APOCALIPSIS SEGÚN SAN JUAN (SRI AUROBINDO)
El Maestro Melquisedec del Aire, Sri Aurobindo, en el mensaje transmitido en Autres Dimensions, el día 15 de julio del 2012 «http://isismikael.blogspot.pt/2012/07/sri-aurobindo-el-fuego-del-amor.html», ha pedido leer el Apocalipsis de San Juan.
Por ello, nosotros
hemos editado y preparado la siguiente publicación.
APOCALIPSIS SEGÚN SAN
JUAN
(SRI AUROBINDO)
(SRI AUROBINDO)
El libro del
Apocalipsis (llamado también, Apocalipsis de San Juan) es un libro de la Biblia
–El Libro Sagrado del Cristianismo – es el último de la selección del Canon
Bíblico.
La palabra Apocalipsis,
del griego Ἀποκάλυψις Ἰωάννου [Apokálypsis Ioánnou] (término usado por primera vez, por F. Lücke,
en 1832), que significa “Revelación”.
Un “Apocalipsis”, en la
terminología del Judaísmo y del Cristianismo, es la revelación divina de cosas
que hasta entonces, permanecían secretas a un profeta escogido por Dios.
Por extensión, se
designo como “Apocalipsis” a los relatos escritos de esas revelaciones. Debido
al hecho de, de que en la mayoría de las biblias en lengua portuguesa, se usa
el título de Apocalipsis, en lugar de Revelación. El significado de la palabra
se torno oscura, siendo a veces, usado como sinónimo (erróneo) del “fin del
mundo”.
En este libro de la
Biblia, se cuenta que antes de la batalla final, los ejércitos se reúnen en la
planicie, abajo de “Har Megiddo” (Campo de Colinas).
Sin embargo, la
traducción fue errónea, y Har Megiddo fue traducido como Armagedom, quedando la
cita, como que los ejércitos se reunirán en la planicie antes del Armagedom, la
batalla final.
CAPÍTULO 1
La Revelación de
Jesucristo
1.1.- La revelación de
Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos, las cosas que
debían suceder pronto; y la declaró, enviándola por medio de su ángel, a su
siervo Juan.
1.2.- Quien ha dado
testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas
las cosas que ha visto.
1.3.- Bienaventurados
aquellos que leen, y aquellos que oyen las palabras de esta profecía, y guardan
las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca.
SALUTACIONES A LAS
SIETE (07) IGLESIAS
1.4.- Juan, a las siete
iglesias que están en Asia: Gracia y Paz a vosotros, del que Es y que Era, y
que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono.
1.5.- Y de parte de
Jesucristo, el testigo fiel, el primogenito de los muertos, y el soberano de
los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su
sangre,
1.6.- Y nos hizo reyes
y sacerdotes para Dios, su Padre. A Él sea la Gloria y el Imperio, por los
siglos de los siglos, Amén.
1.7.- He aquí, el que
viene con las nubes, y todo ojo le verá; y los que le traspasaron. Y todas las
tribus de la tierra, harán lamentación por Él. Ciertamente, Amén.
1.8.- Yo soy el ALFA y
la OMEGA, el PRINCIPIO y el FIN, dice el Señor, el que Es y que Era y que ha de
venir, el Todopoderoso.
UNA VISIÓN DEL HIJO DEL
HOMBRE
1.9.- Yo, Juan, vuestro
hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la
perseverancia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la
palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.
1.10.- Yo estaba en el
Espíritu, en el día del Señor, y oí detrás de mí, una gran voz, como de
trompeta,
1.11.- Diciendo: Lo que
ves, escríbelo en un libro, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia:
Éfeso, Esmirna, Pergamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.
1.12.- Me voltee para
ver, quién hablaba conmigo; y lo que vi, fueron siete candeleros de oro.
1.13.- Y en el medio de
los siete candeleros, un semejante al Hijo del Hombre, vestido con ropas que
llegaban hasta los pies, y a la altura del pecho, ceñido con un cinturón de
oro.
1.14.- Su cabeza y sus cabellos,
eran blancos como blanca lana, como nieve; los ojos como llamas de fuego.
1.15.- Los pies,
semejantes al bronce pulido, como si hubiera sido refinado en un horno; y su
voz, como el bullicio de muchas aguas.
1.16.- Tenía en su mano
derecha, siete estrellas, y de su boca salía una espada afilada de dos hojas; y
su rostro brillaba como el sol, en todo su esplendor.
1.17.- Cuando lo vi,
caí a sus pies como muerto. El puso su mano derecha sobre mí, diciendo: “No
temas, Yo Soy el Primero y el Último;
1.18.- Y aquel que
vive, y estuvo muerto, mas veme aquí, estoy vivo, por los siglos de los siglos,
y tengo las llaves de la muerte y del hades.
1.19.- Escribe las cosas
que has visto, y las que son, y las que han de suceder después de éstas.
1.20.- En relación al
misterio de las siete estrellas que viste en mi mano derecha, y los siete
candeleros de oro: Las siete estrellas son los Ángeles de las siete iglesias, y
los siete candeleros que has visto, son las siete iglesias.
CAPÍTULO 2
MENSAJES A LAS SIETE
IGLESIAS.
EL MENSAJE A EFESO:
2.1.- Al Ángel de la
Iglesia en Éfeso, le dice:
(El que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: )
(El que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: )
2.2.- Conozco tus
obras, tu labor y perseverancia, y que no puedes soportar malos hombres, y que
pusiste a prueba a los que así mismos, se declarar apostoles; y no lo son, y
los has hallado mentirosos;
2.3.- Y has sido
perseverante, has soportado pruebas por causa de mi nombre, y no has decaído.
2.4.- Pero tengo contra
ti, que abandonaste a tu primer amor.
2.5.- Recuerda, por lo
tanto, dónde has caído y arrepiéntete; y vuelve a la práctica de las primeras
obras; si no, vendré a ti y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres
arrepentido.
2.6.- Pero tienes a tu
favor, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales también aborrezco.
2.7.- Quien tiene
oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias: Al vencedor, le daré de
comer del árbol de la vida, que se encuentra en el paraíso de Dios.
EL MENSAJE A ESMIRNA:
2.8.- Al Ángel de la
Iglesia en Esmirna, le dice:
(El primero y el ultimo, el que estuvo muerto y vivió, dice esto: )
(El primero y el ultimo, el que estuvo muerto y vivió, dice esto: )
2.9.- Conozco tu tribulación,
tu pobreza (pero tú eres rico) y la blasfemia de los que a sí mismos se
declaran judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.
2.10.- No temas en
nada, lo que tendrás que sufrir. He aquí, el diablo echará a algunos de
vosotros, en la cárcel, para que sean puestos a prueba, y tendrás tribulación
por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida.
2.11.- Quien tiene
oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias: El vencedor, de ningún modo
sufrirá daño de la segunda muerte.
EL MENSAJE A PÉRGAMO:
2.12.- Al Ángel de la
Iglesia en Pérgamo, le dice:
(El que tiene la espada afilada de doble hoja, dice esto: )
(El que tiene la espada afilada de doble hoja, dice esto: )
2.13.- Conozco el lugar
donde habitas, donde está el trono de Satanás; pero conservas mi nombre, y no
has negado mi fe, ni aún en los días de Antipas, mi testigo fiel, quien fue
muerto entre vosotros, donde mora Satanás.
2.14.- Tengo todavía,
algunas cosas contra ti, que tienes ahí, a los que sustentan la doctrina de
Balaam, que enseñaba a Balac, a poner trampas delante de los hijos de Israel,
para que comieran de cosas sacrificadas a los ídolos, y practicaran la
prostitución.
2.15.- Además, también
tienes a los que de la misma forma, sustentan la doctrina de nicolaítas, la que
yo aborrezco.
2.16.- Por lo tanto, arrepiéntete,
si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos, con la espada de mi boca.
2.17.- Quien tiene
oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias: Al vencedor, le daré de
comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y sobre la piedrecita
escrito, un nombre nuevo, a quien nadie conoce, excepto aquel que lo recibe.
EL MENSAJE A TIATIRA:
2.18.- Al Ángel de la
Iglesia en Tiatira, le dice:
(El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llamas de fuego, y pies semejantes al bronce pulido, dice esto: )
(El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llamas de fuego, y pies semejantes al bronce pulido, dice esto: )
2.19.- Conozco tus
obras, tu amor, tu fe, tu servicio, tu perseverancia y tus últimas obras, que
son más numerosas que las primeras.
2.20.- Pero tengo
contra ti, que toleras que esa mujer, Jezabel, que se llama a sí misma,
profetiza, enseñe y seduzca a mis siervos a practicar la prostitución y a comer
cosas sacrificadas a los ídolos
2.21.- Les he dado
tiempo para que se arrepintiesen, pero ella todavía no quiere arrepentirse de
su prostitución.
2.22.- He aquí,
postrado en la cama y en gran tribulación, a los que con ella adulteran; si no
se arrepienten de las obras que ella incita.
2.23.- Y a sus hijos
heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy aquel que escudriña
mentes y corazones, y les daré a cada uno, según sus obras.
2.24.- Les digo
todavía, a vosotros y a los demás que están en Tiatira, quienes no tienen esa
doctrina y que no han conocido, como ellos dicen, las cosas profundas de
Satanás.
Yo les digo: No les
impondré otra carga.
2.25.- Sólo conserven
lo que tienen, hasta que yo venga.
2.26.- Al vencedor que
guarde mis obras, hasta el final, yo le daré autoridad sobre las naciones,
2.27.- Y las regirá con
vara de hierro, y serán quebradas en pedazos, como si fuesen objetos de barro;
2.28.- Así como
también, yo la recibí de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana.
2.29.- Quien tiene
oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
CAPÍTULO 3
EL MENSAJE A SARDIS:
3.1.- Al Ángel de la
Iglesia en Sardis, le dice:
(El que tiene los siete Espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.)
(El que tiene los siete Espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.)
3.2.- Vigila y afirma
las cosas que están preparadas para morir, porque no he hallado tus obras
íntegras, delante de Dios.
3.3.- Recuerda, de lo
que has recibido y oído, y guárdalo, y arrepiéntete. Puesto que, si no lo
vigilas, vendré como un ladrón, y no sabrás, de modo alguno, a qué hora vendré
sobre ti.
3.4.- A pesar de todo,
tienes a unas pocas personas en Sardis, que no han manchado sus vestiduras, y
andarán de blanco a mi lado, porque son dignas.
3.5.- El vencedor será
cubierto de vestiduras blancas; y de ningún modo, borraré su nombre del libro
de la vida, por el contrario, confesaré su nombre delante de mi Padre, y
delante de sus ángeles.
3.6.- Quien tiene
oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
EL MENSAJE A
FILADELFIA:
3.7.- Al Ángel de la
Iglesia en Filadelfia, le dice:
(El Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: )
(El Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: )
3.8.- Conozco tus
obras; he aquí, que he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie
puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra y no
has negado mi nombre.
3.9.- He aquí, haré que
algunos de los que son de la sinagoga de Satanás, los que se declaran judíos y
no lo son, sino que mienten; he aquí que los haré venir para que se postren a
tus pies, y reconozcan que yo te he amado.
3.10.- Porque guardaste
la palabra de mi perseverancia, yo también te guardaré de la hora de la
provocación que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran
sobre la tierra.
3.11.- Vengo sin
tardanza. Conserva lo que tienes, para que nadie tome tu corona.
3.12.- Al vencedor, lo
haré columna en el templo de mi Dios, y de allí no saldrá jamás; grabaré sobre
él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, la Nueva Jerusalén
que desciende del cielo, y que viene de parte de mi Dios, y mi nuevo nombre.
3.13.- Quien tiene
oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
EL MENSAJE A LAODICEA:
3.14.- Al Ángel de la
Iglesia en Laodicea, le dice:
(He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: )
(He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: )
3.15.- Conozco tus
obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!
3.16.- Sólo porque eres
tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
3.17.- Porque tú dices:
Soy rico y afortunado, y no necesito de nada; y no sabes que eres infeliz; si,
miserable, pobre, ciego y desnudo.
3.18.- Te aconsejo que
de mí compres oro refinado por el fuego, para que seas rico, y vestiduras
blancas para vestirte, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez, y
colirio para que unjas tus ojos, para que veas.
3.19.- Yo reprendo y
disciplino a los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
3.20.- He aquí, yo
estoy a la puerta y llamo; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en
su casa y cenaré con él, y él conmigo.
3.21.- Al vencedor, le
permitiré sentarse conmigo en mi trono, así como yo también vencí, y me senté
con mi Padre en su trono.
3.22.- Quien tiene
oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
CAPÍTULO 4
La puerta abierta en el cielo (Ap. 4:1) |
Trono de Esmeralda en el cielo (Ap. 4:2-11) |
Las coronas delante del trono (Ap. 4:9-11) |
LA ADORACIÓN CELESTIAL
4.1.- Después de esto,
miré; y he aquí, una puerta abierta en el cielo, y la primera voz que oí, como
de trompetas, hablando conmigo, diciendo: Sube acá, y te mostraré las cosas que
deben suceder después de éstas.
4.2.- Inmediatamente,
me encontré en el Espíritu, y he aquí, un trono armado en el cielo; y en el
trono, alguien sentado.
4.3.- Y el aspecto de
aquel que está sentado es semejante a la piedra de jaspe y de cornalina, y
alrededor del trono, un arco iris, semejante al aspecto de una esmeralda.
4.4.- Alrededor del
trono, hay también veinticuatro tronos, y sentados en los tronos, veinticuatro
ancianos, vestidos de blanco, con coronas de oro en sus cabezas.
4.5.- Del trono salían
relámpagos, voces y truenos; y, delante del trono ardían siete antorchas de
fuego, que son los siete Espíritus de Dios.
4.6.- Y delante del
trono había como un mar de vidrio, semejante al cristal, y también, en medio
del trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos por
delante y por detrás.
4.7.- El primer ser
viviente era semejante a un león; el segundo, semejante a un ternero; el
tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto ser viviente, es semejante a
un águila cuando está volando.
4.8.- Y los cuatro
seres vivientes, tienen cada uno, respectivamente, seis alas llenas de ojos,
por dentro y alrededor; no tienen descanso, ni de día ni de noche, proclamando;
Santo, Santo, Santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, aquel que era, el que es
y el que ha de venir.
4.9.- Cuando esos seres
vivientes den gloria, honor y acción de gracias al que se encuentre sentado en
el trono, vive por los siglos de los siglos,
4.10.- Los veinticuatro
ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, adoran al que
vive por los siglos de los siglos, y colocan sus coronas delante del trono,
proclamando:
4.11.- Tú eres digno,
Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has
creado todas las cosas, si, y por tu voluntad existen y fueron creadas.
CAPÍTULO 5
EL ROLLO Y EL CORDERO
5.1.- Vi, en la mano
derecha de aquel que estaba sentado en el trono, un libro escrito por dentro y
por fuera, sellado con siete sellos.
5.2.- Vi, también, a un
ángel fuerte que proclamaba a viva voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y
desatar sus sellos?
5.3.- Sin embargo, ni
en el cielo, ni sobre la tierra, ni debajo de la tierra; nadie podía abrir el
libro, ni mirarlo.
5.4.-Y yo lloraba
mucho, porque nadie fue encontrado digno de abrir el libro, ni de mirarlo.
5.5.- Todavía, uno de
los ancianos me dijo: No llores, he aquí el león de la tribu de Judá, la raíz
de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
5.6.- Entonces, miré,
en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y entre los ancianos,
estaba en pie un Cordero como inmolado. El tenía siete cuernos y siete ojos,
que son los siete Espíritus de Dios, enviados por toda la tierra.
5.7.- Vino, y tomó el
libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono;
5.8.- Y cuando tomo el
libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron
delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que
son las oraciones de los santos;
5.9.- Y entonaban un
nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos,
porque fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios, hombres de toda
tribu, lengua, pueblo y nación.
5.10.- Y para nuestro
Dios, nos hiciste reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
5.11.- Miré y oí la voz
de muchos ángeles alrededor del trono, de los seres vivientes y de los
ancianos; y su número era millones de millones y millares de millares,
5.12.- Proclamando a
viva voz: Digno es el Cordero que fue inmolado, de recibir el poder, la
riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.
5.13.- Entonces, oí a
toda criatura que existe en el cielo y sobre la tierra, debajo de la tierra y
sobre el mar, y todo lo que en ellos hay, estaba diciendo: Aquél que está
sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, el honor, la gloria y el
poder, por los siglos de los siglos.
5.14.- Los cuatro seres
vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus
rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.
CAPÍTULO 6
Los primeros cuatro sellos, cuatro caballeros (Ap. 6:1-8) |
El quinto sello, las almas de los mártires (Ap. 6:9-11) |
El sexto sello, la destrucción de la naturaleza (Ap. 6:12-17) |
LOS SELLOS
6.1.- Vi cuando el
Cordero abrió uno de los siete sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes
diciendo, como con voz de trueno: ¡Ven y mira!
6.2.- Vi, entonces, y
he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una
corona; y el salió venciendo, y para vencer.
6.3.- Cuando abrió el
segundo sello, oí al segundo ser viviente diciendo: ¡Ven y mira!
6.4.- Y salió otro
caballo, rojo, y el que lo montaba, le fue dado poder para quitar la paz de la
tierra, para que los hombre se maten unos a otros; también le fue dada una gran
espada.
6.5.- Cuando abrió el
tercer sello, oí al tercer ser viviente diciendo: ¡Ven!. Entonces, vi, he aquí
un caballo negro, y el que lo montaba tenía una balanza en la mano.
6.6.- Y oí una voz en
medio de los cuatro seres vivientes diciendo: una medida de trigo por un
denario; tres medidas de cebada por un denario; y no dañes el aceite y el vino.
6.7.- Cuando el Cordero
abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente diciendo: ¡Ven!
6.8.- Miré, y he aquí
un caballo amarillo; el que lo montaba tenía por nombre, muerte, y el Hades le
seguía; le fue otorgada autoridad sobre la cuarta parte de la tierra, para
matar con espada, de hambre, con la mortandad y con las fieras de la tierra.
6.9.- Cuando abrió el
quinto sello, vi, debajo del altar, las almas de aquellos que habían sido
muertos por causa de la palabra de Dios, y por causa del testimonio que llevaban.
6.10.- Y clamaban a
viva voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, el Soberano Señor, santo y verdadero, no
juzgas y vengas nuestra sangre, en los que moran en la tierra?
6.11.- Entonces, a cada
uno de ellos, le fue dado una vestidura blanca, y les dijo que descansaran un
poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus
hermanos, que también serían muertos, igual que ellos.
6.12.- Vi cuando el
Cordero abrio el sexto sello, y sobrevino un gran terremoto. El sol se puso
negro, como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre,
6.13.- Las estrellas
del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos verdes,
cuando es golpeada por viento fuerte,
6.14.- Y el cielo se
recogió como un pergamino cuando se enrolla. Entonces, todos los montes e
islas, fueron movidos de su lugar.
6.15.- Los reyes de la
tierra, los grandes, los comandantes, los ricos, los poderosos y todo esclavo,
y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre los peñascos de los montes;
6.16.- Y decían a los
montes y a los peñascos: Caigan sobre nosotros, y escóndanos del rostro de
aquel, que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;
6.17.- Porque el gran
día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?
CAPÍTULO 7
Recibir el sello de Dios (Ap. 7:2-8) |
Ciento cuarenta y cuatro mil sellados, y la multitud vestida de ropas blancas (Ap. 7:3-10) |
LOS 144.000 SELLADOS
7.1.- Después de esto,
vi a cuatro ángeles en pie, sobre las cuatro esquinas de la tierra, que
detenían los cuatro vientos de la tierra, para que ningún viento sople sobre la
tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.
7.2.- Vi otro ángel que
subía desde donde sale el sol, que tenía el sello del Dios vivo, y clamó a viva
voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a
la tierra y el mar,
7.3.- Diciendo: No
dañes a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en
sus frentes, a los siervos de nuestro Dios.
7.4.- Entonces, oí el
número de los que fueron sellados: ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las
tribus de los hijos de Israel.
7.5.- De la tribu de
Judá, fueron sellados doce mil; de la tribu de Rubén, doce mil; de la tribu de
Gade, doce mil;
7.6.- De la tribu de
Aser, doce mil; de la tribu de Naftali, doce mil; de la tribu de Manasés, doce
mil;
7.7.- De la tribu de
Simeón, doce mil; de la tribu de Leví, doce mil; de la tribu de Isacar, doce
mil;
7.8.- De la tribu de
Zabulón, doce mil; de la tribu de José, doce mil; de la tribu de Benjamín
fueron sellados doce mil.
LA MULTITUD VESTIDA DE
ROPAS BLANCAS
7.9.- Después de esto
miré, y he aquí una gran multitud, que nadie puede contar, de todas las
naciones, tribus, pueblos y lenguas, en pie delante del trono y delante del
Cordero, vestidos con ropas blancas, y con palmas en las manos;
7.10.- Y clamaban a
viva voz, diciendo: A nuestro Dios que se sienta en el trono, y al Cordero,
pertenecen la salvación.
7.11.- Todos los
ángeles estaban en pie alrededor del trono, los ancianos y de los cuatro seres
vivientes; se postraron sobre sus rostros, delante del trono y adoraron a Dios.
7.12.- Diciendo: ¡Amén!
La bendición, la gloria, la sabiduría, las acciones de gracias, el honor, el
poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios, por los siglos de los siglos, Amén.
7.13.- Uno de los
ancianos tomó la palabra, diciéndome: Estos que se visten de vestiduras blancas,
¿Quiénes son y de dónde han venido?
7.14.- Le respondí: Mi
Señor, tu lo sabes. Él, entonces, me dijo: Son estos los que han salido de la
gran tribulación, lavaron sus vestiduras, y las han emblanquecido en la sangre
del Cordero,
7.15.- Razón por la cual,
están delante del trono de Dios, y le sirven de día y de noche, en su templo; y
el que está sentado sobre el trono, extenderá su tabernáculo sobre ellos.
7.16.- Jamás tendrán
hambre, nunca más tendrán sed, el sol no caerá sobre ellos, ni calor alguno,
7.17.- Porque el
Cordero que se encuentra en el medio del trono, los pastoreará, y los guiará
hacia fuentes de aguas de vida; y Dios enjuagará toda lágrima de sus ojos.
CAPÍTULO 8
El séptimo sello, siete ángeles, siete trompetas (Ap. 8) |
Trompeta, seir primeros juicios (Ap. 8:6-13 y Ap. 9) |
EL SÉPTIMO SELLO
8.1.- Cuando el Cordero
abrió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo, por casi media hora.
8.2.- Entonces, vi a
los siete ángeles que estaban en pie delante de Dios, y les fueron entregadas
siete trompetas.
8.3.- Entonces, vino
otro ángel y se quedó en pie junto al altar, con un incensario de oro; y se le
dio mucho incienso para ofrecerlo a las oraciones, de todos los santos, sobre
el altar de oro que estaba delante del trono;
8.4.- Y de la mano del
ángel, subió a la presencia de Dios, el humo del incienso con las oraciones de
los santos.
8.5.- Y el ángel tomó
el incensario, lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra. Y hubo
truenos, voces, relámpagos, y terremoto.
LAS TROMPETAS
8.6.- Entonces, los
siete ángeles que tenían las siete trompetas, se prepararon para tocar.
8.7.- El primer ángel
tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego, mezclados con sangre, que fueron
lanzados a la tierra. Fue, entonces quemada la tercera parte de la tierra, de
los árboles, y también toda hierba verde.
8.8.- El segundo ángel
tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego, fue precipitada en
el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre.
8.9.- Y murió la
tercera parte de los seres vivientes, existentes en el mar; y la tercera parte
de las embarcaciones, fue destruida.
8.10.- El tercer ángel
tocó la trompeta, y cayó del cielo, sobre la tercera parte de los ríos, y sobre
las fuentes de aguas; una gran estrella, ardiendo como una antorcha.
8.11.- El nombre de la
estrella es Ajenjo; y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y
muchos de los hombres murieron a causa de esas aguas, porque se volvieron
amargas.
8.12.- El cuarto ángel
tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, la tercera parte de la
luna y la tercera parte de las estrellas; para que la tercera parte de ellos,
se oscureciese, y no brillaran en el día como en la noche.
8.13.- Entonces, vi y
oí un águila, que volando en medio del cielo, decía a viva voz: ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!,
de los que habitan en la tierra; por causa de los otros toques de trompeta, que
todavía tienen que tocar los tres ángeles.
CAPÍTULO 9
9.1.- El quinto ángel
tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo en la tierra; y se le
dio la llave del pozo del abismo.
9.2.- Él abrió el pozo
del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y con el humero
salido del pozo, se oscureció el sol y el aire.
9.3.- Y del humo
salieron langostas hacia la tierra, y les fue dado poder, como tienen poder,
los escorpiones de la tierra,
9.4.- Y les fue dicho,
que no dañaran a la hierba de la tierra, ni a cualquier cosa verde, ni a ningún
árbol, sino solamente a los hombres que no tienen el sello de Dios en sus
frentes.
9.5.- También les fue
dado, no que los matasen, sino que los atormentasen durante cinco meses; y su
tormento, era como un tormento de escorpión cuando hiere al hombre.
9.6.- En aquellos días,
los hombres buscarán la muerte, y no la encontrarán; y ansiarán morir, pero la
muerte huirá de ellos.
9.7.- El aspecto de las
langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en sus cabezas
tenían como coronas de oro; y los rostros, eran como rostros de hombre;
9.8.- También tenían
cabello, como cabellos de mujer; sus dientes eran como dientes de leones;
9.9.- Tenían corazas,
como corazas de hierro; el ruido de sus alas, era como el estruendo de muchos
carros de caballos, corriendo a la batalla;
9.10.- Tenían, todavía,
colas, como de escorpiones; y aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar
a los hombres; durante cinco meses;
9.11.- Y tenían como su
rey, al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es, Abadón, y en griego,
Apolión.
9.12.- El primer ¡Ay!
pasó; he aquí, después de estas cosas; vienen todavía dos ¡Ay!.
9.13.- El sexto ángel
tocó la trompeta, y oí una voz procedente de los cuatro ángulos del altar de
oro, que se encuentra delante de Dios,
9.14.- Diciendo al
sexto ángel, el mismo que tiene la trompeta: Suelta a los cuatro ángeles que se
encuentran atados junto al gran río Eufrates.
9.15.- Fueron entonces
desatados, los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, el día, el
mes y el año, para matar a la tercera parte de los hombres.
9.16.- El número de los
ejércitos de la caballería era de veinte mil veces diez millares; yo oí su
número.
9.17.- Así, vi en esta
visión, que los caballos y sus jinetes, tenían corazas color de fuego, de
zafiro y de azufre. La cabeza de los caballos era como cabeza de león, y de su
boca salía fuego, humo y azufre.
9.18.- Por medio de
estos tres flagelos, es decir, por el fuego, por el humo y por el azufre que
salían de su boca, fue muerta la tercera parte de los hombres;
9.19.- Pues el poder de
los caballos estaba en su boca y en sus colas, porque sus colas eran semejantes
a serpientes, y tenían cabeza; y con ellas causaban daño.
9.20.- Los otros
hombres, aquellos que no fueron muertos por estos flagelos, no se arrepentirán
de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos
de oro, de plata, de cobre, de piedra y madera; los cuales no pueden ver, oír
ni andar;
9.21.- Ni se arrepintieron
de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su prostitución, ni de sus
hurtos.
CAPÍTULO 10
EL ÁNGEL CON EL LIBRITO
10.1.- Vi otro ángel
descendiendo del cielo, envuelto en una nube, con el arco iris por encima de su
cabeza; el rostro era como el sol, y las piernas, como columnas de fuego;
10.2.- Tenía en su
mano, un librito abierto. Puso el pie derecho sobre el mar, y el izquierdo
sobre la tierra,
10.3.- Y exclamó a viva
voz, como ruge un león, y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus
voces.
10.4.- Después que
hablaron los siete truenos, yo iba a escribir, pero oí una voz que venía del
cielo, que me decía: Guarda en secreto las cosas que los siete truenos
hablaron, y no las escribas.
10.5.- Entonces, el
ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano derecha
hacia el cielo,
10.6.- Y juró por aquel
que vive por los siglos de los siglos, el mismo que creó el cielo, la tierra,
el mar y todo cuanto en ellos existe, que ya no habrá demora,
10.7.- Sino que en los
días de la voz del séptimo ángel, cuando él esté preparado para tocar la
trompeta; se cumplirá entonces, el misterio de Dios, tal como Él lo anunció a
sus siervos, los profetas.
10.8.- La voz que oí,
venida del cielo, estaba de nuevo hablando conmigo, diciendo: Ve y toma el
libro que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y
sobre la tierra.
10.9.- Fui, pues, hacia
el ángel, diciéndole que me diese el librito. Él, entonces, me dijo: Tómalo y
cómelo; ciertamente, el será amargo para tu estómago, pero en tu boca, será
dulce como miel.
10.10.- Entonces tomé
el librito de la mano del ángel, y lo comí; en mi boca era dulce como la miel;
pero cuando lo hube comido, mi estómago se tornó amargo.
10.11.- Entonces, él me
dijo: Es necesario que profetices otra vez, sobre muchos pueblos, naciones,
lenguas y reyes.
CAPÍTULO 11
LOS DOS TESTIGOS
11.1.- Me fue dada una
caña semejante a una vara, y también se me dijo: Levántate y mide el templo de
Dios, su altar y a los que en el adoran;
11.2.- Sin embargo,
deja de lado, el patio exterior del templo, y no lo midas, porque ha sido
entregado a los gentiles; ellos, por cuarenta y dos meses, pisarán con sus pies
a la ciudad santa.
11.3.- Daré a mis dos
testigos que profeticen por mil doscientos días, vestidos de cilicio.
11.4.- Estos testigos
son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie, delante del Señor de
la tierra.
11.5.- Si alguien
pretende hacerles daño, sale fuego de su boca y devora a sus enemigos; y si
alguien pretende causarles daño, ciertamente, debe morir.
11.6.- Ellos tienen
autoridad para cerrar el cielo, a fin de que no llueva durante los días de su
profecía. También tienen autoridad sobre las aguas, para convertirlas en
sangre; y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.
11.7.- Entonces, cuando
hayan concluido el testimonio que deben dar, la bestia que surge del abismo
peleará contra ellos, y los vencerá y matará,
11.8.- Y sus cadáveres
quedarán tirados en la plaza de la gran ciudad que, espiritualmente, se llama
Sodoma y Egipto, donde también su Señor fue crucificado.
11.9.- Entonces, muchos
de los pueblos, tribus, lenguas y naciones, contemplarán los cadáveres de los
dos testigos, por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados.
11.10.- Los que habitan
sobre la tierra gozarán sobre ellos, realizarán fiestas y se enviarán regalos,
unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los habitantes de
la tierra.
11.11.- Pero después de
los tres días y medio, un espíritu de vida enviado por Dios, en ellos penetró,
y se erigieron sobre sus pies; y aquellos que lo vieron, sintieron gran temor;
11.12.- Y los dos
testigos escucharon una gran voz, venida del cielo, diciéndoles: ¡Suban!, y
subieron al cielo en una nube, y sus enemigos lo contemplaron.
11.13.- En aquella hora
hubo un gran terremoto, y rugió la décima parte de la ciudad; muriendo en ese
terremoto, siete mil personas; los demás quedaron aterrorizados y dieron
alabanzas al Dios del Cielo.
11.14.- Pasó el segundo
¡Ay!. He aquí, y sin demora, ya viene el tercer ¡Ay!
LA SÉPTIMA TROMPETA
11.15.- El séptimo
ángel tocó la trompeta, y hubo en el cielo grandes voces diciendo: El reino del
mundo es de nuestro Señor y de su Cristo, y Él reinará por los siglos de los
siglos.
11.16.- Y los
veinticuatro ancianos que estaban sentados en su trono, delante de Dios, se
postraron sobre su rostro y adoraron a Dios,
11.17.- Diciendo:
Gracias te damos, Señor Dios, Todopoderoso, el que eres y el que eras, porque
asumiste tu gran poder y comenzaste a reinar.
11.18.- En la verdad,
las naciones se enfurecieron; llegó, sin embargo, tu ira, y el tiempo
determinado para juzgar a los muertos, para galardonar a tus siervos, los
profetas, los santos y a los que temen tu nombre, tanto a los pequeños como a
los grandes; y para destruir a los que destruyen a la tierra.
11.19.- Entonces se
abrió el templo de Dios, que se encuentra en el cielo; y fue vista el arca de
la alianza en su templo; y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y
grande granizo.
CAPÍTULO 12
La mujer y el dragón (Ap. 12:1-5) |
Guerra en el cielo, Miguel derrota al dragón (Ap. 12:7-12) |
Mujer con alas de águila (Ap. 12:14) |
LA MUJER Y EL DRAGÓN
12.1.- Se vio una gran
señal en el cielo, una mujer vestida de sol, con la luna debajo de sus pies, y
una corona de doce estrellas en la cabeza,
12.2.- Quien, viéndose
embarazada, grita por los dolores del parto, sufriendo tormentos para dar a
luz.
12.3.- También se vio
otra señal en el cielo; he aquí, un dragón, grande, rojo, con siete cabezas,
diez cuernos, y en sus cabezas, siete coronas.
12.4.- Su cola
arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, las cuales lanzó hacia
la tierra; y el dragón se detuvo en frente de la mujer que estaba por dar a
luz, a fin de devorar a su hijo, apenas naciese.
12.5.- Dio a luz, un
hijo varón, que ha de regir todas las naciones con vara de hierro. Y su hijo
fue arrebatado para Dios y su trono.
12.6.- Pero la mujer
huyó hacia el desierto, donde Dios le había preparado un lugar, para que allí
la sustenten durante mil doscientos en sesenta días.
12.7.- Hubo batalla en
el cielo. Miguel y sus ángeles pelearon contra el dragón. También batallaron,
el dragón y sus ángeles;
12.8.- Sin embargo, no
prevalecieron; ni se halló lugar en el cielo, para ellos.
12.9.- Y fue expulsado
el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satanás, el que
engaña a todo el mundo. Si, fue lanzado a la tierra, y con él, a sus ángeles.
12.10.- Entonces, oí
una gran voz en el cielo, proclamando: Ahora, ha llegado la salvación, el
poder, el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido
expulsado el acusador de nuestros hermanos, el mismo que los acusaba de día y
de noche, delante de nuestro Dios.
12.11.- Ellos le han
vencido, por causa de la sangre del Cordero, y por causa del testimonio que
dieron; e incluso delante de la muerte, no amaron su propia vida.
12.12.- Por eso,
festejen, los cielos, y ustedes, quienes en ellos habitan. ¡Ay de la tierra y
del mar!, porque el diablo descendió hacia ustedes, lleno de gran cólera,
sabiendo que le queda poco tiempo.
12.13.- por lo tanto,
cuando el dragón se vio en la tierra, persiguió a la mujer que diera a luz, un
hijo varón;
12.14.- Le fueron dadas
a la mujer, dos alas de la gran águila, para que volase hasta el desierto, a su
lugar, allí donde es sustentada durante un tiempo; y tiempos y la mitad de un
tiempo, fuera de la vista de la serpiente.
12.15.- Entonces, la
serpiente lanzó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese
arrastrada por el río.
12.16.- La tierra, sin
embargo, ayudó a la mujer; y la tierra abrió su boca y tragó al río que el
dragón había arrojado de su boca.
12.17.- Entonces, el
dragón se enfureció contra la mujer, y fue a hacer guerra contra el resto de su
descendencia; los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio
de Jesús; y se puso en pie sobre la arena del mar.
CAPÍTULO 13
LAS DOS BESTIAS
13.1.- Vi emerger del
mar, una bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y sobre los cuernos,
diez coronas, y sobre las cabezas, nombres blasfemos.
13.2.- La bestia que
vi, era semejante a un leopardo, con pies como de oso y boca de león. Y le dio
el dragón; su poder, su trono y gran autoridad.
13.3.- Entonces, vi una
de sus cabezas como herida de muerte, pero esa herida mortal fue curada; y toda
la tierra se maravilló, en pos de la bestia;
13.4.- Y adoraron al dragón,
porque le dio autoridad a la bestia; también adoraron a la bestia, diciendo:
¿Quién como la bestia? ¿Quién puede luchar contra ella?
13.5.- También se le
dio una boca que proferia arrogancias y blasfemias, y autoridad para actuar
cuarenta y dos meses;
13.6.- Y abrió la boca
en blasfemias contra Dios, para calumniar y difamar su nombre, y para difamar
su tabernáculo, es decir, los que habitan en el cielo.
13.7.- También le fue
permitido, hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio
autoridad sobre cada tribu, pueblo, lengua y nación.
13.8.- Y lo adoraron
todos los habitantes de la tierra, aquellos cuyos nombres, no fueron escritos
en el libro de la vida del Cordero, que fue inmolado desde la fundación del
mundo.
13.9.- Si alguien tiene
oídos, oiga.
13.10.- Si alguien
lleva en cautividad, para el cautiverio va. Si alguien mata a espada, será
necesario que a espada muera. Aquí está la fe y la lealtad de los santos.
13.11.- Todavía vi otra
bestia emerger de la tierra; tenía dos cuernos, semejantes a los de un cordero,
pero hablaba como dragón.
13.12.- Ejerce toda la
autoridad de la primera bestia, en su presencia. Hace que la tierra y sus
habitantes adoren a la primera bestia; cuya herida mortal fue sanada.
13.13.- También hace grandes
señales, provocando incluso, que descienda fuego, del cielo a la tierra,
delante de los hombres.
13.14.- Engaña a los
que habitan en la tierra con las señales que se le ha permitido ejecutar
delante de la bestia, mandando a los que habitan en la tierra, hacer una imagen
a la bestia; aquella que, herida de espada, sobrevivió.
13.15.- Y se le
permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen no solo
hablase, sino que también matara, a todo aquel que no adorase la imagen de la
bestia.
13.16.- A todos; los
pequeños y los grandes, los ricos y los pobres, los libres y los esclavos; hace
que se les pusiese una cierta marca en la mano derecha, ó en la frente,
13.17.- Para que nadie
pueda comprar o vender, sino aquel que tuviese la marca, el nombre de la bestia
ó el número de su nombre.
13.18.- Aquí está la
sabiduría. Aquel que tiene entendimiento, que calcule el número de la bestia,
pues es el número del hombre. Y su número es, seiscientos sesenta y seis.
CAPÍTULO 14
EL CÁNTICO DE LOS
144.000
14.1.- Miré, y he aquí,
el Cordero en pie sobre el monte de Sion; y con él, ciento cuarenta y cuatro
mil, que tenían escrito en la frente su nombre y el nombre de su Padre.
14.2.- Oí una voz
venida del cielo, como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran
trueno; la voz que oí, también era como de arpistas, cuando tocan sus arpas.
14.3.- Entonaban un
cántico nuevo delante del trono, delante de los cuatro seres vivientes y de los
ancianos. Y nadie podía aprender el cántico, sino aquellos ciento cuarenta y
cuatro mil que fueron redimidos de entre los moradores de la tierra
14.4.- Estos son los
que no se contaminaron con mujeres, porque son castos. Son ellos los seguidores
del Cordero, por donde quiera que vaya. Son los que fueron redimidos de entre
los hombres, primicias para Dios y para el Cordero;
14.5.- Y no se encontró
mentira en sus bocas; no tienen mancha.
EL MENSAJE DE LOS TRES
ÁNGELES
14.6.- Vi otro ángel
volando en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los
moradores de la tierra, y a cada nación, y tribu, y lengua, y pueblo,
14.7.- Diciendo, a gran
voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio; y
adorad a aquel que hizo el cielo, y la tierra, y el mar, y las fuentes de
aguas.
14.8.- Le siguió otro
ángel, el segundo, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, que ha dado
de beber a todas las naciones, del vino de la furia de su prostitución.
14.9.- Le siguió a
éste, otro ángel, el tercero, diciendo, a gran voz: Si alguien adora a la
bestia y a su imagen, y recibe su marca en la frente ó en la mano,
14.10.- También, ese,
beberá del vino de la cólera de Dios, preparado, sin mezclas, del cáliz de su
ira; y será atormentado con fue y azufre, delante de los santos ángeles y en la
presencia del Cordero.
14.11.- Y el humo de su
tormento, sube por los siglos de los siglos; y no tiene descanso, ni de día ni
de noche, los adoradores de la bestia y de su imagen, y quien quiera que reciba
la marca de su nombre.
14.12.- Aquí está la
perseverancia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe
en Jesús.
14.13.- Entonces, oí
una voz desde el cielo, diciendo: Escribe: Bienaventurados los muertos que, a
partir de ahora, mueren en el Señor. Si, dice el Espíritu, para que descansen
de sus fatigas, pues sus obras les acompañan.
LA TIERRA ES SEGADA
14.14.- Miré, y he aquí
una nube blanca, y sentado sobre la nube, un semejante al hijo del hombre, que
tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano, una podadera afilada.
14.15.- Otro ángel
salió del templo, gritando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Toma
tu podadera y cosecha, porque la hora de cosechar ha llegado, pues el trigo de
la tierra está madura.
14.16.- Aquel que
estaba sentado sobre la nube, paso su podadera sobre la tierra, y la tierra fue
segada.
14.17.- Entonces, salió
del templo, que está en el cielo, otro ángel, teniendo también, una podadera
afilada.
14.18.- Salió, todavía,
del altar, otro ángel; aquel que tiene autoridad sobre el fuego, y habló a gran
voz, al que tenía la podadera afilada, diciendo: Toma tu podadera afilada y
reúne los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas están maduras.
14.19.- Entonces, el
ángel paso su podadera en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y lo echó
en el gran lagar de la ira de Dios.
14.20.- Y el lagar fue
pisado fuera de la ciudad, y corrió sangre del lagar hasta los frenos de los
caballos, en una extensión de mil y seiscientos estadios.
CAPÍTULO 15
LOS ÁNGELES CON LAS
SIETE POSTRERAS PLAGAS
15.1.- Vi en el cielo
otra señal, grande y admirable: Siete ángeles que tenían las siete últimas
plagas, porque con ellas está consumada la cólera de Dios.
15.2.- Vi como un mar
de vidrio, mezclado con fuego; y a los vencedores de la bestia, de su imagen y
del número de su nombre, que estaban en pie en el mar de vidrio, con las arpas
de Dios;
15.3.- Y entonaban el
cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes
y admirables son tus obras, ¡Señor Dios, Todopoderoso!; justos y verdaderos son
tus caminos, ¡Oh Rey de las naciones!
15.4.- ¿Quién no te temerá
y no glorificará tu nombre, oh Señor? Pues sólo tú eres santo; por eso, todas
las naciones vendrán y te adorarán, porque tus actos de justicia se han
manifestado.
15.5.- Después de estas
cosas, miré, y se abrió en el cielo, el templo del tabernáculo del testimonio,
15.6.- Y los siete
ángeles que tenían las siete plagas, salieron del templo, vestidos de lino puro
y resplandeciente, y ceñidos por el pecho con cintos de oro.
15.7.- Entonces, uno de
los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles, siete copas de oro, llenas
de cólera de Dios, que vive por los siglos de los siglos.
15.8.- El templo se
llenó de humo, procedente de la gloria de Dios y de su poder, y nadie podía
penetrar en el templo, hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los
siete ángeles.
CAPÍTULO 16
LAS COPAS DE IRA
16.1.- Oí, venida del
templo, una gran voz, diciendo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la
tierra, las siete copas de la ira de Dios.
16.2.- Salió el primer
ángel, y derramó su copa sobre la tierra, y, a los hombres portadores de la
marca de la bestia y adoradores de su imagen, les sobrevinieron úlceras
malignas y perniciosas.
16.3.- Derramó, el
segundo ángel, su copa en el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto;
y murió todo ser vivo que había en el mar.
16.4.- Derramó, el
tercer ángel, su copa en los ríos y en las fuentes de agua, y se convirtieron
en sangre.
16.5.- Entonces, oí al
ángel de las aguas diciendo: Tú eres justo, oh Señor, tú el que eres y el que
eras, el Santo, pues has juzgado estas cosas;
16.6.- Puesto que
derramaron sangre de los santos y de los profetas, también sangre les has dado
a beber; son dignos.
16.7.- Desde el altar, oí
que se decía: Ciertamente, el Señor Dios, Todopoderoso, verdaderos y justos son
tus juicios.
16.8.- El cuarto ángel
derramó su copa sobre el sol, al cual le fue permitido, quemar a los hombres
con fuego.
16.9.- En efecto, los
hombres se quemaron con el intenso calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que
tiene autoridad sobre estas plagas, y ni siquiera se arrepintieron, para darle
gloria.
16.10.- Derramó, el
quinto ángel, su copa sobre el trono de la bestia, cuyo reino se convirtió en
tinieblas, y los hombres se remordían la lengua, por causa del dolor que
sentían,
16.11.- Y blasfemaron
al Dios del cielo, por causa de las angustias y de las úlceras que sufrían, y
no se arrepintieron de sus obras.
16.12.- Derramó, el
sexto ángel, su copa sobre el gran río Eufrates, cuyas aguas se secaron, para
que estuviese preparado el camino, para los reyes que vienen del lado del
nacimiento del sol (oriente).
16.13.- Entonces, vi
salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del falso
profeta, tres espíritus inmundos, semejantes a ranas;
16.14.- Pues son
espíritus de demonios, que hacen señales, y se dirigen a los reyes del mundo
entero, con el fin de reunirlos para la batalla del gran Día del Dios
Todopoderoso.
16.15.- (He aquí que
vengo, como viene el ladrón. Bienaventurado aquel que vigila y guarda sus
vestidos, para que no ande desnudo, y no se vea su vergüenza.)
16.16.- Entonces, los
reunió en el lugar que en hebreo se llama, Armagedón (Har Megiddo).
16.17.- Entonces,
derramó, el séptimo ángel, su copa por el aire, y salió una gran voz desde el
templo del cielo, del lado del trono, diciendo: ¡Hecho está!
16.18.- Y hubo
relámpagos, voces y truenos, y ocurrió un gran terremoto, como nunca antes hubo
igual, desde que hay gente sobre la tierra; como fue el terremoto, fuerte y
grande.
16.19.- Y la gran
ciudad se dividió en tres partes, y cayeron las ciudades de las naciones; y
Dios se acordó de la gran Babilonia, para darle el cáliz de vino del furor de
su ira.
16.20.- Toda isla huyó,
y los montes no fueron encontrados;
16.21.- También cayó el
cielo, sobre los hombres, una gran granizada, con piedras que pesaban, aproximadamente
un talento; y debido a la plaga de la lluvia de piedras, los hombres
blasfemaron contra Dios, porque su plaga era excesivamente grande.
CAPÍTULO 17
CONDENACIÓN DE LA GRAN MERETRIZ
17.1.- Vino uno de los
siete ángeles que tenía una de las siete copas, y habló conmigo, diciendo: Ven,
te mostraré el juicio de la gran meretriz, la que está sentada sobre muchas
aguas,
17.2.- Con quien se
prostituyeron los reyes de la tierra; y, con el vino de su libertinaje, fue que
se embriagaron los que habitan en la tierra.
17.3.- El ángel me
transportó, en espíritu, a un desierto; y vi a una mujer montada en una bestia
escarlata; bestia repleta de nombres de blasfemia, con siete cabezas y diez
cuernos.
17.4.- La mujer estaba
vestida de púrpura y de escarlata, adornada de oro, de piedras preciosas y de
perlas; tenía en su mano un cáliz de oro, lleno de abominaciones e inmundicias
de su prostitución.
17.5.- En su frente,
tenía un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS MERETRICES
Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.
17.6.- Entonces, vi a
la mujer embriagada con la sangre de los santos, y con la sangre de los testigos
de Jesús; y, quedé asombrado con gran asombro.
17.7.- Pero el ángel me
dijo: ¿Por qué te sorprendes? Yo te diré el misterio de la mujer y de la bestia
que tiene las siete cabezas y los diez cuernos, que lleva a la mujer:
17.8.- La bestia que
viste, era y no es; está para emerger del abismo y caminar hacia la
destrucción. Y aquellos que habitan en la tierra; cuyos nombres no fueron
escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo; se admiraran,
viendo a la bestia que era y no es, pero aparecerá.
17.9.- Esto, para la
mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, en los cuales la
mujer está sentada. Son también, siete reyes,
17.10.- De los cuales caerán
cinco; uno existe, y el otro todavía no llegó; y, cuando llegue, debe durar
poco.
17.11.- Y la bestia,
que era y no es, también es él, el octavo rey, y procede de los siete, y camina
hacia la destrucción.
17.12.- Los diez
cuernos que viste, son diez reyes, los cuales todavía no han recibido reino,
pero recibirán autoridad como reyes, juntamente con la bestia, durante una
hora.
17.13.- Estos tienen un
único pensamiento; y entregarán a la bestia; el poder y la autoridad que
poseen.
17.14.- Ellos pelearán
contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque Él es el Señor de señores y
el Rey de reyes; también vencerán, los llamados elegidos y fieles que se hayan
a su lado.
17.15.- Me dijo
también: Las aguas que viste, donde la meretriz está sentada; son pueblos,
multitudes, naciones y lenguas.
17.16.- Los diez
cuernos que viste, y la bestia; aborrecerán a la meretriz, y la dejarán
desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la consumirán en el fuego.
17.17.- Porque en su
corazón, infundió Dios, que realizarán su deseo; ejecutar y dar a la bestia el
reino que posee; hasta que se cumplan las palabras de Dios.
17.18.- La mujer que
viste, es la gran ciudad que domina sobre los reyes de la tierra.
CAPÍTULO 18
LA CAÍDA DE BABILONIA
18.1.- Después de estas
cosas, vi descender otro ángel del cielo, que tenía gran autoridad, y la tierra
se iluminó con su gloria.
18.2.- Entonces,
exclamó con potente voz, diciendo: ¡Cayó! Cayó la gran Babilonia, y se
convirtió en morada de demonios, guarida de toda especie de espíritu inmundo y
escondite de todo género de ave inmunda y detestable,
18.3.- Pues todas las naciones
han bebido del vino del furor de su prostitución. Con ella se prostituyeron los
reyes de la tierra. También los mercaderes de la tierra se enriquecieron a
costa de su lujuria.
18.4.- Oí otra voz
proveniente del cielo, diciendo: Salid de ella, pueblo mío, para que no sean cómplices
en sus pecados y no sean partícipes de sus flagelos;
18.5.- Porque sus
pecados se han acumulado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de los actos perversos
que ella práctico.
18.6.- Denle en
retribución como ella les ha dado; páguenle el doble, según sus obras, y en el
cáliz en que ella mezclo bebidas, mezclen el doble para ella.
18.7.- Cuanto como ella
se ha glorificado y ha vivido en lujuria; denle en igual medida, tormento y luto,
porque se dice a sí misma: Estoy sentada como reina. Viuda no soy. Luto, nunca
veré.
18.8.- Por eso, en un
solo día, vendrán sus flagelos: Muerte, luto y hambre; y será consumida en el
fuego, porque poderoso es el Señor Dios, que la ha juzgado.
18.9.- Ahora, llorarán
y se lamentaran sobre ella; los reyes de la tierra, que con ella se prostituyeron
y vivieron en lujuria; cuando vean el humo de su incendio,
18.10.- Y, manteniéndose
a distancia, por el miedo de su tormento, dicen: ¡Ay! ¡Ay! Tú, la gran ciudad,
Babilonia; tú, ¡poderosa ciudad! Pues, en sólo una hora, llegó tu juicio.
18.11.- Y, sobre ella,
lloran y se lamentan los mercaderes de la tierra, porque ya nadie compra sus mercancías,
18.12.- Mercadería de oro,
de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino finísimo, de púrpura, de
seda, de escarlata; y toda especie de madera olorosa; todo género de marfil;
toda calidad de muebles de madera preciosísima; de bronce, de hierro y mármol;
18.13.- Y canela,
especias aromáticas, incienso (olíbano), ungüento, bálsamo (mirra), vino,
aceite, flor de harina, trigo, ganado y ovejas; y de caballos, de carros, de
esclavos, y hasta almas humanas.
18.14.- Los frutos
maduros que tu alma tanto codicio, se apartaron de ti; y para ti se extinguió
todo lo que es delicado y esplendido, y nunca más serán encontrados.
18.15.- Los mercaderes
de estas cosas, que, por medio de ella, se enriquecieron, se mantienen lejos,
por el miedo de su tormento, llorando y lamentando,
18.16.- Diciendo: ¡Ay! ¡Ay
de la gran ciudad, que estaba vestida de lino finísimo, de púrpura, y de
escarlata, adornada de oro, y de piedras preciosas, y de perlas,
18.17.- Porque, en solo
una hora, quedó devastada tamaña riqueza! Y todo piloto, y todo aquel que
navega libremente, y marineros, y cuantos trabajan en el mar, se mantuvieron
lejos.
18.18.- Entonces,
viendo el humo de su incendio, gritaban: ¿Qué ciudad se compara a la gran
ciudad?
18.19.- Echaron polvo
sobre sus cabezas y, llorando y lamentándose, gritaban: ¡Ay! ¡Ay de la gran
ciudad; en la cual se enriquecieron, todos los que poseían navíos en el mar, a
costa de su opulencia; porque en solo una hora, fue devastada!
18.20.- Alégrate sobre
ella, cielos, y vosotros; santos, apóstoles y profetas; porque Dios les ha
hecho justicia, juzgándola.
18.21.- Entonces, un
ángel fuerte levanto una piedra; como una gran piedra de molino; y la arrojo
hacia el mar, diciendo: Así; con ímpetu; será arrojada Babilonia, la gran
ciudad; y nunca jamás será encontrada.
18.22.- Y voz de
arpistas, de músicos, de tocadores de flautas y de clarines; jamás en ti, se
escucharán; ni ningún artífice de cualquier arte; jamás en ti, se encontrará; y
jamás en ti se escuchará el ruido de la piedra del molino.
18.23.- Tampoco; jamás
en ti brillará luz de vela; ni voz de novio ó de novia, jamás en ti se
escuchará. Tus mercaderes, fueron los grandes de la tierra, porque todas las
naciones fueron seducidas por tu hechicería.
18.24.- Y en ella se
encontró sangre de profetas, de santos, y de todos los que han sido muertos
sobre la tierra.
CAPÍTULO 19
Rey de reyes y Señor de señores (Ap. 19:11-16) |
La bestia y el falso profeta en el lago de fuego (Ap. 19:20) |
ALABANZAS EN EL CIELO
19.1.- Después de estas
cosas, oí, proveniente del cielo, como una gran voz de numerosa multitud,
diciendo: ¡Aleluya! La salvación y la gloria, y el poder, son de nuestro Dios,
19.2.- Porque
verdaderos y justos, son sus juicios; pues ha juzgado a la gran meretriz que corrompía
a la tierra con su prostitución; y de las manos de ella, ha vengado la sangre
de sus siervos.
19.3.- Por segunda vez, dijeron: ¡Aleluya! Y su
humo sube, por los siglos de los siglos.
19.4.- Los veinticuatro
ancianos y los cuatro seres vivientes, se postraron y adoraron a Dios; que está
sentado en el trono; diciendo: ¡Amén! ¡Aleluya!
19.5.- Salió una voz
del trono, exclamando: Dar alabanzas a nuestro Dios, todos sus siervos, los que
le temen, los pequeños y los grandes.
19.6.- Entonces, oí una
voz como de numerosa multitud, como de muchas aguas, y como de fuertes truenos,
diciendo: ¡Aleluya! Porque reina el Señor, nuestro Dios, Todopoderoso.
19.7.- Alegrémonos; gocemos
y démosle la gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, cuya esposa ya
se ha acicalado,
19.8.- Pues, le fue concedido
vestirse de lino finísimo, resplandeciente y puro; porque el lino finísimo, son
los actos de justicia de los santos.
LA CENA DE LAS BODAS
DEL CORDERO
19.9.- Entonces, me
habló el ángel: Escribe: Bienaventurados aquellos que son llamados a la cena de
las bodas del Cordero. Y añadió: Son éstas, las verdaderas palabras de Dios.
19.10.- Yo me postré
ante sus pies para adorarlo. Pero Él me dijo: Ve; no hagas eso; soy consiervo
tuyo, y de tus hermanos que mantienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque
el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía.
EL JINETE DEL CABALLO
BLANCO
19.11.- Vi el cielo abierto, y he aquí un caballo blanco. Su jinete se llama Fiel y Verdadero; y con justicia, juzga y pelea.
19.12.- Sus ojos son
llamas de fuego; en su cabeza hay muchas coronas; tiene un nombre escrito, que
nadie conoce, sino él mismo.
19.13.- Está vestido con
un manto teñido de sangre, y su nombre es: El Verbo de Dios;
19.14.- Los ejércitos que
hay en el cielo, le seguían; montando caballos blancos, con vestiduras de lino finísimo,
blanco y puro.
19.15.- De su boca sale
una espada afilada; para herir con ella, a las naciones; y él mismo las regirá
con vara de hierro; y, personalmente, pisa el lagar del vino del furor de la
ira de Dios Todopoderoso.
19.16.- En su manto y
en su muslo, tiene un nombre escrito: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
19.17.- Entonces, vi un
ángel de pie en el sol; y exclamó con gran voz, diciendo a todas las aves que
vuelan en medio del cielo: Venid y reuníos para la gran cena de Dios,
19.18.- Para que comáis
carnes de reyes, carnes de comandantes, carnes de poderosos, carnes de caballos
y sus jinetes; carnes de todos; sean libres, sean esclavos, tanto pequeños como
grandes.
19.19.- Y vi a la
bestia y a los reyes de la tierra, con sus ejércitos, congregados para pelear;
contra aquel que estaba montado en el caballo, y en contra de su ejército.
19.20.- Pero la bestia
fue apresada; y con ella; el falso profeta que con las señales hechas delante
de ella; había engañado a aquellos que recibieron la marca de la bestia, y eran
adoradores de su imagen. Los dos fueron lanzados vivos, dentro del lago de fuego
que arde en azufre.
19.21.- Los restantes
fueron muertos, con la espada que salía de la boca de aquel que montaba a
caballo. Y todas las aves se saciaron de sus carnes.
CAPÍTULO 20:
El ángel con la gran cadena (Ap. 20:1-2) |
El dragón encadenado (Ap. 20:3) |
El dragón liberado, para engañar a las naciones y reunirlas para la batalla (Ap. 20:7-8) |
El dragón lanzado en el lago de fuego (Ap. 20:10) |
El juicio del gran trono blanco (Ap. 20:11-13) |
Los libros, y también el libro de la vida, son abiertos (Ap. 20:12-13) |
El lago de fuego (Ap. 20:14-15) |
LOS MIL AÑOS
20.1.- Entonces, vi
descender un ángel del cielo; tenía en su mano, la llave del abismo, y una gran
cadena.
20.2.- Él amarró al
dragón, la antigua serpiente, que es el diablo, Satanás, y los ató por mil
años;
20.3.- Lo arrojó en el
abismo, lo encerró y puso el sello sobre él; para que no volviera a engañar a
las naciones, hasta que se hayan cumplido los mil años. Después de esto, es
necesario que sea liberado por poco tiempo.
20.4.- También vi
tronos, donde se sentaron aquellos, a quienes se les dio autoridad para juzgar.
Vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús, y por causa
de la palabra de Dios. Todos, quienes no habían adorado a la bestia, ni tampoco
a su imagen, y no recibieron la marca en la frente y en la mano; vivieron y
reinaron con Cristo, durante mil años.
20.5.- Los restantes
muertos no revivirán, hasta que se cumplan los mil años. Ésta es la primera
resurrección.
20.6.- Bienaventurado y
santo es aquel que forma parte de la primera resurrección; sobre ellos la
segunda muerte no tiene autoridad; por el contrario, serán sacerdotes de Dios y
de Cristo, y reinarán con Él, los mil años.
20.7.- Sin embargo,
cuando se completen los mil años, Satanás será liberado de su prisión,
20.8.- Y saldrá a
engañar a las naciones que existen en las cuatro esquinas de la tierra, a Gog y
Magog, con el fin de reunirlas para la batalla. El número es como la arena del mar.
20.9.- Marcharon,
entonces, por la superficie de la tierra, y rodearan el campamento de los
santos, y a la ciudad amada; pero descendió fuego del cielo, y los consumió.
20.10.- El diablo, el
que los engaña, fue lanzado para dentro del lago de fuego y azufre, donde ya se
encuentran, no sólo la bestia, sino también el falso profeta; y serán
atormentados de día y de noche, por los siglos de los siglos.
EL JUICIO ANTE EL GRAN
TRONO BLANCO
20.11.- Vi un gran
trono blanco, y a quien en el se sienta; de delante de él huyeron, la tierra y
el cielo, y no se encontró lugar para ellos.
20.12.- Vi también a
los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono. Entonces, se
abrieron libros. Y otro libro, el libro de la vida fue abierto. Y los muertos
fueron juzgados, según sus obras, de acuerdo a lo que estaba escrito en los
libros.
20.13.- El mar entregó
los muertos, que en él estaban. La muerte y el Hades entregaron los muertos que
en ellos había. Y fueron juzgados, uno por uno, según sus obras.
20.14.- Entonces, la
muerte y el infierno fueron lanzados para dentro del lago de fuego. Ésta es la
segunda muerte, el lago de fuego.
20.15.- Y, si alguien
no estaba inscrito en el libro de la vida, ese fue lanzado para dentro del lago
de fuego.
CAPÍTULO 21
La ciudad cuadrada, la nueva Jerusalén (Ap. 21:1-21) |
Los cimientos y puertas de la ciudad (Ap. 21:12-14 y Ap. 21:19-20) |
A través de las puertas de la ciudad eterna (Ap. 21:21-27 y Ap. 22:1-6) |
El rapto (1 Tesalonicenses 4 y Mateo 24) |
NUEVO CIELO Y NUEVA
TIERRA
21.1.- Vi nuevo cielo y
nueva tierra, pues el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no
existe.
21.2.- Vi también a la
ciudad santa, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de parte de Dios, ataviada
como novia dispuesta para su esposo.
21.3.- Entonces, oí una
gran voz venida del trono, diciendo: He aquí el tabernáculo de Dios con los
hombres. Dios habitará con ellos. Ellos serán pueblo de Dios, y Dios mismo
estará con ellos.
21.4.- Y les enjuagará toda
lágrima de los ojos, y la muerte ya no existirá, ya no habrá luto, ni llanto,
ni dolor, porque las primeras cosas pasaron.
21.5.- Y aquel que está
sentado en el trono dijo: He aquí que hago todas las cosas. Y agregó: Escribe,
porque estas palabras son fieles y verdaderas.
21.6.- Él me dijo: Todo
está hecho. Yo Soy el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin. Yo, a quien tiene
sed, daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
21.7.- El vencedor
heredará estas cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
21.8.- Pero los
cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los impuros, los
hechiceros, los idólatras y a todos los mentirosos; la parte que les cabe, será
en el lago que arde con fuego y azufre, es decir, la segunda muerte.
LA NUEVA JERUSALÉN
21.9.- Entonces, vino
uno de los siete ángeles que tenía una de las siete copas llenas de las últimas
siete plagas, y habló conmigo, diciendo: Ven, te mostraré a la novia, la esposa
del Cordero;
21.10.- Y me
transportó, en espíritu, hasta una grande y alta montaña, y me mostró a la
ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de parte de Dios,
21.11.- La cual tiene
la gloria de Dios. Su fulgor era semejante a una piedra preciosísima, como
piedra de jaspe cristalina.
21.12.- Tenía una gran
muralla, doce puertas, y, junto a las puertas, doce ángeles, y, sobre ellas,
nombres escritos; que son los nombres de las doce tribus de los hijos de
Israel.
21.13.- Tres puertas se
encontraban al este; tres, al norte; tres al sur; y tres al oeste.
21.14.- La muralla de
la ciudad tenía doce columnas, y estaban sobre éstos, los doce nombres de los
doce apóstolos del Cordero.
21.15.- Aquel que
hablaba conmigo, tenía una vara de oro, por medida; para medir la ciudad, sus
puertas y su muralla.
21.16.- La ciudad es cuadrada,
de longitud y anchura iguales. Y midió a la ciudad con la vara, hasta doce mil
estadios. Su longitud, anchura y altura son iguales.
21.17.- Midió también
su muralla, ciento y cuarenta y cuatro codos; medida de hombre, es decir, de ángel.
21.18.- La estructura
de la muralla es de jaspe, la ciudad es de oro puro, semejante a vidrio límpido.
21.19.- Las columnas de
la muralla de la ciudad están adornados de toda especie de piedras preciosas.
La primera columna es de jaspe; la segunda, de zafiro; el tercero, de calcedonia;
y el cuarto, de esmeralda;
21.20.- La quinta, ónix;
la sexta, de cornalina; la séptima, de crisólito; la octava, de berilo; la
novena, de topacio; la décima, de crisoparso; la undécima, de jacinto; y la
duodécima, de amatista.
21.21.- Las doce
puertas son doce perlas; y cada una de esas puertas, es una perla. La plaza de
la ciudad es de oro puro, como vidrio transparente.
21.22.- En ella, no vi
templo; porque su templo es el Señor, el Dios Todopoderoso, y el Cordero.
21.23.- La ciudad no
necesita ni del sol, ni de la luna, para darle claridad; pues la gloria de Dios
la iluminó, y el Cordero es su lámpara.
21.14.- Las naciones
andarán a través de su luz, y los reyes de la tierra le traen su gloria.
21.15.- Sus puertas,
nunca jamás se cerrarán de día; porque en ella no habrá noche.
21.16.- Y le llevarán
la gloria y el honor de las naciones.
21.17.- En ella, nunca
jamás penetrará cosa alguna que esté contaminada, ni los que practican
abominación y mentira; solamente los inscritos en el libro de la vida del
Cordero.
CAPÍTULO 22
22.1.- Entonces, me
mostró el río del agua de la vida, brillante como cristal, que salía del trono
de Dios y del Cordero.
22.2.- En el medio de
la plaza, en uno y el otro lado del río, está el árbol de la vida; que produce
doce frutos, dando su fruto, de mes a mes; y las hojas de los árboles son para
la sanación de los pueblos.
22.3.- Nunca más habrá
cualquier maldición. En ella, estará el trono de Dios y del Cordero. Sus
siervos le servirán,
22.4.- contemplarán su
rostro, y en su frente está el nombre de él.
22.5.- Entonces, ya no
habrá noche; ni necesitarán luz de vela, ni de la luz del sol, porque el Señor
Dios brillará sobre ellos; y reinarán por los siglos de los siglos.
LA VENIDA DE CRISTO
ESTÁ CERCA
22.6.- Me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. El Señor, el Dios de los Espíritus de los profetas, envió su ángel para
mostrar a sus siervos, las cosas que en poco tiempo deben suceder.
22.7.- He aquí, vengo
sin demora. Bienaventurado aquel que guarda las palabras de la profecía de este
libro.
22.8.- Yo, Juan, soy quien
oyó y vio estas cosas. Y, cuando las oí y vi; me postré a los pies del ángel
que me mostró esas cosas; para adorarlo.
22.9.- Entonces, él me
dijo: Mira, no hagas eso; yo soy tu consiervo, y el de tus hermanos, los
profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.
22.10.- Y me dijo
también: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo
está cerca.
22.11.- Continúe el
injusto, haciendo injusticia; continúe el inmundo, siendo inmundo; el justo que
continúe la práctica de la justicia; y el santo que continúe a santificarse.
22.12.- He aquí, que
vengo sin demora; y conmigo está el galardón, que tengo que retribuir a cada
uno, según sus obras.
22.13.- Yo soy el Alfa
y el Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin.
22.14.- Bienaventurados
aquellos que lavan sus vestiduras (en la sangre del Cordero), para tener
derecho al árbol de la vida, y puedan entrar por las puertas de la ciudad.
22.15.- Afuera quedan
los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras y todo
aquel que ama y práctica la mentira.
22.16.- Yo, Jesús, envíe
a mi ángel para dar testimonio de estas cosas, a las iglesias. Yo soy la Raíz y
la Generación de David; la brillante estrella de la mañana.
22.17.- El Espíritu y
la novia dicen: ¡Ven! Aquel que escucha, diga: ¡Ven! Aquel que tiene sed,
venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.
22.18.- Yo, a todo
aquel que oye las palabras de la profecía de este libro, testifico: Si alguien le
añadiere alguna cosa; Dios le aumentará los flagelos escritos en este libro;
22.19.- Y, si alguien
quita palabras de esta profecía, Dios le quitará su parte, del árbol de la
vida, de la ciudad santa y de las cosas que están escritas en este libro.
22.20.- Aquel que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente,
vengo sin demora. ¡Amén!
¡Vem, Señor Jesús!
22.21.- La gracia del
Señor Jesús, sea con todos.
Editado y traducido al
español, por Mikaël y SaräAmma (Domingos y Ana)
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