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sábado, 27 de abril de 2013

ORIOL - 240413 - LA ACTIVIDAD TRI-UNITARIA DEL SISTEMA SOLAR, LA MANIFESTACION DE LOS PERFILES DEL SER II....



                                                   


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Oriol - 240413 –

                                                        Oriol 24 -  04  - 2013, 23:32 h
 

                               La manifestación del los perfiles del Ser, II     


                      -   La actividad tri-unitaria del Sistema Solar   -

     Es tiempo de reconocer nuestra identidad, a través del verdadero reflejo de la identidad, de todo lo que nos rodea. Si formamos parte del uno, el cual se identifica a través de  todo lo que es, es tan directa la presencia de su representación, una vez abrimos los ojos, que la verdad la cual induce al conocimiento de su propia manifestación, es siempre bienvenida a través nuestro. Si resonamos en la presencia, esta resuena en nosotros como un boomerang vuelve a nosotros, una vez lo lanzamos. Si por el contrario,  estamos en la constante búsqueda de nuestra identidad, esta estará siempre, en constante búsqueda con nosotros. Todo lo que parta de nuestras mentes, vuelve a ella de la misma forma que ha sido emanada. 


       Hablemos un poquito, de ese global el cual es tan utilizado en los últimos mensajes, y del cual se escribe tan poco. La representación de nuestra manifestación planetaria, (dentro de la cual, podemos visualizar el grado de implicación, a través de nuestra propia implicación en dicha experiencia), se representa de forma directa,  a través de  las variantes las cuales adoptamos las formas adecuadas, (conjuntamente con nuestro alrededor), siempre debido al grado de manifestación, según la proyección de nuestra trascendencia (dentro de la cual, adoptamos el mayor de los grados de la manifestación tri-unitaria, mientras se vierte ante nosotros una influencia de luz,  en toda su máxima representación como la extensión del Dios-Creador, en su mayor expresión). Esta es representada, dentro de la periferia de nuestra identidad, (campo de luz) al ser manifestada a través de la proyección constante, del ahora-presente. 


       Si vibramos en estas palabras y nos dejamos llevar por ellas, estas vibran en nosotros, ya que nos podemos ver directamente influenciados, por la hermosura de la danza de nuestras propias proyecciones, dentro de la luz de nuestras propias actitudes. De esta forma, reconocemos la periferia a través de la “balanza”, dentro de la cual son altamente consideradas las influencias de nuestro alrededor. La presencia, adopta esos estados desde los cuales las variantes de energía, fortalecen la proyección consciente de nuestro verdadero despertar. La balanza de los ciclos, (espejo a través del cual visualizamos nuestro alrededor, al asumir de forma directa los grados de nuestra propia intención), a través de los cuales se identifica la proyección de una perfecta intención, (representada a través de la bondad y la intención divina), reinando en las ondas de proyección mas sutiles, ya que es decantada en la máxima intención, a través de  la presencia del “Yo”, al ser imperfecta la representación de los principios dentro de la proyección del silencio, que se abre paso a través del sonido,  (silencio como nacimiento y el sonido, como aspecto para transcender).


       De esta misma forma, nos adentramos en la presencia de esa identidad real, cuando son abiertos los fluidos del cosmos, dentro del constante reflejo intenso, del fuego que nos devuelve al principio. Toda creación, es devuelta al fuego de su expiación para elevar la formación de luz, de su trascender a otro estado del Ser. Creer en la transcendencia del principio, nos eleva por encima de la fuerza de la línea de realidad, (3.D), la cual es auto impuesta para nuestro propio aprendizaje. Es nuestra visión, la que representa  nuestro propio decorado. Cuando emprendemos una liberación de la realidad donde nos hemos sumergido, en múltiples ocasiones, nos vemos necesitados de (Aire), representación de falta de consistencia, a través de un aspecto más elevado de nuestro propio Ser.  Como todos los elementos, este se realza dentro de la matriz a través de la cual, la liberación de la forma, a través de la ascensión,  nos vuelve a unir el todo al cual pertenecemos. Mientras la presencia sea diversificada en su mayor extensión, más rica y nutrida es la manifestación de mí Ser, en su mayor expresión.  Para llegar a trascender y liberarnos de esta cuadricula de tiempo, es necesaria la manifestación del cosmos, dentro de nuestras pequeñas mentes en transición. 


       Esta manifestación del cosmos, es representada dentro de la cosmovisión personal esotérica de cada uno, a través de los Reinos los cuales hemos llegado a contemplar, el presente divino de nuestra tri-unidad. Este presente, se abre ante los brazos del eterno, al ser manifestados de veras todas las formas de vida, que nos mantienen en constante reflejo hacia la verdadera identidad. Es a través de la formación, (los paquetes de energía, o bucles constantes de información tridimensional), que es representada la verdad, a través de la cual se contempla dentro del caminar personal hacia el interior, mientras en su mayor estancia, (magnificencia de la consciencia a través del átomo), es representada la realidad cuando  en la presencia, la cual reside en el todo como un todo (la cual trasciende toda manifestación de tiempo espacio, a través de su eternidad), nos hace comprender y asimilar,  la transformación de la psique, en la trascendencia de la identidad.  Que en su emanación,  la cual parte del centro, adopta la identidad divina dentro del concilio del átomo, el cual nos adentra en la presencia constante del fluir, a través del reconocimiento de nuestra propia divinidad. (Estar en plena unidad, de forma constante es re-ajustar las imperfecciones de ese aspecto del Ser, el cual se avista en el transcurso de la Tierra Santa, para vivificarlo en su máxima extensión). 


      De la misma forma, que adoptamos una mayor extensión-luz  con toda la  manifestación que circundan desde nuestra emanación del átomo, a través de los Reinos del Creador, (desde la in-teorización de la mayor estancia del tiempo, fuera de la liberación de la creencia de la forma), nos hacemos de veras participes del sentir la presencia, la cual tiene que ser vivida en su plenitud, para adquirir la manifestación que viene de la divinidad, a la hora de formar parte del contemplar de forma directa, las múltiples formas de vida que en ellas residen. A través de la experiencia directa, la cual nos abastece a cada nuevo día, dentro de la periferia de realidad de los Reinos inferiores a la 4 Raza, a través del cual nuestro propio grado de identidad cósmica, se adentra en la presente obra, que el Creador ha manifestado para nosotros. Las Razas, han sido representadas, para el eslabonado conocimiento de nuestra identidad, a medida que nos adentramos en ellas, estas se adentran en nosotros. Abandonémonos a la presencia del Padre, (Dios-Creador) y que sea así su voluntad, la que nos conduzca por la bienaventuranza de nuestra verdadera vida, la vida eterna.


       Establecer esa ronda de tiempo, ciclo vital de crecimiento personal (como primera trascendencia de la presencia a la cual nos adentramos, en la presente obra),  nos ayuda a contemplar la variable de realidad, dentro de la cual los cimientos de nuestra propia comprensión como psiques. De esta forma,  en su breve pero intensa etapa de  transfiguración, se fusionan en los espacios etericos de la presencia del Ser, la cual involucra  toda forma de vida cósmica, a través del llegar a trascender esa presencia del tiempo, en la cual nos identificamos dentro de toda nuestra personalidad, (la cual se abre como una flor, dentro de los lotos de la irradiación del Dios Solar),  para así establecer en ella,  la ecuación de una efímera representación, a través de la cual los ciclos del devenir, nos complacen en presentarnos los claudicas formas de representar, los caminos a seguir. Adoptar el Sacrificio de la presencia del tiempo, (creencia de tiempo espacio lineal), nos ayuda en la adopción, y nuevo renacer de esa identidad cósmica que se mantiene directamente relacionada, en cada forma de evolución, a través de la cual conocer en su efímera representación, la magnificación del eterno, al cual hemos pertenecido siempre.


       El renacer de cada Amanecer, (reflejos del ciclo Solar) a través del cual adquirimos reflejos de ondas de luz, que nos presentan en esta estancia de tiempo,  a través de la magnificencia de nuestro “Yo”,  las múltiples efímeras desde donde la identidad, de nuestro logos solar, mantiene unánime, su plena integración. Esto ha seguido y seguirá dando lugar, a la transcendencia del ciclo Lunar anterior, (antes del Solar se representa el Lunar como esfera de proyección consciente), dentro del cual hemos de administrar nuestra verdadera identidad, a través de la liberación de esos implantes del holograma planetario, que han representado nuestros símbolos de identidad, que ahora serán idealizados, para un bien más elevado y global de almas, en ascensión. La transfiguración, o transmisión de información a estados más elevados del ser, nos representa de forma directa a través de ilustración y la liberación, de transformar a la Tierra,  dentro de nuestras propias acciones. Los aspectos que circundan las edades cíclicas de la realidad planetaria, han sido infundidos en concesiones que adoptaron los aspectos lunares, al ser extendidas las compilaciones de dichas energías, en el  anclaje de la frecuencia de luz, de la presencia cósmica de nuestra identidad en la Tierra. El despertar e integrar la presencia del “Yo”,  alberga la constante referencia de todos esos ciclos de identidad desde la pronunciación, advertimiento e integración del nuevo Ser Cósmico en la Tierra.


      Las energías Lunares, son vertidas para reconocer esa alineación de transfiguración y de deuda planetaria. De esta forma el anochecer, representa energías de plena actividad donde despiertan los influjos más directos, de las energías de baja densidad,  (a través de la actividad del ciclo Lunar), el cual nos acerca de forma más que directa, a la transformación de toda esa actividad análoga a nuestras vidas, la cual tienen que ser de veras integrada, para establecer esa tri-unidad, dentro de la cual pertenecen y son infundados, los estados del sistema solar al cual pertenecemos, como Dios Solar, Dios Lunar y Dios Planetario, como actividad tri-unitaria de nuestro despertar. A medida que son reajustadas las energías planetarias, dentro de nuestra propia actividad, la presencia del Planeta Solar, nos fortalecer en toda su representación, a medida que adoptamos esa verdadera actitud, (formando una constante realización, del más alto consejo de la presencia del Ser), desde la cual la balanza de la proyección mental, nos asiente a ser conscientes del despertar constante de nuestros días, a medida que adoptamos una actitud consciente y directa,  dentro de cada una de ellos. (Esta toma más directa de consciencia, nos abre las puertas a ceñir las actitudes más cordiales, las cuales pueden de veras sentir la presencia del éter, en su plena manifestación). Este Reino, está adquiriendo graduación, a través de todas esas consciencias que de veras despiertan a su integración, dentro de la pineal y la pituitaria.


     A nuestro alrededor se magnifica y es llevado a cabo el gran plan cósmico, a través del cual todos y cada uno de nosotros, formamos parte inminente. Los contratos y deudas planetarias, son construidos desde la orientación de un crecimiento, que se realiza desde la  mayor integración del Ser. (No tenemos que asumir constantes a través de la forma, sino que representamos un plan mayor, desde el cual seremos de veras reconocidos). Contemplar el proceso de nuestro propio estado Almico del Ser, mantiene los constantes reflejos de nuestros días, dentro de la presencia eterna y vital de la Magia, en todo este estado de magnificencia. Los cimientos desde donde parten nuestras psiques-lineales, nos involucran en esas actitudes sumidas en contratos, con otros seres humanos a través de los cuales, nuestras emociones y sentimientos nos entrelazan, para adoptar de forma más que constructiva, nuestra alianza con el propio “Yo”, el cual es manifestado una vez más, en la integridad y reconocimiento de su máxima efusión, de forma unánime en la tri-unidad cósmica,  dentro de la presencia cíclica de los estadios de manifestación y sus correspondientes, aspectos sagrados para llevar a cabo el plan de  su manifestación.   


       Vivir en la Magia del Ser, identifica las presentes variables de nuestra ascensión, al ser implantada la proyección directa del despertar divino dentro de cada uno, en unificación con la Tierra. Cada ciclo representa una larga estancia de aprendizaje, a través de la cual las formas adoptan su verdadera variable en la luz.  Si nos adentramos en ese sentimiento de fraternidad, (a través del cual, somos todos uno en su mayor expresión, al sentirnos parte integral de todos los Reinos en Uno,  dentro del despertar interno de nuestro Ser, llegamos a ser conscientes en su mayor integridad, de la manifestación del cosmos en nuestro interior, cumpliendo con el gran plan planetario). De esta forma damos pie, a alejarnos de ese aspecto emocional de nuestras propias psiques, a través de las cuales asumimos esas cadenas con otros seres humanos, que han sido citadas como Karmas. Elevar nuestra actitud a un estado superior del Ser, (fortalece la presencia del universo cósmico, dentro de esa real permanencia que nos vincula, a la integración placentera de los múltiples Reinos, que se abren a través nuestro, como puertas que habían estado a nuestro alrededor desde mucho tiempo atrás, cerradas por los aspectos oscuros lunares de nuestra propia actividad mental, sumida en la individualidad y la separación del apetito mas lineal, de nuestras propias experiencias de aprendizaje). 


      El tomar de veras esa decisión, a través de la cual toda representación exterior se transforma, y de esta forma adopta a nuestro alrededor  un grado de perfeccionamiento mas elevado, el cual nos acompaña en la transfiguración de nuestras verdaderas experiencias, (fuera de la visión de tiempo tridimensional, y dentro del Espíritu y su expresión cósmica), para representar así, la ecuación a través de  la cual, los Reinos donde asumimos nuestro verdadero aprendizaje, se elevan en nuestro propio reconocimiento, a través de la integración de los ciclos del renacer. Estamos ante la manifestación de un nuevo despertar, que ya es palpable para todos y cada uno de los asistentes, de esta gran e elocuente representación del Dios Solar, en nuestro interior. Los cargos que se nos imputaban, serán alejados de nuestra propia visión de realidad, en la cual seremos capaces de ver nuestro verdadero sentimiento, a través de la indirecta e fluencia de una visión mas acercada, al despertar del corazón de cada uno.