( Mensaje divulgado en octubre del 2013)
Vinícius: Qué hacer cuando la realidad nos confronta?
Elohins: Sonríanle
Vinícius: Y si ella fuese muy desafiante?
Elohins: Sonrían
nuevamente, sólo que esta vez con una sonrisa más abierta. Y cada vez
que ella se muestre más amenazadora, su sonrisa debe ser más grande.
Porque aunque todos ustedes aún no comprendan con exactitud física y
visceral, la realidad es una simple proyección de aquello que nutren
interiormente. Pues bien, entonces, si ella representa vuestro reflejo
vibratorio, ella no “está” sobre ustedes y no los domina como
acostumbran a pensar. Si ella es la pronta respuesta de la matemática
perfecta del Universo, entonces lo que sugerimos es que cambien la
ecuación de forma de volverla favorable a ustedes.
Vinícius: Y eso cambiaría la realidad?
Elohins:
Si tuvieran el coraje de sonreír a aquello que los asusta en lo
externo, estén seguros de que habrán alcanzado la fe necesaria que
literalmente deja de creer en aquello que se nota en lo
"visible". Ustedes hablan de fe y fuerza interior para cambiar las cosas
y estamos de acuerdo con ustedes, sin embargo, si sonríen cada vez que
son desafiados por lo que sea, habrán practicado la más pura de las
vibraciones en cuanto a cambiar realidades, claramente descrita por
Cristo: Devuelvan el mal con el Bien.
Y
diríamos más: Al rebatir el mal con el Bien, él será obligado a
convertirse en la naturaleza vibratoria del Bien que ustedes enviaron."
Terminen
eso de “temer”, no hay mal ninguno ocurriendo allá afuera que no esté
siendo creado por ustedes y si es de esta forma que sucede, entonces
ustedes tienen el total poder sobre eso. Y si tienen el poder sobre eso,
entonces no comprendemos el por qué del miedo. Si saben que son los
autores no deberían tener miedo. Sería como si un escritor tuviese miedo
de la propia historia, pero él no lo tiene, pues sabe que el dominio
sobre los hechos escritos y creados está en sus manos, siendo así, él
puede alterar todo.
Si
el miedo es del que ocurre afuera en relación a lo que no está en
vuestro dominio vibratorio, o sea, las personas o seres que componen el
contexto en el que se encuentran, decimos de nuevo: Sonrían! No porque
eso vaya a cambiar el Universo ajeno, sino porque es la única cosa que
pueden hacer para que la vibración del contexto de otro no interfiera en
la vuestra. Lo que ocurre afuera de ustedes definitivamente no les
dice al respecto y entonces no tiene por qué importar tanto. Y si cargan
los fardos de la realidad ajena significa que salieron del punto
individual de creación y se colocaron a merced de lo que necesariamente
no precisa afectarlos.
Y
cabe a ustedes volver a su posición. Cabe a ustedes si aciertan consigo
mismos. Y si parece difícil generar ese acierto con su propia energía,
que pasaría si intentaran hacer eso incluyendo a otros, no están de
acuerdo? Si cultivan vuestro Bien esparcirán eso a los cuatro
cuadrantes del mundo y podrán bendecir a otros con él. Y aunque no
consigan bendecir a los otros con vuestra felicidad, por lo menos no
serán contaminados por el desacierto vibratorio de ellos y en el final,
ustedes habrán hecho algo bueno por sí mismos y por el mundo.
No
siempre es necesario hacer el Bien al otro para que se sientan en la
ejecución de ese Bien. Si no expanden con el otro el mal que él mismo
crea sobre su propia vida y sobre el ambiente, estén seguros de que ya
estarán haciendo mucho.
Y
al final, sonrían. Cuando no puedan cambiar las cosas, sonrían. Cuando
no puedan alterar ciertos cuadros, sonrían. Cuando no puedan moverse,
sonrían.
Cuando
no puedan arreglar el desorden de vuestra vida, sonrían. Cuando entren
en estados que la mayoría temería sobremanera, sonrían. Pues si sonríen
estarán dando un paso significativo para que lo que está caótico se
vuelva equilibrado. La sonrisa es aceptación, fe y asentamiento en el
Bien, en la humildad de reconocer que no se puede cambiar el mundo ni la
realidad de los otros, tan sólo se puede cambiar la propia.
Sonrían y eso facilitará todas las cosas. Recuerden eso, simplemente sonrían.
Haya Luz!
Elohins
A través de Vinícius Francis
Traducción- Shanti