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viernes, 20 de marzo de 2020

LOS CAMINOS DE LA FELICIDAD





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(1) COMIENZOS ADECUADOS

La vida está llena de comienzos. Y a cada persona se le presentan todos los días y a todas horas. La mayoría de los comienzos son pequeños y parecen triviales e insignificantes, pero, en realidad, son lo más importante de la vida.
Observa cómo, en el mundo material, todo se origina a partir de pequeños comienzos. El río más caudaloso es al principio un pequeño riachuelo que hasta un saltamontes podría cruzar de un salto; las grandes inundaciones comienzan apenas con unas gotas de lluvia; el robusto roble que ha soportado las tormentas de mil inviernos, una vez fue una bellota; y un insignificante fósforo que se deja caer por descuido, puede iniciar un incendio y devastar todo un pueblo por el fuego.
Considera, también, cómo en el mundo espiritual las cosas más grandes provienen de los comienzos más pequeños. Una insignificante fantasía puede ser el inicio de un invento maravilloso o una obra de arte inmortal; pronunciar una simple frase puede dar un giro a la historia; un solo pensamiento sincero puede dar paso a la acción de un poder de renovación mundial; y un impulso animal momentáneo puede conducir al crimen más oscuro.
¿Eres consciente de la enorme importancia de los comienzos? ¿Sabes realmente lo que conlleva un comienzo? ¿Te das cuenta de la cantidad de comienzos que llevas a cabo de una manera constante y comprendes la impor- tancia que éstos tienen? Si no es así, acompáñame duran- te un breve espacio de tiempo e investiguemos con una mente reflexiva estos tan ignorados caminos de bendicio- nes, ya que son benditos cuando se acude a ellos con sabi- duría, y contienen una gran fuerza y un alivio para la mente que sabe comprender.
Un comienzo es una causa y, como tal, va seguido de un efecto o una cadena de efectos, y ese efecto siempre será de la misma naturaleza que la causa. La naturaleza de un impulso inicial siempre determinará la esencia de sus resultados. Un comienzo también presupone un fin, una consumación, un logro o una meta. Una puerta siempre conduce a un camino y ese camino nos lleva a algún destino en particular. Por lo tanto, un comienzo nos conduce a obtener resultados y los resultados nos llevan a un fin.
Existen los comienzos adecuados y los comienzos equivocados, a los que les siguen efectos de una naturaleza similar. A través del pensamiento atento puedes evitar los comienzos equivocados y hacer que surjan los comienzos adecuados, y, de esta manera, escapar de los malos resultados y disfrutar de los buenos.
Hay comienzos sobre los que no se puede ejercer ningún control ni autoridad. Éstos están afuera, en el universo, en el mundo de la naturaleza que te rodea y en otras personas que tienen la misma libertad que tú. No te preocupes por ese tipo de comienzos, dirige tus energías y tu atención hacia aquellos comienzos sobre los que tengas completo control y autoridad, porque son éstos los que determinan la compleja red de resultados que componen tu vida. Estos comienzos se encuentran en el reino de tus propios pensamientos y acciones; en tu actitud mental ante las diferentes circunstancias que atraviesas; en tu conducta cotidiana. En pocas palabras, en la manera en que diriges tu vida, que es lo que hace que tu mundo sea un mundo sano o un mundo enfermo.
Si quieres lograr una vida de felicidad, una de las formas más sencillas de comenzar es tener en cuenta los actos y pensamientos cotidianos, es decir, el comienzo de la vida diaria. ¿Cómo comienzas cada día? ¿A qué hora te levantas? ¿Cómo inicias tus tareas y obligaciones? ¿Con qué actitud mental emprendes la vida sagrada de cada nuevo día? ¿Cómo puedes responder a tu corazón estas importantes preguntas? Descubrirás que tanto la felicidad como la infelicidad son una consecuencia de un inicio del día adecuado o equivocado, y que, cuando cada día se empieza a vivir sabiamente, las secuencias felices y armoniosas marcarán su curso, y la vida en su totalidad no se alejará de la más ideal felicidad.
Levantarse de la cama a una hora temprana es un modo apropiado y sano de comenzar el día. Aun cuando tus tareas cotidianas no te lo exijan, es sabio hacer de esto un deber y empezar el día con un ímpetu tan vigoroso y arrollador que haga sucumbir a la indolencia. ¿Cómo podrás desarrollar la fuerza de voluntad de la mente y del cuerpo si empiezas todos los días rindiéndote a la debilidad?
Tras la autoindulgencia, siempre viene la infelicidad. Las personas que se quedan en la cama hasta muy tarde nunca se levantan inspiradas, alegres y frescas, sino que son presas de la irritabilidad, la depresión, el agotamiento, los trastornos nerviosos, las fantasías anormales y todos los estados de ánimo que acarrea la infelicidad. Éste es un precio muy alto que hay que pagar por la indulgencia diaria. Ser demasiado condescendientes con nosotros mismos es tan perjudicial como la dosis diaria de alcohol que bebe el borracho convencido de que así calma sus destrozados nervios.
De la misma manera, la persona que se queda en la cama está convencida de que necesita largas horas de descanso como un posible remedio para su estado de ánimo, su agotamiento y otro tipo de trastornos originados por la indulgencia. Los hombres y las mujeres no son en absoluto conscientes de las grandes pérdidas a las que se exponen con este tipo de indulgencia tan habitual: la pérdida de fortaleza, tanto mental como física, la pérdida de la prosperidad, la pérdida de conocimientos y la pérdida de la felicidad.
Por lo tanto, empieza el día levantándote temprano. Si no tienes ningún motivo para hacerlo, no importa; levántate, sal a dar un tranquilo paseo y camina entre las maravillas de la naturaleza.
De esa forma, experimentarás entusiasmo, deleite y te sentirás fresco y renovado, sin mencionar la paz mental que compensará con creces tu esfuerzo. A un buen esfuerzo le sucede otro. Así que cuando una persona empieza el día levantándose temprano, aunque lo haga sin ningún otro propósito, descubrirá que el silencio de la hora temprana lo conduce a la claridad mental y a la calma del pensamiento, y que su paseo matutino le permite convertirse en un pensador secuencial.
Así podrá observar la vida y sus problemas, observarse a sí mismo y a sus propios asuntos bajo una luz más clara. Y, con el tiempo, se levantará temprano con el propósito expreso de preparar y armonizar su mente para enfrentarse a todas y cada una de las dificultades del día con la sabiduría y la fortaleza que brinda la tranquilidad.
De hecho, existe una influencia espiritual durante las primeras horas de la mañana, un divino silencio y un sosiego indescriptible. Y aquella persona que, con toda determinación, se quita de encima el manto de la com- placencia y escala las colinas para dar la bienvenida al sol de la mañana, también logrará escalar la gran distancia que lleva a las cimas de la felicidad y la verdad.
A este correcto inicio del día le seguirá la alegría de un desayuno que impregnará el hogar con una atmósfera resplandeciente e incitará a emprender las tareas y los deberes del día con un espíritu fortalecido y seguro, y, de esta forma, todo el día se vivirá bien.
De esta forma, se tiene la impresión de que todos los días pueden considerarse como el comienzo de una nueva vida en la que se podrá pensar, actuar y vivir de una manera renovada y con un espíritu superior y más sabio.
Cada día es un comienzo refrescante;
cada mañana es un mundo renovado,
a ti que estás cansado de la pena y de los pecados, te ofrezco la mejor esperanza,
una bella esperanza para ti y para mí.
No sigas viviendo con los pecados y con los errores del ayer de una manera tan obsesiva que ya no te quede energía ni inteligencia para vivir adecuadamente el día de hoy, y no pienses que los pecados del pasado pueden impedirte vivir plenamente el presente. Comienza bien el día de hoy y apóyate en las experiencias acumuladas de tus días pasados; vive mejor que cualquiera de tus días anteriores. Pero, ten en cuenta que no podrás vivir mejor el hoy si no lo empiezas mejor. La calidad de todo tu día depende de la manera en que lo hayas comenzado.
Otro inicio de gran importancia es el comienzo de cualquier tarea en particular. ¿Cómo se comienza la cons- trucción de una casa? En primer lugar, debemos elaborar un plano del proyecto y después procedemos a construir de acuerdo con dicho plano, respetando escrupulosamente cada detalle, empezando por los cimientos. Si se descuida esta forma de comenzar, es decir, si se descuida la elaboración de un plano matemático, el trabajo será inútil y no se podrá terminar el edificio sin que éste se desmorone. Será una construcción insegura y carente de valor. La misma ley se aplica a cualquier trabajo importante: el comienzo más correcto y esencial es un proyecto mental definido de aquello que se va a construir. La naturaleza no hace trabajos chapuceros, ni deja nada a medias, ni cae en la confusión. O mejor dicho, la confusión es, en sí misma, la caída. El orden, el carácter decisivo y el objetivo prevalecen eternamente en el universo, así que la persona que, en sus tareas, ignora estos elementos matemáticos, se priva a sí misma de la estabilidad, de la plenitud y del éxito.
La vida sin un plan,
tan inútil como en el momento en que comenzó, es tierra del descontento
donde sólo crece una vida a medias.
Si una persona emprende un negocio sin tener en su mente un plan perfectamente ideado al que ceñirse de manera sistemática, será incoherente en sus esfuerzos y fracasará. Las leyes que se deben observar en la construcción de una casa también deben aplicarse en el desarrollo de un negocio. A un proyecto definitivo deberá seguirle un esfuerzo coherente; y con este esfuerzo se obtendrán resultados firmes y ordenados que conducirán al buen jui- cio, a la plenitud, a la perfección, al éxito y a la felicidad.
Pero esto no sólo se da en una empresa constructora o mercantil. Todas las empresas, de cualquier naturaleza, funcionan conforme a esta ley. El libro de un escritor, el cuadro de un artista, el discurso de un orador, el trabajo de un reformista, la máquina de un inventor, la campaña de un general, todas estas actividades primero han sido cuidadosamente planificadas en la mente antes de su realización. Y el éxito real y el resultado final del proyecto serán una consecuencia de la unidad, la solidaridad y la perfección del plan mental original.
Las personas exitosas, influyentes y bondadosas son aquellas que, entre otras cosas, han aprendido el valor y el uso del poder que está oculto en esos inicios oscuros que el necio considera «insignificantes».
Pero el inicio más importante de todos, ése del que depende inevitablemente la aflicción o la dicha, es, no obstante, el más descuidado y el menos comprendido: el inicio del pensamiento en la región oculta, pero causal, de la mente. Toda nuestra vida es una serie de efectos que tienen su causa en el pensamiento, en nuestro propio pensamiento. Cualquier conducta se realiza y se moldea a través del pensamiento; todos los hechos, buenos o malos, son pensamientos que después se vuelven visibles. Una semilla en la tierra es el principio de una planta o de un árbol; la semilla germina, la planta o el árbol nacen a la luz y se desarrollan. Un pensamiento en la mente es el principio de una línea de conducta: primero, el pensamiento introduce sus raíces en la mente, para surgir después a la luz en forma de acciones o de conductas que se van desarrollando para formar el carácter y el destino.
Los pensamientos de odio, enojo, envidia y codicia, así como los juicios impuros, son comienzos equivocados que conducen a resultados dolorosos. Los pensamientos de amor, los pensamientos tiernos, amables, generosos y puros, son comienzos correctos que conducen a resultados satisfactorios. ¡Esto es muy simple, muy evidente y absolutamente verdadero! ¡Y a pesar de eso, se ha olvidado, se ha eludido y se ha comprendido muy poco!
El jardinero que estudia con detenimiento cómo, cuándo y dónde sembrar sus semillas, obtiene los mejores resultados, además de un gran conocimiento en horticultura. Las mejores cosechas alegran el alma de aquél que mejor lleva a cabo este principio. Todo aquel que estudie con paciencia cómo sembrar en su mente las semillas de pensamientos poderosos, sanos y bondadosos, obtendrá los mejores resultados en su vida y un gran conocimiento de la verdad. La mayor felicidad llegará a quien cree en su mente los pensamientos más puros y nobles.
Los buenos pensamientos sólo pueden generar buenas acciones; las buenas acciones sólo pueden generar una vida recta, y todas las bendiciones nos llegarán si vivimos una vida correcta.
Quien tiene en cuenta la naturaleza y la importancia de sus pensamientos, quien se esfuerza a diario por eliminar los malos pensamientos y reemplazarlos por pensamientos buenos, llega finalmente a comprender que los pensamientos son el inicio de los resultados que afectan a cada fibra de su ser; y que, de una manera muy importante, influyen en cada acontecimiento y en cada circunstancia de su vida. Y cuando llega a comprenderlo, únicamente se permite tener pensamientos correctos y decide llevar a cabo sólo aquellos inicios mentales que puedan conducirlo a la paz y a la felicidad.
Los pensamientos incorrectos son dolorosos en su origen, dolorosos en su crecimiento y dolorosos en sus frutos. Los pensamientos correctos son dichosos desde su origen, dichosos en su crecimiento y dichosos en sus frutos.
Son muchos los comienzos correctos que un hombre debe descubrir y adoptar en su camino hacia la sabiduría; pero lo que está por encima de todo, lo más importante y lo que todo lo abarca, el origen y la fuente de cualquier felicidad duradera, es el inicio correcto de las operaciones mentales. Éste implica el continuo desarrollo del autocon- trol, de la voluntad, de la determinación, de la fortaleza, de la pureza, de la amabilidad, de la percepción y de la comprensión. Nos conduce a la perfección de la vida, ya que aquél que piensa de una manera perfecta, ha eliminado toda sombra de tristeza, cada momento de su vida está lleno de paz, sus años están envueltos en dicha y ha alcanzado la felicidad más completa y perfecta.

JAMES ALLEN