MENSAJE
DE YESHUA
“ES
EL TIEMPO PARA VIVIR DESDE EL ALMA”
Amados hermanos,
que la paz del señor sea con
vosotros, Yo soy Yeshua
vuestro hermano, de ayer y de hoy, siempre
estoy con vosotros, cuando me llamáis con todo el sentir de vuestro corazón. y
guio, susurrando a vuestra derecha.
Poso
mi mano en vuestro hombro derecho, me inclino hacia ti y te susurro al oído, para que mis palabras lleguen a tu corazón, no a tu mente, son
sonidos nítidos y certeros,
son como un rayo,
que os envió a vuestra alma
ASI
DEBEIS RECONOCERME
“ES
EL TIEMPO PARA VIVIR DESDE EL ALMA”
El
amor florecerá en ti , se abrirá,
pétalo por pétalo, como una flor.
El
amor es una fuerza, una energía,
que florece y emerge de mi Padre.
Mi
Padre, es amor, al igual que Yo lo soy.
Mi
gran regreso está presente en
estos tiempos, como os prometí, a
mis apóstoles, os dije que regresaría, pero no en
apariencia física, sino en Amor.
No
me busquéis, entre los hombres.
Solo
encontrareis, a aquellos que dicen hablar en
mi nombre, no os confundáis más. “Mi
paso os dejo, os he dejado mis huellas, impregnadas
en vuestras almas, por
los siglos de los siglos, y
vuelvo ahora a dejaros mi paso de regreso”.
“Estoy
aquí vivo, en vuestro corazón, y en
vuestra alma, todavía no me reconocéis”.
En
aquel tiempo cuando caminaba por Judea, mis propios
hermanos, que me han visto
en cuerpo y alma presente, no me
reconocieron, no resonó en su corazón mi divinidad.
Mi
esencia divina, mi alma.
En aquel entonces recuerdo,
mi amada discípula Maria Magdalena, corrió anunciar a mis discípulos, que había regresado , después de verme
en el sepulcro, que estaba vivo, y también se lo anuncio a mi Madre María, estaba Pedro, juan,
Mateo, refugiados y escondidos,
pero no le creyeron a mi amada María
Magdalena, solo cuando mi espíritu, todavía visible, me presento y comí pan junto con
ellos, lo creyeron,.
Y
desaparecí ante sus ojos, que quedaron
perplejos ante mi ausencia.
Más
tarde también llego Tomas, porque estaba ausente al conocer la
noticia, de mi crucifixión, y mis discípulos le dijeron que estaba vivo, de regreso, tampoco lo creyó. Mi espíritu en apariencia física se acercó
a él, mi transfiguración resplandeciente, también estaban
conmigo Moisés y Elías, pero mis apóstoles
no los vieron, y entonces sus lágrimas comenzaron a caer
en su rostro, al reconocerme.
Mi
alma estaba allí, junto a ellos, no me aparte nunca de su lado.
Vuestra alma amados hermanos, brillara,
cuando vosotros, me reconozcáis en amor.
Amados, benditos ,
mi alma, está en vosotros,
cuando os perdonáis a vosotros mismos, cuando os abrasáis, llenos de amor y compasión, por no reconocerme, cuando os estáis seguros
que en vuestra presencia Yo
soy, esta mi presencia, cuando os miráis como niños, en el deleite de un atardecer, y también en
vuestras lágrimas, porque detrás
del dolor estoy con vosotros,
ese sufrimiento es para que no me
olvidéis, para que recordéis, que también
lloro,
con vosotros, también,
me decepciono, contigo.
Pero vuelvo a tener fe en ti,
siempre tengo fe en ti, y os estoy esperando,
para que tomes mi mano, y recuestes tu cabeza en mi
hombre, para esperarte y darte un
abrazo. En esos momentos mi
alma y tu alma están presentes, nunca os dejo, mi amor incondicional, se os presenta como agua de
manantial, corriendo a través de vuestras vestiduras, cubriendo de blanco, os lavo los pies, os lavo vuestras imperfecciones , no volváis a ensuciar vuestras
blancas vestiduras, que os he
regalado, esa es tu alma en pleno esplendor. Y viviréis conmigo eternamente, lleno del amor de mi Padre y el mío.
Os amo,
os amo, vivid desde el alma, vivid
desde mi corazón, que es
el vuestro.
Yeshua
María Rosa - Santa Madre Ana