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lunes, 3 de octubre de 2016

Gemas del Bhagavan por Sri Ramana Maharshi


 
Ramana Maharshi and Sun
 
Algunas frases de Ramana Maharshi extraídas de la obra
“Gemas del Bhagavan”
 
La conciencia o existencia es la única realidad. El cosmos brota en la visión simultáneamente con el observador. No hay creación por pasos o etapas. Es similar a un sueño. Todo aparece de una vez.
Ayam significa aquello que existe, auto brillante y auto evidente. “I Am” es el primer nombre de Dios, el primer nacido.
La Fuente es un punto sin dimensiones, ella se expande como el cosmos por un lado y como infinita dicha por el otro. Ese punto es un pivote. De él empieza un deseo o tendencia latente que se expande como el experimentador (yo), la experiencia y lo experimentado (el mundo).
“No quiero” es la mayor bendición. Sólo puede ser realizado  mediante la experiencia. Ni siquiera un emperador tiene nada que hacer con un hombre que no quiere nada.
El mundo como mundo no es real pero como Brahman es real. Todo es Brahman, nada existe excepto el Brahman y el mundo en tanto que Brahman es real. El Ser es la única realidad que siempre existe y es debido a la luz del ser que las otras cosas son vistas. Concéntrate en el observador, no en lo observado, no en los objetos sino en la luz que los revela. El mundo no es otra cosa que la mente, ¿hay acaso un mundo aparte de la mente?
Aquello que realmente existe es el Ser. El mundo, jiva (ser individual) y Iswara (Dios) son creaciones mentales. El Ser sólo es el mundo, el ego y Iswara.
El Ser inmanente es llamado Iswara. La inmanencia sólo puede ser con maya. Él (Iswara) es el conocimiento del ser junto con maya.
El control del habla y de la respiración, esto ayuda a controlar la mente. Observa el habla y la respiración. Contempla el Ser. Escucha el Silencio.
El ser no es quien hace la auto-indagación sino el ego. Dios es intocado por las actividades que toman lugar en su presencia. No tiene sentido atribuir responsabilidad y motivo al Uno antes de convertirse en muchos.
No hay destino. Ríndete y todo irá bien. Arroja toda la responsabilidad a Dios y no lleves la carga por tu cuenta. Él sabe lo que es mejor, cuando y como hacerlo. Suya es la carga. No tengas preocupaciones, todas tus preocupaciones son él.
La Divina Gracia es una manifestación de la voluntad cósmica en acción. Ella puede alterar el curso de los eventos de un modo misterioso debido a sus propias y desconocidas leyes que son superiores a todas las leyes naturales pudiendo modificar a éstas por su interacción. Es la fuerza más poderosa en el universo. Ella desciende y actúa sólo cuando es invocada con total rendición. Ella actúa desde dentro porque Dios reside en el corazón de todos los seres. Es una visita inesperada e impredecible.
En la realización del Ser cuando a través de la práctica estamos siempre en un mismo estado, no yendo y viniendo del samadhi, ese estado natural estable se llama sahaja. En sahaja uno siempre se ve a sí mismo. Él ve el mundo como realidad o como forma de Brahman. Conocerse uno mismo es sólo reconocer el mismo Ser puesto que no hay segunda existencia. Esto es autorrealización. 
Ilustramos la realización como un pozo donde cavamos. El espacio disponible siempre estuvo ahí aunque lleno de tierra. La tierra representa los samskaras acumulados a lo largo de las eras (las tendencias innatas) en nosotros. Debe haber primero un esfuerzo para superarlas. La clave es quedarse quieto, callado pero no es tan fácil. Para la mayoría de la gente un esfuerzo es necesario.
Si te identificas con el cuerpo en vigilia ves objetos densos, en el cuerpo sutil como en el sueño ves objetos igualmente sutiles. En ausencia de toda identificación no ves nada. Los objetos vistos guardan relación con el observador de los mismos. Los objetos no existen aparte de ti, ellos deben su existencia a ti. Cualquier cosa vista no es real. Esta es la verdad.
El pensamiento “yo soy el cuerpo” es ignorancia. Saber que el cuerpo no está aparte del ser es conocimiento. El cuerpo es una proyección mental. La mente es el ego, y el ego surge del ser.
La conciencia es la pantalla a través de la cual todas las imágenes vienen y van. Uno primero crea de la mente y luego ve lo que ha creado. Del Ser procede una luz reflejada, la luz de la pura mente (manas) y es esta luz que da espacio a la existencia y a la película del mundo.
Primero uno ve el Ser como objetos, luego como vacío y entonces finalmente ve el Ser como Ser. Sólo en este último caso no hay mirada porque ahí mirar es devenir, convertirse.
Uno puede erradicar todos los deseos y controlar la respiración practicando la fusión de la mente en el Corazón, lo cual es la pura conciencia. Concentrar los pensamientos de uno mismo en el Ser le conducirá a la felicidad o dicha.
Si uno se retira en el Ser hay el fin del dolor. El dolor se siente en la medida en que el objeto es diferente de uno mismo. Pero cuando el Ser es descubierto como la completitud sin división, ¿quién y qué hay allí para sentir?
Todas las actividades por las cuales el cuerpo pasa están determinadas cuando primero vienes a la existencia. No reposa en ti el aceptarlas o rechazarlas. La única libertad que tienes es volver tu mente hacia adentro y renunciar a las actividades allí. Esta renuncia significa abandonar el apego a ellas o a sus frutos, abandona la noción de que eres el “hacedor”. Si uno permanece en el Ser las actividades todavía seguirán y su éxito no será afectado.
El éxito o el fracaso son debidos al karma y no al poder de la voluntad o la falta de ella.
Conquistas el destino o eres independiente de él mediante dos vías. La primera indagas para quién es el destino y descubres que sólo el ego es atado al destino pero no el Ser, descubres que el ego no existe. La segunda es matar al ego entregándote completamente a Dios.
El jnani no piensa que es el cuerpo, ni siquiera lo ve. Sólo ve el Ser en el cuerpo. Si el cuerpo no está allí sino que sólo el Ser la cuestión de su desaparición en cualquier forma no surge.
Evita el deseo y la aversión. En la medida de lo posible no te enganches con los asuntos del mundo y de los otros. Queda en Silencio.
La no acción del sabio es realmente una actividad incesante. Su característica es la eterna e intensa actividad.
El primer deber del hombre es pues realizarse él mismo. Se buscan reformadores pero sólo aquellos que primero se reformen a sí mismos. La única solución que tenemos es realizar nuestra auténtica naturaleza.
 
Fuente: “Gemas del Bhagavan: un collar de frases por Sri Ramana Maharshi respecto a diferentes cuestiones vitales”. Editor: A. Devaraja Mudaliar.