Lecciones Sobre Enfermedad Y Disfunción
13 de Mayo, 2015
Por José L. Stevens
www.thepowerpath.com
Traducción:
Marcela Borean13 de Mayo, 2015
Por José L. Stevens
www.thepowerpath.com
Difusión: El Manantial del Caduceo
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Hay gente en el mundo que está seriamente desafiada por
una enfermedad crónica o aguda, una limitación física como la falta de un
miembro, o una discapacidad emocional que limita su movilidad o su capacidad en
la vida. Muchas de estas personas tienen la meta de los recortes en esta vida,
y están aprendiendo lecciones legítimas e importantes de sus desafíos. Algunas
de estas personas están navegando sus vidas sin invertir mucho ego en su
problema. Ellos son una gran fuente de inspiración para el resto de nosotros.
Hay algunas razones en común por las cuales algunas
personas optan por la enfermedad, la disfunción, la discapacidad y los
problemas físicos que no tienen nada que ver con indulgencia personal o con
motivaciones impulsadas por el ego.
1.
Algunos optan por los desafíos físicos para poder focalizarse
en desarrollar otro talento o habilidad. Por ejemplo, una persona sorda puede
centrarse en el ver en cambio, o una persona ciega puede ser una cantante
maravillosa. Una persona que carece del brazo derecho tendrá que enfatizar su
brazo y mano izquierdos en su lugar. Estas son elecciones específicas
realizadas ya sea antes del nacimiento o, en algunos casos, después del
nacimiento, que ayudan con el desarrollo de un área que ha sido o bien
descuidada en otras vidas o no desarrollada lo suficiente.
2.
Algunos optan por los problemas físicos que les ayudarán a desarrollar la
compasión por los demás con discapacidades similares. Tal vez en el pasado
nunca se relacionaron con personas que tenían este tipo de desafíos.
3. Están
aquellos logrando grandes cosas que quieren inspirar o motivar a otros a lograr
grandes cosas de manera similar a pesar de que tienen serias limitaciones. Este
puede ser el caso de alguien como el físico Stephen Hawking.
4. Hay algunas personas que quieran demostrarse a sí
mismos que pueden ser altamente productivos en la vida a pesar de que luchan
con enormes desafíos físicos. Hay algo que hace a estas personas diferentes de
aquellos cuya enfermedad o disfunción está siendo utilizado al servicio del
ego. A menudo son personas altamente productivas que no son propensas a
quejarse, culpar, o sentir lástima de sí mismos e incluso, cuando no son
capaces de ser altamente productivos, no son acusadores o llorones. Estos son
los criterios críticos que separan a los dos grupos.
Esto lleva nuestro enfoque en torno a los otros,
aquellos de nosotros que sufrimos de ataques ocasionales de enfermedades,
depresión, ansiedad, o aquellos que incluso sufren de enfermedades crónicas,
enfermedades repetidas que son, en su mayor parte, impulsadas por el ego o la
falsa personalidad. La forma en que se puede saber si algo es impulsado por la
falsa personalidad es que hay una tendencia a quejarse en voz alta, a culpar, o
a llamar la atención sobre la enfermedad por algún beneficio secundario. Otra
manera de reconocerlo es que la persona parece adicta al sufrimiento y recibe
un placer sádico al frustrar a quienes lo rodean. Esta es la persona que blande
sus muletas o dramatiza sus síntomas por obtener simpatía y atención. Pueden
ser vistos con frecuencia en la sala de espera de urgencias con nada más grave
que una fiebre leve o sentados en una silla de ruedas en el aeropuerto a pesar
de que son perfectamente capaces de caminar hacia el avión sin ayuda. Incluso
algunos casos de depresión o ansiedad pueden ser impulsados también
por el ego y son utilizados como una herramienta para evitar la vida o para
castigar a otros que son aparentemente los culpables. Examinemos estos diversos
escenarios para entender los mecanismos involucrados.
Por lo general las enfermedades impulsadas por el ego
comienzan en la primera infancia cuando aprendemos a usar nuestra inteligencia
para manipular el mundo que nos rodea para conseguir más de lo que queremos: Lo
que estamos buscando puede ser más atención, más amor, más nutrición, más
apoyo, más comodidad o similares. Esto comienza muy inocentemente, quizás para
un niño cuyos padres son negligentes, ya sea que sea por buenas razones o no.
Un niño cuya madre trabaja se da cuenta de que puede llamar la atención de su
madre por tener fiebre o dolor de estómago o un ataque de asma. El hecho de que
esto funcione puede hacer que sea más fuerte y más fuerte. pues el
comportamiento se refuerza con cada ataque, sobre todo si resulta en un viaje
al hospital donde las enfermeras y los médicos hacen bullicio y alboroto sobre
los síntomas del niño. Una estadía en el hospital puede reforzarlo aún más como
una herramienta de poder para llamar la atención. El niño aprende rápidamente
que estar enfermo es igual a ser más atendido. Los dolores y los estornudos, la
fiebre y la tos pueden aumentar e incluso pueden llegar a ser crónicos. En los
casos más extremos toda la familia puede movilizarse en torno al niño enfermo
con dietas especiales, condiciones y restricciones.
Estas personas, en oposición a aquellos que están
aprendiendo lecciones esenciales a partir de sus condiciones, han aprendido a
manipular sus medio-ambientes y a la gente a su alrededor para sus propios
fines. Rara vez hacen una contribución a la sociedad, sino más bien son
consumidores de recursos. A menudo se confinan a sus hogares exigiendo que
todos los servicios lleguen a ellos. Con frecuencia sufren de lo ellos dicen
que son enfermedades ambientales, reacciones alérgicas graves, o dolores y
debilidades misteriosos que les impiden hacer cualquier contribución al mundo.
A menudo están enojados, resentidos, absortos en sí mismos, y martirizados, y
no son particularmente amorosos hacia los demás. De hecho, es muy común sentir
una cierta actitud de egoísmo, una demanda llena de resentimiento de que el
mundo satisfaga sus necesidades. Estas actitudes y respuestas son muy
diferentes de, digamos, una persona que tiene el síndrome de Down o alguien
que, a pesar de su grave estado, parece genuinamente abierto, cariñoso,
generoso y optimista.
Por desgracia, hay un gran número de personas que
sacrifican su salud por llamar la atención, que sacrifican sus vidas con la
esperanza de poder exigir un poco de amor, nutrición, o comodidad. La
indulgencia les ha debilitado, y los lleva inexorablemente a un destino peor.
Cada vez que son recompensados por su enfermedad o disfunción,
esta se vuelve más fuerte y más crónica. Cuando se combina con el dragón del
martirio, puede ser mortal. Con el tiempo, a nadie le gusta estar cerca de
ellos y cuando los médicos y los terapeutas los ven venir experimentan
aversión. En parte esto se debe al hecho de que no importa lo que les sugieran
o intenten, el paciente por lo general lo rechaza y en cambio se evade con una
actitud enojada, resentida de "¿Por qué yo?"
Algunas enfermedades emocionales no son tan diferentes
de lo que hemos estado discutiendo, por ejemplo la depresión y la ansiedad. En
formas sutiles un niño puede aprender que estar deprimido les consigue más
atención que siendo tan solo otro niño en una gran familia. Si un niño expresa
ansiedad puede ser reforzada por la ansiedad de los padres a cerca de los
temores de su hijo. Con pequeñas acciones la ansiedad y la depresión pueden
reforzarse hasta que se convierten en áreas completas de problemas. Una vez
más, hay una diferencia entre aquellos que luchan contra la depresión y la
ansiedad y aún hacen una contribución a la sociedad y otros que permiten que
les haga cesar cualquier productividad significativa. Un trastorno emocional
que se refuerza al servicio de la falsa personalidad a menudo lleva a la gente
a estar más desconectados, preocupados y absortos en sí mismos.
En los Estados Unidos y otros países desarrollados
vivimos en un mundo que es un campo minado en relación a estar sano o enfermo.
Los problemas suelen venir en torno a las respuestas extremas a las
enfermedades emocionales o físicas de las disfunciones.
Estas son algunas prácticas extremas y desquiciantes:
1.
Culpar a los enfermos graves y privarlos de cualquier
servicio. Ejemplo: el gobernador de California, Ronald Reagan, vació los
hospitales mentales y lanzó a los enfermos mentales a las calles por considerarlos
evasores y una carga para los contribuyentes.
2.
Castigar a los enfermos mentales graves con la ejecución por la comisión de
delitos mientras alucinaban y escuchaban voces de origen psicótico.
3. Dar a
cada condición un diagnóstico y una etiqueta y legitimar todas las condiciones
como excusa por ser disfuncional.
4.
Padres exigiendo que sus hijos neurológicamente dañados sean integrados en la
escuela para evitar la estigmatización.
5.
Estigmatizar a las personas en general por el más leve soplo de inestabilidad
mental, mientras desenrollan la alfombra roja para las personas con problemas
físicos claramente diagnosticados.
6.
Compañías de seguros declarando todo como condiciones preexistentes para evitar
los pagos y hospitales desplegando la alfombra roja para las personas con las
pólizas de salud “Cadillac” (N. de T: de lujo), quienes a menudo no
necesitan el servicio.
7. Aclamar a los hombres y mujeres por su servicio como
héroes por defender a su país y luego abandonarlos cuando se debe pagar por sus
heridas y discapacidades. Obviamente hay un sinfín más de discrepancias y
puntos de vista extremos cuando se trata de cómo hacer frente a los enfermos y
de cómo se ven ellos a sí mismos. Vivimos en una sociedad confundida que no
sabe qué hacer con la enfermedad, los accidentes, y las disfunciones. Como
cultura todavía parece que lo vemos como una vergüenza, un fracaso, y como una
debilidad personal el hecho de enfermarse o de ser heridos. Este es el sistema
de valores de las almas jóvenes que todavía dirigen el mundo de los negocios y
la arena política. Han ligado las lesiones, enfermedades y disfunciones a sumas
de dólares y, por supuesto, esto deshumaniza toda la experiencia.
Por otro lado, las almas bebé lucen sus enfermedades
como una insignia de honor y quieren ser atendidos en su totalidad por los más
ínfimos problemas, muchos de los cuales son de su propia creación. Las almas
bebé tienden a comer todos los alimentos equivocados, terminan con diabetes y
otras enfermedades y luego quieren que todo el mundo pague por sus terribles
elecciones. La solución a este problema es educación, y no diciéndoles que
están irremediablemente enfermos. Necesitan que se les enseñe cómo mantenerse
saludables. Sin duda es difícil destetarlos de su azúcar.
Las almas maduras y viejas prefieren el sistema de
salud no tradicional que les permite tomar un papel más activo en el cuidado de
su salud. Desafortunadamente muchos de estos servicios no están cubiertos por
las pólizas de seguro por lo que las almas de más edad se ven obligados a pagar
de su bolsillo para conseguir el tratamiento más eficaz para ellos.
Parte del sistema demencial es que el mercado está
construido a partir de los que están etiquetados como enfermos y disfuncionales.
Las personas enfermas son un gran negocio para las almas jóvenes inversoras.
Sin embargo, la enfermedad también es muy cara para los contribuyentes que
pagan por los veteranos de guerra y otros servicios sociales y las personas que
pagan por el seguro, por lo cual se está llevando al país a la bancarrota. ¿Hay
algún dinero invertido en prevención? Las almas maduras europeas parecen
pensarlo así.
Lo que se necesita es un enfoque más equilibrado hacia
todas las condiciones y más neutralidad cuando se trata de cómo vemos a las
enfermedades y a las lesiones. Una comprensión más clara de la edad del alma
sin duda ayudaría.
Lo que puedes hacer:
1.
Cuando estás realmente preocupado por una condición, deberías
obtener ayuda de inmediato, pues es bien sabido que las personas con un
diagnóstico temprano pueden ser ayudadas mucho más fácilmente que los que
esperan hasta que sea demasiado tarde. Esto es rentable y desalienta el
martirio.
2. Cuando estás sufriendo una enfermedad, cuida de tí mismo y
no infectes a otras personas si lo que tienes es contagiosa y agudo.
3. Si tienes una condición a largo plazo, haz tu tarea y con
neutralidad obsérvate a tí mismo para comprender lo que simboliza dicha
condición: una carencia de sentirse amado, ira reprimida, pena, y así
sucesivamente. Ocúpate de esto y suelta el estar enfermo crónicamente. Si estás
constantemente enfermándote de esto, aquello y lo otro, observa esto con
cierta suspicacia. ¿Qué es lo que realmente está promoviendo este conjunto de
problemas? Tal vez en algún nivel quieres estar enfermo o herido por algún tipo
de beneficio secundario. Esto no conducirá a ningún buen lugar.
4.
También presta atención al culpar y quejarte con suspicacia en tí mismo. Date
cuenta de que puede que seas un peón de la falsa personalidad y que esta se
esté aprovechando de tí. ¿Cuál es tu estafa aquí? ¿A quién está tratando de
castigar? ¿A quién estás haciéndole daño? ¿De quién quieres atención? Asume la
responsabilidad y clarifícalo. A menudo, la comunicación clara es la mejor
manera.
Siempre bendícete a tí mismo por estar bien y sentirte
bien. Estar bien y sentirse bien es el estado natural de la esencia. Te mereces
ser y sentirte de esta manera. Cualquier otra cosa es una lección importante y
cuanto antes lo aprendas más pronto podrás estar bien. Como recordatorio, la
enfermedad, la disfunción y las lesiones, si no son una lección especial, son
sólo un fraude del que sería mucho mejor prescindir. Si este artículo te hizo
enojar, entonces tienes trabajo que hacer en tus dragones. Si piensas que no
tienes engaños, mira de nuevo, te estás engañando a tí mismo. Como dice el
comercial de toallas de papel, "La vida es desordenada, límpiala."
Estén bien, sean felices.
Las traducciones de los artículos de José L. Stevens pueden ser descargados en archivo Word desde el sitio creado para el en http://www.manantialcaduceo.