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jueves, 5 de septiembre de 2013

JEAN-LUC AYOUN. Contactos con los Mundos de Luz. Dedico este libro a todos los hijos de Acuario y a todos los ángeles de Acuario. Con Audio. ¡Compartir!!!

 GRACIAS LUCIA MONTAÑO

JEAN-LUC AYOUN. Contactos con los Mundos de Luz. Dedico este libro a todos los hijos de Acuario y a todos los ángeles de Acuario. Con Audio. ¡Compartir!!!


Dedico este libro a todos los hijos de Acuario
y a todos los ángeles de Acuario.
JEAN-LUC AYOUN
Contactos con los Mundos de Luz
Del mismo autor, con el mimo editor
DEL CUERPO HUMANO AL CUERPO DIVINO
MEDITACIONES GUIADAS CON LOS CRISTALES
Audio
ÍNDICE
Introducción
El despertar a la dimensión interior
Capítulo 1
El cuerpo de luz
El desarrollo de la consciencia en el ser humano
- los tres modos de funcionamiento de la consciencia
- el tercer nivel de consciencia
- los siete niveles de consciencia
- la gran mutación actual
La constitución del cuerpo de luz
- las etapas
El desarrollo del cuerpo de luz
El interés del cuerpo de luz
Capítulo 2
Los mundos imaginarios e imaginal
Capítulo 3
El channeling
Definición del channeling
Las condiciones previas
Las técnicas del channeling
- variante chamánica
- contacto con un guía espiritual
El rol del cristal
Las preguntas
Las precauciones a tomar
Los objetivos del channeling
Capítulo 4
El origen de los mensajes
Capítulo 5
El interés de los mensajes
Meditación
Despertar de la consciencia
Cambio de paradigma
Desarrollo de lo conceptual y de lo perceptual
Capítulo 6
Modos de recepción de los mensajes
La escritura automática
Eclipsación e incorporación
La clariaudiencia
La clarividencia
El rol de los cristales
La desincorporación
La energía de grupo
Conclusión
Redescubrir la sencillez
Los mensajes
Introducción
EL DESPERTAR A LA DIMENSIÓN INTERIOR
Desde hace algunos años aparecen muchas obras que tratan sobre lo que los Americanos llaman el channeling, es decir el arte de entrar en contacto con realidades ultra-sensibles convirtiéndose en un “canal” y de sacar de esos contactos unas enseñanzas, o unas respuestas a unas preguntas que van en el sentido de lo que ahora se ha convenido en llamar la Nueva Era.
Este libro os invita a descubrir una realidad que desconcierta de entrada, el cuerpo de luz. Veréis a lo largo del primer capítulo que le está dedicado que ya fue descrito en parte por las diferentes tradiciones, ya sean las tradiciones orientales, judeo-cristiana o islámicas.
El objetivo de este libro es de tratar de explicar cómo unos mensajes que emanan de otro plano de existencia pueden ser recibidos y, este punto es capital, como se puede determinar y diferenciar el origen de estos mensajes.
En la última parte, este libro presenta cierto número de mensajes. Estos mensajes corresponden, podría decirse, a una enseñanza: unas meditaciones a ser vividas en su corazón y en su intelecto. Algunos tienen un origen conocido, para otros, no podemos nombrar sus autores. Pero como dicen algunos de estos mensajes, poco importa el nombre de aquellos que los libran. Lo esencial es su contenido y todo lo que pueden provocar en el alma de quien los lee.
A muchos, les parecerá al leer estos mensajes que se encuentran frente o bien a un ser iniciado, o bien a un ser que está fuera de las normas, véase incluso loco. Para éstos, precisemos que solo hay que ver en quien ha escrito este libro a un simple servidor, un ser como todo el mundo, con sus alegrías y sus sufrimientos.
Pueda este libro, fuera incluso de la enseñanza que está contenida en él, permitiros tal vez discernir un poco más lo que se prepara y ver más claro en estas nuevas manifestaciones que se producen por todo el mundo.
También hay que saber que lo que nos es ciertamente pedido en esta Nueva Era es el despertar a nuestra dimensión interior, el despertar a nuestra alma. Pero este despertar debe necesariamente acompañarse por el discernimiento y no por el juicio porque, en aquello que concierne a las cosas invisibles, el ser humano tiene la posibilidad de soñar.
Esto será por otra parte tratado en un capítulo muy importante que tratará de haceros contemplar la diferencia entre los que llamamos el imaginario y el imaginal. El imaginario, es el sueño, el imaginal, es la realidad. El sueño es real, pero os pertenece en propio. La realidad de los arquetipos, es decir el mundo imaginal, es algo que no actúa únicamente sobre vosotros como el sueño, sino que actúa de manera evidente sobre el entorno y la diferencia a este nivel es muy importante.
Arque significa principio y por lo tanto, cuando hablamos de principio arquetípico, es una redundancia. Arque nos permite ligarnos a lo divino, es una cuerda celeste que nos permite ligar lo alto y lo bajo.
El arquetipo es la imagen de abajo la más próxima a la de arriba. El mundo de los arquetipos es el mundo de la esencia que prefigura la forma, tanto en el nivel físico como sutil. Este mundo de los arquetipos es el lugar de la voluntad divina, el mundo de las causas y de la comprensión total de la vida. Así podemos citar como arquetipo a una imagen de la esencia a hacer descender en la forma: Cristo, Buda, María, corazón, luz, etc...
En otro capítulo, trataremos de ver como cualquier ser de buena voluntad puede ligarse a una fuente superior y recibir cierto número de cosas (respuestas, una enseñanza), siendo consciente al mismo tiempo del hecho que estos mensajes no son el objetivo, sino simplemente uno de los medios de llegar al objetivo, al mismo título que la meditación, la oración, y al mismo título que toda técnica de desarrollo personal.
Asimismo, los contactos con estas realidades ultra-sensibles no deben de hacernos perder de vista que también son solo medios de llegar a algo que está más allá incluso de las realidades ultra-sensibles, es decir la realidad última... lo Divino.
Capítulo primero
EL CUERPO DE LUZ
EL DESARROLLO DE LA CONSCIENCIA EN EL SER HUMANO
Los tres modos de funcionamiento de la consciencia
En el ser humano, la consciencia se desarrolla escalonadamente. El crecimiento de esta consciencia se desarrolla en siete etapas o siete niveles, que se suceden en el tiempo. Antes de entrar en detalles en estos diferentes niveles, veamos los tres modos de funcionamiento de la consciencia.
Para ello, pongamos un ejemplo muy simple. Suponed que aprendierais a conducir. La primera etapa será el análisis del funcionamiento del vehículo. Es el aprendizaje, la época del análisis. Y empezáis a conocer, a dominar la conducción del vehículo y entráis en el segundo modo de funcionamiento de la consciencia, que sigue al primero: el modo sintético, la síntesis. En ese momento, podéis pasar vuestro permiso, sois aptos para conducir realmente vuestro vehículo.
Después de esta segunda etapa de consciencia viene la etapa última, que es la más importante, la integración. La integración corresponde a algo que ha sido trabajado a nivel consciente, primero en análisis, segundo en síntesis, y que es finalmente integrado. Al cabo de cierto tiempo de conducción del automóvil, sois capaces de conducir sin pensar en ello. Aquello que era consciente, que había atraído vuestra consciencia, se vuelve de nuevo inconsciente.
Tal integración es necesaria e imperativa a nivel de todos los estadios del desarrollo de la consciencia del ser humano. La integración con respecto a un vehículo automóvil consiste simplemente en cambiar de velocidad sin pensar en ello, en poner instantáneamente el intermitente para girar; todo se ha vuelto automático y por tanto inconsciente. A nivel de la consciencia del ser humano, ocurre exactamente lo mismo. Por ejemplo, las funciones automáticas del cuerpo como la respiración o la circulación de la sangre son unos mecanismos de consciencia que están integrados desde tiempos muy atrás, decenas de millones de años.
En ciertas etapas de su desarrollo, el ser humano se ha visto obligado a polarizar su consciencia sobre el hecho de respirar y de hacer circular la sangre. Incluso el caminar que es ahora un acto automático debe ser reaprendido a cada nacimiento. Debemos focalizar nuestra consciencia sobre ese acto hasta que esa etapa haya sido integrada. Y andamos de manera casi automática, sin tener realmente consciencia del hecho de que andamos.
Entonces hace decenas de millones de años, el ser humano se veía obligado a llevar su atención y su consciencia sobre el hecho de respirar, de hacer circular su sangre, de hacer latir su corazón y si por desgracia la consciencia no se polarizaba ya sobre esa noción, el cuerpo humano dejaba de mantenerse con vida.
El tercer nivel de consciencia
A la hora presente, en esta era de Acuario, en esta Nueva Era que llega, se nos pide de franquear una nueva etapa que es la integración del tercer nivel de consciencia que llamamos el cuerpo astral o también el nivel emocional. Se nos pide de integrar nuestras emociones para pasar por fin a otra cosa y abandonar el control de nuestras emociones a algo que viene de más arriba.
Para contemplar el desarrollo de la consciencia en el ser humano desde la creación de este planeta, hay que concebir unos modos sucesivos que toman cierto número de milenios.
Estamos hoy en una consciencia individual o aún separativa o distanciativa. Cuando observamos un objeto creado por la mano del hombre o un ser vivo, por ejemplo un árbol, tenemos consciencia de que este árbol no es nosotros, es decir que podemos observarlo y analizarlo, véase hacer su síntesis, ya sea por el intelecto o ciertas percepciones. Pero en ningún caso podemos integrarlo. Nuestra consciencia funciona en un modo de distanciación y de separatividad entre el sujeto y el objeto, es decir que estamos obligados a distanciarnos con respecto al objeto de manera a reconocerlo.
Sin embargo, en cierto nivel de la consciencia, podemos fusionarnos de manera consciente con el árbol y hacerlo nuestro. Como está dicho en la Biblia «no es aquél que come quien gana, sino aquél que es comido», porque hace pasar su información. Comer el árbol, es decir hacer suya la información del árbol, es intercambiar las energías, es fusionar de manera consciente con el árbol. Este nivel de consciencia, no lo conocemos todavía, con la excepción de algunos seres. Se trata del cuarto nivel de consciencia.
Los siete niveles de consciencia
Abordemos ahora los siete estadios sucesivos por los cuales evoluciona la consciencia en el ser humano. En el alba de la humanidad, la consciencia podía ser calificada como colectiva, pero colectiva instintiva. La noción de individuo no existía como tal.
Un poco como los animales, pertenecíamos a una especie. Esta consciencia colectiva instintiva hacía que todos éramos realmente hermanos y todos muy cerca de nuestro Creador. En ese estadio, estábamos en el aprendizaje de la creación física, el aprendizaje de sus mecanismos de funcionamiento, en el aprendizaje de las funciones que hoy se han vuelto automáticas pero que, en aquella 3 época, necesitaban toda nuestra atención y toda nuestra consciencia, no individual sino colectiva.
Este primer estadio corresponde al primer nivel de consciencia del ser humano. Está integrado y escapa desde hace mucho tiempo a nuestro control. Ciertas formas de yoga apuntan a intentar conseguir el dominio de estos parámetros automáticos de la especie que son la respiración, los latidos del corazón, o aún de llegar al control de la temperatura.
Una vez que esta consciencia colectiva instintiva a dominado estos distintos parámetros, es decir a dominado el funcionamiento del cuerpo, esta etapa de consciencia ha sido integrada.
Entonces, algunos millones de años más tarde, sobrevino el segundo estadio de consciencia. Éste corresponde ya a una individualización y a un alma más separada de sus otras almas hermanos y hermanas. En esta segunda etapa de la humanidad, que es la de la consciencia individual, el funcionamiento fisiológico del cuerpo estaba por tanto completamente automatizado. Había un solo proceso que no lo estaba: la generación de otro cuerpo, la procreación.
En aquellos tiempos lejanos, una pareja que deseaba formar otro cuerpo se veía obligada a concentrarse, a llevar toda su consciencia sobre el desarrollo del embrión en el vientre materno. Este segundo estadio de consciencia ya necesita una individualización en pareja. Ya no había consciencia instintiva, sino más bien una consciencia individual en curso de desarrollo. Tal es este segundo nivel de consciencia del ser humano encarnado, que corresponde al control de la procreación y de las energías necesarias para el desarrollo del embrión.
Y, más tarde, este proceso fue integrado y la procreación, así como el desarrollo del embrión en el cuerpo de la madre, se hizo de manera natural e inconsciente. En aquel momento, había una consciencia colectiva no ya de grupo, sino de pareja, de dos personas.
Y mucho más tarde, hace ahora aproximadamente tres mil años, cuando la creación de la Atlántida, muy exactamente en 50731 antes de Cristo, el primer concilio de la Atlántida, el concilio de Alfa (la primera ciudad atlante llevaba ese nombre), permitió de hacer comprender a la raza que estaba entonces encarnada que el ser humano podía observar su exterior, podía volverse cada vez más individualizado, de manera a gestionar y a hacer el aprendizaje de la diferencia entre el interior y el exterior.
Esto pasaba por el desarrollo de un cuerpo, el cuerpo astral o cuerpo emocional.
Entonces nació la emoción que corresponde al tercer nivel de consciencia, el cuerpo egótico. Es el nivel de consciencia que conocemos hoy. Funciona sobre el modo separativo y en distanciación. Unos límites fueron puestos en cierto momento de la evolución para permitirnos analizar mejor, percibir mejor una cosa. Pero estos límites que fueron necesarios en cierta época ahora deben caer en la Nueva Era.
En esta era de Acuario que llega, se nos pide de hacer caer esos límites, de dejar de funcionar en un modo egoísta, distanciado, separado. Debemos de comprender que somos mucho más que este pequeño cuerpo, mucho más que esta entidad aislada del exterior y que no hace más que interactuar con el entorno.
Somos parte integrante de este entorno, somos de hecho parte integrante de los demás.
El cuarto nivel de consciencia, que tenemos hoy tendencia a llamar el amor universal, o también el Cristo en uno mismo, es la gran mutación de este final del siglo XX. Esta gran mutación solo será posible aceptando ya a nivel intelectual el principio de no-separatividad y de no-distanciación entre nosotros y nuestros hermanos, entre nosotros y la naturaleza, entre nosotros y el cosmos. Este cuarto nivel corresponde a una consciencia colectiva, pero ya no instintiva, una consciencia colectiva en el amor.
Después de este cuarto nivel de consciencia vienen todavía otros dos niveles de consciencia. Están en unos planos muy alejados con respecto a hoy. Se trata de la consciencia cósmica y, última etapa que corresponderá al advenimiento de la última raza, es la consciencia divina, la reintegración en lo Divino.
LA GRAN MUTACIÓN ACTUAL
He aquí en un rápido sobrevuelo como funciona esta consciencia, no al nivel de un ser vivo, sino del conjunto de la creación, sabiendo que cada etapa debe de ser analizada, sintetizada, e integrada, como ha sido explicado más arriba.
A la hora presente, algunos signos anuncian ya la gran mutación del cuarto nivel de consciencia. Basta, para aquellos que están cerca de la naturaleza, con mirar los árboles, con mirar los pájaros, porque algunos árboles y algunos pájaros ya han mutado en esta cuarta dimensión. Esos pájaros se acercan mucho más fácilmente a los humanos, parecen querer intercambiar y comunicar. En cuanto a los árboles, su aura se modifica y algunos ya han cambiado de color de hojas.
Si miramos ahora a nivel del reino humano, nos damos cuenta de que está cada vez más hecho estado, tanto en investigaciones científicas como en testimonios espontáneos, de cierto número de personas que, en un coma, en un accidente, a veces incluso en una meditación, han conseguido rasgar el velo de manera inconsciente. Estas personas que vuelven de un coma, eso que llamamos las experiencias de muerte inminente, traen todas las mismas visiones, la misma luz, ese gran sentimiento de amor que reina del otro lado del velo. Estas personas no han necesitado hacer ni el análisis ni la síntesis. Han pasado directamente a la integración de la luz.
Cuando tiene lugar un periodo de mutación, de transformación de un nivel de consciencia, se nos ofrece la posibilidad de transcender las diferentes etapas de funcionamiento de la consciencia y de pasar directamente a la integración de este amor universal, de esta cuarta dimensión, de este cuarto estado de consciencia.
Pero, para la gran mayoría que no tiene acceso a esta experiencia que surge de manera inopinada, existe otra manera de despertarse. Es lo que encontramos de manera velada en el Apocalipsis de san Juan, cuando éste nos dice: «Los llamados serán marcados en la frente.... Muchos serán los llamados, pero pocos los elegidos.» Hace alusión a un nivel de consciencia que corresponde a esa consciencia colectiva del amor que ha vivido cierto número de personas que han tenido esas experiencias y que viven cierto número de seres que empiezan a constituir su cuerpo de luz.
LA CONSTITUCIÓN DEL CUERPO DE LUZ
Se ha hecho alusión en numerosas obras, ya sea en la Biblia, las Escrituras védicas, los yoga sucras de Patanjali o aún en las formas visuales que pueden observarse en las catedrales o sobre los iconos, a lo que se llama un cuerpo de luz, un cuerpo de gloria, un cuerpo inmortal, esa famosa aura amarillo-dorada que rodea la cabeza de los santos. En las obras orientales se encuentra la noción de siddhis, que corresponden a los poderes del alma. A cierto nivel de desarrollo de la consciencia, el ser humano entra en contacto con su alma, y los diferentes síntomas que están en relación con este contacto corresponden al desarrollo y a la constitución del cuerpo de luz.
Constituir un cuerpo de luz significa primero encontrar la luz, encontrar la información luz. En el momento presente y por el hecho de la gran mutación de la era de Acuario, encontrar esta luz y “comerla”, es decir hacerla suya, puede producirse de diferentes maneras. Para despertar en nosotros la energía del alma, necesitamos estar en contacto con un catalizador. Este catalizador puede asimismo tomar la forma de otro ser vivo como de un lugar mágico, de una meditación profunda que nos permite encontrar la luz. (Este catalizador no hace nada, se contenta con ser y, por su presencia, despierta en el otro la dimensión del alma.) En el momento en que el ser que está cerca del despertar y que encuentra este catalizador entra en contacto con el despertar, van a producirse una serie de modificaciones a nivel fisiológico, a nivel energético y por supuesto a nivel de la consciencia.
Las etapas
Unas etapas sucesivas y muy variables en cuanto a su duración según los individuos van a aparecer. La primera del todo es evocada por san Juan cuando habla de los «llamados». En el momento del primer encuentro con un lugar, con una luz interior o un ser que es el catalizador, que se encuentra ya él mismo constituyendo su cuerpo de luz, el velo se desgarra. En este momento, el ser siente algo muy particular en su frente, algo que se abre, algo que al principio le proporciona un sentimiento de estar abierto en dos a nivel de la frente. No se trata de un punto preciso sobre el tercer ojo, sino más bien de una sensación de venda que le va a cubrir la frente. En algunos, podrá ser también como una presión, pero lo más a menudo la sensación es la de una corriente de aire fresco, de una vibración ligera sobre toda la frente. Es la primera etapa de todas, el primer contacto con la luz.
El tercer ojo se abre y todas las posibilidades inherentes a este tercer ojo se actualizan: telepatía, verdadera clarividencia, intuición. El velo está rasgado, la visión de las cosas invisibles empieza. Pero a este nivel, que le es ofrecido a muchos de nosotros, en todos los países del mundo, cualquiera que sea nuestra religión, cualquiera que sea incluso nuestra búsqueda espiritual, el objetivo no está alcanzado. Somos iniciados, somos simplemente puestos en el camino de la luz. Está en nosotros, una vez que hemos obtenido esta gracia de la apertura del nivel de consciencia búdica, el saber adónde dirigirnos. Porque en ese momento, somos simplemente llamados, pero no ciertamente elegidos.
Sobre todo en los primeros tiempos de la apertura, el ritmo del sueño se modifica. El sueño se vuelve diferente, tenemos la impresión de viajar todas las noches, el sentimiento de vivir cosas importantes todas las noches.
Nuevas posibilidades se abren a la consciencia, por ejemplo la posibilidad de focalizar su atención sobre el tercer ojo, de sentir algo girar a ese nivel y la posibilidad de emitir una energía, una información, un pensamiento, que parte directamente del tercer ojo y que va a impactar o sobre un objeto, o sobre una persona en la que hemos pensado.
En este nivel, el ser humano ha establecido el puente entre su personalidad inferior y su yo interior o su alma. Es lo que los Hindúes llaman la construcción del Anthakarana. Es el cordón de oro y no ya el cordón de plata que es descrito en la tradición y que une el cuerpo físico al cuerpo etérico y astral. Este cordón de oro, celeste, une nuestra alma a nuestra personalidad inferior. El ser humano está en contacto con su alma.
Se le presenta la posibilidad de la elección: ¿entrará en el poder de lo divino o entrará en el poder del ego? Si entra en el poder del ego, hay caída. Si entra en el poder de lo divino, y solo a esta condición, el cuerpo de luz puede constituirse. Las siguientes etapas, se le van a revelar en toda su belleza y su magnificencia.
Cuando este cordón de oro está construido, la segunda etapa puede entonces tener lugar si el ser a elegido la vía de lo divino y del poder de lo divino, es decir la vía del corazón. Su alma se le va a revelar por aquello que los hindús llaman los siddhis.
Uno de estos siddhis corresponde al canto del alma. A nivel de las percepciones, se trata de una especie de sonido muy agudo que es escuchado en el oído izquierdo y siempre en el oído izquierdo. Es un silbido que, para alguien que puede escucharlo y que posee el oído absoluto, es un armónico, un armónico perfecto de canto gregoriano por ejemplo. Es un ultrasonido, una nota si muy aguda que es la prueba de que el ser humano está en la vía del corazón.
Esta etapa viene acompañada de la posibilidad de meditar sobre este sonido interior, de focalizar su consciencia sobre este sonido.
La activación de este sonido corresponde y es el testigo de la activación de lo que llamamos clásicamente el halo de la clariaudiencia, que corresponde a un chacra menor, un pequeño centro de energía que se encuentra justo delante de la oreja. El centro de este chacra es un punto de acupuntura que está ubicado en la escotadura pre-auricular, por delante del conducto auditivo externo a su parte superior. Este punto de acupuntura lleva un nombre muy significativo: el menn, lo que significa “la puerta del Entendimiento”. La noción de puerta es muy importante. Se trata de un umbral, de un pasaje a otra cosa, es aquello que delimita un estado con respecto a otro. El entendimiento en el sentido arquetípico es el entendimiento de lo divino, el entendimiento del principio arquetípico y no simplemente la escucha. Este silbido del oído izquierdo es por tanto la segunda etapa. (Ya diferenciamos a nivel del oído escuchar y entender. Escuchar es un acto mecánico, entender constituye la primera etapa de comprender. Más allá del acto mecánico, hay participación a nivel de la consciencia.)
La percepción de la venda sobre la frente se vuelve cada vez más nítida y cada vez más a menudo, al cerrar los ojos, el ser percibe los colores que pasan sobre su frente. Puede incluso emitir energías a voluntad y verificar la eficacia de estas energías emitidas simplemente enviando pensamientos de amor o pensamientos de luz sobre plantas o sobre otros seres humanos.
Al cabo de cierto tiempo, siempre muy variable según los individuos, este silbido de oído se vuelve bilateral. Es más fuerte en las meditaciones, más fuerte en contactos más importantes con el alma, más fuerte también cuando la alegría está en el corazón.
Ya, cuando esta segunda etapa ha sido integrada, se manifiestan en momentos privilegiados como una meditación, o a veces un acto de la vida cotidiana, sentimientos de paz, de alegría profunda, véase de éxtasis. Una corriente de aire, una energía fresca recorren el espinazo y los miembros. Nos sentimos atrapados en un remolino de amor increíble, tenemos la impresión de fusionarnos con el universo entero, sobre todo con nuestro propio interior, nuestra verdadera realidad trascendente.
Al cabo de otro lapso de tiempo tiene lugar la tercera etapa: el séptimo centro de energía mayor del ser humano se abre, aquel que los Hindúes llaman el sahasrara, el loto de los cien mil pétalos, ese centro de energía que está ubicado en la cima del cráneo. Las percepciones energéticas a nivel de la cabeza se modifican entonces.
El canto del alma está más presente que nunca. A la venda de la frente se añade otra venda que parte del séptimo chacra y se une al tercer ojo por delante. La energía de la consciencia búdica del tercer ojo se une a la energía del Padre, es decir lo Divino. El sexto y el séptimo chacra están por fin unidos para la misma gloria. El ser humano siente vibraciones que varían según los días y los momentos del año, según las energías que son vertidas por los maestros de los rayos sobre la Tierra. En ciertas fiestas religiosas como la Pascua, ya sea judía o católica, como también la Ascensión, las energías se vuelven particularmente poderosas en la cima del cráneo. Algo penetra, irradia en todo el ser. Esta tercera etapa corresponde pues a la activación de la cima del cráneo y a la recepción de las energías cósmicas.
Cuando la energía del séptimo chacra ha alcanzado a la del sexto chacra, cuando las dos vendas están sobre la cabeza, la corona de gloria puede constituirse. No es otra cosa que esa aureola dorada que vemos al nivel de la cabeza de los santos sobre las vidrieras o sobre los iconos. Esta aureola dorada significa la iluminación del mental. El ser humano tiene la posibilidad de comprender la cuarta etapa, la dimensión de amor universal. Tiene acceso al mental superior.
El cuarto nivel de consciencia, que corresponde al cuerpo mental, está subdividido en dos partes, la que llamamos clásicamente el mental inferior (la razón razonante o aún el intelectualismo), y el mental superior (la inteligencia en su sentido arquetípico, que viene del latín intelligare, es decir la posibilidad de ligar las cosas y no ya de analizarlas).
Cuando la aureola del santo aparece (no se trata aquí más que de una analogía, esto no significa que el ser que la lleva es un santo), el mental está conectado con el mental universal y es en un mental universal, superior, donde se encuentran los arquetipos, arquetipos que fueron tan bien descritos por STEINER. Es el mundo en el que es posible extraer de la fuente del conocimiento.
Es también sobre este plano del mental superior que pueden manifestarse los seres de luz. Estos seres, humanos o no humanos, han superado de lejos nuestro nivel evolutivo aquí abajo y, al haber constituido su cuerpo de luz, en todo caso para aquellos que fueron humanos hace mucho tiempo, no pueden ya por ese hecho bajar al plano emocional ni al plano etérico, y aún menos al plano físico del ser. Solo pueden acercarse a los humanos a través del mental superior, plano cerrado arquetipo. Como veremos en la recepción de sus mensajes, la trascendencia del mental, es decir el acceso al mental superior, es una condición indispensable para la recepción de mensajes verídicos y reales.
Cuando esta aureola de santo aparece, cuando el mental está iluminado, ese color amarillo dorado, que rodea la cabeza sobre quince-veinte centímetros, va a poder trascender la emoción. El aura, sea cual fuera su color antes de la apertura del ser, se modifica. Un clarividente que observa esta aura se percata que se vuelve blanca, de un blanco lechoso. Esto significa que las emociones no tienen ya presa sobre el ser, lo cual no significa que el ser no tiene emociones, sino simplemente que las emociones que le atraviesan no pueden ya cambiar el color del aura. Permanece de un color blanco lechoso sea cual sea el estado de sufrimiento del ser, sean cuales sean sus emociones negativas si persisten todavía algunas.
A partir de ese momento, el cuerpo de luz está ya constituido a medias. Quedan aún tres fenómenos que están perfectamente definidos en la tradición hindú. Éstos se producen en un lapso de tiempo una vez más muy variable según los individuos. Para algunos, esto puede tomar toda una vida, pero se constata desde hace poco que el proceso se acelera para los nuevos llamados.
El primero de estos fenómenos corresponde a la quinta etapa. En las Escrituras védicas, se encuentra expresada por la expresión «manto de Buda». Esto significa que el ser humano que ahora posee esa aura blanca y esa corona dorada alrededor de la cabeza está rodeado por una especie de capa de energía. Esta capa de energía le desciende a lo largo de los brazos y tiene la posibilidad, subiendo los brazos y cubriendo con ellos el aura de una persona, de transmitirle esa energía que le viene de su alma, que empieza a venirle de Dios. Puede entonces eclipsar y lavar el aura emocional de una persona, simplemente pasando su brazo derecho y su brazo izquierdo por encima de esa persona.
El termino eclipsar volverá a menudo en este libro. Eclipsar significa recubrir a una persona de una energía distinta a la suya. Puede haber, por ejemplo, eclipsación por un árbol. Eclipsar es hacer descender sobre una persona una energía distinta a la suya. La energía de la persona deja completamente lugar a la energía exterior. El estado en el que se encuentra entonces es cercano al trance, pero con una diferencia. La persona es consciente de la eclipsación, mientras que, en el trance, la consciencia ordinaria desaparece.
El manto de Buda está presente al principio de manera intermitente y, cuando llega sobre nuestros hombros, sobre nuestros brazos, es resentido como una energía mística que nos invade, como una gran luz violeta espiritual, del más completo misticismo, que nos eclipsa. Todavía no corresponde al contacto con seres de luz, pero constituye sus primicias.
Ya a través de este manto de Buda es posible llamar a ciertas energías arquetípicas, a ciertas energías indiferenciadas, no humanas, que se ubican más allá del humano y más allá incluso de los ángeles. Es posible eclipsar con este mando llamando por ejemplo a ciertas energías como las de los arcángeles Michaël, Gabriel, Uriel y Raphaël, siendo cada una de estas energías muy particular.
Al cabo de cierto lapso de tiempo, cuando este manto de Buda está presente de manera casi constante, la sexta etapa puede por fin llegar. Esta corresponde a un proceso de generación al nivel etérico, que reencontramos aquí de nuevo a nivel de las representaciones en las iglesias y en la tradición judeocristiana, a saber los ángeles, a saber esos personajes con alas. En efecto, después de su manto de Buda, el ser humano va a recibir un par de alas. Va a resentir en su espalda, entre los omóplatos, y a veces incluso de manera visible, un par de alas. Se trata primero de una sensación de calor en la espalda, algo que nos empuja hacia delante, y una cierta pesadez. Estas alas, por supuesto, no son físicas sino etéricas y un clarividente puede percibirlas en la espalda de esa persona, ya sea plegadas, ya sea desplegadas. Además, el proceso de levitación que han presentado algunos santos está necesariamente en relación con la presencia de estas alas.
A medida del tiempo que va pasando, el ser humano que las posee va a ser capaz de moverlas y de crear una especie de gran corriente de aire que le da la impresión de que unas energías, que una energía fresca, que podríamos calificar de todo amor, circule en la sala. Aquellos que están presentes también pueden resentirla.
En ese momento, ese ser posee ya una irradiación muy importante. Es capaz, en ciertos casos y por su sola presencia, siendo por tanto un catalizador, de permitir al plano de luz, es decir a esos seres que evolucionan más allá del mental, más allá de los límites de la encarnación, manifestarse.
Este ser que ha franqueado esa sexta etapa, la constitución de las alas, ve su cuerpo de luz, es decir esa blancura inmaculada, que puede extenderse mucho más allá de los límites habituales del huevo astral, que puede ir hasta dos o tres metros, volverse cada vez más brillante.
Esta persona, centrándose en ella misma, centrándose en su alma, tiene la posibilidad, sin la necesidad de querer enviar, de irradiar una energía. (Lo que aquí ocurre difiere de la primera etapa, cuando el ser se focalizaba sobre el tercer ojo para enviar por éste unas energías.) Y las irradiaciones van a partir como rayos de luz alrededor de la cabeza, tal como están también representadas en ciertas imágenes religiosas donde se ve no ya la aureola de los santos, sino rayos de luz que irradian mucho más allá de la cabeza.
Aquel que recibe esta energía, si su longitud de ondas no está demasiado alejada de lo Divino, no fuese más que por su aspiración o por la orientación de su mental, va a resentir esta energía y a vivirla como una luz, una luz que por supuesto no habrá que asimilar al ser que está en frente suya, sino simplemente a la gloria del Padre que está en él.
Viene por fin la séptima y última etapa, que Sri Aurobindo llamó la iluminación del supramental, que corresponde al descenso de las energías cósmicas. Estas energías que llegaban por el séptimo chacra y alcanzaban el sexto chacra en la tercera etapa descienden ahora por detrás, a lo largo de la columna vertebral, escalón por escalón, es decir vértebra tras vértebra, hasta el nivel del sacro. Estas energías descendientes que los Hindúes llaman la shakti, estas energías de la divina Madre y del Padre, se abren un camino por el intermediario de un gordo canal etérico mediano que sigue el eje de la columna vertebral, la sushumna.
Durante este descenso, cierto número de sufrimientos pueden aparecer en el ser que posee este cuerpo de luz. Estas energías son en efecto purificadoras y realizan en el ser la purificación de los últimos defectos, de los últimos elementos kármicos y purifican completamente el cuerpo. Cuando llegan al nivel del sacro, dónde yace, enroscada sobre sí misma esa fuerza conocida bajo el nombre de Kundalini, provocan su encendido y su subida a lo largo de la columna vertebral. El camino inverso tiene lugar entonces y el ser tiene en ese momento completamente constituido su cuerpo de luz. Tiene a partir de ahora todas las posibilidades, ya no existen límites para él, salvo los que él se ha fijado.
EL DESARROLLO DEL CUERPO DE LUZ
Tales son las etapas de la constitución del cuerpo de luz. Vamos a ver que su desarrollo conlleva unas modificaciones de diversos órdenes, que tocan tanto el cuerpo físico como lo que llamamos comúnmente las emociones, tocando también las energías por supuesto y unas movilizaciones de esas energías en este cuerpo de luz, así como hacia el exterior y el entorno, unas modificaciones también a nivel del alma y a nivel del espíritu.
Las primeras modificaciones, las más visibles, conciernen al cuerpo físico.
Estas son fisiológicas, metabólicas y estructurales. La primera modificación fisiológica afecta a la duración del sueño que es, en un individuo considerado normal de seis a diez horas, siendo amplio en ambos sentidos. Se acerca entonces mucho más a las seis horas, véase claramente menos para algunos individuos.
Otra modificación, la necesidad de alimento disminuye considerablemente. Una aversión a los alimentos que son descritos como impuros en la tradición oriental se desarrolla sin ningún querer por parte del ser en cuestión: las carnes rojas, en particular, son eliminadas, su mera visión provoca nauseas. La alimentación se vuelve pues vegetariana.
Una modificación muy visible, que puede ser constatada por cualquiera, concierne a la aparición, al nivel del hueso temporal derecho, de un chichón que está en relación con una modificación de este lóbulo temporal derecho a nivel cerebral. Este aparece tanto en los zurdos como en los diestros, lo que parece indicar que esta región temporal derecha está en relación con unas modificaciones del estado de consciencia.
(La consciencia es el resultado de la acción combinada del cerebro izquierdo y del cerebro derecho, el izquierdo correspondiente a la razón, el derecho a la intuición. El hecho de que la modificación aparezca siempre del lado derecho, en los diestros y en los zurdos, sugiere que esta modificación está en relación con la consciencia total.)
Todavía a nivel del cráneo, hay unas modificaciones importantes de la estructura ósea. En un primer momento se produce una disyunción de las estructuras. La colocación de las fontanelas anterior y posterior, estructuras anatómicas blandas presentes en un bebé hasta la edad de dieciocho meses y que están llamadas a endurecerse, se vuelven otra vez blandas. Hay disyunción de las suturas entre el temporal y el frontal. El aspecto de la frente se modifica en el sentido de un alargamiento y de un ensanchamiento. Algunos huesos del cráneo dan, cuando las energías son muy fuertes a nivel de la cima del cráneo, la sensación de reblandecerse un poco.
Otra modificación se produce a nivel del rostro e interviene en las primeras etapas de la constitución del cuerpo de luz. La respiración nasal da la sensación de que este aire no desciende únicamente a los pulmones y el vientre, sino que vuelve a subir también al cerebro, como si hubiera una comunicación entre la nariz y el cerebro. Esta comunicación parece además objetivada por sangrados de la fosa nasal izquierda y exclusivamente de la fosa nasal izquierda: algunos pequeños hilos de sangre que se manifiestan en las primeras etapas y, ulteriormente, cuando las energías que llegan a la cima de la cabeza se vuelven muy fuertes.
Una modificación acontece luego a nivel de la mirada. Los ojos son más brillantes, más luminosos, y la retina adquiere una posibilidad de visión del ultravioleta y del infrarrojo que permite la visión de las auras, tanto de los animales como de los vegetales, de lo mineral, de los humanos y también de otros planos de realidad, ya se trate de las auras etéricas, astrales, mentales o más allá.
En lo que concierne a los sentidos, el olfato y el oído se afinan, el tacto, la sensación cutánea se modifican también en el sentido de una hiperestesia cutánea que da una sensación de tocar modificada.
Las modificaciones a nivel de la energía de este ser son una percepción consciente de los centros de energía. Los chacras son resentidos como unas ruedas girantes y está la posibilidad de emitir a través de la voluntad del consciente energías por cada uno de los siete centros mayores, los siete chacras principales.
Los chacras de las manos y de los pies están particularmente desarrollados y está la posibilidad de emitir las energías magnéticas tanto hacia la tierra como hacia otro ser humano por el intermediario de las manos.
Otra manifestación energética: es posible enviar una energía por el tercer ojo, que corresponde a una energía luz, energía del alma. Esta puede modificar la estructura molecular de una substancia cualquiera que sea.
Citemos también la posibilidad de emitir una forma-pensamiento focalizada sobre la frente, que es recibida por la persona sea cual sea la distancia, y de manera instantánea.
A nivel de las emociones, se constata en un primer momento una sensación de fragilidad emocional, un resentir agudo del entorno ya se trate de un árbol, de otro ser humano, de una información vista en el telediario. Las emociones son vividas en el sentido de una aspiración y toda perturbación vivida como exterior y que va opuesta a la aspiración de este ser tiene el riesgo de desencadenar unos bloqueos emocionales importantes que se traducen por un bloqueo del plexo solar.
Unas modificaciones a nivel del alma intervienen también, porque en la constitución de este cuerpo de luz, un contacto ha sido establecido con el alma. La persona, en ciertas meditaciones, en ciertos momentos privilegiados a nivel cósmico o cosmotelúrico, entra de forma más consciente en fusión con su alma, generando el proceso llamado «carne de gallina», con lágrimas que suben, traduciendo un contacto muy poderoso.
Unas modificaciones acontecen también, en las últimas etapas de la constitución del cuerpo de luz, a nivel del espíritu, a saber que el ser en su totalidad se vuelve sensible a nivel mental, a nivel intelectual, a nivel del supraconsciente, a todas las energías cualesquiera que sean. Puede responder con una rápida adaptación a una energía, induciendo en él un estado energético que le permite ajustarse a la energía resentida.
Este espíritu y este ser en su totalidad se encuentran llevados a privilegiar una forma de acción muy particular, el servicio. Es una vida enfocada hacia el exterior y hacia los demás, uniéndose a los preceptos de Cristo, de Buda y de muchos otros personajes que han esmaltado la historia del mundo, preceptos de amar al prójimo como a sí mismo y de servirle. Es privilegiar la noción de especie con respecto a la de individuo, conservando al mismo tiempo la individualidad, pero abandonando la personalidad.
EL INTERÉS DEL CUERPO DE LUZ
El primer interés del cuerpo de luz y el que mantendrá particularmente nuestra atención en este libro concierne al contacto con los seres de luz. Pero el cuerpo de luz también presenta un interés energético y un tercer interés concerniente a la irradiación y la apertura.
Hemos visto que hay una apertura de ciertas puertas que van a permitir entrar en contacto con una dimensión inter-dimensional, es decir la capacidad de percibir aquello que está más allá del velo de la ilusión, la capacidad de contactar otros mundos, otros planos de realidad multidimensional que se encuentran más allá de la dimensión en la que vivimos.
Estos contactos se encuentran no en un nivel astral que podría ser peligroso por su subdivisión en bajo astral y alto astral, sino en el nivel mental, en el cual pueden muy particularmente manifestarse seres de luz.
Estos seres de luz son entidades que evolucionan más allá de los mundos de la encarnación, que, si fueron humanos, superaron esa fase hace mucho tiempo. Pero en este plano del mental se encuentran también entidades que nunca han estado encarnadas. Es el lugar de manifestación de aquello que llamamos comúnmente los ángeles, los arcángeles y todas las entidades espirituales que no conocen el mundo de la encarnación. En efecto, el ámbito de vida de estos seres se encuentra a nivel del mundo causal y más allá. Tienen la posibilidad de bajar sus vibraciones hasta el plano del mental y en principio nunca evolucionan en el mundo astral. En consecuencia, en el mundo astral, solo podemos encontrar a seres de la sombra o a desencarnados.
Este contacto con seres de luz permite unos intercambios de informaciones y también unas transformaciones suplementarias a nivel del ser.
Este contacto se vuelve posible a partir del momento en que el mental está iluminado, lo cual se traduce por la luz amarilla que rodea la cabeza del ser.
Unos seres pueden entonces penetrar por el intermediario de la vibración del cuerpo de luz en el interior de este cuerpo de luz, lo más a menudo en el lado izquierdo, en general al lado del hombro del ser. Un poco por encima se encuentra el halo de la clariaudiencia que ha sido activada y que permite oír estas voces celestes, comunicar por modo telepático con estos seres de luz. El contacto puede también ser más estrecho, es decir que este cuerpo de luz integre completamente la energía arquetípica del ser de luz y tiene lugar la entrega de mensajes, ya sea por intermediario del brazo (escritura automática), ya sea por eclipsación (incorporación directa de la energía del ser), ya sea por clariaudiencia, o aún por clarividencia.
Este contacto con los seres de luz presenta todavía otro interés. El ser que está en ese camino tiene la posibilidad, durante una meditación o durante una focalización sobre veste cuerpo de luz, de ser de alguna forma un catalizador que va a permitir a estos seres de luz actuar sobre otros seres humanos por inducciones de modificación de consciencia, o aún por una simple curación física o psicológica.
El segundo polo de interés de este cuerpo de luz se encuentra a nivel de la terapia. Este ser que ha entrado en contacto con su alma tiene la posibilidad de practicar un trabajo en consciencia sobre otro ser. Sin ninguna violación del libre albedrío, puede curar directamente los centros de consciencia, los chacras.
Nos unimos aquí a la enseñanza dada por Alice Bailey en El tratado sobre los siete rayos, volumen 2, que trata la curación esotérica. Es lo que llamamos la ciencia de las radiaciones del alma o también la ciencia de los triángulos. El ser que está en contacto con su alma tiene la posibilidad, en este estado particular de focalización, de enchufarse al nivel de su séptimo chacra, de llamar a la luz. Esta luz penetra entonces por la cima de su cráneo, creando una vibración remolinante que se clava en su cuerpo, pasa necesariamente por su corazón, y es transmitida a nivel del chacra que corresponde al centro enfermo sobre el paciente.
Pongamos un ejemplo: un paciente presenta una patología del tercer chacra, centro emocional. Que se encuentra tanto en el nivel psicológico como físico con, por ejemplo, una úlcera de estómago. Esta persona se encuentra entonces tumbada, a ser posible en el eje norte-sur, cabeza hacia el norte. El terapeuta está de pie, encontrándose a dos o tres metros, perpendicular con respecto a la persona, a la altura del abdomen, a ser posible de cara al este. Se conecta sobre las energías que llegan a nivel de su cráneo, amplificando esa vibración remolinante que va entonces a penetrar en su cuerpo, pasar por su chacra del corazón y dirigirse hacia su tercer chacra. Por este tercer chacra es emitida esa luz hacia el tercer chacra del paciente. El terapeuta solo ha tenido que focalizar sobre el centro de energía director y dejar que se viertan esas energías durante un lapso de tiempo variable según la gente, sin ninguna intención, sin voluntad de curar, efectuando simplemente una transferencia de consciencia-energía.
El mayor interés de esta ciencia de los triángulos reside en el hecho que, cuando este acto energético es llevado a cabo, el ser enfermo es tocado a todos los niveles y no solo a los niveles energético y físico, sino hasta su alma. Podemos hablar de curación que tiene lugar primero a nivel de la consciencia y que va luego a descender hasta el nivel físico.
La cosa más evidente es esta modificación de estado de consciencia.
Independientemente de la curación física, que puede por otra parte no ocurrir, hay una transformación que le hace decir al ser que ha recibido esta terapia que va a ver las cosas de manera distinta, que va a tomar consciencia, como dicen los mismos pacientes, de algunas otras realidades. Tienen ganas de buscar y de entrar en una forma de búsqueda espiritual.
Otra forma de terapia, que ya ha sido descrita más arriba, consiste en utilizar no ya los chacras, sino la totalidad del ser. Consiste en alinearse en el interior de sí mismo, en dejar fluir libremente las energías del cielo y de la tierra en el interior de sí mismo y en entrar en un estado vibratorio acelerado. Esta vibración va a irradiar y alumbrar sobre el conjunto del ser que está tumbado, siempre a ser posible en la misma postura que aquí arriba. Lo que es tocado no es un chacra, un centro de consciencia, sino directamente el alma de la persona. Esta técnica de curación de alma a alma se encuentra más allá mismo de la noción de energía.
El tercer aspecto terapéutico consiste, siempre ligándose a las energías del cielo y de la tierra y dejándolas fluir libremente en el interior de su ser, en ponerse en vibración acelerada, por tanto a amplificar las vibraciones del cuerpo de luz, y en dejar descender al interior de este cuerpo de luz a un ser de otro plano que va entonces, por nuestro intermediario (somos catalizador y no médium) a ver y a actuar en la sala.
Solo tenemos ya que observar a esos seres de luz que han descendido y que operan sobre la persona. Es posible observar cierto número de símbolos luminosos, de formas de luz que son utilizadas por estos seres, así como diversos colores. Estos símbolos son a menudo los mismos, cualesquiera que sean las patologías. Espirales, círculos, tubos de luz son enviadas en las personas. A veces incluso, una mano de luz penetra en el interior del ser. Es interesante notar que el ser que está tumbado y que tiene la experiencia de esta forma de terapia resiente una vibración en el sitio dónde es proyectada esa forma luminosa. Resiente algo que le penetra cuando la mano de luz penetra realmente en el interior de su cuerpo.
El tercer polo de interés del cuerpo de luz resulta de su capacidad para alumbrar e irradiar energías luz muy poderosas. Volvemos a encontrar aquí el rol de catalizador, la posibilidad de transmitir esa energía y esa mutación a un ser que ha casi llegado, que se encuentra preparado en el camino, ante esa puerta. Interpretamos simplemente el rol de un catalizador que, por el intermediario de esa energía luz que le atraviesa, le va a permitir al otro ser que está en frente generar la misma energía y la misma mutación.
Capítulo 2
LOS MUNDOS IMAGINARIO E IMAGINAL
Tras la lectura del capítulo anterior, algunos probablemente se preguntarán si no están ante el producto de una imaginación fértil. Conviene pues ahora tratar de mostrar que a nivel de las cosas invisibles y desconocidas, cabe diferenciar dos mundos: el imaginario y el imaginal.
La mejor manera de comprender la diferencia entre estos dos mundos es poniendo un ejemplo. Si cerráis los ojos y pensáis en el sol, os puede ocurrir de visualizar este sol con eventualmente un paisaje debajo y, si vuestra imaginación es muy poderosa, podréis incluso tener la sensación de estar expuesto a este sol.
Por el contrario, si un ser humano tiene acceso al mundo imaginal y que piensa en el sol en frente de alguien, la persona, a partir del momento en que el arquetipo sol penetra en su interior, va a resentir necesariamente la vibración del sol. Y si el acceso al imaginal es muy poderoso, el sol podrá incluso estar presente en la sala. La temperatura se elevará.
La diferencia esencial entre el imaginario y el imaginal se encuentra a ese nivel. El imaginario nos pertenece en propio. Nuestro imaginario no puede repercutir sobre los demás, al menos de forma directa. Esto no excluye que una imaginación muy poderosa, no fuese más que en el ámbito artístico, pueda traducirse por un acto físico de creación en dos dimensiones (pintura), en tres dimensiones (creación sonora o arquitectónica), y volver así visible al otro el imaginario del primero.
El mundo imaginal, en cuanto a este, es el acceso a los arquetipos, el acceso al mundo de las emanaciones, el acceso a esa reserva de fuerzas que llamamos egregóricas. Alguien que tiene acceso al imaginal es capaz de hacer resentir este imaginal a una persona que esté en frente suya, como en el precedente ejemplo. Es capaz también de llamar a esa reserva de fuerzas egregóricas y de irradiarlas en una sala o sobre otra persona.
En conclusión, el imaginario, de buenas a primeras, solo toca a aquel que lo llama, mientras que el imaginal toca a aquel que lo llama, pero también al entorno. El imaginario podría ser calificado de inconsciente, es nuestro inconsciente. El imaginal podría ser calificado de inconsciente colectivo, pero a un alto nivel. Es el mundo de los arquetipos, de las verdades trascendentes.
Es también un mundo energético. Cuando tenemos acceso al mundo imaginal, ya no nos encontramos en el nivel del astral, en el nivel de las emociones, sino en el nivel del mental, superior.
Hay tantos imaginarios como individuos distintos, pero hay un solo mundo imaginal. Si una persona que se encuentra en una reunión tiene acceso al mundo imaginal y afirma: «Veo a Cristo», va a poder hacer resentir a este Cristo a las demás personas. No se trata de un contagio emocional cualquiera sino de una verdadera realidad trascendente. En otros términos, podríamos decir también que nuestro mundo imaginario no tiene ninguna acción energética sobre el otro. Por el contrario, el mundo imaginal tiene una acción energética inmediata, en todo caso para aquellos que están en un nivel de longitud de ondas no demasiado alejada de este mundo imaginal.
Nuestro imaginario tiene a veces acceso a un sucedáneo del imaginal, es decir una percepción astral, durante un sueño o una meditación, de esos grandes arquetipos, pero que se reflejan en un nivel mínimo. Éstos van a actuar sobre nosotros, evidentemente, y el trabajo sobre el imaginario es por lo tanto muy importante.
La diferencia fundamental entre el mundo imaginario y el imaginal se encuentra a nivel de esta diferencia energética y la posibilidad de irradiación de aquello que es percibido y resentido sobre los demás, no a través de un soporte como una construcción o una obra artística, sino de manera directa, irradiante, como una especie de dilatación energética.
El acceso al mundo imaginal permite también comprender el mecanismo de generación a nivel de la materia de las emociones y de la energía. Es en este mundo imaginal donde se dibujan todos los arquetipos y todas sus representaciones en este mundo.
No es casualidad que un triángulo con la punta hacia abajo represente el descenso del espíritu en la materia. Si miramos simplemente la etimología de esta palabra, símbolo es lo inverso de diabólico, diabolein, tirado en través, es decir aquello que separa, mientras que symbolein corresponde a algo que es un puente entre lo alto y lo bajo. «Lo que es arriba es como lo que es abajo decía Hermes Trismegisto, para hacer el milagro de una única cosa.» El símbolo es por tanto una imagen, una forma o un pensamiento, que refleja un mundo superior. Ese triángulo con la punta hacia abajo, que ha sido tomado como ejemplo y que corresponde al descenso del espíritu en la materia, es una forma arquetípica que reencontramos en este mundo material.
El mundo imaginal puede ser considerado como una luz donde se encuentran unas formas, unas formas precisas, unas formas que reencontramos en toda la historia de la humanidad y en todas las corrientes tradicionales.
Por otra parte estas formas tienen una acción sobre la materia, al igual que los seres de luz, hayan estado encarnados o no, dejan una huella sobre la materia y sobre el hombre encarnado aquí abajo, sea o no consciente de esto.
El ser que es capaz de conectarse con el mundo imaginal está a punto de despertar esta memoria simbólica en el interior del ser que tiene en frente. Está a punto de borrar lo diabólico, es decir aquello que separa lo alto y lo bajo.
Capítulo 3
EL CHANNELING
El término channeling proviene de Estados Unidos donde está muy de moda desde los últimos diez a quince años. El channeling es propiamente dicho un estado de contacto y de canalización de una energía que no pertenece a la consciencia ordinaria, es decir a un estado en el que la razón ya no interviene, en el que la lógica razonante ya no está en juego. El channeling sirve varios objetivos, ya se trate de expresar un arte pictórico o musical, o aún de transmitir, verbalmente o por escrito, cierto número de informaciones sobre todo tipo de temas como la evolución, el desarrollo personal, la orientación de nuestra vida.
Cualquiera puede hacer channeling, lo cual no es el caso con la mediumnidad. El médium lo es de nacimiento y descubre su don en cierto momento de su vida. La mediumnidad no puede aprenderse, contrariamente al channeling.
A la hora presente, el objetivo más reconocido del channeling es el de ponernos en contacto con otra fuente, lógica ella también, de comprensión de las cosas. Hay que contemplar al channeling como un estado de canal que permite recurrir a una consciencia que no es la nuestra, al menos no nuestra consciencia ordinaria. El ser humano que se lanza al channeling va entonces a tratar de captar unas emociones, unos pensamientos que no están en relación con él sino con otra fuente. Podemos contemplar de captar unos pensamientos, unas emociones del reino vegetal, por ejemplo entrar en contacto con un árbol, entrar en contacto con un animal o con un insecto. De hecho, esta forma de channeling está desarrollada desde hace siglos por todo tipo de técnicas chamánicas.
Podemos asimismo entrar en contacto a través de técnicas de channeling con desencarnados. Nos acercamos entonces al espiritismo que conoció un auge considerable en el siglo XX. Pero ahí de nuevo, nada nuevo.
Se puede hacer channeling con un gran maestro vivo. En este caso, el término telepatía es más adecuado.
Cuando hablamos de channeling, se trata más bien de estar en contacto y de ser el canal de entidades de luz: maestros espirituales, maestros desencarnados que se encuentran en un alto plano de evolución o, eventualmente, mundos extraterrestres. Una forma igualmente interesante de channeling consiste en entrar en contacto, dejando de lado nuestra consciencia ordinaria, con lo que podríamos llamar nuestra consciencia superior, lo que algunos llaman guía interior, ángel de la guarda o mental superior.
En conclusión, le channeling aparece como un medio de comunicación entre nosotros mismos, a condición de que este nosotros mismos sea dejado de lado, y otra cosa, que puede pertenecer, como acabamos de ver, tanto a otros reinos como a otros mundos. El objetivo del channeling es por tanto el de obtener un contacto. Este contacto nos va a permitir de obtener unas informaciones, de desarrollar nuestra concepción de la vida y tal vez, para algunos de nosotros, la percepción que tenemos de ella.
De todas formas, la práctica del channeling requiere cierto número de condiciones previas que es bueno reunir y observar antes de lanzarse a la sesión de channeling en sí misma.
LAS CONDICIONES PREVIAS
La primera condición requerida para practicar el channeling es, evidentemente, la capacidad para aceptar la eventualidad de un contacto con otro reino. Esto implica para la mayoría de nosotros, al nivel de nuestro mental y de nuestra concepción, cambiar la idea según la cual nos sentimos separados de los otros reinos, separados de los demás seres humanos. Va a hacer falta entonces polarizar nuestra consciencia, de una consciencia separativa y distintiva, a una consciencia que podríamos calificar como empática. La empatía es la dimensión del corazón. Es la que nos hace comprender y vivir el hecho de que no hay separación entre nosotros mismos y el resto de la creación. La primera etapa va por lo tanto a consistir en aceptar esta idea de que es posible establecer un contacto con otra cosa que nosotros mismos y esto, sin los medios a los que estamos acostumbrados, sin la comunicación habitual en este final de siglo XX, ya sea ésta verbal, audiovisual o escrita. Aquí, el medio para comunicar es la consciencia.
Una vez aceptada en nuestro mental la idea del contacto, la segunda condición consiste en tener fe. No basta con creer que un contacto es posible, sino resentir en el fondo de uno mismo una fe inquebrantable y una certeza en cuanto al contacto a establecer.
Necesitaremos luego eliminar todo miedo, miedo en particular a algo nuevo, miedo a lo desconocido que está tan profundamente anclado en el ser humano, porque nos encontramos frente a algo nuevo y desconocido.
Y conviene proceder con una actitud mental justa. ¿Qué es una actitud mental justa? Esta consiste en definir los objetivos para los cuales queremos practicar el channeling. Si se trata de una simple curiosidad, es preferible evitar entrar en contacto con otros reinos, porque esta trayectoria se aparenta a egoísmo. Si queremos hacer channeling con una meta de videncia pura y material, aquí también el channeling debe ser dejado de lado. De hecho, la única meta para la cual el channeling tiene mayor sentido de ser operativo es el deseo sincero y profundo de nuestro corazón de avanzar en la vía espiritual o también el deseo sincero de ayudar al otro gracias a esta técnica. El objetivo es por tanto de evolución personal o también de conocimiento, conocimiento del corazón, conocimiento de las leyes del universo. Es decir que no que no hay que abordar en absoluto el channeling con la intención de conocer el porvenir, simplemente para preservarse del miedo al porvenir.
Tampoco hay lugar de contemplar el channeling como una demostración de un poder cualquiera del espíritu humano porque, no lo olvidemos, para hacer channeling hay que ser dos: por un lado aquel que decide practicar el channeling y, por el otro, aquel que entra en comunicación. Y debe de haber acuerdo entre ambos. Para que el otro en frente acepte el channeling, debe necesariamente resentir en vosotros una apertura de corazón, un mental pacificado, un mental claro.
Finalmente, cuando estos elementos son adquiridos como tantas otras certezas en vuestro espíritu y en vuestro corazón, la siguiente etapa es la preparación de la sesión de channeling en sí misma.
Esta preparación requiere un estado de consciencia no ordinario, un estado de consciencia en el que el mental está en reposo, en el que la emoción no existe y en el que el cuerpo está relajado también. Estos tres parámetros se vuelven a encontrar en una relajación o una meditación.
Cada uno puede personalizar su propia técnica, pero la más simple consiste naturalmente en tumbarse, y aprender a respirar tranquilamente, serenamente, a vaciar su espíritu de toda preocupación cotidiana y, claro está, conviene elegir para esta preparación un momento en el que no haya riesgo de ser molestado (por una llamada de teléfono, una visita, un ruido exterior, etc.). Es indispensable repetir esta preparación en numerosas ocasiones antes de lanzarse a una sesión de channeling propiamente dicho.
La sesión de channeling en sí misma puede desarrollarse de distintas maneras y en distintos lugares. Si deseáis contactar con vuestro guía interior o una entidad espiritual, elegid en la medida de lo posible un lugar propicio, sano a nivel vibratorio: por ejemplo un rincón de naturaleza que evoque en vosotros la noción de lo bello y de lo agradable, o también una habitación de vuestro interior que apreciéis y que os parezca la más apropiada.
Es evidente que para establecer un channeling con el reino vegetal, es preferible encontrarse en la naturaleza. Si se trata de un árbol, os ubicáis a unos metros de él. Para un animal, acudid a un lugar donde sea susceptible de aparecer.
Durante esta sesión, si la conexión es establecida, esta debe ir más allá del simple contacto. Debe de haber comunicación. Esta comunicación puede pasar por dos vías. Puede ser puramente mental, es decir que hay recepción de impresiones mentales, de imágenes mentales, véase de palabras que se forman como pensamientos en el interior de vuestro cerebro. Pero tal comunicación se topa con un escollo: una vez de vuelta a vuestra consciencia ordinaria, existe el riego de que no tengáis consciencia de todo aquello que fue dicho y, con el tiempo, olvidéis las cosas fundamentales.
Es por tanto preferible utilizar el soporte de la voz y, a medida que las informaciones van siendo dadas, estas se expresen verbalmente y no mentalmente. Para ello, conviene pues preparar antes de la sesión un magnetófono con el que será grabada esta comunicación, así como una hoja de papel sobre la que serán escritas las preguntas esenciales que deseáis hacerle a vuestro contacto.
Estando cumplidas las condiciones previas al channeling, una vez que vuestro corazón y vuestro espíritu han aceptado la posibilidad de establecer este contacto, una vez que tenéis la costumbre de practicar una separación, sea esta una meditación o una relajación, una vez que los soportes están listos, un magnetófono, una hoja de papel y un lápiz, una vez que habéis encontrado un lugar propicio, podéis empezar a hacer esta sesión.
LAS TÉCNICAS DE CHANNELING
La preparación
Contemplemos para empezar un modo de preparación simple que puede ser adoptado antes de lanzarse en las dos técnicas de channeling que serán descritas más adelante, una consistente en entrar en contacto con un árbol, la otra con un ser espiritual. Para la preparación, os instaláis cómodamente, sentado o tumbado. Las ropas no deben molestar, el cuerpo debe de sentirse completamente a gusto. Permanecéis primero inmóvil, centrándoos en vuestra respiración, y cogéis respiraciones amplias y profundas. Hacéis el vacío en vosotros, pero habiendo afirmado previamente la voluntad de contacto. Focalizáis vuestra atención en la respiración y en los latidos de vuestro corazón. Lleváis vuestra consciencia sobre el cuerpo, relajáis y dormís cada parte de este cuerpo visualizando una luz blanca purificadora y apaciguadora que los invade poco a poco.
Una vez que el cuerpo está bien relajado, bien dormido, focalizáis vuestra atención en el contacto a establecer. Ya sea un árbol o un ser espiritual, conocido o desconocido en un primer momento, toda vuestra aspiración debe ser llevada hacia él. En ese momento, podéis desatar la consciencia de la respiración y de los latidos del corazón y ninguna percepción del cuerpo debe ya subir de nuevo a la consciencia. El espíritu debe de estar libre de toda atadura material.
¿Cómo saber que el contacto se ha establecido o se está estableciendo? Con algunas diferencias según los individuos, se puede observar de manera general una variación de temperatura, un calor o un frío, una sensación de vibración que recorre el conjunto del cuerpo, una sensación de hormigueo sobre la cima del cráneo, sobre uno de los centros de energía del cuerpo, una sensación de temblor que recorre el cuerpo o una parte del cuerpo. En otras personas, podrá ser una emoción que invade el cuerpo o el sentimiento de que algo diferente está en contacto con nosotros. Cierto número de sensaciones pueden entonces aparecer, indicándonos que algo se está produciendo. Esta señal es en general la misma en cada nuevo contacto.
Contacto con un árbol
¿Cómo realizar un contacto vibratorio y de consciencia con un árbol?
A la evidencia, con respecto a una entidad espiritual, el lugar juega en este caso un rol importante. Elegid un lugar tranquilo, donde haya por supuesto árboles. Dejaos guiar, dejaos llevar por vuestros ojos, por vuestras sensaciones, por el aire. Encontrándoos en este bosque o en este lugar que contiene árboles, con la intención de establecer un contacto con uno de ellos, sentís al cabo de algunos instantes que un árbol os llama. Os dirigís hacia él, tranquilamente. Focalizáis vuestra atención en el hecho de entrar en contacto con él.
Os detenéis a una decena de metros de este árbol y empezáis primero por saludarlo, por agradecerle por su presencia y por su belleza. Le explicáis mentalmente vuestra visita, y giráis las palmas de vuestras manos hacia el tronco. Avanzáis así, con las palmas giradas hacia él, hasta que resintáis una vibración, unos picoteos o un calor en vuestras manos. En ese momento sabréis que habréis llegado al límite del aura del árbol y es en este sitio donde debe ocurrir el contacto.
Os sentáis tranquilamente y lleváis a cabo vuestra técnica de preparación tal como está descrita más arriba. Frente a este árbol, sentado a unos metros ante él, entráis en contacto con la periferia de su aura. Cerráis los ojos. Os habréis ocupado antes de mirar bien este árbol, de tal manera a ser capaz de verlo con los ojos cerrados. Os ponéis en estado de relajación.
Al cabo de unos instantes, muy rápidamente de hecho, sentís la presencia del árbol por intermediario de su aura. Estáis como bañados en una radiación, en una ducha energética que os invade y os engloba de arriba a abajo y de abajo a arriba. A partir de entonces, el primer contacto vibratorio está establecido con este árbol. De nuevo, le dais las gracias y lo saludáis. Podéis ya decirle quién sois, lo que hacéis en ese lugar, el objetivo de vuestra visita, el objetivo de este contacto. Después de haberos presentado al árbol, le preguntáis a él también quien es. ¿Es feliz en ese lugar? Es indispensable, antes de hacer preguntas esenciales que os conciernan o conciernan al árbol, proceder como con otro ser humano que os encontréis en la esquina de la calle o un amigo que no habéis visto desde hace tiempo. En tal caso, os apresuráis con toda naturalidad a preguntarle a esta persona como va, tener noticias suyas y darle a él vuestras, intercambiar en un primer momento unas palabras simples. Es solo luego, después de este preámbulo, que podéis empezar realmente a hacer preguntas. Un poco más lejos, encontraréis sugestiones de preguntas que os permitirán de empezar bien esta comunicación. No olvidéis que es preferible que ésta se haga de manera verbal, por el intermediario de vuestra voz. Lleváis pues un pequeño magnetófono que pondréis en marcha antes de vuestra preparación.
Es preferible, en el primer contacto con los árboles, no sobrepasar una sesión de tres cuartos de hora. Cuando vuestra conversación haya terminado, conviene darle las gracias de nuevo al árbol por esta comunicación. Le enviáis un flujo de energía de amor, de pensamientos de paz y de curación por la naturaleza.
Durante todo el tiempo de la comunicación, hay fuertes posibilidades de que seáis bañados por un flujo de energía muy potente. Es posible que guardéis esta sensación energética en vuestro cuerpo durante algunas horas. Esto es del todo normal porque la energía de los vegetales es muy poderosa y se incorpora muy rápido a la energía del hombre, a condición de que éste tenga consciencia de un vegetal y lleve su atención sobre él.
Variante chamánica
He aquí ahora una variante del contacto con el árbol, que es una técnica de inspiración chamánica. El árbol es elegido del mismo modo que anteriormente. Os proveéis de un poco de tabaco, o también de salvia, que os servirá en el ritual de aproximación al árbol. Penetráis en el aura del árbol colocándoos a aproximadamente un metro cincuenta o dos metros de su tronco. Estáis frente a él, a ser posible con el norte a vuestra espalda.
Cogéis luego un poco de tabaco en la mano y dais vueltas alrededor del árbol en el sentido de las agujas de un reloj. Tras haber dado una vuelta completa, os encontráis en el punto de entrada de su aura, es decir frente al sur. En ese momento, os acercáis al árbol hasta entrar en contacto con él y le presentáis vuestra espalda. Dais entonces media vuelta y os encontráis frente al norte, con la espalda apoyada contra el tronco del árbol.
Hacéis entonces una preparación rápida, como anteriormente, y le hacéis al árbol una pregunta, una sola, clara y precisa. El respaldo al norte constituye la pregunta hecha.
Os desplazáis luego un cuarto de vuelta siempre dejando vuestra espalda pegada al tronco. Os encontráis entonces frente al este y, ya en esta fase, el árbol os envía los primeros elementos de respuesta a vuestra pregunta. Los recogéis de manera bien precisa, y os desplazáis de nuevo un cuarto de vuelta para encontraros frente al sur, siempre respaldado al tronco.
En esta fase, el árbol os da los elementos de solución en relación a vuestra pregunta (por ejemplo los obstáculos que vencer, los puntos que hay que tener en cuenta para ganar una causa, etc.).
Tras haber recogido las informaciones del sur, os desplazáis de nuevo un cuarto de vuelta, siempre con la espalda apoyada contra el árbol, y os encontráis entonces frente al oeste. A este nivel el árbol os da unos complementos de información en relación a la pregunta, unos elementos susceptibles de ayudaros a ir más adelante en la pregunta hecha.
Y os desplazáis de nuevo un octavo de vuelta y os encontráis entonces en el noroeste del árbol, donde recibís la respuesta definitiva a vuestra pregunta de manera clara y precisa.
Después de haber obtenido todos los elementos de respuesta a vuestra pregunta, os alejáis del árbol, le dais de nuevo la cara y le dais las gracias retrocediendo algunos metros, de manera a reencontraros en la periferia de su aura, que sentiréis como anteriormente en vuestras manos.
Contacto con un guía espiritual
En lo que concierne al contacto con un ser o un guía espiritual, el lugar reviste claro está mucha menos importancia que para un contacto con la naturaleza.
Cuando hayáis encontrado un lugar propicio para establecer este contacto, os ponéis en el mismo estado preparatorio y vibratorio que anteriormente. Pero no olvidéis que tratáis en este caso con otros mundos que el nuestro. Es necesario establecer una relación más privilegiada en un eje vertical y no ya horizontal.
Un ritual muy simple, que podéis adoptar en vuestra preparación en relajación o en meditación, consiste en visualizar u hilo de luz dorada que parte desde la cima de vuestro cráneo y sube muy alto en el cielo, donde se encuentran los seres de luz. Podéis también visualizar al mismo tiempo dos hilos de luz plateada que parten de cada una de las plantas de vuestros pies y se dirigen en cuanto a ellos a las profundidades de la tierra, permitiéndoos así ligaros a ella y evitar perder el contacto y vuestro rol de mediador entre el cielo y la tierra.
Cuando vuestra preparación ha terminado vuestro pensamiento se enfoca únicamente sobre un contacto a establecer. Enviáis entonces un pensamiento de deseo de comunicación con un ser de luz que pueda ayudaros (o ayudar a otro) en vuestra evolución o en la del planeta. Afirmáis vuestra intención de amor y de servicio y esperáis vuestra señal energética que os significa que algo está entrando en contacto con vosotros. Una vez que esta señal energética está presente, solo os queda hacer las preguntas.
Las presentaciones siempre son necesarias en preámbulo. El árbol os era familiar. Aquí por el contrario, estáis ante una incógnita y es indispensable identificar al ser que se encuentra frente a vosotros. En efecto, una entidad espiritual o un guía espiritual no duda nunca en presentarse y en decir quién es. Sin presentación, es necesario abstenerse de cualquier contacto.
Cuando las presentaciones están hechas, conviene reforzar esta comunicación. En efecto, los seres espirituales evolucionan en un plano de consciencia mucho más importante que el nuestro y pueden ser molestados durante este contacto por un pensamiento parásito: un miedo por nuestra parte o también un pensamiento intruso que nos atravesara. Tal elemento bastaría para bloquear toda comunicación. Es por tanto indispensable intentar reforzar esta comunicación sintiéndose literalmente aspirado hacia este ser y estando únicamente centrado en él.
Hay que pensar en proclamar bien alto que vuestra intención sincera es la de trabajar en la luz y para la luz y que, si este ser no participa en ese plan de luz, debe retirarse.
Tras una primera comunicación exitosa con un guía espiritual, es lo más a menudo preferible, en las comunicaciones posteriores, dirigirse siempre al mismo guía y pensar en él. Es posible, al cabo de un tiempo variable según los individuos, que este guía os abandone y sea reemplazado por otro. Sabed sin embargo que estaréis siempre en presencia del guía más oportuno con respecto a vuestras preguntas y vuestras preocupaciones, vuestra evolución y la del planeta. Os daréis cuenta en principio muy rápido de que son a mendo las mismas condiciones las que favorecen el establecimiento del contacto. Esto puede ser un momento privilegiado del día como el levantarse o el acostarse. Esto puede ser también una iluminación particular. A veces habrá algo que os parecerá necesario, véase indispensable, para el establecimiento de este contacto, por ejemplo el color de un muro o una música. Por otra parte, como lo vamos a ver ahora, el cristal puede jugar un rol específico en la comunicación con un guía espiritual.
EL ROL DEL CRISTAL
Cuatro años de trabajo de terapia y de desarrollo personal con el cristal me permiten afirmar que algunas variedades de cristales pueden facilitarnos la tarea en cuanto al establecimiento de esta comunicación con los mundos de luz. He aquí algunas técnicas que utilizan el cristal, destinadas a facilitar vuestra comunicación con un guía.
Tenéis que elegir cuatro puntas de cristal de roca de tamaños sensiblemente idénticos. Para proceder antes que nada a la purificación de estas cuatro puntas de cristal de roca, las sumergís en agua pura (Volvic, Mont-Roucous...) durante cinco a seis horas. Los cristales serán así purificados de todo aquello por lo que han pasado antes, ya sea en la extracción de la mina o aún en su tránsito entre diversas manos.
Hecho esto, los colocáis ante vosotros, sobre una mesa o en el suelo, y empezáis por emitir hacia ellos. El cristal es sensible al pensamiento humano. Al emitir hacia estos cristales, les atribuís un rol al pensar que pueden ser unos canales perfectos para ayudaros a entrar en contacto con unas verdades ultra-sensibles. Les pedís con el pensamiento y el mental que os ayuden a establecer la comunicación deseada. Una vez vuestros cristales programados de este modo, os sentáis con las piernas cruzadas de cara al sur y colocáis cada uno de estos cuatro cristales en los cuatro puntos cardinales, con la punta girada hacia el centro, es decir hacia vosotros. Estas puntas que vienen de los cuatro orientes y están dirigidas hacia vosotros crean de algún modo un círculo mágico en el interior del cual estáis sentados. Pasáis entonces a vuestra preparación habitual y os dais cuenta muy rápido de que el campo de fuerza energética creado por estos cuatro cristales facilita en gran medida la comunicación con esa entidad de luz que os ha elegido y que habéis elegido. La distancia ideal de los cristales con respecto a vuestro cuerpo sentado es de unos cincuenta a sesenta centímetros del límite externo de vuestro cuerpo, distancia que corresponde aproximadamente al diámetro del aura astral a nivel de vuestra pelvis.
Otra manera de proceder consiste en purificar y programar un solo cristal de roca, una punta de cinco a seis centímetros de largo es suficiente para este trabajo. Os tumbáis, u os sentáis, y lleváis a cabo vuestra preparación habitual sujetando el cristal con la mano derecha si sois diestro, izquierda si sois zurdo. En efecto, cuando un cristal de roca es sujetado con una sola mano, toda la energía se encuentra atraída del lado de este cristal. Lo cual ha podido ser verificado por la electrografía, también llamada efecto Kirlian.
La energía va por tanto, en el caso del diestro, por el lado derecho del cuerpo, y asimismo por el cerebro derecho, porque no hay en el cuerpo energético un cruce análogo al de las fibras nerviosas a nivel del cuello en el cuerpo físico.
El cerebro derecho en el diestro (izquierdo en el zurdo) es la sede de la intuición, de la clarividencia, de las capacidades psíquicas y parapsíquicas del ser humano. Al privilegiar el funcionamiento del hemisferio derecho de vuestro cerebro, también privilegiáis un contacto con un ser espiritual en la medida en que vuestro cerebro izquierdo recibe en cuanto a este muy claramente menos energía. En consecuencia, vuestra razón y vuestro intelecto tendrán menos posibilidad de manifestarse y de perturbar la comunicación.
LAS PREGUNTAS
Es indispensable, antes de lanzarse en el channeling, definir bien qué preguntas será deseable hacer durante vuestro encuentro con algo que no os pertenece a nivel de vuestra consciencia, ya sea un árbol, un ser espiritual o toda otra forma de vida. Estas preguntas, Nunca hay que olvidarlo, no deben de estar en relación con una preocupación material de vuestra vida, al menos no directamente. Estas deben más bien tener un carácter de evolución personal, un carácter de desarrollo de vuestro ser en su totalidad. Pueden también concernir a la evolución del planeta, una situación con respecto a un dato en el mundo, ya sea este dato filosófico, véase incluso en algunos casos científico. Existen en efecto guías espirituales orientados hacia la ciencia, no la ciencia concreta humana, sino más bien la ciencia esotérica de la cual emana la ciencia humana tan mal empleada.
También es interesante tratar de hacer preguntas acerca que vuestro contacto, preguntarle por ejemplo cuál es su modo de funcionamiento, cuál es su vida, cómo evoluciona la vida en su plano de consciencia, sea este a nivel de la naturaleza o a niveles más altos. Es importante que las preguntas no sean de sentido único sino que se instaure una especie de diálogo que permita enriquecer a ambas partes. En efecto, si la naturaleza como los seres espirituales nos aportan ayuda, ellos también necesitan la nuestra. Sin ellos no somos nada y sin nosotros ellos tampoco son nada.
Estas preguntas deben imperativamente de ser escritas en una hoja de papel y se hechas ya sea mentalmente, o verbalmente cuando el contacto esté establecido de manera segura. También hay que pensar en proveerse de un magnetófono para grabar si es posible la comunicación.
Repitámoslo, el método verbal es el más seguro. Hay no obstante un obstáculo mayor que vencer en la medida en que, si vuestro mental no es capaz de aceptar la idea de que este maestro pueda expresarse por el intermediario de vuestra voz, hay pocas posibilidades de éxito. Por el contrario, si vuestro mental está preparado para aceptar esa eventualidad, es fuertemente probable que el maestro pase por vuestra voz.
En la mayoría de los casos, resentís una especie de molestia a nivel de la garganta, como una energía muy importante que se pone a llenar vuestra garganta y vuestro cuello. En ese momento, contentaos con respirar lo más tranquilamente posible, con abrir vuestra boca y con dejar hablar. Las palabras salen unas detrás de otras sin que un pensamiento se forme en vuestro espíritu y os sorprenden. No comprendéis su significado hasta que la frase ha acabado. Este método es el más eficaz para la recepción conforme de un mensaje, tal como ha sido emitido por aquel que lo envía. (Puede también ocurrir que el channeling se manifieste por la escritura automática, técnica que abordaremos más adelante.)
LAS PRECAUCIONES A TOMAR
Antes de empezar una sesión de channeling, la primera precaución a tomar consiste en visualizar un círculo de luz blanca que rodea vuestro cuerpo en la posición donde se encuentra. Este círculo está destinado no a aislaros, sino a hacer de algún modo que nada nefasto a vuestro ser, sobre cualquier plano, pueda penetrar esta luz blanca.
La segunda precaución ha sido ya evocada: se trata de afirmar la intención de amor y la intención de luz durante este contacto. Es absolutamente imperativo, sobre todo cuando se trata de planos de consciencia que no están en relación con la naturaleza o los animales, preguntar si el ser en cuestión evoluciona bien en el plan de amor y de luz, en el plan divino. Una cosa es segura: sea cual sea el origen de los guías, estos no pueden mentir y, si no obtenéis respuesta, renunciad al contacto.
Es indispensable no ser molestado durante la sesión, esto es una tercera precaución necesaria. Es preferible también evitar de hacer una sesión de channeling cuando el cuerpo no está en un estado de salud suficientemente bueno. En efecto, si el cuerpo físico no está apto para responder al esfuerzo energético que requieren las vibraciones de esos planos de consciencia, este podría sufrir. Finalmente, conviene evitar sesiones después de una comida o con un tiempo muy tormentoso o muy ventoso.
LOS OBJETIVOS DEL CHANNELING
¿El interés del channeling se encuentra únicamente a nivel del contacto en sí mismo o a nivel de la enseñanza transmitida?
Ciertamente, las enseñanzas, sean estas de orden personal o planetario, pueden ser de una importancia capital. Sin embargo, más allá incluso de esa forma de conocimiento que nos es entregada, más allá del atractivo del contacto, conviene subrayar un punto todavía más importante. Estos contactos nos enseñan que la consciencia de un ser no está separada, a condición de que éste lo decida firmemente. Nos enseñan que se puede acceder a una comunicación susceptible de pasar por el intermediario de la palabra, de la escritura automática. Nos enseñan que realmente, el ser humano no está separado del resto de la naturaleza y de aquello que lo rodea y que a partir del momento en el que su ser aspire a una comunicación, esta se manifiesta. Nos enseñan asimismo que los otros planos de existencia son igual de reales.
Algunos se preguntan si están lidiando con su imaginación o realmente con algo distinto a su mundo imaginario. El segundo capítulo de este libro ha aportado ya unos elementos de respuesta a los cuales se añade todavía un argumento: es muy raro que se produzcan manifestaciones si contactamos nuestro imaginario. El imaginario solo engendra excepcionalmente sensaciones vibratorias y variaciones térmicas. Por otra parte, más allá de las sensaciones generadas en el cuerpo o a nivel de la consciencia, está la fe y la íntima convicción de que este contacto es realizado. Esta fe y esta convicción escapan a una explicación con palabras, solo pueden ser vividas. Cuando hemos encontrado a la naturaleza, cuando hemos encontrado a seres espirituales, estos ocupan entonces evidentemente una realidad mucho más tangible para nosotros que cuando nos contentamos con hablar de ellos.
Capítulo 4
EL ORÍGEN DE LOS MENSAJES
Este libro presenta en su última parte unos mensajes que han sido transcritos tras haber sido recibidos oralmente o según uno de los modos de recepción que serán abordados en el sexto capítulo. Cierto número de entre ellos fueron recibidos en el transcurso de reuniones de grupos de curación espiritual. Cuando tiene lugar la llamada de los maestros en las técnicas de curación, uno de ellos viene a eclipsar a uno de los participantes de esta cadena de curaciones. Si este último acepta totalmente de dejarse incorporar por el ser venido para aportar su ayuda, un mensaje es entregado.
Tales mensajes no están dirigidos a aquél que los recibe ni a otra persona del grupo. A veces se dirigen a todo el grupo, pero tienen lo más a menudo un alcance general en relación con una situación planetaria del momento o con la evolución de la consciencia humana. Cierto número de mensajes también fueron recibidos a través de las técnicas que acabamos de describir en el capítulo que trataba del channeling.
Otros mensajes fueron recibidos durante meditaciones particulares, meditaciones enfocadas en el cuerpo de luz, en particular el silbido del oído que corresponde al contacto con el alma. Tal como lo reencontramos en ciertas técnicas yoguicas, cuando un aspirante medita sobre el canto del alma, sobre el silbido del oído izquierdo, este canto se transforma al cabo de cierto tiempo y llena el cuerpo. Empieza a modularse y sonidos y palabras son escuchados.
Todos los mensajes presentados en este libro provienen de contactos con una dimensión vertical, es decir con otros planos de evolución y otros planos de consciencia. Algunos fueron dados por seres conocidos que marcaron la historia de este planeta. Llevan nombre, como si la entidad espiritual que entrega el mensaje quisiera hacernos comprender que poco importa el nombre y que en su plano de evolución todos los maestros son los mismos. Evidentemente, cada uno posee su propia experiencia, pero cuando se trata de ayudarnos en nuestra evolución poco importa el nombre, porque nombrar es una vez más diferenciar y distanciar.
En lo que concierne a los mensajes que fueron recibidos en el cuadro de las reuniones del grupo espiritual «Amor y Curación», está claro que la energía de grupo juega un rol importante. Está dicho en la Biblia: (Cuando os hayáis reunido tres en mi nombre estaré entre vosotros) y no cabe duda de que a partir del momento en que un número importante de personas, más allá de tres, se reúne, éste genera unas energías muy particulares que forman de algún modo un canal propicio para el descenso de los maestros de luz. La energía de grupo es fundamental, tanto además para la recepción de estos mensajes como para la curación, para la acción común que puede generar un grupo, meditación o adición de las potencias mentales de los individuos que lo componen.
A veces estos mensajes fueron recibidos en un estado de consciencia muy particular que podríamos comparar al samadhi de los hindús, lo que llamamos el éxtasis en Occidente. En este caso, no hay percepción de contacto exterior, sino parece que la personalidad inferior contacta su fuente divina. Lo que se expresa entonces es sin duda lo que llamamos la consciencia superior o también el guía interior o el ángel de la guarda. Estos mensajes concurren en la elevación del alma y en la iluminación de la personalidad.
Queda por tratar de ubicar a quien, en la otra punta, está al origen de esos mensajes. Para esto, es necesario diferenciar los posibles orígenes en planos sutiles, del mismo modo que el ser humano posee siete cuerpos: físico, etérico o energético, astral (plano vibratorio donde nacen las emociones del individuo). Este cuerpo corresponde a lo que designamos comúnmente por el término de aura y presenta los colores que encontramos en el huevo áurico. Más allá del plano astral se encuentra un plano vibratorio mucho más sutil, el plano mental. Este plano mental posee dos subdivisiones: el mental inferior y el mental superior. El primero corresponde a la razón, al cerebro analítico. El mental superior corresponde a la Inteligencia en el sentido de intelligare, es decir la posibilidad de ligar las cosas a una fuente superior. Se puede hablar aquí de inteligencia del corazón, a saber el funcionamiento del cerebro derecho y de la razón no analítica sino sintética.
Más allá del plano mental se encuentra un plano vibratorio aún más sutil, el cuerpo causal, que es esa túnica muy sutil donde está codificada la memoria de nuestras vidas pasadas. Este corresponde al estado vibratorio perfecto, a lo que la Biblia designa por cuerpo de luz o cuerpo sin costura.
Más allá de estos primeros cinco planos en un nivel vibratorio muy elevado se encuentra el plano vibratorio del alma espiritual y finalmente el plano vibratorio del alma divina, llamada también chispa divina.
Hay que saber que todo ser vivo, encarnado o desencarnado, maestros de luz incluidos o aún, en lo que concierne a la Tierra, el planeta como ser vivo, posee o ha poseído también estos siete planos vibratorios o en todo caso una o varias de estas partes vibratorias. En efecto, un maestro de luz es un ser que realizó tiempo atrás sus encarnaciones terrestres, que a transfigurado su cuerpo de luz. Ha destruido su cuerpo causal y superado el plano causal. Evoluciona en un plano vibratorio que corresponde al alma espiritual, es decir que se encuentra lo más cerca de Dios. Puede comunicar bajando sus vibraciones hasta el plano mental pero, al no tener ya un cuerpo causal, no puede ya tomar cuerpo físico ni pasar por un intermediario físico para comunicar con uno de nosotros.
Otra cualidad de seres, los desencarnados, se encuentra en un periodo intermediario que los tibetanos llaman el bardo, cuya descripción está muy bien hecha en el Libro tibetano de los muertos. Reencontramos la misma descripción en el Libro egipcio de los muertos.
Cuando tiene lugar el proceso de liberación que constituye la muerte, el ser humano va a evolucionar en el mundo astral. Este astral posee él también unas subdivisiones, al número de siete. Está, esquematizando, el bajo astral y el alto astral. El ser humano que muere pasa al astral y se encuentra ahí confrontado a todas sus emociones, a todos los deseos que no ha podido satisfacer sobre la tierra, también a todos sus defectos. Esto significa que va a generar en este mundo astral cierta cantidad de pensamientos, de emociones, de construcciones que serán muy reales para y podrán ser tanto negativas como muy bellas.
Algunos mensajes pueden llegar desde este plano y presentar eventualmente una cierta belleza, emanar una maravillosa luz. No obstante, los mensajes recibidos en el plano astral no son más que el reflejo de una «verdadera realidad».
Algunas enseñanzas recibidas en astral pueden ser muy enriquecedoras, pero los mensajes presentados en este libro han sido recibidos en el plano del mental superior, es decir el lugar de predilección y de manifestación más denso de los maestros de luz. Estos maestros de luz son asimismo un santo de la iglesia católica como un personaje hindú o aún un ser iluminado vivo, un avatar.
Hay por tanto esencialmente dos lugares donde son captados estos mensajes, el plano astral y el plano mental. Es evidentemente preferible conectarse al plano mental. Por otra parte, como hemos visto en el primer capítulo, conectarse al plano mental requiere haber emprendido la construcción del cuerpo de luz o también, como para algunos de los mensajes presentados al final del libro encontrarse en el seno de un grupo. En efecto, la energía de un grupo es capaz de generar la luz mental que permite a los maestros de luz manifestarse.²
² El proceso de esta manifestación de los maestros de luz está descrito en el último capítulo del libro Del cuerpo humano al cuerpo divino, así como en el sexto capítulo de la presente obra.
Capítulo 5
EL INTERÉS DE LOS MENSAJES
Al entregar unos mensajes y al solicitar que estos sean transcritos y transmitidos por medio de publicaciones como este libro, algunos maestros de luz han subrayado que estos mensajes no constituyen solo una fuente de enseñanza, sino que presentan unos intereses múltiples que son los siguientes.
Meditación
Los Orientales nos han enseñado a meditar sobre un pensamiento, sobre un símbolo o aún sobre una forma, sobre un mantra o sobre una música. Unos mensajes del tipo de los que figuran al final de este libro constituyen una invitación a meditar sobre un texto. A menudo los maestros insisten en el hecho de que cada palabra está en su lugar en estos textos y que su asociación es capaz de favorecer la comprensión de numerosas cosas.
¿Cómo meditar con estos textos? Es muy simple. Los leéis una primera vez en voz alta, con vuestro mental ordinario, y los volvéis a leer, esta vez en silencio. Después los volvéis a leer una tercera vez, con el máximo de atención y tratando de poneros en un estado de relajación, de paz interior. Hay entonces fuertes probabilidades de que unas manifestaciones energéticas se produzcan en ese momento y os permitan contactar algo importante.
Despertar de consciencia
La Tierra ha entrado en una era de mutación, una era en que la consciencia debe hacer un salto gigantesco. Pero esta consciencia que se está despertando necesita cierto número de estímulos. Por otra parte la herramienta más utilizada por el hombre desde hace muchos milenios es la palabra, pero en el momento actual la palabra debe hacerse verbo, porque el verbo es creador y el verbo se ha hecho carne.
Cuando algunos de estos textos que han sido recibidos son leídos en Voz alta, por ejemplo leídos a un público durante una conferencia, nos hemos dado cuenta de que generan en la sala una energía muy particular como si algo nuevo penetrara a la gente por el intermediario de las palabras pronunciadas. Esta experiencia ha sido reproducida en numerosas ocasiones. Otros textos, que llevan a menudo un título que empieza por «de»: «De la paciencia, De la paz, De la verdad...» parecen haber sido dados para hacernos comprender unos conceptos fundamentales. Las palabras que les corresponden son empleadas de manera corriente y banalizada, pero a nivel espiritual, revisten una importancia mayor sobre la que estos mensajes atraen nuestra atención. En efecto, hablar de verdad por ejemplo es muy simple, definiéndose la verdad comúnmente con respecto a lo que uno mismo cree ser verdad, mientras que a nivel espiritual, la verdad no pertenece a ningún ser humano. La verdad revela únicamente de lo Divino y los textos que siguen aportan unas precisiones y una claridad importante a nivel de tales conceptos.
Cambio de paradigma
Para polarizarse sobre un nuevo nivel de la evolución de su consciencia, el ser humano necesita poseer cierto número de claves. Los mensajes, los que son presentados en este libro y muchos otros que son objeto de publicaciones cada vez más numerosas, nos permiten hacer funcionar nuestro cerebro en otro modo, de hacernos aceptar aquello que la materia nos hace rechazar a priori. El cambio de paradigma consiste en aceptar un hecho que no puede ser demostrado en un primer momento, pero en relación al cual es posible ponerse en búsqueda.
Desarrollo del conceptual y del perceptual
El ser humano posee dos herramientas que le permiten conocer su entorno, desarrollar su consciencia y acceder a otras sensaciones, a otros modos de vida. Estas dos herramientas que pueden funcionar tanto a la par, como de forma separada, son el conceptual y el perceptual. En el momento actual, el conceptual ha superado ampliamente al perceptual.
El conceptual puede ser definido como el conceptus, que está en cierto modo ligado al engendramiento del espíritu. El espíritu concibe, el espíritu crea y de estas creaciones que se encuentran a nivel del cuerpo mental emergen cierto número de ideas y de construcciones abstractas que el ser humano va a apresurarse a concebir en un plano material.
En efecto, un modelo solo es definido como válido a partir del momento en que puede ser concebido por el espíritu. Mientras no sea concebido, no tiene ninguna posibilidad de ser realizado en la realidad cotidiana de nuestra vida. Todo objeto material o toda creación ha nacido necesariamente en el espíritu y procede del espíritu antes de poder materializarse y concretizarse.
Un ejemplo muy simple permite comprenderlo. Hasta que el hombre no concibió, no tuvo los medios conceptuales para creer que era posible volar, no pudo crear máquinas que lo llevaron a los aires. A partir del momento en que el conceptual se afinó a nivel del análisis, por ejemplo del movimiento de las alas de pájaros en el aire, a partir del momento en que pudo concebir un motor, el concepto se ancló en él y las primeras máquinas voladoras fueron construidas.
Es evidente que algunos de los mensajes que han sido recibidos son una fuente de inspiración a nivel del conceptual, es decir a nivel de la capacidad que tiene nuestro espíritu para concebir ideas. Aquí, de nuevo, algunas lecturas hechas a próximos o a amigos han permitido constatar que simplemente algunas líneas eran capaces de hacer nacer una idea en el espíritu humano. Y un buen número de los mensajes participan del desarrollo del conceptual.
El perceptual está mucho más limitado en el momento presente. Las percepciones están muy a menudo restringidas a los cinco sentidos. Consideramos como real aquello que percibimos y aquello que no es percibido es considerado como irreal, o invisible e incluso increíble.
Todo modelo, todo sistema vivo debe recurrir para desarrollarse al conceptual y al perceptual. Desgraciadamente, en este final de siglo XX, el conceptual ha sido usado más a menudo que el perceptual. El mayor problema del conceptual es que se limita únicamente a cosas visibles. En efecto, ¿cómo concebir un invisible si nadie habla de ello? ¿Cómo hubiera el hombre concebido poder volar por los aires en unas máquinas si el pájaro no hubiese existido y si ningún insecto hubiese volado por los aires?
Las técnicas orientales, ya se trate del yoga, del tai chi chuan o del reiki, son unas técnicas que permiten desarrollar el perceptual. El perceptual posee una dimensión que no tiene el conceptual. El conceptual es el mundo de la idea, del espíritu, mientras que el perceptual es parte de la inmensidad y del carácter súbito de la vida. Hay percepción o no hay percepción. El cuerpo siente o el cuerpo no siente, la consciencia siente o la consciencia no siente. La mayoría de los modelos orientales tradicionales se han basado en el desarrollo del perceptual, porque así como el conceptual puede equivocarse, hay buenas ideas y malas ideas, así las percepciones no equivocan. Ciertamente el análisis que hacemos de ellas puede eventualmente ser distinto de la realidad. Tal persona interpretará una percepción energética como benéfica y otra la interpretará como negativa, pero aquí el error lleva menos a consecuencia.
El problema del conceptual está ligado de manera estrecha a las concepciones mentales del hombre. Si este no concibe a Dios en su espíritu, no hará evidentemente nada para concebirlo en el nivel material. De igual modo que si no lo concibe a nivel de las emociones, la emoción divina no tiene ninguna posibilidad de manifestarse en él. Asimismo, si su consciencia y su mental están orientados hacia una noción de desarrollo material, sus concepciones estarán únicamente orientadas hacia creaciones materiales. Los textos del final de este libro constituyen, en cierta medida, unos elementos que le van a permitir a vuestro mental construir unas ideas diferentes en lo que concierne por ejemplo a la noción de amor o de verdad.
En cuanto al perceptual, vía que se encuentra ampliamente abandonada en este final de siglo XX en que hemos tomado por costumbre privilegiar a la razón, está ligada a las percepciones, estén en relación con un sentimiento emocional o con percepciones energéticas reales. Es en efecto muy fácil negar el magnetismo mientras no hayamos estado en contacto con un magnetizador que coloque la mano sobre nosotros. Pero a veces, nuestro conceptual es tan fuerte a nivel de esta negación que incluso un magnetizador eficaz no provocará ninguna percepción a nivel de nuestro cuerpo.
En un sentido espiritual, la percepción es una vibración que tenemos hoy tendencia a llamar energía. Podríamos calificar la luz de energía, el amor de energía y todo sentimiento o todo acto, todo gesto es susceptible de provocar una energía que tenga un efecto sobre la consciencia.
Cierto número de técnicas permiten desarrollar este perceptual: la meditación o todas las formas de yoga. Algunas personas utilizan unos objetos que amplifican su perceptual, por ejemplo el péndulo de los radiestesistas.
La solución ideal al nivel del desarrollo del ser humano consiste en asociar el perceptual y el conceptual. En lo concerniente al conceptual, se trata de cambiar nuestras concepciones al nivel de nuestro mental, de aceptar el cambio de paradigma, es decir de aceptar la noción de unidad, de unidad de lo creado, la noción de amor universal.
En lo que concierne al perceptual, hace falta que la razón ceda el paso al cerebro de la intuición que va a permitir a nuestra consciencia y a ciertas partes de nuestro cuerpo resentir las energías. En efecto, las percepciones energéticas y las percepciones del alma están ligadas a una depuración energética y a una apertura de canales sutiles que permiten reconocer las señales energéticas.
En los mensajes del final de este libro, el evidente que el conceptual puede ser modificado a partir del momento en que nuestro mental acepte ya esta idea. Para el perceptual, nos podemos preguntar cómo la lectura de un mensaje es capaz de desencadenar unas percepciones energéticas. La experiencia es fácil de realizar. Os es suficiente con leer uno de estos textos mentalmente y leerla luego en voz alta. Un artista que pinta una tela le pone algo que le es propio. Aquel que moldea con tierra deposita su imprenta energética en el interior del objeto que crea. Del mismo modo, los mensajes que son recibidos bajo una inspiración distinta de la de la personalidad que las canaliza son imprimidos con la energía de aquellos que las suscitan. El hecho de leer estos mensajes en voz alta engendra al nivel de nuestra consciencia, así como al nivel de nuestro cuerpo, cierto número de percepciones.
Existen oraciones ahora conocidas desde hace dos milenios que poseen las mismas propiedades energéticas, las mismas propiedades a nivel de la consciencia. El problema viene a menudo del hecho de que el ser humano las recita como una letanía en vez de estar en la vía del corazón. El famoso Padre Nuestro, por ejemplo, está construido sobre un modo vibratorio muy particular que permite poner en vibración los diferentes centros energéticos del cuerpo, partiendo de la cima del cráneo hasta el pubis y los órganos genitales. Más cercano a nosotros, citemos la Gran Invocación, transcrita por Alice Bailey que recibió una enseñanza telepática del maestro tibetano Djwal Khool. Esta Gran Invocación es de alguna forma una oración para la nueva era. El hecho de recitar según ciertas condiciones, siendo un mínimo de tres y centrándose en el tercer ojo, pone en marcha un potente proceso energético. Del mismo modo, los textos del final de este libro pueden, a condición de que ya aceptéis su idea a nivel de vuestras concepciones, provocar en vosotros una energía muy particular y una expansión de consciencia.
Capítulo 6
MODOS DE RECEPCIÓN DE LOS MENSAJES
Las técnicas descritas en este capítulo permiten entrar en contacto con el plano mental y por tanto recibir unos mensajes de un origen luminoso. Con este origen, no puede haber ni negativo ni sombra porque corresponde a aquello que los Tibetanos llaman el devachan, a saber el lugar de la luz de Dios, de la famosa luz blanca que vislumbra la gente que tiene una experiencia a las puertas de la muerte.
LA ESCRITURA AUTOMÁTICA
La escrita automática consiste simplemente en ponerse delante de una hoja de papel en blanco, con un bolígrafo en la mano. Si sois un médium, tenéis la capacidad para conectaros con uno de los mundos sutiles donde pueden encontrarse unos mensajes que captar, mundo astral (del cual no trataremos aquí) o mundo mental.
Si no sois médium, empezáis por poneros en condición del modo que ha sido explicado en el capítulo 3 para la preparación al channeling. Después, dos vías son posibles.
La primera consiste en recibir como una impresión mental las palabras y en escribirlas simplemente al mismo tiempo. Esta recepción mental pasa por el cerebro y es asimilable al funcionamiento del pensamiento, pero aquí se trata de pensamiento exterior, de pensamiento inducido. En efecto, ha sido observado con frecuencia como al proceder de este modo las palabras se suceden sin tener aparentemente ningún sentido. La razón de esto es que las palabras siguientes no son aún pensadas. Normalmente, antes de escribir una frase, la formulamos primero enteramente en nuestro mental.
En el caso de la escritura automática, ni siquiera hay simultaneidad, sino más bien escritura de la palabra y después pensamiento. Este fenómeno nos permite comprender que el acto motor de esta escritura no es nuestro pensamiento, sino un pensamiento exterior.
Esta técnica es seguramente la menos impresionante y la que puede más llevar a confusión en la medida en que es muy difícil de analizar, en el momento en el que las cosas se producen, el mecanismo. A saber, si podemos estar seguros de que el pensamiento ha nacido bien después de la escritura o al revés. La segunda técnica es en cuanto a ella mucho más impresionante en ser vivida y observada, aquí el mental no interviene ya en absoluto para extraer el mensaje en ese plano del mental que no es el mental del ser receptor. Es esta energía mental la que va a «insinuarse» en el brazo y la escritura se hará independientemente de la voluntad. Es además muy curioso constatar que, en esta técnica de escritura automática, en el momento en que el brazo está investido por esta energía mental del ser o de la energía que dicta el mensaje, la escritura se modifica y no tiene ya parecido con la escritura habitual de aquel que recibe el mensaje. A menudo las frases se terminan por una especie de figura geométrica, por un dibujo simbólico.
Esta técnica está mucho menos sujeta a precaución en la medida en que el mental ya no tiene que intervenir, en que las palabras se tumban directamente sobre el papel bajo el dominio de una fuerza exterior que se densifica hasta el punto de tomar prestado el brazo, provocando además a este nivel cierto número de percepciones sensibles, variables según los individuos.
A menudo el brazo está como pesado, anquilosado, o aún como poseído por espasmos o pequeños movimientos musculares. Se constata de manera bastante corriente una variación térmica a nivel del brazo que, según los maestros o los seres que entregan los mensajes, puede o volverse más frío, o más caliente. A menudo el brazo es recorrido por un escalofrío, una pequeña carne de gallina que se encuentra de manera muy localizada a nivel de este miembro.
Esta forma de recepción de mensajes presenta sin embargo un inconveniente. El brazo difícilmente puede soportar este fenómeno más de cinco a diez minutos, véase media hora para las personas muy dotadas. La razón de esto es que el brazo no está acostumbrado a trabajar con energías mentales. Utiliza, como todo el resto del cuerpo además, las energías pránicas, es decir las energías del primer cuerpo energético. Por otra parte, en este caso, el plano vibratorio es mucho más elevado y a los músculos del brazo y de los dedos les cuesta mucho más seguir esta energía más poderosa. A menudo aparece en el brazo una anquilosis, una especie de flojera muy intensa que impide prolongar la sesión.
En lo que concierne a los mensajes que figuran al final de este libro, esta técnica ha sido utilizada para algunos, muy cortos, o cuando uno de los maestros que pasaba el mensaje a través del canal que yo trataba de ser se daba cuenta de que las técnicas del eclipsación y de la incorporación (presentadas más adelante) no eran ya posibles, fuera por razones astrológicas o aún personales, a saber fatiga por mi parte, preocupaciones mentales, y aun eventualmente incapacidad para él de pasar por este medio.
ECLIPSACIÓN E INCORPORACIÓN
Los procesos de eclipsación y de incorporación presentan una ligera diferencia. La incorporación consiste de algún modo en vaciarse de nuestra propia personalidad, en evacuar nuestra consciencia para ceder el sitio a otra entidad consciente. En cuanto a la eclipsación, esta significa que una consciencia exterior viene a integrarse y a participar en la consciencia habitual que vive en este cuerpo. La incorporación es por tanto un proceso que perturba a la consciencia ordinaria y no puede existir al mismo tiempo que ésta, mientras que la eclipsación permite iluminar la consciencia habitual por la intervención de esta consciencia exterior que viene de otros planos. La eclipsación es una de las técnicas más fáciles que ha permitido la recepción de estos mensajes. En efecto, como hemos visto en el primer capítulo, cuando el aura mental está suficientemente purificada, es decir cuando el amarillo dorado aparece alrededor de la cabeza y que el huevo áurico empieza a tomar un tinte blanco uniforme, el ser está en este proceso mental y esta luz mental le da a unos seres que evolucionan en ese plano mental la posibilidad de comunicar, de plano mental a plano mental, en el ser humano que posee esta aura. El contacto se hace siempre del mismo modo, y en todos los seres que construyen su cuerpo de luz.
Antes de que la eclipsación se presente, es habitual resentir una pequeña modificación a nivel del estado vibratorio y de la consciencia. Algunos minutos antes y sin buscarlo especialmente, nos sentimos más vibrante, rodeado de algo algodonoso, como si sintiéramos el huevo áurico. Algo se manifiesta a nivel del vórtice, a nivel de la cima del cráneo. Unas vibraciones se hacen más presentes, más palpables, como una presión, un picoteo, como un pequeño calor que gira alrededor de la cabeza. Y en el momento de la eclipsación se van a producir en un orden variable cierto número de fenómenos. El primero es como un escalofrío que invade el cuerpo, sube y baja, se extiende como una ola benefactora al conjunto de la piel. Paralelamente a este escalofrío característico, que aquellos que ya han vivido este fenómeno reconocerán fácilmente, hay una sensación térmica muy particular a nivel del lado izquierdo de la faz, como si algo caliente, suave, acariciara la cara y apretara al mismo tiempo sobre el hombro. Si un clarividente ve la escena, percibe una forma áurica, humana o no humana, que puede a veces presentarse simplemente como un trazo de luz, pero en todo caso bien distinto del huevo áurico de la persona. Y esta forma y el huevo áurico se interpenetran, viniendo la forma a adjuntarse al huevo áurico como una forma luminosa. Esta sombra luminosa penetra en la parte superior izquierda del huevo áurico y desciende poco a poco para colocarse al lado del ser en proceso de eclipsación. A menudo, en ese momento, la parte izquierda del rostro se pone a picotear y a vibrar, véase incluso en algunos casos muy potentes a cambiar de color. Cierto número de técnicas de vanguardia que ponen en evidencia el cuerpo energético, como por ejemplo la electrografía también llamada efecto Kirlian, permiten visualizar lo que ocurre en el momento de la eclipsación. La imagen energética de las extremidades de las manos y de los pies se modifica. Se observa sobre estas imágenes de grabación del cuerpo energético como otra mano, como una segunda mano, posada sobre la mano izquierda de la persona. La eclipsación está completa. Un segundo personaje se ubica a la izquierda del sujeto. Este contacto puede ser resentido por cualquier otra persona, simplemente acercando la mano del lado izquierdo del cuerpo.
Una vez que la eclipsación está bien establecida, solo falta dejar sitio a ese ser de luz conservando al mismo tiempo la consciencia perfecta de aquello que va a ocurrir, contrariamente a la incorporación o al trance, dónde la consciencia está en otra parte. Aquí la atención está a su máximo.
Cuando esta eclipsación ha sido completamente llevada a cabo a partir del cuerpo de luz, cierto número de potentes manifestaciones físicas pueden todavía presentarse. El canto del alma escuchado en el oído izquierdo se hace más potente, mayor, más intenso. Una vibración muy importante puede penetrar al interior del cuerpo de carne y no dar ya solo un escalofrío exterior sino una sensación de vibración interna muy intensa. La comunicación es en este instante directa y total. Esta puede hacerse de mental a mental por el intermediario del chacra laríngeo, es decir por el intermediario de la palabra, uniéndose a este nivel con las técnicas de channeling, pero apelando únicamente al plano mental, o también pasar por la mano y seguir entonces el proceso de la escritura automática.
LA CLARIAUDIENCIA
En el primer capítulo, hemos visto que cuando tiene lugar la construcción del cuerpo de luz se produce la apertura de un chacra menor, el chacra del oído. La activación del séptimo chacra, y del quinto chacra, el chacra laríngeo, provoca la de este chacra menor.
Una vez activado, este confiere la clariaudiencia, que se manifiesta para un clarividente como un gordo halo de diez centímetros de alto y de quince a veinte centímetros de largo que va enfilándose, partiendo del oído izquierdo. Es por intermediario de este «halo de la clariaudiencia» que se manifiesta primeramente el canto del alma, el nada, que es uno de los siddhis que corresponden a la comunicación con el alma.
El algunos casos cas, en meditación o cuando el mental está en reposo, es posible escuchar por intermediario de este canto del alma las voces que nos vienen del mental, mental superior o plano de evolución de los maestros de luz. Esta clariaudiencia solo se manifiesta muy rara vez de manera espontánea. En general, y en todo caso en algunos de los mensajes que figuran al final de este libro, ésta ha sido perseguida ya que no se presentaba nunca espontáneamente, contrariamente a la eclipsación o aún a la escritura automática. En algunos raros casos, fragmentos de frases fueron pronunciados por intermediario de este halo de la clariaudiencia que es en cierto modo una voz, no una voz interior, sino una voz escuchada al exterior como si alguien os murmurara al oído.
Lo más a menudo, la recepción de mensajes por medio de la clariaudiencia requiere un poco de preparación. La primera de estas preparaciones va a consistir en efectuar una meditación, pero no en el sentido en que se entiende comúnmente. Esta meditación deba de polarizarse y fijarse sobre el canto del alma. Es una técnica de meditación conocida en el yoga, la meditación sobre el sonido interior.
Este sonido interior solo se puede ser encontrado en el silencio interior. Cuando se está en meditación sobre este canto del alma, cierto número de modificaciones se producen. Primero, este canto se vuelve más agudo, más incisivo y más potente. Este se modula cada vez más. Éste es a menudo de manera espontánea un harmónico perfecto pero, en el caso presente, cuando la consciencia es llevada sobre él, da la impresión de un movimiento más armonioso y más intenso.
Al cabo de cierto tiempo, este sonido se vuelve más potente y es oído como si viniera de más lejos que la oreja, del exterior por supuesto. A menudo este sonido, este canto del alma es oído, puesto que se le puede hacer oír a otra persona. Es escuchado a entre diez y veinte centímetros del oído. Si se lleva a cabo una meditación sobre este sonido interior, este da la impresión de volverse más potente al mismo tiempo que se aleja, como si la fuente sonora se ubicara a treinta o cuarenta centímetros de la oreja.
Cuando la meditación se vuelve muy afinada en relación a este sonido, este se modula aún más y unas palabras se forman. A título personal, yo tuve la sorpresa de escuchar la primera vez que esto se produjo la voz de un maestro con el que yo acostumbraba a comunicar por vía mental o telepática. También es muy curioso constatar que la voz que es oída puede corresponder a la voz que hubiera tenida la persona en vida. Pude entrar en contacto clariaudiente con un ser considerado como un gran santo fallecido no hace mucho, y tuve la sorpresa de constatar que esa voz que oía, al exterior de mi oído era en todo conforme con la voz que tenía en vida, que aún no había escuchado en aquel momento, pero que luego me apresuré en buscar y que encontré en la grabación de una conferencia.
LA CLARIVIDENCIA
La recepción de un mensaje por clarividencia recurre, evidentemente, al chacra correspondiente a la clarividencia. No se trata aquí de videncia, sino realmente de un nivel de consciencia distinto, el nivel que corresponde al tercer ojo también llamado centro ajna.
Las técnicas de recepción de mensajes por esta vía requieren en un primer momento una meditación. Pero en vez de meditar como en el caso anterior sobre el sonido interior, aquí hay que meditar y llevar la consciencia sobre la vibración permanente que se encuentra a nivel de la frente, creando una especie de venda. Cuando la consciencia es llevada sobre este tercer ojo y sobre esta venda ubicada sobre la frente, las vibraciones se acentúan a ese nivel, llevando a cabo como una presión sobre el conjunto de la frente. A partir de cierto momento, un punto de luz aparece tras los ojos cerrados. Este punto de luz, que parece ubicarse no en el interior de la cabeza, sino más bien delante, va o bien a esclarecerse, o bien a modificarse a nivel de los colores.
La recepción de los mensajes por clarividencia puede tomar diferentes formas.
Vemos por ejemplo con los ojos cerrados como la página de un libro y, sobre esta página, el texto está escrito: no queda más que leerlo, grabarlo o escribirlo. Los mensajes recibidos por clarividencia pueden también tomar la vía de los colores y de las formas pensamientos. Se produce una especie de descodificación simultánea entre el color, una forma geométrica o un símbolo, y una frase correspondiente.
EL ROL DE LOS CRISTALES
Los cristales pueden ser considerados en ciertos casos como unas antenas cósmicas o como unas antenas mentales que permiten de entrar más fácilmente en comunicación con el plano de recepción de estos mensajes. Existen tres variedades de cristal de roca que son particularmente indicadas para permitir establecer un contacto con los mundos de luz.
El primer tipo de cristal de roca que favorece la comunicación con el plano mental es el cristal de roca de efecto fantasma. Esta enigmática apelación nos dice simplemente que, cuando miramos este cristal por transparencia en una de sus caras, nos damos cuenta de que hay en su interior cierto número de pirámides superpuestas unas sobre otras. Este cristal de roca, por una razón desconocida, permite hacer vibrar la consciencia sobre distintos planos de manera simultánea. Cuanto mayor sea el número de pirámides que aparecen por transparencia en este cristal, más permite de hacer vibrar unos planos de manera simultánea, siendo lo ideal tener como mínimo siete efectos fantasma, es decir siete pirámides.
La segunda variedad de cristal de roca fue bautizada por los americanos como cristal de efecto televisión. Un cristal de roca se presenta como una piedra transparente con seis caras que forman, por el intermediario de la inclinación de sus caras, una punta. Cuando las caras se inclinan de manera distinta, es decir con unos ángulos diferentes, ocurre que una de estas caras inclinadas posee un número inhabitual de aristas. Lo más a menudo, se observa sobre cada una de las caras inclinadas del cristal cinco, seis, véase siete aristas. Cuando un cristal posee ocho o, lo que es aún mejor, nueve aristas, este puede ser considerado como una antena cósmica.
Finalmente, la tercera variedad está ligada al origen del cristal de roca. Es evidente que un cuarzo fantasma o un cuarzo de efecto televisión puede tanto prevenir de Brasil como de Madagascar o de México o de cualquier otra región del mundo. La tercera variedad en cuanto a ella es específica de un lugar. Es el cristal de roca de Lagardette, una variedad muy transparente y muy brillante, de una pureza inigualada hasta hoy en el mundo excepto por el cristal de roca llamado diamante de Herkimer, pero que interviene menos a este nivel. El cuarzo de Lagardette parece vibrar sobre un modo muy particular y permitir de manera espectacular el contacto con los mundos de luz.
Una vez que estéis en posesión de un cristal adecuado, no lo coloquéis sobre un chacra, lo cual puede ser muy peligroso, sino mantenedlo más bien en vuestra mano. Si sois diestro, lo ponéis en vuestra mano derecha, si sois zurdo, lo ponéis en vuestra mano izquierda.
¿En ese momento, qué ocurre? Esto de nuevo ha sido verificado por trabajos de visualización de las energías por efecto Kirlian. Imaginemos que sois diestro. Mantenéis por tanto vuestro cristal en la mano derecha, os tumbáis, brazos y piernas sin cruzar, cerráis los ojos y esperáis. El siguiente fenómeno va a producirse. Toda la energía va a ser amplificada del lado derecho de vuestro cuerpo, brazo derecho, pierna derecha, lado derecho de vuestro tronco y también lado derecho de vuestra cabeza. El cuerpo energético, esto ha sido ya explicado, no cruza al nivel de la nuca como el cuerpo físico, es decir que el lado derecho del cerebro corresponde al lado izquierdo del cuerpo a nivel de la movilidad y la motricidad en todo caso, y que el lado izquierdo de la cabeza, es decir el cerebro izquierdo, corresponde al lado derecho del cuerpo. A nivel del cuerpo energético, cuando mantenéis un cristal en vuestra mano derecha, amplificáis la energía de todo vuestro lado derecho y también en vuestra cabeza del lado derecho, por tanto al nivel del cerebro derecho. Si sois diestro, el cerebro derecho es el cerebro de la intuición, el cerebro de lo que no está en relación con el análisis y la razón. Al amplificar así las energías de vuestro lado derecho vais a poder facilitar una expansión de consciencia y un acceso, por el intermediario del cerebro derecho, al mundo de la inteligencia, de la verdadera inteligencia, es decir el mundo del mental superior.
Fuera de los cristales de roca, otros cristales y otras técnicas pueden ser de un aporte no despreciable en la recepción de mensajes. Citemos por ejemplo los mandalas de cristales, mandala significa que unos cristales son colocados en el suelo con una cierta orientación y que vosotros, os ubicáis en el interior de este mandala. Un mandala de cristales genera una energía específica en función de la orientación de los minerales, de su color, de su estructura y de su composición química.
Existe por ejemplo un mandala que consiste en utilizar cuatro octaedros de fluorina azulada procedente de Veracruz en México. Los octaedros de fluorina azulada deben tener imperativamente entre uno y dos centímetros según el eje más grande ².
Al disponer estas cuatro piedras en mandala y al colocarme de una manera precisa en el interior de este, me ha ocurrido en numerosas ocasiones de entrar en contacto telepático con otros universos, otros mundos, en particular Shamballa. Shamballa es un lugar de enseñanza espiritual, un lugar que ha tomado a cargo el gobierno espiritual del planeta Tierra y que rige su evolución y su administración oculta para un plan de amor y de luz. Shamballa siempre ha estado más o menos localizada sobre la tierra en el desierto de Gobi, en todo caso en el nivel vibratorio equivalente. Shamballa no se encuentra para otros en el exterior sino en su propio corazón.
Una cosa es cierta, gracias a este mandala particular de piedras, me ha sido permitido ver cierto número de paisajes, de encontrarme con cierto número de seres que evolucionan sobre ese plano de luz y de entrar en contacto telepático con ellos y recibir algunos de los mensajes que leeréis al final de este libro.
² La manera de proceder con este mandala será descrita en una próxima obra:
Meditaciones guiadas con los cristales.
LA DESINCORPORACIÓN
Conviene diferenciar la desincorporación de aquello que llamamos clásicamente el viaje astral. La desincorporación es un proceso particular que lleva la consciencia a transferirse en el cuerpo etérico (el doble luminoso de los Egipcios) y a reencontrarse disociada del cuerpo físico. Es posible durante esta experiencia observar su cuerpo físico que está tumbado, encontrándose sin embargo al mismo tiempo todavía en el entorno habitual. No se trata por lo tanto de viaje astral en el mundo astral, sino bien en el mundo físico, estando liberado si se puede decir de su cuerpo físico, al cual estamos no obstante aún ligados, por supuesto, por aquello que está convenido llamar el cordón de plata.
El proceso es distinto de la técnica que conduce al viaje astral propiamente dicho. Aquí no hay percepción de ese mundo astral, hay percepción del mundo físico, pero a través de una mirada diferente, que no está velada por la retina, ya que esta ya no está en juego.
Una vez que la consciencia ha salido del cuerpo físico, un plano vibratorio muy denso es entonces suprimido. En este doble luminoso, quedándose simplemente al lado de su cuerpo, la posibilidad de contactar el mundo mental se hace de manera aún más natural. Es evidente que en ese momento es preferible evitar de querer alejarse de su cuerpo y evitar de querer penetrar en aquello que llamamos el mundo astral, porque los maestros de luz se manifestarían en él con mucha mayor dificultad. Su nivel de vibraciones y su nivel de manifestación pueden ubicarse lo más bajo sobre un modo vibratorio mental y no astral.
Aquí la técnica de desincorporación es un medio que permite simplemente suprimir uno de los filtros entre nosotros en nuestro cuerpo y el plano del mental superior. Esta técnica de recepción de los mensajes se queda de todas formas bastante excepcional, porque el problema que se plantea en esta experiencia fuera del cuerpo, al igual que en el viaje astral, es el de retransmitir de manera conforme, es decir en un plano material, ya sea por escrito o grabando las palabras oídas, aquello que ha sido dado. Este tipo de experiencia necesita una consciencia particularmente clara.
LA ENERGÍA DE GRUPO
Los primeros mensajes dados al final de este libro fueron recibidos durante reuniones del grupo de curación espiritual Amor y Curación y nos queda ahora por comprender cómo funciona la energía de grupo. Cristo dijo: «Cuando seáis tres reunidos en mi nombre, yo estaré entre vosotros.» La curación de grupo y las técnicas de grupo son llevadas a tomar un auge considerable en los próximos años. Numerosos seres han comprendido que el hecho de reunirse permite trabajar mucho más eficazmente sobre el plano energético.
En un grupo, unos mensajes pueden ser recibidos por eclipsación e incorporación. Esto se desarrolla de la manera siguiente.
El grupo se reúne dándose la mano en círculo, estando la palma de la mano izquierda orientada hacia el cielo y la palma de la mano derecha hacia la tierra. Así las manos se encajan de manera perfecta. La columna vertebral es mantenida bien derecha, así como la cabeza, y la consciencia es llevada sobre la cima del cráneo, sobre el séptimo chacra. De este séptimo chacra, cada uno de los participantes envía un rayo de luz dorada que sube muy alto en el cielo y nos liga a nuestro padre el cielo. Después, nuestra atención es llevada a las plantas de nuestros pies y de cada una de ellas parte un rayo de luz plateada que, como para el rayo de luz dorada, puede ser tanto pensada como visualizada. Estos dos rayos de luz plata descienden en la tierra y nos anclan por tanto en nuestra madre tierra. Por el intermediario de estos tres hilos de luz, las energías del cielo y de la tierra penetran en nosotros por la cima del cráneo y por las plantas de los pies, y se encuentran en el medio de nuestro ser, en el pecho, en el chacra del corazón. A partir de ese momento, en nuestra mano izquierda empieza a manifestarse una vibración muy particular que nombramos energía de amor, de paz, de armonía y de curación. Nuestra atención es llevada luego sobre nuestra mano izquierda para amplificar esta energía resentida. La amplificamos y la transmitimos a nuestro vecino de la izquierda, en su mano derecha. Este la recoge, la hace pasar por su brazo derecho, la hace pasar por su corazón, donde recibe las energías del cielo y de la tierra, la aumenta de sus propias energías y retransmite el todo a su vecino de la izquierda. Así, esta energía de amor, de paz, de armonía y de curación circula ahora en círculo en el sentido de las agujas de un reloj. Todo el grupo la aumenta, la amplifica y la vivifica hasta el momento en que una vibración aparece en el chacra del corazón, vibración resentida realmente por cada uno de los participantes.
Cada uno envía entonces otro rayo de luz dorada que se dirige hacia el centro del círculo, en el medio del cual nos hemos preocupado de colocar un cristal de roca cuya punta está erigida hacia el cielo. Entramos en comunicación, en comunión con este cristal por el intermediario del rayo de luz dorada que parte de nuestro pecho. En ese momento, el cristal nos reenvía él también su energía y una segunda vibración aparece como un soplo fresco que barre la frente. En ese momento pensamos y visualizamos otro rayo de luz dorada que parte de nuestro tercer ojo y se dirige hacia el centro de la sala, el también sobre el cristal.
Estamos entonces en comunicación con cada uno de los demás miembros del grupo por las manos, con el cielo por la cabeza, y con la tierra por los pies. Cuando entramos en comunicación por el corazón y por el tercer ojo con el cristal, este se pone en vibración y por encima de él se genera una columna de luz blanca, de un blanco lechoso muy característico y muy particular. Seguimos alimentando esta columna de luz blanca por intermediario del cristal y esta sube al plano del mental superior, donde se encuentra esta famosa luz blanca y donde evolucionan los maestros de luz. Cuando esta columna de luz blanca establece entonces un contacto con el plano del mental superior, todos juntos permitimos que los maestros desciendan, los llamamos telepáticamente y aquellos que están listos para venir a ayudarnos descienden en esa columna de luz blanca. Cuando están aquí, están aquí no para nuestro buen gusto, sino para hacer un trabajo conjunto de curación. Les sometemos, ya sea telepáticamente, ya sea pronunciando los nombres, a unas personas que han solicitado la ayuda del grupo.
Cuando todos los nombres han sido pronunciados por todos los participantes, uno de los maestros puede salir de esta columna de luz mental y dirigirse hacia uno de nosotros. Eclipsa e incorpora a este ser como ha sido descrito anteriormente. Unas palabras salen entonces, unas palabras o unos mensajes que pueden dirigirse al grupo, pero que tienen sobre todo un alcance de enseñanza para cada uno de nosotros, véase un alcance planetario.
La persona que recibe el mensaje es totalmente consciente, pero su estado de consciencia es muy diferente de su estado habitual. Le recorren escalofríos, de energía que los participantes que están alrededor y que le dan la mano pueden resentir.
Esta técnica es importante de conocer porque, repitámoslo una vez más: «Cuando seáis tres reunidos en mi nombre, decía Cristo, estaré entre vosotros.» El grupo tiene la facilidad, a partir del momento en que hay tres personas, de formar un triángulo y generar una energía luminosa, esa luz blanca, y de permitir a unos maestros de luz, a unos seres evolucionados espiritualmente manifestarse y transmitir una enseñanza de manera mucho más evidente y de manera mucho más simple que cuando una persona está sola.
Conclusión
REDESCUBRIR LA SENCILLEZ
Las técnicas de channeling y de contactos con los mundos espirituales toman cada día más presencia en nuestro mundo y los testimonios se multiplican en este tema. Un fenómeno en cambio menos conocido es la constitución del cuerpo de luz. Este cuerpo de luz, conviene insistir aún sobre este punto, es una realidad y no solo tiene valor simbólico en la Biblia o en antiguos escritos hindúes, en particular las Escrituras védicas. Este cuerpo de luz es una realidad que muchos seres van a ser llevados a vivir en este final de era. Muchos individuos se despiertan a su realidad interior y a su verdadera dimensión. Su problema está sujeto a menudo a su aislamiento. No consiguen encontrarse entre ellos y deben afrontar solos unas percepciones y unas sensaciones nuevas para ellos.
Hay que saber de todas formas que en el momento de un final de era como es el caso actualmente, en el momento del final de un gran ciclo cósmico, no solamente el final de era de los Piscis y el paso a la era de Acuario, sino también el final de un ciclo completo que dura 25.000 años, cierto número de seres son enviados para facilitar este paso de una era a otra y de un ciclo a otro.
Unas energías distintas son enviadas, unas energías que son retransmitidas por la Gran Logia Blanca, que son enviadas por nuestros hermanos del espacio y nuestros hermanos humanos realizados desde hace tiempo. El objetivo es efectivamente pasar de la tercera a la cuarta dimensión, pasar de la consciencia individual a una consciencia cósmica.
Unas energías muy distintas son vertidas sobre la Tierra desde hace algunos años. En el pasado, era necesario, para evolucionar, estudiar, inclinarse hacia las leyes ocultas de la naturaleza a través de un sistema de conocimiento, ya se trate de la cábala, el tarot, la astrología, el yoga, todas esas técnicas están destinadas a despertar en nosotros aquello que llamamos el fuego de la serpiente, a saber la Kundalini, la energía ascendente. Pero desde agosto de 1987, las energías que descienden sobre la tierra son unas energías de transmutación y, como tales, ya no pasan por esa corriente ascendente, sino más bien por una corriente descendente que se impacta tanto sobre nuestra madre la Tierra como sobre los vegetales, sobre algunos animales y sobre algunos hombres.
Para esta transmutación, no hacen falta conocimientos, no hace falta conocer las leyes ocultas. En este final de era, se nos pide simplemente de abrir nuestro corazón y de abrir nuestra cabeza, al cosmos, a lo Divino. No hacen falta para eso tampoco religiones, aún si éstas resultan cómodas para el espíritu humano que necesita concebir un Dios que pueda comprender e integrar a través de un razonamiento.
Para convencerse de la realidad de este paso de la tercera a la cuarta dimensión, basta con mirar alrededor de uno lo que ocurre desde 1987 y sobre todo desde el verano de 1990. La mayoría de las mariposas, los pájaros, ya han pasado a la cuarta dimensión. Los pájaros adoptan un comportamiento muy particular, ya sea en la ciudad o en el campo. Cantan más y sobretodo tratan de contactar con los humanos. Se acercan a ellos. En lo que concierne a los árboles, muchos están muriendo, pero algunos han conseguido pasar a esta cuarta dimensión y esto es observable no solo a nivel de su aura, sino también a nivel de su follaje que, en sus respectivas variedades se vuelve verde grisáceo, de un bonito verde grisáceo luminoso y no ya solo verde como antes.
Para apoyar este hecho, quisiera relatar una aventura que me ocurrió con una mariposa. Percibo en un parque una mariposa posada sobre un laurel. Me acerco a ella, no se escapa. Acerco mi mano, no solo sigue sin escaparse, sino que viene a posarse sobre mi dedo. Bastante sorprendido, levanto mi mano con esta mariposa sobre mi índice y se la enseño a mi compañera. Esta acerca su dedo y pidiéndole telepáticamente a la mariposa que posara una de sus patas sobre su dedo y la mariposa posa sólo una de sus patas sobre su dedo. Y se va volando, pero la historia no termina todavía. La mariposa se pone a bailar alrededor de nosotros. Levanto la mano y vuelve a posarse encima durante cinco buenos minutos. Y de nuevo se va volando y vuelve a bailar un ballet alrededor de nosotros durante media hora. Nos sentamos para mirarla. Viene luego a posarse sobre nuestra cabeza, alternativamente sobre una y sobre la otra, y esto durante más de una hora y media. Desaparece luego de nuestro campo de visión, y vuelve con una segunda mariposa de la misma especie, y vuelven a empezar su ballet alrededor de nosotros antes de saludarnos y de volver a irse.
Desde entonces, numerosos encuentros que han tenido lugar nos han confirmado que es posible contactar con ciertos animales, ciertos vegetales y darse cuenta de que algo había cambiado.
Los seres que están a la escucha de la naturaleza no son ni unos soñadores ni unos iluminados. Son los testigos de unos cambios que preparan un cambio brutal, un cambio que ha sido anunciado desde hace milenios, por ejemplo en el Apocalipsis de san Juan o también, más cercano a nosotros, por médiums como Edgar Cayce.
Los mensajes que van a seguir ahora constituyen una fuente de enseñanza, una fuente de inspiración para pasar más fácilmente de la antigua era a la nueva era. Contienen unas vibraciones esenciales para la apertura del corazón y de la cabeza, para esta Nueva Era que se nos pide. Su riqueza se presenta bajo unas apariencias de una sencillez desconcertante para el cerebro occidental, pero esta sencillez es la que tenemos que redescubrir. El Hijo lo decía: «Nadie puede penetrar en el reino de mi Padre si no se vuelve de nuevo como un niño.» Aquellos a los que llamamos los simples de espíritu no son los que no tienen espíritu, sino más bien gente que admite y que vive una sencillez de la vida cualesquiera que sean las circunstancias exteriores y que aceptan volverse de nuevo como niños. Un niño no pide gran cosa, un niño pide comer, pide un techo y amor. El resto no tiene ninguna importancia.
LOS MENSAJES
Los mensajes siguientes fueron recibidos por el grupo Amor y Curación, constituido para venir en ayuda, por el contacto con unos maestros de luz, a las personas que hacen su petición. Estos mensajes fueron recibidos por eclipsación, es decir por incorporación directa de la energía de los maestros de luz. Se trata por tanto de mensajes dados oralmente, lo que explica algunas particularidades de su forma tal como están transcritos aquí.
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Desciendo de la morada de la paz suprema, mi mensaje trae la bienvenida. Las palabras serán siempre las mismas. La única cosa que se os pide, es de no pensar, es de simplemente encontraros a vosotros mismos, de encontrar la fuerza en el interior de vosotros mismos, de encontrar la energía necesaria para esta etapa esencial. Esta fuerza, solo la encontraréis en el interior de vosotros mismos, no está ni en las palabras, ni en los libros, ni en los contactos eventuales. Está únicamente en el interior de vosotros y solo ahí la encontraréis. Ya no es tiempo ahora de buscar en el exterior. Intentad encontrar en vosotros el máximo de fuerzas, el máximo de ese amor que está tan bien enterrado. Una lluvia de estrellas llega a un cielo sombrío. Estas estrellas, cada uno las recibirá como es realmente en el fondo de sí mismo. Cualquiera que sea el jaleo, cualquiera que sea la agitación, la solución está en el interior. Esta transformación, esta etapa es esencial. ¿Qué más deciros? Todo ha sido dicho, ya no es hora de hacer bonitas frases, ya no es hora de entristecerse. Es tiempo simplemente de encontrarse a sí mismo. Solo aquellos que podrán encontrarse podrán ayudar realmente. Alejaos del jaleo, alejaos de los se dice, alejaos de toda esa propensión a querer juzgar cada acto de la vida de otro. Por el juicio hay separación. Contentaos durante este periodo con buscaros a vosotros, purificaos por fin, todavía es tiempo para eso. Purificad vuestros pensamientos, purificad vuestro cuerpo, miraos realmente tal como sois, ya no hace falta máscara. La hermana que soy os bendice y os ayuda en este trabajo de última hora. No tengáis miedo, si estáis en vosotros mismos, de todas formas no hay ningún miedo. Excepcionalmente esta tarde y ante la intensidad de este encuentro, ayudaremos a todos aquellos cuyos nombres hemos oído y percibido los rostros. Recibirán directamente una consolación, estad seguros de ello. Informaos y lo veréis.
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Os necesitamos así como vosotros nos necesitáis. Aquello que buscáis, para algunos en el fondo del corazón, esa dimensión de luz, esa dimensión de iluminación debe hacerse en un desapego. Comprended bien esta palabra. Igualmente cuando se habla de humildad para cierto maestro, se dice que hay que ser pequeño. Aceptad ser pequeño, la voluntad, el deseo deben transformarse en sumisión, en sumisión al Padre. Y es al aceptar ser pequeño como el hombre se vuelve grande. La voluntad debe transformarse en sumisión. Cualquier rechazo de sumisión a lo divino no es más que el reflejo del ego. La verdadera humildad no está en la búsqueda ni en la afirmación, sino únicamente en la aceptación de esta ley esencial que todos debéis aceptar. Pase lo que pase, el mayor de los pecadores podrá ser perdonado. Pero para avanzar en el seno de Dios, hasta el último minuto, cualesquiera que sean los errores del pasado, hay que aceptar, aceptar de abrir su corazón y dar su corazón a Dios. El amor está en el desapego. La única atadura, el único enlace que podéis tener, que tampoco debéis de buscar sino aceptar simplemente, es la de Dios y de la luz. Todo es simple, ya os lo he dicho, todo es realmente simple en el corazón de Dios. Es el mental del hombre el que crea la complejidad y la dureza. La depuración puede ser muy rápida, a condición de que el ego se calle. ¿Qué virtudes debéis perseguir? La fe, la compasión. Oímos demasiado a menudo hablar de amor, el problema es que no son más que palabras, no son actos, ni pensamientos, sino solamente palabras. Buscad la humildad, buscad la compasión, y la luz de Dios se revelará a vosotros. Estad seguros de que las demandas que formuláis son de todas formas otorgadas, aunque aparentemente el resultado sobre el plano en el que evolucionáis no es siempre visible. La acción, ella, es mucho más real, mucho más verdadera. La luz está por todo, el amor está por todo, menos en el ego humano, menos en el mental humano, no orientado correctamente. Para ser grande hay que ser pequeño, pero ser pequeño no significa infligirse humillaciones. No hay que confundir humildad y humillación. Basta simplemente con centrarse en su corazón, basta simplemente con avanzar, con no darse la vuelta, con mirar el camino ahí donde estamos y aceptarlo. Cualesquiera que sean los acontecimientos, cualesquiera que sean las pruebas, eso hace parte de la sumisión a Dios. Mientras el ser humano crea que puede, por su propia voluntad y por su propio camino personal, llegar a la luz de Dios, se equivoca. Podrá ciertamente aproximarse hasta muy cerca, pero estará en el error. Podrá ser lo que llamáis un gran místico, un gran gurú, pero solo será él mismo, y Dios tal vez no siempre estará justo encima de él. La única verdad está en nuestro corazón, en la sencillez, en la humildad y en la verdad. No persigáis nada, contentaos con ser, porque para volverse, para volverse de nuevo un ángel, hay que aceptar el hecho de simplemente ser a cada instante. Las palabras son tan simples y todo sería tan simple. Pero decíos bien que nuestros rayos de amor se vierten de nosotros sobre vuestro plano y se vierten sobre vuestra tierra. La luz que es aceptada es amplificada, pero la luz que es rechazada, ya sea por un individuo, ya sea por un grupo de seres, ya sea por un país, se transforma inexorablemente en aquello que veréis en estos próximos tiempos. No veáis en eso las fuerzas del mal, sino ved simplemente el mal humano amplificado por su propia negación. Os amamos y recibid un poco de nuestra compasión en vuestros corazones.
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Es cierto que nada, absolutamente nada os juzgará, salvo vosotros mismos, hacia vosotros mismos. Pero lo que os juzgará no es aquello que creéis ser vosotros ahora, sino que aquello que os juzgará, es esa parcela de consciencia eterna, esa que llamamos Dios, esa que tal vez habéis encerrado demasiado profundamente en vosotros. Nadie os juzgará, porque hay demasiado amor entre los seres sobre otros planos, sois vosotros mismos que os juzgaréis a vosotros mismos. Nosotros estaremos ahí para aligerar vuestros sufrimientos sean los que sean en vuestro propio juicio final. La única cosa que vuestra consciencia superior, que Dios conoce, es la ley de amor. Y el amor solo se juzga por defecto, porque cuando está ahí, se basta a sí mismo. Y si no está ahí, ¡qué sufrimientos, qué sufrimientos en vuestra alma, qué sufrimientos en vuestra consciencia! El amor del otro, el amor de la vida, el amor de la tierra, el amor de todo acto en vuestra vida. Es sobre esta falta simplemente que os juzgaréis a vosotros mismos. No, no tengáis miedo, nunca es demasiado tarde, siempre es lo bastante temprano para empezar, la única ley que Dios, que vuestra consciencia última conoce: nunca es demasiado tarde. La vida es un acto de amor, comprendedlo. Comprendedlo primero en vuestro mental, porque ya aceptarlo en vuestro mental, es un primer paso. Pero sobre todo vividlo. Vividlo no solo en esas reuniones teniendo buena consciencia después, sino vividlo a cada instante, a cada respiración. Tomad consciencia de esta vida, de ese amor que está en vosotros, realizadlo a cada soplo, a cada mirada, está por todo. Ataos a una conducta, ataos a un ideal, ataos a un ideal elevado, el único que es reconocido ahí arriba es el ideal de amor. Pero no olvidéis que comprometerse en el amor es un largo camino, a comprender, a transmitir, a vivir, a aceptar. Paz sobre la tierra a los hombres de buena voluntad, paz, paz, paz.
Estad en acuerdo con las palabras que pronunciáis, estad en acuerdo con vuestro ideal a cada instante. Frente a cualquier situación, hay que ser capaz de remitirse a ese ideal completamente, hay que ser capaz de estar en paz, sea cual sea la prueba que hayáis elegido, sea cual sea la vida que hayáis elegido, porque nada os es impuesto, nada en absoluto. Si vuestra personalidad consigue aceptarlo en el amor, sea cual sea esta prueba, os lo repetimos, en ese momento, ya no hay prueba, sea cual sea el dolor, ya no hay dolor, nada tiene ya importancia, ya nada, porque habréis encontrado vuestra verdad, habréis encontrado vuestro corazón y habréis encontrado a Dios y Dios os ama.
Os damos las gracias por acudir a nosotros, somos esta tarde varios entre vosotros. Yo soy el más pequeño de entre vosotros, pero el más pequeño es el más grande, cada uno hubiera escrito las mismas palabras con otros términos, son las mismas palabras, siempre, eternamente. Estad en paz, cultivad vuestro ideal, cultivad el amor y recibid ese amor. Os amamos.
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Hermanos y hermanas de luz, nos habéis llamado, estamos aquí. Nosotros también os llamamos, nosotros también os necesitamos a vosotros. Es absolutamente necesario que os purifiquéis, es absolutamente necesario que aprendáis el desapego, el soltar presa, el abandono, el sacrificio. El momento es importante, los cambios, las transmutaciones son inminentes. El tiempo apremia. Abandonad el pasado. Estad completamente en el presente, estad completamente en el instante, pero con desapego. Nada de aquello que sea del pasado debe engulliros, nada de aquello que sea del porvenir debe preocuparos. Ponedlo todo en manos de la luz, ponedlo todo en nuestro plan, pero estad ahí, estad ahí, estad presentes, no olvidéis nunca esto. El tiempo apremia, el tiempo está aquí. Todavía es tiempo para algunos de vosotros para despojaros de algunas máscaras que os quedan. No conservéis esas máscaras, porque si no seréis barrido. La luz, la luz de amor, la luz de conocimiento, la luz de verdad desciende, pero esta luz es una fuerza, está en cada uno de vosotros, de recogerla en vuestro corazón, de no poner obstáculo a su recepción. Para esto, sed humildes, sed pequeños y sed grandes al mismo tiempo, estad preparados. Rezad, meditad, pedid, pero por gracia sed puros, por gracia purificad vuestros últimos defectos, os conjuro a ello, el momento se acerca, os amamos. Es para eso que os pedimos eso, podréis contar con nosotros, estaremos cada vez más presentes, cada vez más cerca de vosotros, al lado de vosotros y detrás de vosotros. Y tal vez para algunos de vosotros en vosotros a cada instante, a cada momento. La hora es importante, el alumbramiento será importante. Haced de tal manera que el dolor no sea mayor, haced de tal manera que el dolor del parto no dure demasiado tiempo. Para esto, tened cuidado con vuestros pensamientos, tened cuidado con vuestras acciones, tened cuidado con vuestras palabras, pensamientos, acciones. Palabras, la palabra debe de corresponder al pensamiento, el pensamiento debe de corresponder a la acción y la acción a la palabra. Armonía, unidad, perfección, no olvidéis esto.
No olvidéis que pensar en el amor está bien, hablar de ello está bien, pero la acción es primordial. Y la acción del amor, el acto de amor debe de estar presente en cada instante de vuestra vida, sobretodo en estos momentos que esperan a este planeta. Nosotros estamos aquí, somos varios, voy ahora a retirarme. Otro de los hermanos de mi plano va a dirigirse hacia uno de vosotros, que este no tenga miedo, que este se contente con abrir su corazón, os amo.
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Todo es simple, todo es tan simple, ¿por qué complicar, porqué torturar las cosas simples? Vuestro mental es complicado, vuestras emociones son complicadas, todo es tan simple, todo es tan simple. Abandonad vuestros prejuicios, abandonad lo que se os ha enseñado, sed los hijos del cielo y de la tierra, sed puros, sed como niños. En verdad os lo digo, sin sencillez vuestro corazón no podrá abrirse, cualesquiera que sean los poderes, cualesquiera que sean las manifestaciones, si no sois simples, no estáis en la vía. Cualesquiera que sean vuestras palabras, cualesquiera que sean vuestras acciones, cualesquiera que sean vuestros pensamientos, si no sois simples, no estáis en la alegría. La sencillez, ¿en qué se ve? En una mirada, en un corazón, en un espíritu. Simples, simples de corazón, simples de espíritu, cerca de Dios y un día dentro de Dios. Lo que más os falta, hermanos míos y hermanas mías, es la sencillez. Todo debería de ser tan simple, atreveos a decirle a todo el mundo que os amo, estoy en ti, estás en mí, amo al pájaro, amo al árbol, amo la vida, todo es tan simple, tengo el presente, todo es perfecto. Todo aquello que ocurre en mi vida es simple y perfecto. Solo mi espíritu quiere complicar aquello que es simple, pero he aquí que el hombre tiene miedo de lo simple, el hombre tiene miedo de lo verdadero. Todo es ilusión, todo es falso, menos la sencillez, menos la luz, todo aquello que veis, todo aquello a lo que os atáis no es más que el reflejo de vuestros pensamientos del pasado, el resultado de vuestros pensamientos pasados, no adaptados a este instante presente. No tenéis ningún límite, ningún límite, solo es el velo de vuestros pensamientos pasados quien os ha puesto esos límites. Empezad a pensar simple, a pensar sin límites y mañana ya no habrá límites. Solo aquellos que habrán rechazado la limitación, solo aquellos que serán simples estarán realmente sin límites y alcanzarán el reino de los superhombres, el reino que nunca hubierais debido abandonar, porque sois ángeles, y algunos de vosotros se lo van a volver de nuevo a dos condiciones, a estas dos condiciones sencillez y rectitud. No atarse a la ilusión. Sed en la ilusión puesto que estáis encarnados, pero es una ilusión, todo es ilusión creada por vosotros mismos. Solo es verdadera la luz y la luz es simple, la luz es amor. Ved el amor en todo, ved el amor en vuestro peor enemigo, ved el amor en el sufrimiento. Aquel que viniera a negar el amor en los acontecimientos que se preparan no estaría en la vía. Nosotros os amamos, nosotros os amamos como lo que sois, es decir nuestros hermanos y hermanas, hermanos y hermanas que no han sabido pensar verdadero en un momento y que, hoy, tienen la posibilidad de pensar verdadero, la posibilidad de pensar simple y de ser finalmente realizados. Ya no hay límite, ya no hay límite, sed verdaderos, sed simples, sed amor. Que la sencillez y que el amor inunden vuestros corazones. En el nombre del Padre.
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El mensaje siguiente, también entregado al grupo Amor y Curación, proviene de una entidad que podemos identificar como san Francisco de Asís
Yo era en mis tiempos un santo, un santo famoso, pero a veces duro cuando hablaba de amor. Efectivamente, a veces hay que ser duro, pero en el amor. Mis obras fueron conocidas en alguna parte en esta Europa.
No tenéis que dejaros llevar hacia un amor meloso, un amor que no sería compasión, sino un amor de conveniencia. El amor es una ley, la más bella de las leyes, pero una ley sin embargo, y querer complacer no es necesariamente amor. A veces hay que ser duro amando al mismo tiempo y yo en mis tiempos, cuando era duro, sufría en mi corazón y eso era necesario. Tened cuidado con aquellos que hoy os dirían: eres demasiado duro para estar en el amor. No os fieis de esos. El amor no está ni en el sufrimiento ni en la alegría. El amor no está en absoluto en un tono meloso. El amor de hecho, es conformarse al ideal divino: amaos los unos a los otros y amarás a tu prójimo como a ti mismo. Ciertamente es fundamental, pero lo amarás no para complacerlo, sino que lo amarás porque es criatura divina al igual que tú. Hay que ser alegre con el sabio, hay que ser amor con el justo, hay que ser imparcial con el impuro, no juzgarlo, amarlo y ser imparcial, sino no estáis en la vía. Nunca olvidéis que, os lo repito, el amor no está ni en la alegría ni en el sufrimiento, sino en el equilibrio. El amor es un acto interior que se manifiesta en el exterior cuando ha crecido lo suficiente, se ha purificado lo suficiente. A veces este amor puede tomar unas formas ininteligibles para el ser humano aquí abajo encarnado. Os agradezco de haberme permitido bajar entre vosotros y estad seguros de que todas estas palabras hayan sido recibidas, escuchadas. Voy ahora a dejaros con una frase: no confundáis la compasión del corazón y la compasión del ego. Meditad solamente sobre esta frase. Os amo.
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Algunos entre vosotros todavía van a sufrir mucho, pero no olvidéis que el sufrimiento es a veces algo necesario. No es un mal enviado por el cielo. Es simplemente una adaptación. Pero todo sufrimiento debe ser transcendido. Empleo la palabra transcender y no lucha, porque el amor no lucha, no se opone a nada, solo puede transcender y eliminar. Y este sufrimiento es a veces la llamada de la luz. En todo sufrimiento está la esperanza, en todo sufrimiento debe de estar la fe. Y todo sufrimiento debe desembocar en el amor. Estad seguros de estas cosas. Otros entre vosotros están en la alegría. No olvidéis que el amor no se encuentra ni en esta alegría ni en este sufrimiento. Es un estado de ser que se basta a sí mismo, que os permitirá algún día convertiros en más que lo que sois ahora. El amor se abre paso por donde puede, en algunos en la alegría, en otros en el sufrimiento, pero poco importa. No perdáis este ideal, no lo perdáis en vuestro propio mental, en vuestra aspiración, en vuestra vida de cada instante. Esta llama, hay que mantenerla, desarrollarla, darle alimento y este alimento lleva unos nombres muy simples: compasión, don de sí mismo, comunicación, mirada, a veces palabra, pero palabra del corazón, una atención, una caricia, una mano que se posa y que puede cambiarlo todo. Es necesario para eso abandonar la noción de separación. Tu hermano que sufre, es tú mismo, aquel que está en la alegría, es tú mismo. Cualquiera que sea el otro, ya sea tu peor enemigo, tu marido, tu mujer, tu madre, dite bien que es una parte de ti mismo. Acepta esto, comprenderás. Entonces solamente en ese momento podrás hablar de amor. Ya lo dije en una ocasión anterior, hay que ser capaz de comprender que el otro, que cualquier chispa de vida en este mundo encarnado, es uno mismo, otra parte de uno mismo, que vuestra naturaleza egótica y egoísta os ha hecho distanciaros con respecto a vosotros mismos. Hay que reunificar, hay que reencontrar la unidad. Ciertamente, en vuestra vida, en la mayoría de vosotros, hay mucho estrés. En vuestra vida en que no es fácil reencontraros y en que el mundo exterior parece conjurado contra vosotros. Pero mayor es el esfuerzo, mayor es la recompensa. No sirve de nada querer retirarse a cualquier lugar mágico, cualquier lugar donde el furor de los hombres no está. Esto puede ser útil para regenerarse, esto puede ser útil para recentrarse, pero el combate del amor, si se puede hablar de combate, solo puede hacerse en el seno de las tinieblas, en todo caso por el momento. La tarea es grande, pero el fervor de algunos de vosotros también lo es, entonces ánimo. Aún más fe, aún más compasión, aún más verdad en vuestras palabras, en vuestros pensamientos. Trazad, trazad unos surcos en este campo aparentemente inculto; el trigo acabará por germinar. Sembrad, sembrad, hablad de la verdad en todos los lugares y no os atéis a los juicios de aquellos que podrían burlarse, no comprender o incluso agrediros; no es importante. Solo vuestra certeza, vuestra fe en vosotros mismos, en Dios, en lo que sois realmente os sirve. No olvidéis que el amor se cultiva como una flor que necesitará amor, a la que habrá que cuidar a cada instante. Esta flor, habrá que construirla, alimentarla. Retened bien estas pocas palabras en lo más profundo de vosotros mismos. Creed en la ellas la experiencia de un ser, de un ser encarnado que fui, que sufrió mucho, pero que siempre creyó en la belleza de la vida. Finalmente, esta vida solo es como uno se la imagina y no de otro modo. Benditos seáis.
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Este mensaje fue recibido por eclipsación.
Aprended a escuchar
La naturaleza es el reino más equilibrado entre cielo y tierra. Los vegetales expresan la más auténtica cualidad de amor y de sabiduría. Escuchad al árbol cantar porque canta, os ama, intercambia con vosotros desde el instante en que vuestro corazón se vuelve hacia él. Acercaos a un árbol delicadamente, adelantaos a este encuentro mágico y maravilloso con el oído, la mano y el corazón, dispuesto a intercambiar. Penetrad su aura. Dirigíos hacia su corazón, su tronco. Posad manos, oído y corazón en él. Su sinfonía despertará en vosotros el canto del alma. Sus hojas se estremecerán bajo vuestra caricia, su aura crecerá gracias a su amor exaltado por vuestra presencia consciente. Y el árbol no es egoísta. Tan pronto, unos rayos luminosos partirán de él y llevarán esta sinfonía a los árboles vecinos y amigos. Al cabo de algunos instantes, os bañaréis en un océano de amor porque los árboles alrededor os despertarán a la Madre Naturaleza. El suelo brillará bajo vuestros pies y Dama Naturaleza, la Madre Divina, inundará vuestra cabeza con sus caricias protectoras. Entonces os sentiréis muy pequeño, pero vuestro ser crecerá y se fusionará incluso con la brizna de hierba o la hoja muerta que pisaréis. Los pájaros cantarán el milagro del hijo que ha reconocido a su verdadera madre. De este contacto de pocos instantes los árboles y vosotros mismos guardaréis una imagen eterna. Nada volverá nunca a ser igual en este rincón de naturaleza porque el hombre ha aceptado compartir, reconocer, amar a su madre eterna. El árbol permite acceder a esa cuarta dimensión que tanto buscáis por todo. El árbol es feliz por daros su amor y no solo su sombra o su madera y vosotros, os volveréis tan grande como el árbol amado y vuestros frutos solo serán más bellos.
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El texto siguiente fue recibido de manera personal y constituye una especie de oración, una oración importante para esta Nueva Era que llega.
No vengo a verte para mí, sino para los demás. No te pido nada para mí, sino que a través de mí los demás encuentren la paz del alma y del cuerpo. No vengo para encontrar la luz, sino simplemente para que la luz está por todo en el mundo. No puedo estar en el lugar del otro, no siempre soy un ejemplo para él. Pero haz que la gracia de nuestro Padre los inunde. No soy nada sin ti, no soy nada sin nuestro Padre, mi felicidad no existe sin ti, el primer hijo del Padre.
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Los mensajes siguientes fueron recibidos no ya en grupo, sino individualmente, por clariaudiencia o por escritura automática.
De la paciencia
La paciencia es la herencia del sabio. Sabe que todo acaba por llegar y que el límite del tiempo es una ilusión. Se sabe inmortal y aquello que parece inaccesible por el momento será realizable en otro tiempo o espacio. No hay por tanto para él ningún temor, ni ningún deseo que no sea satisfecho mientras, en el presente, la impaciencia del futuro no lo persiga. Este sabio vive la linealidad del tiempo sabiendo pertinentemente que el futuro no será el resultado del pasado, sino del tiempo presente. Se aferra por tanto a llenar este presente con la presencia de Dios a fin de alcanzarlo luego con mayor seguridad. Aquel que no es sabio es impaciente. Incluso el buscador espiritual corre tras la luz y tras el espíritu. Olvida que la luz no es mañana ni más tarde, sino solamente en el eterno presente. Teme al karma, quiere comprenderlo, analiza sus estados y coge miedo. Todo esto lo aleja del tiempo presente, dándole a poseer briznas de conocimiento, mientras que el conocimiento lo posee, porque éste no está en la historia, ni en la tradición, ni en el mañana, sino únicamente en este tiempo. El conocimiento que no busca lo esencial en el corazón de uno mismo es ilusión y especulación del ego. Conocer, es apreciar la duración ilimitada del tiempo presente, es acceder a la fuente de la luz, el corazón de Dios del que cada hombre es el receptáculo preciado y único, pero bien escondido, a salvo de las codicias ignorantes del amor universal. El hombre ha buscado la dualidad y la vive a través del bien y del mal y de la noción del tiempo lineal. La impaciencia es una dualidad, la paciencia es unidad, no se preocupa ya del tiempo, sino del instante y de su cualidad de eternidad transcendida.
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Para vivir la vida
La vida es acto complejo, que puede aparecer a veces como doloroso o infeliz. La noción de desigualdad no es el hecho de Dios, sino del hombre que soporta el peso de su pasado. Sin embargo la vida puede ser individualmente y colectivamente una gran alegría. Para esto, la humanidad tendría que aceptar completamente la noción de vida natural. Volverse de nuevo como el niño o aún como el pájaro que no se preocupa por saber lo que va a comer. Pero el peso del pasado está ahí. La acción-reacción es eterna en ese nivel de vida encarnada y solo la consciencia puede realizar que es unidad, amor y espiritual por esencia. El karma individual no es nunca una limitación para la expansión de la consciencia, pero el karma colectivo es por otra parte más difícil de borrar y transcender. Para ello, hay que contemplar la noción de umbral. Existe un número de almas umbral que si se polarizan correctamente, de levantar este karma colectivo. Y para esto, hace falta que a título individual, actuemos para la colectividad. Los medios son numerosos, pero el más seguro es el de vivir la vida, ni vivir su vida. Hay que estar en la corriente de la vida natural, respetar y amar no solo a sus hermanos, sino a los animales, la tierra, porque nada es malo en los reinos llamados inferiores. Basta simplemente con amar la vida, esa fuerza que empuja a toda criatura hacia el creador. Hay que ser capaz de hacerles amar la vida a nuestros hermanos que sufren. Para eso amarlos, adorarlos, no ver sus defectos, sino amarlos y sus defectos desaparecerán. No hay que juzgar, porque el amor no juzga la vida. Al amar al otro, lo ayudamos a amar cualesquiera que sean sus desgracias, porque el ser humano tiene esa posibilidad maravillosa, por su espíritu, de vivificar la vida desfalleciente. En cuanto a uno, para vivir la vida, hay que olvidar su vida. El sacrificio de su vida para la vida es un acto heroico que Dios admira y aprueba en su verdadero valor. Vivir la vida, es ser simple de espíritu, rico de corazón, adorador de la creación de Dios a cada minuto de su existencia.
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Oración a mi alma
Perdóname mis excesos y mis faltas, solo soy un niño que desea saber y tomarlo todo. Deseo traerlo todo a mí, pero empiezo a conocer, aprehender y resentir la verdadera verdad que intentas transmitir a mi pequeña personalidad. Aprendo cada día a acercarme a ti y son sobretodo mis errores los que me hacen elevarme hacia ti. La toma de consciencia de los errores es fundamental y tú lo sabes muy bien. Lo haces todo para probarme tu existencia, en mis sueños, en no sé qué sentimiento de compasión, pero también de amor que me recorre a veces. Tú estás aquí, pero no quiero precipitar nada antes de la hora a pesar de tu impaciencia. El tiempo de nuestros reencuentros se acerca a paso acelerado y yo también estoy impaciente por volver a encontrarte por fin para la eternidad. Entonces perdóname mis faltas de juventud. Solo soy un pequeño hombre que está sumergido en un mundo donde nada está hecho para facilitar la tarea. Erro a veces durante largas jornadas, preguntándome si existes realmente, pero no lo dudo. Esto me permite esperar y acceder a una fe mayor. Pronto tu vibración inundará mi ser y podré por fin llevar tu mensaje de amor a todos aquellos que buscan su alma, perdidos en este mundo sin embargo tan bello. Pronto la alegría eterna llenará mi corazón, mi espíritu brillará con tu fuego de gracia. En ese momento, sé que mi personalidad solo podrá borrarse ante tu esplendor.
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Oración
El sufrimiento de esta vida que la luz aparezca. El sufrimiento ya no llama al sufrimiento. Que la alegría llene el corazón de los hombres. Que ese mismo corazón se llene de la vida eterna. Que todas estas almas sean por fin hermanos y hermanas y puedan manifestarse al unísono en el canto de Dios. Que la vida se vuelva felicidad transparente. Bastaría con nada para la consciencia colectiva, bastaría con nada para que los hombres se abrieran. Ese nada, Dios, nosotros te lo pedimos con todas nuestras fuerzas y haz que nuestro orgullo se apague ante el amor, que tu santo espíritu abra los ojos de los cuerpos, que tu reino llegue y permanezca para siempre entre nosotros. Otorga este deseo, el único deseo verdadero de nuestro ser.
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Del cuerpo humano
Este cuerpo que habitas, o más bien que habita tu consciencia, ha tomado un tiempo incalculable para conseguir esta perfección. Es un modelo de la armonía cósmica y de las leyes cósmicas. Cada parte está ligada a una parte del gran todo. Es único y sin embargo tan similar a los otros. Cada constituyente está en su lugar y su función material responde a un objetivo espiritual. Cada forma está definida por unas leyes matemáticas complejas.
Cada número es el reflejo de un álgebra divina. Cada una de las células es un potente resonador, una antena que permite captar y amplificar las señales de tu consciencia y de la consciencia una que ritma la vida. Así la menor desarmonía entre tu consciencia y la Consciencia crea un trastorno y puede dañar el funcionamiento de este cuerpo. Si el cuerpo no responde a unas leyes, las leyes parecen herirlo, pero se hiere a sí mismo por su no conformidad al proyecto que en suma solo obedece al impulso de amor del universo entero. Este cuerpo debe de estar necesariamente ligado a la fuente de luz de su nacimiento. La armonía del cuerpo solo puede encontrarse a través de la armonía del espíritu afinada con la armonía cósmica. El cuerpo es un instrumento perfecto para expresar la voluntad de Dios. Fue concebido para eso y su único destino es la inmortalidad, el equilibrio perfecto entre forma, espíritu y consciencia. Si una parte de este cuerpo sufre, no busques la causa, es demasiado tarde para eso. Busca más bien la luz y la armonía, porque solo la luz del espíritu puede interrumpir la enfermedad que lo trastorna. Si tu cuerpo gime, te significa la falta de amor. Llama a tu consciencia a mayor luz y verdad, mayor transcendencia. Entonces conténtalo buscando tu luz, que es la misma que todas las demás. El sufrimiento llama a la luz y a la compasión.
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La esperanza
La esperanza es una cosa que el ser humano debe venerar. La esperanza que algunos creen ser una ilusión es de hecho el primer paso hacia la fe que ciertos otros llaman ilusión y regateo para simples de espíritu. Esos no pueden comprender la grandeza de la fe y de la esperanza porque viven únicamente en un nivel del ser y no pueden acceder a la gloria del espíritu. Se limitan a sí mismos y efectivamente la noción se vuelve ilusoria para ellos. Porque la fe y la esperanza solo se viven si se acepta su esencia y su mismo principio. Negar a Dios, negar la unidad, porque no caen en el sentido, es un grave error ligado al desconocimiento del rol y del objetivo de la vida que son solo espirituales. Pero he aquí, el spiritual es como una semilla que debe germinar bajo tierra para eclosionar. Y esos hombres solo ven la tierra que refugia a la semilla. Otros ven la semilla, pero juzgan imposible su eclosión. Prefieren destruir la semilla en la diseccionándola mejor que alimentándola de fe y de esperanza. Entonces toda vida parece para ellos estar limitada entre el nacimiento y la muerte y, en esas condiciones, el único sentido posible de la vida es el de negarse a sí misma y la fe y la esperanza son tan inútiles como la religión y Dios. Esos hombres filosofan sobre la grandeza de un ser desprovisto de cualquier apego divino y humano, su pertenencia a la sociedad es el único compromiso a sus ojos de su libertad que proclama imprescriptible mientras que sin Dios, el hombre ya no es libre, contrariamente a esas apariencias construidas por el pensamiento sin apegos superiores. Entonces todo se vuelve mecánico, solo prima en el mundo la acción-reacción y raros son aquellos que emprenden la búsqueda de una ley más viva, porque ligada a Dios. Se acepta resueltamente esta acción-reacción mientras que la acción de gracia solo pide eclosionar, por poco que un rayo de luz verdadera alcance el espíritu. Así va este mundo moderno, en efecto moderno por su voluntad de privilegiar el egoísmo, fuente de todos los males a diferentes niveles de esta vida, sin ninguna fe ni esperanza.
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De la luz
La luz puede ser considerada exteriormente e interiormente al hombre. La luz exterior evoca el sol, el calor, el fuego, algo que vivifica y le permite a la vida crecer. La luz posee una velocidad propia, un efecto función de su longitud de ondas. Esta puede ser visible o invisible, posee unos efectos sobre el cuerpo y el alma. Se opone a las tinieblas, a la noche, al frío, al principio que ralentiza la vida y puede incluso hacerla aparentemente desaparecer, así como también la luz. En cuanto a la luz interior, es la luz del misterio, del nacimiento, de la luz velada de este lado de la vida, que no se ve exteriormente. Esta no es comparable por sus efectos sobre el cuerpo y el alma. Esta ha nacido por el espíritu y se manifiesta en el espíritu. Cuando se vuelve más intensa, puede entonces irradiar exteriormente y actuar sobre la luz exterior. En ese momento, el espíritu ha contactado el alma y el cuerpo. Le mental iluminado es su instrumento. Esta luz interior es más poderosa que la luz física que está limitada por su velocidad. No conoce las limitaciones de la materia y puede penetrar u actuar en esta. La luz del espíritu es un fuego, un fuego devorador que se consume a sí mismo y crece en perpetuidad. Nada puede apagarlo, ni siquiera las tinieblas. Se alimenta de la fuente, el corazón de Dios. Puede llevar a cabo aquello que llamáis milagros, puede curar, hacer subir la materia del cuerpo a dimensiones de transmutación y de irradiación tales que es transfigurado. Se propaga en los alrededores encendiendo el mismo fuego en los seres próximos. Esta luz interior está presente en todo ser, pero mientras éste prefiera la luz exterior, no podrá reavivarla y hacerla crecer. Y sin embrago solo la luz interior puede hacer crecer la luz exterior. No se puede cambiar el círculo si el centro no es cambiado.
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Del egoísmo
El egoísmo es un mecanismo de funcionamiento de la consciencia que distancia y separa el sujeto del objeto. Permite el análisis, a veces la síntesis del objeto, pero en ningún caso la integración, lo cual significa que cualesquiera que sean las modalidades de comprensión, el egoísmo no puede nunca abrazar el conocimiento del objeto. El verdadero conocimiento del objeto solo puede hacerse al estar en su lugar, al penetrarlo, al hacerlo suyo sin apropiarlo, no su estructura ni su energía, sino la información que transporta. Y la información no es accesible por los sentidos ni la razón, sino por la empatía: capacidad de resentir y de vivir en uno mismo el modelo aparentemente exterior del objeto. Para acercarse a este mecanismo que aspira a remplazar el egoísmo por el amor, hay que entrenarse a resentir distintas formas de la naturaleza. Empezad por el árbol, y lo vegetal, los cristales y finalmente los animales y los hombres. El reino vegetal, por sus virtudes, se presta fácilmente a estas experiencias de empatía. La actitud a observar es el respeto a la individualidad del objeto. Acercarse a él con un sentimiento de amor, penetrar en su aura y dejar que se hagan las cosas admitiendo mentalmente el principio de no-separación. Tras unos instantes, unas sensaciones, variables según los individuos, van a parecer en el cuerpo y alrededor del cuerpo. Estas percepciones van luego a desembocar en la fusión consciente de las dos formas y la información os penetrará. Sacaréis de ello un recobro de vitalidad, el abandono del miedo, la alegría del corazón y el conocimiento real del objeto. El egoísmo empezará entonces a dejar lugar a algo más vasto. Después de un cierto lapso de tiempo, tendréis la suerte de poder a lo mejor fusionar conscientemente con los ángeles, el cosmos y la creación entera. En ese momento, el ego habrá sido completamente transcendido y dejará lugar a una gran mutación de consciencia.
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Del conocimiento
Múltiples caminos pueden ser contemplados. Algunos pasan por el estudio de tradiciones, otros por la experiencia de vidas, pero todos ellos no son más que caminos y vías. Existe en el hombre una posibilidad de conocer que es instantánea, inmediata y que no toma ningún camino ni ninguna vía, porque es el conocimiento en sí mismo. Esta posibilidad está abierta a todos, cualesquiera que sean las capacidades intelectuales o la evolución, porque está inscrita en el hombre y en su corazón. Está presente desde el nacimiento y solo pide eclosionar. Ya no se busca, se descubre, a veces de manera inopinada, a veces como una gran luz que nos llena y hace vibrar todo nuestro ser. Cuando el conocimiento es reactivado, todas las posibilidades se abren al hombre. Todos los descubrimientos de los genios de este mundo resultan de su acceso a esta fuente suprema. Solo queda entonces recoger, coger sin esfuerzo los frutos del árbol reencontrado. La única condición es dejar de creerse más grande que la vida, dejar de pensar, dejar de odiar, en breve amar más allá de todo.
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Los pasos de la consciencia
La consciencia es indisociable de Dios. Ella es unidad, se expresa por el tres en uno, cuerpo-alma-espíritu, y se manifiesta por siete estados que reflejan siete posibilidades mayores de funcionamiento. La séptima es todavía desconocida en este plano terrestre. Podemos simplemente decir de ella que engloba a las seis otras, que alcanza la unidad y la triple unidad, que está presente por todo, que sin ella nada sería actualizado; es ella quien genera la vida. Esta consciencia última está más allá de la luz, más allá incluso del pensamiento abstracto, ninguna palabra ni ninguna vibración la define. Esta insondable, incognoscible es sin embargo el objetivo de toda existencia y no-existencia. La única manera de apreciarla es acercándose a ella y desarrollando sobre cada uno de los otros seis niveles de consciencia la virtud llamada amor. Para el primer estado: amor al cuerpo físico y respeto a la tierra. Para el segundo nivel, abandonar el miedo y la cólera. Entretener unas relaciones psicológicas basadas en la tolerancia y el respeto. Para el tercer nivel: no ser ya egoísta. Nada es de uno. Para el cuarto nivel: estar animado de compasión, comprender que separar y dividir son una pura ilusión. Para el quinto nivel: que la palabra se haga verbo creador y que ninguna palabra venga a herir la vida. Para el sexto nivel: admitir que existen otras cosas y que son accesibles sin la razón. Hay una fuente de conocimiento directo que es eterna. Si los seis niveles se armonizan, entonces el amor nace y podemos llamar a la puerta del séptimo nivel. En ese momento, la consciencia debe admitir su pequeñez. Su humildad es la llave que le abre la puerta.
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De la búsqueda del Grial
En las abruptas pendientes de la montaña del conocimiento existe un camino que evita la ascensión, pero que es una ascensión. Para ello hay que estar en espíritu en la cima de la montaña y, en ese momento, el cuerpo es aspirado sin esfuerzo hacia las cimas. Este camino no se encuentra debajo de la montaña, ni alrededor de la montaña, sino en el centro de la montaña. Para acceder a él, la única clave es el corazón pacificado. La copa del Grial, que sería inútil buscar en otra parte que ahí donde se encuentra, espera a aquel que comprenda que la montaña no es otra cosa que él mismo. Unas bases sólidas apoyadas en tierra y la cima que se pierde en el cielo, inmutable cualesquiera que sean los asaltos del viento y de los demás elementos. Fundirse con la montaña, hacer cuerpo con ella, encontrar el estrecho pasaje y entonces la apertura se hace marcha triunfal hacia lo divino.
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Palabras y males
La magia de las palabras es a veces cruel. El único lenguaje del alma es el del corazón. Y el corazón no necesita tanto palabras como acciones y pensamientos sanos. Solo aquel que ama tiene el poder de Dios. El único poder de Dios. Es difícil comprender el amor y aún más aceptarlo mientras el ser no haya vivido esa dimensión. Se os pide simplemente de aceptarlo y, poco a poco viviréis su dimensión. ¿Cómo podrían las palabras definirlo si él es indefinido? La palabra es una separación entre el cuerpo y el espíritu. Para la reunificación del cuerpo y del espíritu por el alma, el camino es al mismo tiempo muy largo y muy corto, muy largo mientras el intelecto y la emoción lo velan, muy corto cuando el corazón escucha en el silencio del espíritu apaciguado. La meditación es una vía real para el amor, también la compasión. Antes de cualquier cosa, intentad estar en acuerdo con vuestro corazón y cualquier malestar, cualquier trastorno desaparecerán del cuerpo y del espíritu.
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Al niño cósmico
Niño de rey y de alegría, llegas a un mundo de infortunio querido por y para el hombre. Solamente tu fe podrá vencer eso. La luz brilla en el fondo de tu cuerpo. La luz acabará por brillar en este mundo. Cada chispa que se busca y se enciende es un gran paso dado hacia la alegría. Actualmente la felicidad no es de este mundo, pero acabará en la felicidad, cuando el amor sea revelado, porque entonces su objetivo desaparecerá. La tristeza será eliminada del alma, las lágrimas ya no serán derramadas, la muerte será una fiesta tan importante como el nacimiento, porque los dos términos de una vida son permutables, porque lo eterno es el premio de todo ser. Solo la forma se transforma. La identidad real nunca desaparece. Entonces, niño, elévate como una llama ardiente, cree en tus sueños secretos y crece como un trigo magnífico y espléndido.
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En el corazón de los hombres hay todavía mucho egoísmo. El hombre es por naturaleza bueno y tolerante. La sociedad y aquellas que la han construido son responsables de este estado de hecho. Han puesto en el corazón del hombre la noción de ganarse la vida, comercio, consumo, democracia, libre expresión, libre albedrío. La moral parece a salvo, pero a los ojos de Dios esto es completamente inmoral y contrario a las leyes de la vida. Dios no es incauto. La consciencia superior de cada ser tampoco. Entonces ya no hay que extrañarse por tantas enfermedades y tanto sufrimiento. Solo queda lamentarse por los horrores de este mundo, nada es hecho a todos los niveles para dejar hablar a aquellos que saben, que han visto la luz. Solo algunos valientes persisten a pesar del qué dirán; otros, numerosos, hablan new age y comercian aún más que antes.
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Las palabras del buscador
En el camino de la verdad existen unas palabras reales que pueden molestar al otro o incluso herirlo. El amor nunca hiere. En este caso preciso, hay que encontrar en el mental iluminado el recurso exacto que evite la mentira. Esto puede ser el silencio o aún la compasión o a veces aceptar de herir al otro y luego curarlo. Ir por este mundo donde la mentira es la regla es un camino lleno de trampas, pero tu alma ha aceptado el camino y querido vivirlo. Es tu personalidad quien debe relevar el desafío sin partir hacia sitios donde la verdad es omnipresente, un templo, un lugar sagrado o un ser sagrado. Porque el valor y la firmeza deben desarrollarse en ti entre el ruido horrible de la mentira. El amor debe eclosionar en el seno de las tinieblas.
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Morir
Hay que saber morir en la dignidad y en la felicidad, porque la muerte es un acto de vida eterna. La muerte, esa desconocida que aparece como el fin de todo es grito hecho perennidad y alegría. El verdadero sufrimiento es el nacimiento en este mundo de separación. La muerte es la coronación y la terminación del sufrimiento, el retorno al amor revelado. Hasta qué punto sería cambiada la faz del mundo si la muerte y la post-muerte fueran conocidas de este lado del velo. La muerte erige su espectro como el fin de lo material y desgracia a nuestros hermanos que solo creen en lo material porque, para ellos, sin materia no hay vida posible y al otro lado serán confrontados a la nada, antes de alcanzar la alegría del Padre. Morir desgarra a nuestros padres, nuestros próximos, porque quieren poseernos, no consiguen admitir la vida sin nosotros y sin cuerpo. Sufren por no vernos más, mientras que nosotros estamos siempre a su lado y por toda la eternidad, porque el tiempo es la ilusión de la atadura material. La muerte, compañera del alma no despertada, la muerte, negación aparente de la vida, pero vida real, es como un sudario, pero un sudario de luz que despierta el espíritu al dejar morir el cuerpo. No se puede conocer el reino del Padre sin morir y luego renacer. No se puede conocer el misterio de la vida sin vivir su muerte en plena consciencia. Alguien dijo: Nada se pierde, nada se crea... De hecho, más allá de la materia, nada se pierde y todo se crea.
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De la verdad (1)
¿Dónde está la verdad? No está en ningún sitio donde el hombre cree, porque en este mundo, la verdad no es accesible. Esta es un instrumento falsificado del cual el hombre se sirve para defender sus intereses. La verdad está en función de la manera en que aprehendemos el mundo. Una verdad hoy será falsa mañana. La verdad para uno es error para el otro. Y sin embargo solo hay una verdad y una sola manera de verificarla, es vivir en el corazón de Dios. En la verdad, no puede haber lucha, no puede haber egoísmo, la verdad es acuerdo con la verdadera luz. Es ardiente, simple et ardiente. Si la verdad os fuera desvelada, el más santo de entre los santos sería barrido ante ésta. La verdad se burla de las voces humanas, ella es de esencia divina y solo existe más allá de la dualidad manifiesta. La verdad es amor glorificado y glorioso. Al ser única por su esencia, no puede analizarse como verdadero-falso o bien-mal. El adepto de la verdad es más difícil de encontrar que el adepto de la sabiduría. Para encontrarla, habría que huir completamente de este mundo y eso es imposible. Solo se puede caminar hacia la verdad armándose de sabiduría, de amor, de compasión. Y en ese camino mismo, la verdad solo está velada. ¡Y sin embargo cuantas mentiras y falsedad! Pero eso permitirá más tarde comprender la verdad cuando aparezca desvelada.
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De la verdad (2)
La verdad no se define por unos pensamientos, ni en relación a lo que creemos ser verdad. Es un estado de ser quien la engendra. La verdad es una ley de vida que viene de los planos sutiles. La verdad es eterna y no depende de los hombres. Es como un globo que vuela en el aire y se difunde ahí donde sopla el aire puro. La verdad es clara, límpida, fluye de fuente y nunca se seca. Esta verdad, solo hay una. Pertenece a todos y está hecha para todos. Es una corriente de vida que no se opone a la vida, una energía conforme al plan y a la intención. La verdad sólo se encuentra donde el amor está presente. Es el soporte y la expresión de este amor, porque el amor es verdad, la única verdadera y real joya del hombre y de toda la vida. Decir la verdad no es necesariamente la Verdad, porque el filtro del pensamiento es deformante en cuanto a su naturaleza. Pedir la verdad a los demás es deseable, pero no siempre es la verdad. La verdad es única y está en relación a uno mismo. El mentiroso que miente y piensa mentira es real. El mentiroso que cree decir la verdad es falso. La verdad puede ser definida como la concordancia entre el interior del hombre y sus exteriores: pensamientos, palabras, etc. Y además, esta concordancia debe estar en armonía con Dios y Dios no miente nunca. Para esto, empezad por ser armoniosos en el interior y en el exterior, es la primera etapa. Y en ese momento, Dios os inundará con su verdad. Reconocedla, adaptaos, y vividla.
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Hay numerosas moradas
Hay numerosas moradas en la casa del Padre. Estas moradas pueden ser distintas según el gusto de cada uno de los habitantes, pero a los ojos del Padre todas las moradas son las mismas. Y solo la calidad del corazón del habitante hace resplandecer la habitación en el firmamento del cielo estrellado. El contenido de la casa importa poco ante sus ojos, pero la verdad es que solamente la alegría del espíritu le llega y parece para él un milagro que aclama como es debido. Las moradas son eternas y pueden multiplicarse hasta el infinito. No cuesta nada crear otros lugares, otros espacios, otros tiempos, porque cada uno es don de amor y permite la mayor realización. Entonces el hombre quiere contar, quiere hacer inventario, quiere catalogar. Se pierde en el análisis de estas mansiones y no puede ya esperar encontrarse a su constructor, porque las ve construidas por unas manos distintas, sensible como es a sus aspectos exteriores distintos. Y sin embargo son todas las mismas, todas idénticas y todas destinadas a lo mismo, es decir a encontrarse al constructor, el servidor de su Creación.
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De la separación
¿Qué hay de más doloroso para el alma humana que la separación definitiva? El sentimiento de soledad, de falta, de tristeza, invade nuestro ser. Pero más allá del recuerdo de la separación de con Dios que eso evoca en nosotros inconscientemente, la separación es necesaria a fin de comprender su no-realidad. Porque todo es cuestión de consciencia. Aquello que aparece como pérdida no lo es. La separación fue instituida por el hombre y no por Dios. Es el nivel de la consciencia colectiva que es separativo y nos hace contemplar las cosas de manera distinta. Si llegamos a comprender y a vivir el principio de no-separación, es decir el amor universal, en ese momento la muerte nos aparecerá como un límite entre dos estados, pero no infranqueable. Esta frontera debe caer, debe dejar de atormentar al alma humana. La personalidad debe transcender el duelo, que debe ser vivido en el corazón de aquel que se va, porque en ese momento, nos damos cuenta de que el corazón del otro por fin ha encontrado la luz y es feliz. Entonces, compartamos su alegría, porque nuestro sufrimiento, tan legítimo como sea, solo es el reflejo de nuestro miedo y de nuestro orgullo.
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Paz
Paz a ti, peregrino de la eternidad, alma en el camino de Dios. Que tu luz ilumine la ruta de la vida, que tus deseos estén en acuerdo con tu espíritu. Que puedas reencontrar rápidamente el hilo que te conducirá a la morada de paz suprema. Que el canto de amor borre tus heridas. Haga que el amor universal llene rápidamente tu corazón de calor que podrá por fin quemar todos tus miedos. Te acompaño en este camino que conozco y he pisado ya en numerosas ocasiones. Mi valor y mi amor te acompañan a cada instante. Que tu ignorancia deje sitio al verdadero conocimiento eterno. Pueda mi beso llenarte del espíritu vivificado y despertado. Peregrino, estoy contigo.
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De la sabiduría
No hay gloria alguna en ser sabio entre los sabios, la única gloria consiste en permanecer sabio y enseñar la sabiduría en el jaleo y la tormenta. La luz interior debe ser encontrada en las tinieblas, solo esto es glorioso a la mirada de Dios. Es muy fácil creer en la vida, en Dios y retirarse de la vida para vivir una vida de supuesta comunión con Dios. De hecho, en este caso, lo único que hacemos es vivir una vida en comunión con su ego centrado hacia Dios. Es fácil proclamar el amor y la sabiduría e incluso vivirlos sin estar en el mundo. Es al contrario arduo afrontar la ignorancia y el egoísmo planetarios para hacer mover el mundo. El amor no necesita recogimiento ni retiro porque, si es verdadero, puede vivir y afirmarse cualesquiera que sean las circunstancias externas. El amor es una palabra de sabiduría aportada a los violentos. La sabiduría es una forma de luz interior que no puede ser destruida por la luz del egoísmo. Solo aquel que recorre el mundo y predica la sabiduría entre los demás y no en el exterior está en el amor. Solo aquel que se rebaja a pesar de su grandeza espiritual es realmente grande. La humildad es necesaria para la sabiduría. La vía de Dios es simple y directa, sean cuales sean los obstáculos y los sufrimientos. Esta es abandono de todo lo que es el yo para algo más bello. El amor es sabio, no fuerza, no violenta a nadie; se basta a sí mismo porque es unidad. El sabio es unidad en el seno de la multiplicidad. Encarna una de las virtudes esenciales que todo hombre debería perseguir, porque en la sabiduría se encuentra el corazón pacificado, la razón verdadera y la emoción única: aspirar a ser Dios.
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Oración a mi alma

Perdóname mis excesos y mis faltas, solo soy un niño que desea saber y tomarlo todo. Deseo traerlo todo a mí, pero empiezo a conocer, aprehender y resentir la verdadera verdad que intentas transmitir a mi pequeña personalidad. Aprendo cada día a acercarme a ti y son sobretodo mis errores los que me hacen elevarme hacia ti. La toma de consciencia de los errores es fundamental y tú lo sabes muy bien. Lo haces todo para probarme tu existencia, en mis sueños, en no sé qué sentimiento de compasión, pero también de amor que me recorre a veces. Tú estás aquí, pero no quiero precipitar nada antes de la hora a pesar de tu impaciencia. El tiempo de nuestros reencuentros se acerca a paso acelerado y yo también estoy impaciente por volver a encontrarte por fin para la eternidad. Entonces perdóname mis faltas de juventud. Solo soy un pequeño hombre que está sumergido en un mundo donde nada está hecho para facilitar la tarea. Erro a veces durante largas jornadas, preguntándome si existes realmente, pero no lo dudo. Esto me permite esperar y acceder a una fe mayor. Pronto tu vibración inundará mi ser y podré por fin llevar tu mensaje de amor a todos aquellos que buscan su alma, perdidos en este mundo sin embargo tan bello. Pronto la alegría eterna llenará mi corazón, mi espíritu brillará con tu fuego de gracia. En ese momento, sé que mi personalidad solo podrá borrarse ante tu esplendor. 


Comparto estos textos en total integridad y transparencia.

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