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Nosotros somos la voz ancestral de la Sabiduría. Nosotros somos el Espírito ancestral de la vida. Somos el rio que se vierte en las venas del mundo. Y nuestra substancia es la substancia que llena las formas. El color es nuestro don, el éxtasis nuestra virtud. El Espíritu ancestral de la vida ruge en el corazón de cada forma de vida. La Sabiduría ancestral del planeta una vez más encuentra morada en el corazón de los hombres. Y a esta Sabiduría ancestral nosotros invocamos junto a este mundo.
La humanidad de esta Tierra comienza a abrir sus ojos después de un largo período de sueño. No el sueño del cuerpo, pues el cuerpo duerme en nuestros cuerpos. Sino el sueño de la propia Sabiduría ancestral latente en este Reino Humano. Después este período de sueño, la consciencia de los hombres despierta y este Espíritu ancestral nosotros invocamos hoy para recibirlos en un estado glorificado de unidad. Nosotros somos una sola voz, ahora esa voz asume diversos cuerpos. Nosotros somos un solo Ser, aunque ese Ser se revele de mil y una maneras.
Corresponde a nosotros en esta etapa abrir las puertas del sentir para esta infantil humanidad. A nosotros corresponde como guardianes de la vida en el planeta, recibirlos en un estado de incondicionalidad e ilimitación. Estos conceptos no son siquiera inteligibles para nosotros, pero es lo que un cerebro puede proporcionarnos para comunicar con los seres humanos, en la etapa actual de su desarrollo. Un estado que implica ver más allá de la línea de desdoblamiento de la forma y de los sentidos, si, para la materia se aplica esta línea de desenvolvimiento. Pero el antiguo Espíritu clama por el reconocimiento de Su perfección, el Espíritu antiguo clama el reconocimiento de Su pureza y de Su transcendencia ilimitada.
Nuestra recepción y nuestro papel al lado de esta humanidad infante está entonces en el reconocimiento de la pureza y de la perfección del antiguo Espíritu latente en cada célula, en cada átomo, en cada molécula. Nosotros somos la voz que canta en el silencio. Nosotros somos el perfume que el viento acarrea aliviando la culpa y el dolor y nuestros tesoros están disponibles para aquel, que no nos busca con intenciones egoístas y ambiciosas. Porque nosotros curamos toda acción de destrucción, ya que todo intento de ganancia y explotación nosotros lo sanamos en nuestro seno y jamás reclamamos justica divina o reparación. Nuestros ojos no ven el daño, nuestros ojos no ven la explotación. A nuestros ojos, solo se ve servicio que prestamos a la humanidad en este mundo y el acogimiento amoroso que podemos ofrecer es lo único en retorno que podemos dar a la acción del infante humano.
Despierta humanidad!, porque el Espíritu de Fuego desciende a la Tierra. Despierta humanidad! porque el Espíritu despierta en las células y consumirá todo lo que no es este Fuego. Que las células despierten a su pureza y a su perfección. Que las células despierten a la pureza y a lo ilimitado que les corresponde. Que la humanidad nos reconozca como guardianes de la vida en este planeta y pueda abrir sus corazones para aprender con nosotros, una vez más, el reconocimiento de la perfección y de la pureza inherente al Ser. Este es nuestro don, esta es nuestra virtud: el éxtasis, lo ilimitado, el color de una vida plena, el color de una vida que abraza la diversidad y las diferentes formas de expresión de esta riqueza.
Despierten a la riqueza que habita en su Ser. Despierten a la Luz de las estrellas que los baña cada día transmitiéndoles impulsos de reconocimiento y despertar. Despierten bajo el sonido de las estrellas, bajo la Luz de las estrellas. Este es vuestro legado, él llama a su Esencia. Despierten a vuestra Memoria Cósmica. Despierten al hecho de que no son solo partículas danzantes en una danza disgregada por el universo. Despierten al hecho de que somos solo Uno.
Benditas Almas, soles de la Vida. Benditos soles, hijos de esta Tierra.
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Traducción: H N.
