MARIA MAGDALENA
EL LINAJE SAGRADO DE NUESTRAS LLAMAS GEMELAS
A través de María Ruso
Amadas, soy María Magdalena, la esposa de Yeshua (Jesús), su fiel amante, y la madre de Sarah, “una niña que ha dado origen a una realeza”, que según la historia fue destruida, la realeza de los Merovingios, los Reyes de Francia.
Aunque no se conocen signos ni rastros de ella, los códigos genéticos de esa vibración, la cual fue llamada “el código sagrado del santo grial”, continúan intactos y vigentes de generación en generación, esparcidos en los más misteriosos rincones de vuestro amado Planeta. Pues fuimos perseguidos y conspirativamente depuestos y asesinados, pero nuestra esencia divina fue ocultada hasta el presente.
El linaje Real, de mi amado Jesús, proviene de la tribu de David y el mío, de la tribu judía de Benjamín, ambos pertenecíamos a la realeza, y así fue su descendencia real.
Nuestro linaje cripto- merovingio, se perpetuo en las sombras, nuestros familiares directos quedaron en la historia como los reyes perdidos, pero no todos se perdieron, algunos fueron ocultados y salvados.
Huyeron a diferentes regiones en el absoluto anonimato, incluso viajaron escondidos hacia otros continentes y comenzaron una nueva vida. Si lo viéramos según la historia fue una pérdida irreparable.
Los designios de nuestra Madre/Padre, así lo desearon, nuestros códigos de vibración aún se conservan a través de los siglos en almas que no se reconocen como reyes, tampoco como mendigos.
“Vibra en los corazones de aquellas almas que desean ser reconocidas”.
El linaje sagrado de nuestras llamas Gemelas, representado en la unión sagrada y mística de nuestras almas, la de Jesús y la mía, se encuentra manifestado en vuestras existencias divinas.
“Es hora de vuestro reconocimiento como Seres Divinos”.
Las suaves oleadas de Amor han llegado, y las estáis recibiendo con una sensación especial, sensación de Amor a la vida, sensación de mirar los diferentes aspectos con la óptica de la liberación plena.
Así se produjo el encuentro con mi amado Jesús. Desde el primer instante reconocí su esencia divina, reconocí a mi alma gemela, y mi vida se enriqueció con sus enseñanzas, que me parecieron como recordar una historia que ya había vivido.
Llevaba en mi Ser el sello real, lo sagrado de la Deidad Femenina, y esta manifestación fue reconocida al instante.
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Aquí comienza el linaje, desconocido y oculto, muy oculto.
Muchos, después, dijeron ser descendientes de este linaje.
Pero la verdad, nuestro linaje de Amor perdura en vosotras.
Y está en vosotras descubrirlo, pues fue un regalo sagrado que “se manifestará en el reconocimiento de vuestra Divinidad Interior”.
La Nueva Tierra será el nacimiento y el encuentro de millones de almas gemelas, que en dimensiones elevadas verán realizar su mayor anhelo.
Amadas, mi amado Jesús y yo, María Magdalena, estamos guiando a aquellas almas para su reencuentro, y estamos felices de ver vuestro incansable trabajo en la Luz.
Sois muy amadas, estáis siempre en mi Deidad Crística.
María Magdalena
A través de María Ruso
