MARIA
DE NAZARETH y JESUS DE NAZARETH
“SERA
COMO UN VIAJE, UN VUELO, LO QUE IMPORTA ES LLEGAR A LA FUENTE”.
Por
María Ruso –Adehenna
9-9-2014
Amados
Hijos de mi corazón, soy vuestra Madre María de Nazareth, y os envío, mi amor en
forma de colores, como rayos de
sol, que calientan vuestro cuerpo, pero en
especial vivificar vuestra alma.
Son tiempos de gloria, tan
ansiados, y esperados, vuestras almas perciben el regocijo, del amor que lo cubre todo.
Las
almas se alinean, al flujo entrante, de esa brisa suave, y cálida que el
amor, solo sabe, cuando es amor.
La
elección es certera, la humanidad ha
decidido, y con asombro,
ven que los afectos de sus seres amados,
la familia, y el confronte, cada
vez, va perdiendo poder. El amor es como una sutil caricia que rosa el
alma, y desempolva, nuevos aires, nuevas ansias de vivir en otra frecuencia de luz.
Os
habéis comprendido, aquel, misterio, que
una vez, os enseño mi hijo, el secreto y misterio de la Trinidad,
Padre-Hijo y Espíritu Santo. La
unificación al Padre, siendo Hijos, a través del Espíritu, vuestro Ser Superior
conectado y amplificado a vuestra esencia misma.
Vosotros
hijos Míos, sois mis hijos, pero a la vez, sois Dioses.
Para
ello, me remontare, a una noche de luna llena, en mi amado Nazareth.
Yo en verdad, no comprendía entonces, esos misterios, que hoy son revelados.
En
aquel tiempo Jesús era tan solo un muchacho en
su adolescencia, pero me hablaba
como Dios, me contaba todo aquello que sucedería a través de los tiempos.
Jesús
os conoce desde siempre, porque el es
Dios mismo.
“Me
decía, Immi, tu hablaras como yo lo hago ahora, y os guiaras paso a paso, a los umbrales de mi Reino”.
¿Como
podría Yo, iluminar semejante viaje a toda la humanidad?
Era
muy difícil de comprender, en ese
entonces, pero el, en las
noches de luna, su conexión se
manifestaba mas nítida.
Volaba, y sus visiones, se acrecentaban, proyectaba,
con sus palabras, un cielo que bajaría a la tierra, y los hombres felices. Me decía,
Veo Immi, a mis hermanos unidos por la amistad y el amor, un
regalo recibirán de mi Padre, una
gracia inmensa e infinita, de fe y amor”
“Puedes
verlo Immi, de mi corazón, no
existirán las razas, ni los credos, ni la pobreza, ni las guerras,
ni los malvados”.
“Las
estrellas, esas que vemos ahora, bajaran,
la luna será testigo, del mas
bello universo en la tierra.”
Las
almas serán estrellas, su espíritu,
se reflejara en el del Padre, ya
no tendrá razón que estén solo en los cielos”
“El
brillo estelar saldrá, de sus corazones,
se conectaran con su mente, extenderán
sus brazos y piernas y comenzaran
a expandirse, y será como un
viaje, un vuelo, lo que importa
es llegar a la Fuente”.
El
recuerdo de esa noche de aquel tiempo,
cuando estábamos en el rosedal,
aquella luna y el rostro de mi JESUS,
ESTABA ILUMINADO POR EL ESPIRITU DEL Padre.
Me
decía “Tu Immi, eres Dios”, le respondo
“Takini, si tu lo dices, así sucederá,
nada es imposible para ti”.
“Por
momentos creía que eran sueños,
de un niño, pero mi fe era tan grande, que no me permitía dudar ni un
instante”.
También,
conocí, lo que luego pasaría, en la
Cruz.
Hasta
que un día, ya era mayor, un
hombre, en una amanecer antes que
decidiera salir al mundo, me dice.
“Mi
cruz, mi cruz la veréis en los cielos, son los tiempos de la resurrección de los hombres, seréis testigos de las señales”
Y
mientras le preguntaba “¿esa cruz de madera,
estará en los cielos?.
“Comenzara
a cambiar, las estrellas, Immi, desde aquí
las vemos como luces, esas luces,
brillaran, será como, un cielo dado vuelta, como luces que se encenderán ante la oscuridad, un cielo dado vuelta, que aclarara la
tierra, y cuanto mas luz y amor, mas bondad, mas misericordia entre los
hombres”.
“los
planetas buscaran la ubicación exacta, para que mi luz , cristica, rodee los corazones que se alinean al mío”.
“El
cosmos se ampliara, muchos viajeros de otros mundos, llegaran y surcaran
los cielos, no dejaran milímetro sin
cubrir”
“¿Otros
viajeros, me dices, que vendrán desde Roma”?.
Mi
universo terminaba en Roma, era
incomprensible poder distinguir con la
mente, la semejanza con tan
inmensa magnitud estelar.
Después
de su Resurrección, vivía con Juan, y conversábamos, de las largas enseñanzas, Juan tenia una visión parecida a mi Jesús, que había germinado en el, la sucesión de los acontecimientos futuros. Juan era muy poético al hablar, y con
mucha simpleza describía, el amor que llevaba impreso en la extensión
de todo su ser.
Con el aprendí, a ver de una manera mas holística,
y me explicaba aquello que no entendía como por ejemplo, me decía.
“Myriam,
tu te ocupas de mi, de mi bienestar, y
tu te ocuparas de todos como la Gran
Madre, que eres, y serás guiada por el Espíritu del Padre y de tu
Hijo, para llevar a las almas al reencuentro Final”
“Serán momentos oscuros, de mucha tiniebla, pero tu luz brillara, la Madre Divina del universo, llevaras en
ti, la pureza del alma, y como tu, la energía femenina del amor y la compasión
resurgirá de las cenizas.”
Cuando
llego el momento de mi ascensión a los cielos,
en cuerpo y alma, mi alrededor se
torno brillante, se abrieron los cielos
y recordé sus palabras, “será como
un viaje, un
vuelo, lo que importa es llegar a la Fuente”.
Os
saludo, mis amados niños, en el
amor, y más amor, en la luz y más luz. Os amo.