Mensaje
de María de Nazareth  para estos tiempos
Vosotros
estáis atravesando un  periodo de
designio  de amor
Por
Maria Ruso-16-7-2013
En  aquel tiempo de gloria, se vivía  en contacto con  la naturaleza, lo que nos rodeaba, no estaba
contaminado,  por el ruido de las grandes
ciudades.
Yo
soy María de Nazareth, la que transito aquellos parajes inolvidables de
felicidad, allí tenia tiempo para pensar y meditar en  mi pequeño jardín. 
 Era un  día
don de el sol brillaba en  su máximo
esplendor, pero hacia frio,  y mis
rosales no tenían  flores, parecían  tristes.  
Entonces
pensaba y meditaba, ¡cuando florecerían y ese día seria una fiesta para mí!
Meditaba,  y veía millones de rosas y flores en mi jardín,  eran 
las almas puras vibrando en la luz. Cada flor,  era un pensamiento una emoción,  una alegría, 
pero también  a veces eran  dolor.
El
gran  dolor de las almas,  que pierden 
su rumbo,  sin  conocer quienes son,  en verdad.
Jesús
tenia en aquel tiempo seis años,  y sus
dos naturalezas se cruzaban…  todo el
tiempo.
En  el silencio que se producía,  cuando simplemente me miraba,  decía grandezas,  muy sabias y divinas.
Que
me dejaban  pensar, y eran  motivo 
para mis meditaciones.
Se
entrelazaban, con  los temas que
jugaban  de cualquier otro niño.
Entonces,  me decía a mi misma,  ¿Como es posible?,  mi hijo es Dios y yo soy su Madre!.
Vivía
 entre  el  asombro
de este don tan  preciado, ¡Dios ha
bajado en mi hijo!
Sin  ninguna duda eran  tiempos de oro,  y agradecía al cielo,  por tan 
maravilla.
Los
tiempos se repiten,  los cielos
están  entre vosotros.  Y vosotros estáis atravesando un periodo de
designio de amor.  
Mis
niños adorados,  sois esas rosas,  que miraba, 
en mi jardín,  ahora sois
pimpollos, pero pronto seréis las rosas y las flores eternas de mi jardín.
 Estoy a vuestro lado,  muy cerquita, 
diría casi junto a vosotros,  os
observo con  ternura y susurro a vuestros
oídos,  cuando me dejáis deciros algún
mensaje.
Vosotros
estáis todos por un designio de amor infinito. Yo María de Nazareth  me dirijo a vosotros y os nombro por vuestro
nombre,  con  mis labios llenos de amor,  desde mi corazón,  vosotros sois un  regalo, 
para mi,  que he esperado tanto
tiempo, estos momentos donde la gracia divina se derrama por doquier,  para cumpláis vuestro designio de amor,  que es mío, y es vuestro,  y es la obra nuestro  amado Padre, 
que os ama,  y os quiere cerca
suyo,  porque supieron  amar y entender el verdadero amor,  que os llama desde eones.
Sois
las luces del mundo,  es por esto que Jesús
me envía nuevamente, como os he anunciado que vendría en  vuestros corazones, por gracia de Dios Padre.
Esta
vez,  me envía para  bendeciros en su nombre, bendecir vuestra
alma y dar esperanza  en vuestros caminos
de ascensión.
Vuestros
cuerpos lentamente,  ya brillan  como cristales puros que sois.
Vuestras
almas, están  llenas de entusiasmo porque
pueden  ser libres al fin.
 Vuestros espíritus se asemejan,  a las aguas claras de  los ríos de montaña,  que van 
purificándose, a medida que bajan 
como agua de manantial.
Vuelvo
a mi vida en Nazareth, y recuerdo a mis rosales sin  rosas, ya , 
cuando mi niño,  tenia tan  solo seis años,  me dijo, 
después de un silencio muy especial.
Immi,
“Yo conozco el tiempo y el futuro, los hombres que vendrán,  y el amor que darán  a sus hermanos”.
Un  día te enviare de nuevo, por una inmensa
gracias de Dios Padre,  a bendecir almas
con  pureza de corazón, será en  un bosque, 
en una montaña,  en el mar,  en  una
casa,  en 
todo lugar donde se encuentre el amor, donde viva el amor, donde reine
la armonía,  el respeto mutuo y la
felicidad  eterna.  Este es el amor que mi Padre dejo fundado en  los corazones de los hombres. 
Yo
le respondí, a mi niño,  “pero es un  mundo de fantasía”. 
Y
ME DICE..  Ya llegaran  los tiempos no muy lejanos,  donde los hombres desearan  ser libres de alma y de corazón,  volverán 
a sus raíces, reconociendo que son 
hijos de Dios, llevando ese sentir de ser luz,  sin  el
peso de tanta fatiga. 
Immi,
dentro de muchos , muchos años, hablaras de este  tiempo y de aquel tiempo y te harás conocer.
No
podía comprender sobre el tiempo,   que
me hablaba, el único tiempo era el tiempo que pasaba junto a el, pero me
hablaba del no tiempo.
¡Cuantos
recuerdos bellos de mi tiempo,  y os
dedico a vosotros para que me conozcan 
mejor!
Os
cuento mis recuerdos,  porque pueden  ser similares a los vuestros.
Basta
mirar el cielo, cuanta inmensidad.
Basta
mirar la naturaleza,  cuanta belleza. 
Basta
mirar la vida,  cuanta riqueza, que no es
material.
Basta
mirar los ojos de un niño pequeño,  y
encontrareis el reino de Dios en  sus
almas.
Basta
mirar las estrellas y el universo.
Las
mismas almas,  las mismas flores,  las mismas estrellas, con  las que meditaba,  cuando vivía en Nazareth.
Immi,  “muchos vendrán  a mirar estas estrellas,  y encontrarán 
que allí el tiempo no pasa”.
Amados
pequeños niños de mi corazón, vosotros sois mis hijos, semillas estelares, que
en  estos tiempos estáis sembrando la luz
que permaneceré eternamente.
Yo
soy María de Nazareth, y os cubro con  mi
manto de la Gracia.

 
