11 de noviembre 2013. Con audio.
Madre
Divina. Puertas para el Cristo. “Bienaventurados todos aquellos que oyen estas
palabras y abren su pecho para que en ellos sean depositadas Mis Letras de
Fuego.” Agnimitra Om. 11 de noviembre 2013. Con audio. ¡Compartir!!!!
Traducción: Ana María
Beltrán.
Audio
Desde
el Reino Primigenio Yo os saludo hijos e hijas de la Paz. Yo soy María, Reina
de la Paz, vuestra Madre.
Hijos
bien amados, flores de Mi jardín, Mi voz se eleva en esta oportunidad desde el
Corazón de la Tierra y se dirige a cada uno de Mis hijos, cada una de Mis
hijas, recordándoos Mí llamado al estado de Bodhisattva. Niños bien amados,
chispas de la Luz Viva, el Bodhisattva se levanta hoy sobre esta Tierra, de
manos y brazos abiertos para acoger a sus hermanos y hermanas que todavía se
debaten en medio de la resistencia de lo que viene, de lo que llega, no de
fuera, sino de dentro. Dentro de cada uno de vosotros surge o se revela lo
nuevo, algo nuevo que apenas es comprendido como tal, porque la actual estructura
mental e incluso emocional de la humanidad desconoce otra cosa que no sea el
modo de funcionamiento dual. Por tanto, lo que surge, lo que se manifiesta a
partir del interior es percibido en un primer momento como nuevo, como
inusitado, como desconocido, sin embargo, en cuanto la mente, en cuanto el
sentimiento, en cuanto el propio cuerpo físico son curados, entonces esta
novedad ya no es una novedad, esto nuevo que se revela entonces es reconocido,
reconocido como un estado original, reconocido como vuestro verdadero hogar,
reconocido como la única realidad, incluso de la materia mental, emocional y
física.
Niños
bien amados, Mi cuerpo, el cuerpo de Gaia pasa hoy por una profunda sanación;
de esto vosotros sabéis muy bien, como quiera que comprendan esta sanación,
cualesquiera que sean las referencias de vuestra asimilación de esta sanación,
vosotros sabéis que un profundo proceso de sanación acontece en este cuerpo
planetario. Esta sanación, sin embargo, no es la sanación de la consciencia, no
es la sanación del Espíritu, esta sanación es la sanación de las vestiduras del
alma que hoy son bañadas en la sangre del Cordero para que una vez más se
muestren blancas, límpidas y resplandecientes, inmaculadas, pues ésta es en
verdad su naturaleza. La sangre del Cordero no es sacrificio de dolor y de
sufrimiento. La sangre del Cordero no es castigo ni juicio. La sangre del
Cordero es el símbolo de la vida que fluye constantemente e indiscriminadamente
para alimentar la llama interior de vuestros corazones.
Como
Bodhisattvas, hijos e hijas, el Cristo encarna en vosotros. El Cristo se hace
presente en la superficie de este planeta por medio de cada puerta que se abre
para su regreso, para su resurgimiento, para su revelación en este mundo. Este
regreso del Cristo, vosotros no debéis esperarlo en medio de los cielos, porque
estos cielos son los cielos de vuestra propia consciencia, son los niveles
profundos y que siempre permanecerán intocados por el zarandeo del barro de la
experiencia de olvidar. Es de estos niveles profundos, siempre puros y
resplandecientes, vibrantes pues, que este Cristo surge, es de este cielo de
vuestra consciencia que el Cristo regresa.
Hijos
e hijas, Yo Soy este cielo. Está ahí es uno de los aspectos del símbolo de
aquel que nace de la Virgen. Yo, la Madre Universal, soy la Virgen Madre que
permite el nacimiento de Cristo en vosotros. Un ángel viene a anunciar este
nacimiento. Estos ángeles son hijos e hijas de Mi vientre, vuestros hermanos y
hermanas que de un modo u otro siempre os acompañaron durante esta experiencia,
pero que en este momento del nacimiento pueden revelarse más fuertemente, más
próximamente de vuestra expresión material, dándose a conocer por su vibración,
por su nombre, por su color, por su tónica, una tónica que vosotros
instantáneamente reconocéis porque esta tónica hace vibrar una cuerda en
vuestro corazón que facilita y permite recordar lo propio de vuestra esencia
original. De todos modos, éste vuestro ángel de la guarda se establece a
vuestro lado y constantemente auxilia al alma en el proceso de sacralización de
la materia que anima este mundo, auxilia al alma para que ella despierte
plenamente en su propio nivel y luego sea reintegrada en la Consciencia Plena,
en el Espíritu universal y perfecto.
En
simples palabras, éste es el proceso de sanación que se desarrolla en este
planeta. Los Bodhisattvas son aquellas puertas que ya, de un modo u otro, en
una medida u otra, conscientes de este nacimiento, se estabilizan como puertas
para la revelación del Cristo cósmico, del Cristo de la Luz Viva. Son aquellos
que aspiran al Buda, son aquellos que aspiran a la iluminación, son aquellos
que aspiran a la Consciencia plena, al Cristo Cósmico, a la Sabiduría Solar, y
que se disponen solamente como puertas, como simples puertas para la expresión
de esta Sabiduría Solar, de este Buda, de este Cristo Cósmico.
Yo
os acompaño constantemente, pues Yo Soy la Virgen Madre. En mí vosotros daréis
nacimiento al Cristo Cósmico. Hijos e hijas, por tanto, abriros para una
comprensión más profunda y amplia del significado del Bodhisattva: un ser que
aspira a la Consciencia Plena, se erige como una puerta para la expresión de esta
Consciencia Plena, al mismo tiempo que mantiene sus brazos y manos abiertos
para el resto de vuestros hermanos y hermanas para que también ellos sean
tocados por la sangre del Cordero y para que tengan sus vestiduras purificadas.
Estas
son palabras simbólicas, no obstante la vibración que llevan os permitirá
acceder a un nivel más profundo de comprensión de todo lo que vosotros vivís
hoy en día en cualquier nivel, desde el nivel más superficial de vuestra vida,
en aquello que se refiere a vuestras interacciones mundanas, hasta niveles muy
profundos donde procesos muy difíciles de ser comprendidos por la mente se desarrollan
y se llevan a cabo. En todos estos niveles, hijos e hijas, Yo estoy siempre
presente ofreciendo el calor de Mi Sagrado Corazón de Fuego, esta llama que
puede iluminar vuestro camino y volver esta senda más agradable, esta senda más
dulce, más suave y más fácil de ser recorrida. Yo sigo al frente vuestro,
limpiando de vuestro camino todas las piedras, dejando, sin embargo aquellas
que fortalecerán vuestros pies por el camino.
Niños
bien amados, el tiempo sólo existe por la interacción de la Consciencia con la
Materia. El Espacio es Mi vientre ilimitado, no os prendáis en el pasar del
tiempo, pues en un momento yo puedo rasgarlo y remendarlo, como el tejido de
Mis vestiduras. Vivid a cada momento atentos a vuestro servicio, atentos, para
que la puerta siempre esté abierta para que el Cristo se revele y la sangre del
Cordero fluya a todos vuestros hermanos y hermanas para purificar sus
vestiduras. Yo me revelo en cada corazón abierto a reconocer Mi Presencia y Mi
toque de Amor. Para aquellos cuyos ojos todavía se vuelven hacia los fenómenos
más superficiales de esta experiencia, para estos Yo también soy un soporte
silencioso, desapercibido, pero siempre constante.
Volveré
en medio de esta asamblea en las Tierras de Punira, al lado de Mi Monte
Sagrado, para que iniciemos una serie de comunicaciones e intercambios respecto
al papel del Bodhisattva en este núcleo de Fuego y Luz llamado Agnisangha. Yo
bendigo e impulso esta Hoguera, pues esta Hoguera descansa en Mis manos y es
constantemente avivada por el soplo de Mis labios. Hijos e hijas, si queréis
avivar esta Hoguera debéis volveros hacia vuestro propio Corazón de Fuego, pues
vuestro Corazón de Fuego es lo que alimenta esta Hoguera.
Bienaventurados
todos aquellos que oyen estas palabras y abren su pecho para que en ellos sean
depositadas Mis Letras de Fuego. Sois Sagrados, sois bendecidos. Recordad
vuestra Esencia Divina, recordad el Cristo Cósmico que sois. Yo os bendigo,
pequeños.
María,
Reina de la Paz
Transcripción
realizada por colaboradores de Agnisangha
Revisión
final: Agnimitra
Traducción:
Ana María Beltrán
Este
mensaje puede ser copiado y difundido siempre y cuando se conserven
intactos los textos dando crédito al autor y al traductor, publicando
sus fuentes de origen.
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