Mensaje
de Madre María- “ya habéis entrado en  mi
corazón y seréis parte  de mis elegidos”.
por María Ruso-22-8-2013
Yo
soy María de Nazareth, vuestra Madre,  también
 Reina de los cielos y la Tierra. 
Mis
amados pequeños Hijos, mi alegría es inmensa, mi corazón  desborda de luz, vuestro amor ha decidido
unirse al mío, y sentir que  por fin  el fuego sagrado, ha triunfado, después de
tantos llamados,  la gracia eterna, ha
tocado sutilmente, vuestros corazones.
Con  un 
sincero despertar,  habéis quitado
el velo,  a la ignorancia,    de saberos rendir a mi corazón  inmaculado. 
Que
es fuente de todo Amor,  y del amor
universal,  que tanto esperabais por los
siglos de los siglos.
Vosotros
ya pueden  percibir el suave y cálido
aliento de vida eterna, como tierna caricia que todos los días cuando despertáis
a un  nuevo sol, estoy presente,  dedicándoles mi absoluta atención. 
Algunos
de vosotros niños amados, que ya sois muchos en 
numero, reconocéis mi presencia, 
que se manifiesta de la forma que mas os gusta.
Al expresar
un  pensamiento de agradecimiento,  al bendecir con  canticos, 
este nuevo despertar,  al observar
una rosa, (mis predilectas),  o simplemente,  cuando un 
pajarillo se acerca hacia vosotros y os mira. 
 Allí estoy yo María,  viviendo 
el ahora,  y contemplando vuestras
sonrisas.
No
solo me reconocéis a mí, ya habéis
entrado en  mi corazón  y seréis parte de mis elegidos mimados. 
 Es un 
placer para mi, que así sea, y lo será por siempre. 
En  estos momentos recuerdo,  cuando en 
mi época de Nazareth, mi niño amado Jesús,  se encontraba,  con su manecilla sobre su cabeza, y esperaba
ansioso,  que se terminara de
hornear,  los panecillos de miel. 
Y
llamaba a sus amigos predilectos, 
con  quien  jugaba. Su rostro se llenaba d e amor,  de solo pensar,  el saborearlos y poder compartirlos, llenos
de risas y algarabía. 
En  la espera, 
me decía
“Immi,
tus panecillos, son  como corazones
ardientes de fuego y amor,  llegara el tiempo
que la miel del amor saciara su espera”
Y me
imaginaba,  yo María,  horneando incansablemente,  para toda la humanidad”. 
Que
bello pasaje de esas tardes soleadas, 
aunque a veces frías, por todos los acontecimientos de la época, que
opacaban mi sentir. Cuan  Feliz,  era con 
mi Jesús y José a mi lado.
Los
tiempos han  cambiado, mis pequeños
niños, pero mi corazón  es el mismo,  y os miro como se esfuerzan en  convertiros en  ángeles, 
y como lo hacia mi Jesús, 
compartiremos juntos la miel del amor. 
La
lluvia de orbes, que veis en  los cielos,  cuando un 
portal  se abre, son  mis panecillos de amor.
Estáis
a tan  solo un  paso,  de
entregar vuestras existencias a la luz. 
Las
señales en  los cielos son  brillantes y claras, ya los cielos no
son  como era entonces, todo se
manifiesta como fue planeado, y podéis tomar, 
con  vuestras lentes prueba de
ello,  cada segundo de vuestro tiempo
lineal es clave,  cada segundo lo convertís
en eterno,  cuando os detenéis,  y entráis en 
silencio eterno,  es el tiempo del
no tiempo,  estático y sereno. 
En  el tiempo del no tiempo “Ya habéis entrado
en  mi corazón  y seréis parte de mis elegidos”.  
Mis niños
amados, os albergo en  mi corazón, mis
mimados seréis todos sin  excepción,  os aguardo en 
el amor de la miel. 
Os amo,  mis amados hijos.      

 
