Amores que crean, Amores sanos
Amor y sexualidad
Por Nicolás Tamayo
El verdadero propósito de la pareja no es “estar juntos”, sino “crear juntos”.
Más importante
que él o ella, la verdadera atención debería centrarse en nosotros
mismos, al momento de entrar en una relación. ¿Quién es él/la que está
entrando en esta relación? ¿Estoy satisfecho conmigo mismo? ¿Puedo
tolerar, o mejor aún, disfrutar, mi propia compañía?
El hombre o
mujer con quien formamos pareja no tiene el deber de amarnos, ni de
sanarnos. No se puede entrar en una relación para sentirnos realizados,
ni completos. Una relación que tiene como principio ser un paliativo
para la propia soledad, frustración o desamor, está condenada al fracaso.
Una persona que
persigue al amor de su vida, creyendo que este le dará lo que no puede
darse a si mismo/a, va derecho a una fatal decepción. Nadie puede darte
lo que no te das a ti mismo/a. Quien ve en su pareja su escape, o un
terapeuta, poco a poco se condena al agotamiento, ya que no “consigue lo
que quiere” de su ser amado.
El verdadero
propósito de la pareja, ni siquiera es “estar juntos”, sino “crear
juntos”. Una pareja que no crea va en contra del impulso del Universo.
Una pareja es creadora de vida, actos, obras. Pueden ser hijos, cuentos,
libros, cuadros, poesía, canciones, empresas, negocios.
En conjunto
somos distintos. En una pareja son 3: Tú, Yo, y la Relación. La relación
se convierte en un ser por sí misma. Un ser que no tiene porque invadir
los caminos y mundos propios de cada individuo que la integra. Una
pareja sana respeta mutuamente el espacio del otro. Mi espacio interior
es sagrado, tan sagrado como el tuyo.
Yo Soy, satisfecho conmigo mismo, Tu Eres, satisfecha contigo misma. En la medida que esto sea así, creemos juntos.
Por Nicolás Tamayo
Soy tú reflejo, soy un espejo, soy parte de esta trama de vida, buscador y encontrador. Yo Soy, simplemente, otro Tú. http://elcaballogriego.wordpress.com/