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Mis queridos hijos bien amados, yo soy MARÍA, Reina de los Cielos y de la Tierra y vengo en este día con tanta alegría a encontrarlos, acunarlos de nuestro Amor y vivir estas Comunión de Corazón a Corazón, de Presencia a Presencia, desde este instante. Si ustedes así lo quieren, comencemos por un momento desilencio con el fin de vivir y de colocarse en ese Corazón, ese Corazón de Unidad en una única y misma Danza.
(Comunión)
Bien amados, estoy aquí hoy presente, acompañada de mis hermanas las doce Estrellas y los Melquizedec que están aquí igualmente reunidos para saludarlos y acompañarlos en este tiempo de reversión colectiva, en este tiempo final y decisivo, este tiempo que ustedes lo saben no es “el fin de los tiempos” en una versión apocalíptica sino más bien el fin de todas las ilusiones, el fin de un mundo que ustedes han creado, ese mundo falsificado que no tiene ninguna consistencia frente a la Belleza y a la Gracia que ustedes son y que nosotros somos en Realidad.
Entonces, cada vez más, todas vuestras ilusiones y todas vuestras creencias van a caer. Todo va a desaparecer. Ya sea vuestro pasado, vuestra historia, ya sea vuestro decorado, todo va a volar en mil pedazos frente al Amor, frente al Fuego del Amor que va a venir a disolver todo, quemar todo y retomar su lugar.
Entonces no tengan ningún temor, queridos hijos bien amados, estén ahí en la Alegría ya que es un tiempo de Fiesta, es un tiempo de Celebración, es el tiempo del Reencuentro Colectivo. Es el tiempo del Amor y de la Danza, es el tiempo de unirse a la Evidencia.
Entonces acompañadas de los Melquizedec, les decimos: “Estamos aquí”, los esperamos más que nunca en vuestra Eternidad. Eternidad que ustedes van a reintegrar cada vez más, cada uno a vuestro ritmo y cada uno a vuestra manera, Ya sea de una manera dulce, ya sea de una manera más brutal para los que no han osado todavía volverse y hacer ese cara a cara con su Eternidad. Pero no tengan miedo de eso ya que es verdaderamente la Alegría que se va a revelar, Alegría muy diferente que la que ustedes han podido conocer en este mundo pero muy diferente igualmente de la que han podido imaginar. Por lo tanto detengan toda proyección, detengan toda esperanza y toda expectativa, todo deseo. Dejen venir la Verdad, el Fuego del Amor consumirlos en totalidad. Ya que es lo que se anuncia, es lo que se vive cada vez más para cada uno de ustedes y muy pronto a nivel colectivo.
Algunos de ustedes ya se han vuelto y viven ya esta Disolución en la Aparición de la Verdad, de la Unidad, vuestra verdadera Naturaleza. Ahí, todo va a Aparecer, todo va a suceder a pesar de ustedes, nosotros estamos encantados de eso. Estamos en Alegría con lo que sucede en estos tiempos.
Entonces reunámonos, no de una manera física sino reunámonos todos, los unos en los otros, en un único y mismo Corazón, en una única y misma Conciencia, con el fin de que cada uno cada vez más se dé cuenta y vea que no hay separación, que solo hay Unidad, que solo hay Amor, que solo existe este Océano de Paz y de Felicidad.
Vivamos un momento de Comunión queridos hijos.
(Comunión)
Ustedes son la Morada de Paz Suprema. Algunos lo saben a nivel intelectual pero aquí, lo que se les ha dado, es para Vivirlo en totalidad. Ustedes lo saben todo está cumplido, eso ya se les ha dicho. Entonces ahora, es tiempo de concretizarlo en esta materia con el fin de que los velos, los velos que todavía están presentes para algunos de ustedes se disuelvan en totalidad bajo la acción del Fuego, bajo la acción de la Gracia.
Entonces los Melquizedec y mis queridas doce Estrellas están aquí más que nunca acompañándolos en estos tiempos decisivos. Vuestros hermanos, los Ángeles del Señor, hermanos de Vega, están aquí, preparándose a recibir a algunos de ustedes, rodeándolos de todo su Amor.
En cuanto a mis doce Estrellas, como yo les había mencionado hace algún tiempo ya, se encuentran alrededor del planeta en este mismo momento formando una Graciosa ronda, acompañando así el parto de la Tierra pero sobre todo de cada uno de ustedes para el momento colectivo.
Son como parteras cumpliendo su Obra de Amor, acompañándolos en el Corazón de la Gracia, estando ahí como una flor ofreciéndoles su perfume yanunciándoles que todo es para lo mejor, que no hay que tener inquietud y que si vuestro Abandono es total, todo sucederá en una dulzura infinita, en una Gracia total.
Entonces, cada instante, queridos hijos, estén bien colocados aquí entre los Cuatro Pilares, bien alineados en el Corazón, ese Corazón de Unidad, colocados en vuestra Eternidad y todo se desarrollará para lo mejor. El miedo no tiene ningún lugar cuando ustedes están instalados en vuestra Eternidad.
Entonces no se dispersen demasiado cuando vean todo lo que puede y podrá suceder a nivel planetario, a nivel de vuestra humanidad. Sean este Amor, sean la Gracia, sean la Vida, la Verdad y la Vida que son.
Cristo viene e incluso si siempre ha estado ahí, viene a revelarse en toda su Belleza y su Verdad, a toda la humanidad. Es el tiempo de las Fiestas, es el tiempo del Reencuentro con vuestra Eternidad.
Les ofrezco todo mi Amor, mis queridos hijos, brémisskayàn, y los acuno en la Infinitud de nuestra verdadera Naturaleza. Vengan, los esperamos. Vuélvanse si no lo han hecho ya y encuéntrennos en totalidad para el gran Baile de las Fiestas.
Amor, Fiesta, Felicidad...
Sean simples más que nunca, en esta pequeñez y esta inocencia de un niño que descubre con admiración lo que ha sido siempre.
Los saludamos Brémisskayàn con tanto Amor y les decimos hasta enseguida.
Gracia... Sohàn brémisskayàn.
Gracias a ustedes.
Transmitido por océane
Fuente: http://www.lecollectifdelun.com/t2902-MARIE-31-jullet-2014.htm
Traducción Amparo Iribas
Fuente: http://www.lecollectifdelun.com/t2902-MARIE-31-jullet-2014.htm
Traducción Amparo Iribas