad mayor y más nítida para ser
lo que sois. Sean cuales sean vuestros ideales, lo que concebís como
libertad en vuestra alma o en vuestro Espíritu, eso se concreta en
vosotros y en este mundo, lo que os llevará, siempre más, a salir de las
historias, de los conflictos y de lo que pueda resistir dentro y fuera,
para conducir vuestra conciencia, siempre más, hacia la Libertad; allí
donde sólo se puede confiar en la Libertad.
El Espíritu de la
Verdad, el Espíritu de la pureza, os revelan su belleza y su evidencia,
especialmente, si dejáis pasar lo que vuelve y remonta desde lo efímero,
dirigiéndoos a un espacio donde habéis adquirido mi Presencia, donde no
hay ni sufrimiento, ni dudas ni cuestionamientos. Habéis llegado a un
momento en que no hay nada que preparar, no hay nada que adquirir o
desarrollar, sólo hay que ser, sin condición y sin reticencia, lo que
sois en verdad.
Todos mis hijos de la Tierra y de este sistema solar, se acercan ahora a la Verdad, como nunca ha sido el caso hasta ahora.
Habéis
acogido la Luz, la habéis dejado trabajar en vosotros y, ahora,
descubrís que vosotros sois la Luz, no dentro de lo efímero, no en las
alegrías y penas de este mundo, sino como verdad primordial. Sean cuales
sean los obstáculos de vuestro cuerpo o la renuencia persistente, os
sentís bien y os sentiréis cada vez mejor, al no haber otra posibilidad
que nacer en Eternidad, que renacer en la Esencia. Todo lo que habéis
podido imaginar o controlar que ya no puede ser tenido o controlado,
concurre al Abandono último, al decir lo que mi Hijo pronunció: “Padre,
en tus manos encomiendo mi Espíritu”. Más allá de la historia, más allá
del símbolo y del alcance de los acontecimientos históricos de la
Tierra, hay mucha más Evidencia de la Ley del Uno donde todo es Uno,
donde todo es un juego y donde todo es Libertad, porque esta verdad no
puede disminuir ni sufrir ninguna carencia, ni problema alguno.
También
os digo que esta oración perpetua que ahora debe surgir en vosotros
para ir a lo evidente, no sólo en las llamadas de la Luz, como ha
ocurrido todos estos años, sino para ser vosotros mismos, la Luz de la
Llamada. Para eso, no necesitáis palabras, ni explicaciones, ni
comprensión sólo tenéis que dejar florecer esa rosa de vuestro corazón;
todo el alimento de esa rosa, está en vosotros.
Ya me percibáis
por la vibración, por el Canal Marial o que os imaginéis en la
perfección que es vuestra, poco importa; sea cual sea el camino de
aproximación a nuestra relación, lo único que importa es vuestra
conciencia pura, aquella que no está cargada con los pesos de este
mundo, aquella que no conoce ningún peso y que nunca los ha conocido.
Os invito a superar toda forma, todo nombre, para no estar separados en ningún acto de vuestra vida o de vuestras relaciones.
En
este momento, como os han dicho mis hermanas Estrellas, cuando se
generalizan los sonidos del cielo y de la Tierra; ahora, cuando la
Tierra vive su propio parto a su nueva dimensión, lo mismo que cada uno
de vosotros, todos vais a actualizar vuestro programa de Libertad, lo
que fue denominado hace unos años: “la Asignación Vibral”.
En
este momento del “Cara a Cara” a solas, si lo asumís, si lo aceptáis,
encontraréis en vuestro corazón, la totalidad del mundo, la totalidad de
las dimensiones, la totalidad de las vidas y las experiencias de
conciencia. Que eso sea a través de los linajes estelares, las vidas
pasadas en este mundo, todo lo que se ha revelado y manifestado en la
densidad que sea, no existirá más. En el Silencio, en el corazón del
Corazón, en ese punto que no puede ser localizado, están todos los
posibles y los imposibles, todo lo que pueda ser pensado, creado,
imaginado y experimentado, os remite incansablemente a la Fuente y al
Absoluto. Vuestra Paz no depende de ningún factor exterior, de ninguna
satisfacción, sino solamente de la realidad y de la permanencia de
vuestra Eternidad.
Entonces, la gracia de la Luz es efectivamente
una oración perpetua, una acción de Gracia; diría, que el estado de
gracia, que os hará vivir el Coro de los Ángeles y os hará vivir la
Resurrección, sin dolor y sin aprehensión. Es el momento también en el
que hace falta que dejemos de apoyaros en algo que consideráis exterior a
vosotros; ya sea mi Presencia, la Presencia de los Ancianos, de los
Arcángeles, de otras dimensiones; más que nunca, eso está en vosotros y
descubriréis, si no está hecho, la inutilidad de un escenario o una
historia, porque la Luz y el Amor, no se cargan nada más que de Amor y
de Luz, en la forma o en la dimensión que sea.
Llegar a ser como
un niño, es la verdad que ahora os propone este mes de mayo. Recordad
que cuanto más estéis en el Amor y en la Verdad, menos posibilidad habrá
de juicio y de condena, de bien o mal, porque el Amor y la Verdad son
el Bien último que no tenéis que buscar o amplificar, que solo pide
desarrollarse en vosotros como en todo el mundo. Haced vuestras, las
palabras de mi Hijo: “Mi reino no es de este mundo”, y “polvo eres y en
polvo te convertirás, pero que en realidad no eres esta forma o este
polvo, ni siquiera un alma con sus sufrimientos, deseos o experiencias,
sino que eres Espíritu puro, cuya manifestación no puede ser más que el
Amor, aquí mismo, aquí donde pisas”.
Te invito al Amor, de donde
procede toda sabiduría y toda alegría. Te invito a ser feliz, no en las
circunstancias de este mundo, sino en el redescubrimiento de lo que tú
eres. No ya de manera paroxística o durante las llamadas de la Luz, sino
a cada minuto, a cada soplo, a cada mirada dirigida a ti como alrededor
de ti. La Luz te bendice a cada instante, de día y de noche,
rindiéndote gracia a ti mismo.
Todas las conciencias de la
Tierra, fuere cual fuere su estado de resolución dentro del Choque de la
humanidad, no pueden ignorar ahora lo que sucede en el marco de lo
efímero, como es, su propia desaparición en tanto que modelo social, en
tanto que vida falsificada. Este es el momento en el que no hay más
proyecto que el de “ser” total y enteramente, sin depender de ninguna
limitación, de ningún karma, de ningún sufrimiento, ni de edad, ni de
sexo. Ahí está tu Autonomía, tu Libertad, la que se abre ante ti y en
ti.
Hoy, no sólo te llama la Luz, ella te pide que también seas
eso. No en detrimento de todo lo demás, sino englobando todo lo demás,
amigos como enemigos, sin hacer separación. La Gracia y el perdón, son
las dos formas más naturales de manifestar lo que tú eres. La
Inteligencia de la Vida y de la Luz, en ese momento, te pide que des tu
perdón y tu Gracia, no por acción o reacción alguna, ni por una
pro-acción, sino por la Evidencia de la Luz y de tu Corazón.
Nosotros,
mis hermanas, los Arcángeles y los Ancianos, nos expresamos por última
vez, de manera exterior, porque incluso esto, no tendrá curso ante la
evidencia del Amor y de la Verdad. No es porque esto sea inútil, no es
porque sea superfluo, sino porque la Luz lo llenará todo y, en el Amor,
no hay diferencia entre tú y yo, no hay ninguna distancia. Así que
olvida las reticencias, olvida los miedos y acuérdate del Amor. Mira lo
que eres, en la Ligereza.
Ahora no hay otra enseñanza que ver lo
que tú eres. Tú eres la Gracia y tú eres el Amor; todo lo demás es
accesorio y no forma parte más que de lo que pasa, en tanto que
experiencias y juegos de la conciencia.
Bendice sin límites, todo
lo que puedas tocar, todo lo que puedas ver, todo lo que puedas sentir y
experimentar. Permanece en este don de la Gracia y será borrado todo
aquello que todavía parezca bloquear o restringir lo que tú eres.
Te
digo también: ámate a ti mismo, en tu Eternidad. No al personaje o a la
función que desempeñas, ni a esta forma, sino más allá de toda forma y
de toda función. Desnúdate porque el Amor te quiere desnudo. Todo eso es
espontáneo desde el instante en que te vuelves espontáneo. Hay puntos
de referencia. Los Ancianos, las Estrellas, yo misma, hemos insistido
ampliamente sobre esos elementos, pero hoy no tienes nada que hacer con
esas referencias, porque todo se vuelve obvio y tomará todo tu espacio y
todo tu tiempo. Recuerda también que la Luz te deja libre en tus
elecciones y en tus posicionamientos.
Podría añadir muchas
palabras, pero esas palabras, hoy, no son solo para ir directamente a tu
corazón, para alimentarte, aunque estoy aquí, sino para demostrarte que
todo proviene de ti, de lo que tú eres. Más allá de toda forma y de
toda dimensión. También podrás ver, en este mundo, que hay hermanos y
hermanas que no viven esto. No te inquietes por ellos, aunque estén muy
cercanos a ti, porque nadie puede escapar o sustraerse a lo que tú
vives; aunque en esos hermanos y hermanas no exista ninguna lucidez,
ningún interés, no te inquietes por eso.
Para utilizar una
imagen, te diría, que una vez hayas resucitado totalmente, si no es ya
el hecho, te reirás de ti mismo, te reirás del encerramiento, te reirás
de todo. No es por burlarse sino porque habrás experimentado la
inutilidad. Conviértete en la roca que eres, esta roca de la que no
pueda ser sustraída ni quitada la Luz.
Entonces, más allá de
escucharme, de leerme o de oírme, ponte en oración, la oración del
corazón que no necesita preguntar porque el corazón sabe que todo está
ya acordado. Es una acción de Gracia, es un don de la Gracia. Este
regalo tú te lo haces a ti mismo. Para acoger tu Eternidad, no esperes
nada más; ninguna circunstancia de este mundo, puede ayudarte. Sólo tu
Corazón te ayuda aquí donde estamos.
Mis palabras ahora se
espacian, porque el sentido de nuestra alianza, es más importante ahora
que los discursos, las palabras o las explicaciones. Todos los signos
que se os han ofrecido vivir a cada uno de vosotros, son de tal
evidencia hoy, que no pueden existir zonas de sombra, zonas de
resistencia.
Os invito de nuevo a amar incondicionalmente y sin
restricciones. Amad a todos porque el Amor es la única manera de
derrotar, en verdad. Porque todo lo que pueda apareceros como enemigo,
no puede aparecer más que en el interior de vosotros. En la Gracia, no
puede haber enemigos, ni restricción. Abríos a esta abundancia, abríos a
lo ilimitado y, lo que pueda quedar todavía en vosotros, como
resistencia o miedo, no os inquietará más; habéis obrado
suficientemente, para terminar con el encerramiento. Dejad instalarse,
ahora, la Evidencia. La Gracia no tiene necesidad de vuestra persona, no
puede conocer ninguna persona porque es la misma en todos y en cada
uno.
Vosotros sois los dignos hijos de la Ley del Uno. Toda la
Confederación Intergaláctica, y lo sabéis desde hace años, os asiste y
os apoya en vuestra Resurrección, en lo que ha podido parecer, a algunos
de vosotros, muy largo y difícil, hoy va a vivirse -y se vive hoy- sin
ninguna dificultad.
Recordad también que en estos tiempos en que
se instalan en la Tierra, la única solución será el Amor y el Perdón.
Porque el perdón es siempre el signo de un corazón suficientemente
grande para englobar a su contrario o a su enemigo, porque él, no conoce
enemigos.
Finalmente, dejad emanar de vosotros, la compasión, no
la compasión tal y como fue expresada hace muchos años por Hermano K,
sino la compasión espontánea que reconoce en cada hermano y en cada
hermana, con los que os cruzáis, la Luz y la Verdad, incluso ante
cualquier tipo de oposición
Velad y orad, porque, aunque nadie
sabe el día y ni la hora, yo os digo que el día y la hora, es ahora, en
cada minuto, en cada soplo, en cada día que amanece, en cada noche que
termina. No sabéis si seréis arrebatados en éxtasis durante mi Llamada,
pero eso está confirmado y puede manifestarse a cada minuto.
La Luz no sufre retraso en el sentido
que entendéis en este mundo; ella llena todos los intersticios y todas
las conciencias, independientemente de lo que vean vuestros ojos o
creáis. No os quedéis en las apariencias, las apariencias de vuestra
vida o las apariencias de este mundo, sino id a lo más íntimo. Porque en
esta intimidad, no puede existir más que la Evidencia y la simplicidad.
En
este tiempo de mayo, ya sea de manera personal para cada uno de mis
hijos, ya sea colectivamente, tiene el mismo significado: tiempo de la
Resurrección, tiempo de mi Llamada y del que vendrá como un ladrón en la
noche, y ya ha llegado para muchos de vosotros.
Asimismo,
recordad que, en este tiempo del mes de mayo, no habrá rincón o grieta
donde podáis ocultaros vosotros mismos o a los otros. Todo es Luz, todo
está iluminado con la misma Gracia y con la misma intensidad, lo que
veis y lo que valoráis.
Acogedme en vuestro seno como yo os acojo
en mi seno. No veáis ninguna diferencia entre vosotros y yo, entre
vosotros y cada hermano o hermana encarnado. En el Amor, no hay nada que
rechazar, porque todo está trascendido por el Amor y si se rechaza,
entonces no hay Amor; así de simple.
Entonces, hijo bien amado,
allí donde estés, aquí, leyendo, escuchándome, en el lugar que desees,
yo te bendigo. Te doy mi Paz como tú me das tu Paz. Oye y escucha. Como
te ha dicho el Arcángel Uriel, es la hora de la Resurrección. El Amor
borra toda nostalgia y todas las heridas de tu conciencia.; aunque no
sea de tu cuerpo, eso no es grave ni importante. Abandónate a tu Fuente.
…Silencio…
En el Silencio de mis palabras y de tus palabras, mira, ve y vive.
…Silencio…
Yo te bendigo ahora, en el espacio sin fronteras y sin límites, de tu corazón.
…Silencio…
Escucha a tu corazón, su latido y su emanación.
…Silencio…
Hagamos juntos el Silencio, para oír el corazón y su canto.
…Silencio…
Yo te bendigo y acojo también tu bendición.
…Silencio…
En el Amor y en la Vida, yo honro tu Presencia, yo honro tu Amor.
…Silencio…
Me
retiro en ti, ahora, porque es necesario, para mí, oír tu corazón,
Óyeme. Me callo ahora y te dejo entrar en oración, y te lleno de Gracia.
…Silencio…
Adiós.
…Silencio…
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