Madre Divina La Certeza más allá de las Certezas (volver a leer, recomendado por Selén Om) 25 de diciembre de 2014.
Desde el Canto Cristalino de la Paz, mi Manto se extiende, envolviendo a cada uno de mis amados hijos e hijas de mi Corazón.
Cuando sus certezas son sacudidas en su propia medula, las zonas de miedo, de inseguridad asoman, revelándose como una sensación, a veces de incerteza y aislamiento. Ustedes viven, como les fue anunciado, exactamente momentos de conmoción, de reestructuración, de sacudida de todo aquello que acabó por transformarse en presuntas verdades, tomadas como ciertas e infalibles, pero no por la claridad y vivencia en el redescubrimiento del corazón, si no por la fuerza, la inercia y hábito que los lleva a esquemas y conceptos, apoyos racionales y visiones del mundo que se tornan castillos de arena con apariencia de fortalezas de roca.
Los invito amorosamente, como vuestra Madre Divina, a que se acerquen a mí, a un momento de Paz.
Cuando el mundo a su alrededor, cualquiera sea el teatro de las formas físicas o psíquicas, parece estar desmoronándose, haciéndose pedazos y la incerteza asola su horizonte, yo les recuerdo, niños benditos: en Mi encontrarán la fuerza y la serenidad. La Paz y la Gracia de mi Manto que se halla a su disposición les permite, en este momento de Paz, aceptar y acoger la revelación de estas zonas de miedo e inseguridad que quedan aun como partes constitutivas de su aspecto psicológico.
No hay razón ni necesidad para encogerse de temor delante de estas sombras. Bien amados hijos de la Luz, estas sombras no se muestran para atormentarlos o hacerlos flaquear. Al contrario, estas zonas sombrías del mundo psíquico - individual o colectivo - se muestran para que la Luz se revele en ustedes con mayor intensidad, pues no es un campo de batalla o de enfrentamiento en lo que debe convertirse su interior, si no en un templo receptivo de curación, de transmutación y alquimia.
Tales zonas de sombra no deben ser temidas o rechazadas por ustedes, al contrario, al verlas reconozcan su Esencia luminosa y la infinita potencia de su Amor. Es la puerta que deben atravesar, es la porción de si mismos que deben acoger, curar y reintegrar, lo que resultará en un reconocimiento más pleno, más amplio de sí mismos, lo que resultará en una visión más clara y un caminar más firme y pacifico.
Yo estoy a su lado. Como Madre, amiga y guía, mis brazos los sostienen y mi radiación en vuestra radiación suavemente y por muchos medios los conduzco al reconocimiento de nuestra Unidad.
Yo soy el Padre y la Madre, el Silencio y la Voz, la Acción y el Reposo. Yo soy Aquello, ustedes son Aquello. Recuerden ángeles de la Gloria, recuerden su ilimitada capacidad de transformar e ir más allá de su ilimitada sabiduría, mas allá del movimiento, del Ser en lo inmóvil y realizar el movimiento.
Benditas y sagradas llamas de mi Corazón ardiente, ni todas las palabras de los tres reinos del Tiempo, podrían ser cuerpo suficiente para expresar el poder de mi Amor en ustedes, del cuidado y compasión que los envuelvo a cada instante.
Vengan mis hijos, a descansen en la certeza más allá de la certeza, más allá de las pruebas, de las confirmaciones, del significado y los conceptos. Vengan a reposar en mi pecho, en mi amoroso abrazo, reposar en el púlsar que no miente y los incita a la inmortalidad, a lo intemporal, a lo ilocalizable.
Vengan amados y sepan de su propio centro el Misterio inaudito, indecible de nuestra Unión y de vuestra Esencia Eterna.
En este Canto de transcendencia, los saludo en Amor.
Mensaje canalizado por Selén
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Traducción: H. N.