Ante la Hermandad Femenina Lemuriana (16)
Traducción del Audio de la Canalización de Kryon por Lee Carroll
Toronto, Cánada, 13 Febrero de 2016
Traducción del Audio de la Canalización de Kryon por Lee Carroll
Toronto, Cánada, 13 Febrero de 2016
Saludos,
queridas damas, Yo Soy Kryon del Servicio Magnético.
Mi socio se hace a un
lado, lejos. Y como dijimos antes, en estos mensajes no se le permite asistir;
no es porque aquí haya secretos, ya que más tarde los escuchará, como lo hará
el público. La razón es esta: ustedes están celebrando el género; él no es de
su género, de modo que para honrar eso, lo apartamos. La voz que ustedes oyen
es masculina, pero él se ha apartado y la consciencia masculina también.
Ustedes escuchan a quien no es de un género ni del otro: yo soy Kryon, y ahora
saben por qué es como es. La reunión es para honrar a las mujeres, y eso
hacemos. No se dejen engañar por la voz.
Es el Día de San
Valentín. Dije eso hoy más temprano, tal vez no aquí, pero en algún lado. Y tal
vez sea hora de revelar un poco sobre hombres y mujeres en Lemuria. Puede que
estas cosas les interesen, porque eran distintas de como son hoy, o quizás de
como ustedes podrían pensar que serían. Y ustedes participaron en todo eso.
Aquí hablo a un grupo de
mujeres que son dadoras de vida; no todas pero casi todas. Lo diré otra vez:
han venido aquí, a este lugar, a este salón, en este día, a través de todos
esos miles de años y muchas encarnaciones en ambos géneros, y decimos
nuevamente: ¿Cuáles serían las probabilidades de que hayas sido mujer en aquel
entonces y mujer ahora? Les diría que 100%. No es por accidente, querida alma
antigua, que esta vez, en esta nueva energía, querida alma antigua, viniste
otra vez como mujer.
Su Akasha les servirá
muy bien para recordar lo que fue Lemuria para ustedes, que fueron dadoras de
vida así como dadoras del espíritu, fueron las chamanas de la aldea, las que
sostenían la antorcha. Y aquí están otra vez. Saber esto les sirve. Les ayuda
a sentir la autoestima de quiénes son, de quiénes han sido, y cómo pueden hoy
ayudar al planeta así como lo hicieron antes. Por medio de la Hermandad
Femenina ustedes recuerdan las piezas y partes que son ustedes, aliándose
especialmente a una época de Lemuria.
¿Cuáles son las
probabilidades de que hayan estado en Lemuria en algún momento del tiempo a lo
largo de esos miles de años? ¿Cuáles son las probabilidades? 100%. La
sincronicidad las trae a este lugar. Hay hombres que desearían poder sentarse
aquí, porque lo recuerdan de modo distinto. Quiero hablarles de eso; quiero
contarles sobre las relaciones, sobre lo que tal vez nunca hablamos antes y que
sería de interés para ustedes. ¿Cómo era la vida allá? Además de lo que ya
hablamos, los círculos sagrados de las mujeres, lo que ustedes hacían por los
hombres, lo que hacían por ese pequeño continente llamado Lemuria.
Si han escuchado estas
canalizaciones, conocen su misterio, saben quiénes han sido ustedes. Sabían que
los hombres contaban con ello; querían esto por parte de ustedes, era natural.
Es natural que la dadora de vida en este planeta sea la que está conectada en
primer lugar con la Fuente Creadora, y ustedes lo estaban.
Entonces, ¿qué pasaba con
los hombres y las mujeres? ¿Les gustaría saber algo sobre el matrimonio? No
había matrimonio. Había ceremonia; diferente de lo que podrían imaginar, e
involucraba a todos. Ustedes no tenían una sociedad que se iba a casa a unas
chozas. Era distinto; un comienzo, un verdadero comienzo, una consciencia
inmadura en lo que concierne a la sociedad, así era Lemuria. Más tarde se
volvió más sofisticada, pero al principio era más comunitaria, y lo que quiero
decir es que vivían los tiempos y los lugares todos juntos. Ustedes solo
tomaban un esposo por vez, pero muchos vivían juntos, no se vivía aislado como
hoy, que se van a una vivienda y cierran la puerta.
El matrimonio era
sagrado. No era arreglado; ustedes podían elegir - todas las mujeres tenían
elección. Lo interesante de esto es que las mujeres elegían primero (se ríe). Lo triste de esto - ahora se los
cuento - es que los hombres solo se podían casar después de los cincuenta
años. La expectativa de vida para todos en Lemuria era mucho mayor que la de
ahora. Es solo una cuestión de sentido común: tenían una sociedad aislada, un
mini-continente, y no tenían las enfermedades de los continentes grandes; no
tenían visitantes desde ellos. Era casi una sociedad encapsulada, donde podían
cultivar sus propias curas medicinales para cualquier cosa que les aquejara, y
el ADN era más puro que lo que es ahora. Vivían una vida larga, vivían vidas
saludables también. Una de las razones es que todo lo que comían era super
fresco. La mayoría de las cosas que comían, el 90% o más, provenía del océano.
Sus esposos y sus familiares, todos los hombres, pescaban. Eso es lo que
hacían. Les contamos antes: parte de su trabajo, queridas mujeres, en los
círculos sagrados en que estaban, además de que casi todos los meses alguna
daba a luz, y el círculo, parte de su trabajo era bendecir la pesca. Muy
temprano cada mañana les decían a los hombres, en otra ceremonia, adónde ir
para encontrar peces ese día. Ya ven cómo ellos contaban con ustedes. ¿Cómo podían
ustedes saber estas cosas? Todo lo que les diré es que esto, otra vez, tiene
que ver con potenciales, tiene que ver con la sabiduría; con saber cosas que
otros tal vez no saben. Se trata de la conexión con el otro lado del velo.
¿Pueden ver el valor que ustedes representaban para toda la sociedad?
Los hombres recién podían
casarse después de los cincuenta. Había un respeto por la edad. Las mujeres
podían casarse tan pronto como pudieran concebir; los hombres solo se podían
casar después de los cincuenta. Ahora bien; esto puede parecerles raro; ellos
tenían un sistema. No era un sistema ligado al calendario en absoluto. Tenía
que ver más bien con las estrellas, con el clima - en gran medida con el clima
- con los vientos, y cómo variaban, cuándo recibían ciertas clases de cosas.
Había ceremonias, épocas para casarse - aunque no había matrimonios - había
simplemente una ceremonia de uno con el otro. Les dije que las mujeres
elegían. Cuando los hombres pasaban de los cincuenta, eran elegidos (se ríe) por las mujeres. Ellos no
elegían; elegían las mujeres.
Por cierto, esto era un
honor, y al hombre de más de cincuenta no le importaba mucho (se ríe) porque recibía una esposa joven.
Luego sucedía una cosa interesante. Si la mujer lo sobrevivía, y casi siempre
lo hacía, la esposa tenía entonces la opción de a cuál hermano de él dirigirse,
de modo que casi todas las mujeres tenían eventualmente dos esposos como
linaje, porque uno eventualmente fallecía. Si ese hermano moría, entonces la
mujer era viuda y podía elegir nuevamente otro hombre de cincuenta años. Si lo
deseaba; la mayoría no lo hacía.
Pero era una cultura
interesante, y la forma en que funcionaba y por qué funcionaba. Ellos tenían
una sociedad y reglas, igual que ahora. Hombres y mujeres tenían algunos
problemas igual que ahora. Los humanos son humanos. Pero quiero decirles algo.
Les quiero contar sobre un tiempo especial - llamémoslo así - en el año. No
duraba más de tres días, pero una vez al año, cuando el viento soplaba de
cierta manera, se hacía otra clase de homenaje: es lo más cercano que puedan
encontrar a un día de San Valentín.
Podría ser de interés
para ustedes saber que el trabajo se compartía de una forma interesante que
ustedes no conocen. No se lo hemos contado, ustedes simplemente supusieron,
porque las mujeres se quedaban en casa, hacían las tareas domésticas, cocinaban
las comidas, cuidaban a los niños, y en esta sociedad peculiar también eran las
chamanas; ¡estaban ocupadas! Pero no es eso necesariamente lo que hacían.
En primer lugar, hubiera
sido inaceptable que una mujer cocinara los peces que habían pescado los
hombres. Los hombres cocinaban los peces. ¿No tiene sentido? Ellos salían,
ellos pescaban, ellos traían la pesca, decían hola (se ríe), ¡el pez moría en sus manos y ellos lo cocinaban!
¡Realmente tenían una ceremonia para eso! Todos los hombres cocinaban los
peces. Ciertamente era una cocina comunitaria. No todos habían pescado lo que
querían, de modo que juntaban todo. Cada uno se beneficiaba del alimento de
otros. ¿No tiene sentido? Las mujeres no cocinaban, pero sí cosechaban
vegetales en la isla; el trópico era maravilloso para que creciera toda clase
de cosas, de modo que, en lugar de cocinar, ustedes estaban cosechando y
cuidando a los niños.
Todos hicimos eso,
queridas; todos los lemurianos. Las mujeres no cocinaban. ¿Qué les parece
hasta aquí? (se ríe)
Ahora bien, este era un
momento especial en el año. Es difícil describir a una sociedad que no usaba
relojes, realmente. Ustedes lo sentían, sabían qué hacer. Los ciclos eran los
ciclos. Lo mismo sucedía con los ciclos de los nacimientos; nunca cambiaban.
Pero en lo que concernía a ciertos tipos de celebraciones, la que determinaba
cuándo era la fecha era Gaia. Había una celebración de tres días: se celebraba
a las mujeres. A los hombres les encantaba. Ellos se disfrazaban (se ríe); se ponían colores especiales - no
se rían - los colores que usaban las mujeres; se vestían como mujeres. Era en
honor de las mujeres durante tres días, y lo que hacían era cambiar sus roles
durante tres días con los niños; los hombres cuidaban a los niños. El día de
San Valentín era un tiempo en que ellos le agradecían a las mujeres; tomaban la
carga de los niños, e incluso todavía cocinaban - ¡imaginen eso! (se ríe). Era un honor.
Se reverenciaba a una
mujer mayor, generalmente la que tenía más nietos. Ellas se sentaban adelante.
Cuando quiera que había una ceremonia, ellas se sentaban adelante; las mujeres
mayores eran consideradas casi como dioses, porque habían estado más tiempo en
la Hermandad Femenina Lemuriana, porque se habían comunicado con el Espíritu y
habían guiado a los hombres hacia los peces durante tanto tiempo, eran las que
habían ayudado tanto a esta civilización a sobrevivir, y ellas se sentaban
adelante. Ustedes podrían preguntar: "Bueno, dónde se sentaban los
ancianos de la tribu?" (se ríe)
¡Adelante! Porque ellas eran los ancianos de la tribu. ¿No les dije eso? Las
mujeres mayores; a los hombres les encantaba, durante tres días se vestían como
ustedes, con sus colores, cuidaban a los niños, era una forma de decir ¡Amamos
a nuestras mujeres! ¡Esas eran ustedes! Eso es un Día de San Valentín al
estilo lemuriano.
Es suficiente por ahora.
Y
así es.
Kryon
Traducción:
M. Cristina Cáffaro