Hace cerca de 4.500.000 años a.C. El
Arcángel Miguel, con su equipo de ángeles de la Llama Azul y muchos
seres del Reino de la Luz, con la bendición del Padre-Madre-Dios,
escoltaron hacia este planeta las primeras Almas que se tornarían en la
simiente de la Raza Lemuriana. Las Almas nuevas encarnadas en este
planeta vinieron originalmente de la Tierra de Mu, del Universo de Dahl.
A esa altura, la Tierra expresaba por
todos lados mucha perfección, mucha abundancia y mucha belleza difíciles
de imaginar hoy en día. Finalmente, otras razas de Sirius, Alfa
Centauro y Pléyades, y de otros planetas, vinieron a unirse a estas
Almas Simientes para junto con ellas también evolucionar. Lemuria, como
una Madre Patria, se tornó en la base de una Civilización Iluminada en
este Planeta.
En ese tiempo, en la Tierra no existía
ninguna expresión de quinta dimensión y ellos vivían principalmente en
sus cuerpos vibracionales de luz de quinta dimensión, con una capacidad
para disminuir sus vibraciones para experimentar, en otros cuerpos,
niveles vibracionales más densos, volviendo a sus cuerpos de luz cuando
lo quisiesen. La Era Lemuriana se extendió aproximadamente de 4’500,000
a.C. hasta cerca de 12.000 años atrás.
El territorio perteneciente al gigantesco
continente de Lemuria, incluía las tierras que actualmente se
encuentran sobre el Océano Pacífico, conocidas como Hawaii, las islas de
Pascua, Fidji y de Australia hasta Nueva Zelanda. El continente incluía
también tierras del Océano Indico y Madagascar. La costa este de
Lemuria, se prolongaba hasta California y parte de Columbia Británica en
Canadá. Hace 25,000 años atrás, la Atlántida y la Lemuria eran dos de
las civilizaciones más evolucionadas de aquél tiempo, pero combatieron
una contra la otra por causa de sus “ideologías”.
Tenían ideas diferentes acerca de cual
sería la dirección indicada para la continuidad de las otras
civilizaciones en este planeta. Los Lemurianos acreditaban que las otras
civilizaciones menos evolucionadas deberían continuar su evolución a su
propio ritmo, de acuerdo a sus propios entendimientos y caminos
elegidos. Pero a su vez, los Atlantes pensaban que las culturas menos
evolucionadas deberían ser controladas por las dos civilizaciones más
evolucionadas que ellos representaban.Esta discordia causó una serie de
guerras termonucleares entre la Atlántida y la Lemuria.
Cuando las guerras terminaron se puede
decir que no hubo vencedores. A grosso modo, como muchas otras
civilizaciones, cayeron definitivamente a un nivel de cuarta dimensión, y
más tarde, por completo a la tercera dimensión. La Atlántida y la
Lemuria se tornaron víctimas de sus propias agresiones y las tierras de
cada continente se enfurecieron por aquellas guerras. Las personas
fueron entonces informadas, a través de sus sacerdotes, que en menos de
15,000 años sus continentes serían destruidos.
Así, con el objetivo de obtener permiso
para construir una ciudad que formase parte de la red subterránea de
Agartha, los Lemurianos tuvieron que ser aprobados por muchos
organismos, como la Confederación Galáctica de los planetas, que ya
habían aprendido su lección a partir de años de guerras y agresión.
Con el permiso concedido, los Lemurianos
construyeron una ciudad denominada Telos, con el propósito de albergar
aproximadamente a 200,000 personas. Pero, cuando el continente fue
destruido, lo que aconteció un poco antes de lo previsto, muchas
personas no conseguirían llegar a la ciudad de Telos a tiempo, cuando el
cataclismo ocurrió, apenas 25,000 personas llegarían al interior de la
montaña logrando salvarse.
Es sabido que la Amada Madre Patria
desapareció una noche. Cuenta el Maestro Himalaya, a través de Geraldine
Innocenti (el Alma gemela de El Morya) que la mayoría de los sacerdotes
permanecían fieles a la Luz de su sagrado llamado, como capitanes de un
navío próximo a hundirse, permanecieron en sus puestos decididos a
esperar el fin, cantando y orando mientras las aguas llegaban y los
ahogaba.
Poco antes de que Lemuria se sumergiera,
algunos sacerdotes y sacerdotisas, sabedores de que retornarían a su
hogar, se ofrecieron también como voluntarios para otorgar su apoyo al
proceso, irradiando su fuerza y coraje al continente mientras
desaparecían junto con él. La verdad es que esa ayuda fue ofrecida para
contrarrestar el miedo que acompaña siempre a toda actividad
cataclísmica.
Estos afectuosos benefactores, con la
irradiación de su sacrificio, rodearon, literalmente, las auras de las
personas con un manto de Paz, permitiendo así la creación de un vehículo
que los liberaba del miedo, para que los cuerpos etéreos no fuesen tan
severamente marcados. Muchos miembros de la clase sacerdotal realizaron
pequeños grupos estratégicos en varias locaciones, y rezaron y cantaron a
medida que aumentaba el nivel de las aguas. La melodía que cantaban era
la misma que actualmente es conocida como: Auld Lang Syne.
A través del canto y el sacrificio de
estos sacerdotes que eligieron estar juntos en grupos cantando hasta el
final, mucho miedo fue mitigado, manteniéndose un cierto nivel de
armonía y, de este modo, el daño y el trauma para las almas que
perecerían fueron enormemente disminuidos. La idea de brindar este
soporte fue para evitar que el daño de todas las horribles experiencias
no dejaran una cicatriz y un trauma profundo en el cuerpo etéreo y en la
memoria celular de las personas, ya que les llevaría varias vidas
sanarlos.
Los sacerdotes y los músicos que los
acompañaban cantaron y rezaron ante la llegada de las ondas de agua que
alcanzaba un nivel hasta sus bocas, pero permanecieron así hasta el
momento en que desaparecieron. Durante la noche, cuando ya las masas
dormían, cobijadas por un cielo estrellado, todo terminó. La amada Madre
Patria fue inmersa bajo el Océano Pacífico. Ninguno de los sacerdotes
abandonó su puesto ni mostró evidencia alguna de miedo. ¡La Lemuria
desapareció con dignidad!
Auld Lang Syne fué la última canción
dedicada a Lemuria. Esta noche te pedimos que cantes esta canción de
nuevo como parte de nuestra presentación. Las personas de la Tierra
obtienen nuevamente esta canción a través del pueblo Irlandés. Somos
esos antiguos conocidos reuniéndose de nuevo. Aquellos de nosotros
pertencientes al Reino tridimensional estamos reunidos ahora, en
consciencia, por ser antiguos amigos y miembros de la familia de
Lemuria.
Instalen muy dentro de sus corazones, mis
amigos, esta próxima afirmación. Antes del total hundimiento de
Lemuria, fue profetizado que, un día, en un futuro algo distante, muchos
de nosotros se reunirían en grupos y cantaríamos esta canción de nuevo,
sabiendo, con toda certeza, que la “Victoria de la Tierra” estaba
garantizada.
Y casi con lágrimas en los ojos Adama nos
da a saber, que muchos en esta sala, esa noche estábamos entre aquellas
valientes almas que sacrificaron su vida para el beneficio colectivo.
Aplaudamos a ese coraje de antaño y festejemos ahora nuestro
reencuentro, y continuemos la gran misión Lemuriana de asistencia a la
humanidad de todo el planeta, hacia la senda de su gloriosa Ascensión.
Un nuevo día, un nuevo mundo, está por
nacer. Aprendamos como las lecciones de Amor de la Nueva Lemuria, el
paraíso reencontrado, están a punto de manifestarse de nuevo. Estamos
aquí esta noche para co-crear en conjunto una muy importante limpieza y
sanación para el planeta y para todos nosotros también. Vamos a llamar a
esto la primera limpieza de los antiguos registros lemurianos
dolorosos, que están como remanentes en los corazones y las almas de la
mayoría de las personas.
El tiempo de nuestra separación está por
terminar y estamos religando ahora corazón con corazón a un número cada
vez mayor de ustedes, diariamente. Quedemos ahora en silencio durante
unos breves momentos mientras dentro nuestro establecemos nuestra
intención de permanecer con nuestros registros limpios y sanos.
Anclémoslo profundamente en nuestro corazón.
Después de efectuar la limpieza y
sanación para vuestros registros, permanezcan en silencio, y desde su
corazón, pidan permiso a su Ser Superior, para otorgar limpieza y
sanación para toda la humanidad que pueda, en este momento, tener sus
propios registros limpios. Creamos una Nueva Lemuria en 5a. Dimensión,
un paraíso de maravillas y magia. Todo cuando soñaron está aquí y mucho
más. Cuando llegue el momento, en conjunto con ustedes, extenderemos a
Lemuria a la dimensión de superficie de este planeta. Enseñaremos todo
cuanto sabemos y todo lo que hemos aprendido en estos últimos 12,000
años a las personas de la superficie.
Yo soy Adama, y junto con mis compañeros Lemurianos, en conjunto, aplaudimos esta pacífica victoria.
Fuente: Esta canalización es del Maestro Ascendido Adama, y fue difundida por Carolina Serrano.
Nota: Adama es el Sumo Sacerdote, el
líder espiritual de la sagrada ciudad lemuriana de la Luz denominada
Telos, situada bajo el monte Shasta, en California. En Telos, es el jefe
del Consejo Lemuriano de la Luz, así como embajador y diplomático de
los contactos galácticos con nuestros Hermanos y Hermanas Estelares, en
nombre de la humanidad del interior y de la superficie del globo.