LAS LLAMAS GEMELAS - LO QUE DIOS UNIÓ, NO LO SEPARE EL HOMBRE..
LAS LLAMAS GEMELAS
LO QUE DIOS UNIÓ, NO LO SEPARE EL HOMBRE...
LUNA / abril 9, 2009
Cada uno de nosotros
tiene un alma gemela -o llama gemela- con quien fuimos creados al
principio. Dios te creó a ti y creó a tu llama gemela a partir de un
“cuerpo de fuego blanco”. Separó ese ovoide de fuego blanco formando dos
esferas del ser: una con una polaridad masculina y otra con una
polaridad femenina, pero ambas con el mismo origen espiritual y patrón
único de identidad.
Miles de años atrás, tú y
tú llama gemela os ofrecisteis ante el Dios Padre/Madre para descender a
los planos de la materia a fin de llevar el amor de Dios a la Tierra.
El plan original consistía en que encarnarais unas cuantas veces, con el
propósito de que cada mitad del Todo Divino aprendiera a ser el
instrumento del Dios Padre/Madre.
Nuestros primeros tiempos
en la Tierra fueron dichosos y, de hecho, habríamos continuado
compartiendo la belleza de una relación de amor cósmico con nuestra
llama gemela durante muchas encarnaciones, si hubiéramos permanecido en
armonía el uno con el otro y con Dios. Sin embargo, caímos del estado de
perfección al hacer mal uso de la Luz de Dios. Ése es el verdadero
significado del relato del Jardín del Edén.
De haber retenido la
armonía del Uno, el éxtasis de nuestro amor se habría prolongado a lo
largo de nuestras vidas en la Tierra. Pero el perder la armonía - por
miedo, desconfianza, o por un sentimiento de separación con respecto a
nuestra Fuente- nos convertimos en víctimas de nuestro karma negativo.
Separados en cuanto a vibración, y ya sin mostrar preferencia el uno por
el otro, nos vinculamos con otros entablando relaciones complicadas y
actitudes recíprocas de negligencia hasta que nuestra alma clamó al
cielo en busca del Dios vivo…y de nuestra otra mitad.
Cada encarnación en la
que anduvimos separados de nuestra llama gemela la dedicamos o bien a
crear karma negativo o bien a saldar parte del que se interponía en
nuestra reunificación. En ciertas ocasiones tuvimos algún tipo de
relación con nuestra llama gemela -como marido y mujer, madre e hijo,
padre e hija o hermano y hermana- con el propósito de desenredar los
hilos negativos de energía que tejimos en nuestro subconsciente por
medio del mal uso del libre albedrío.
Ahora, al finalizar este
ciclo de la historia y encaminarnos hacia la era de Acuario, es el
momento en que las personas que sirven a la luz en algún sendero
espiritual necesitan aprender a contactar con su llama gemela. Quien
promueve esta búsqueda es nuestro Yo Superior, si bien ello no se ha
interpretado de manera correcta en el nivel físico. A menudo, cuando la
gente se entera de que comparte una misión única con su llama gemela,
empieza a buscar en el plano físico a esa alma especial en lugar de
buscar la integridad dentro de sí. Ello significa dar un rodeo en el
sendero de la liberación del alma. Lo que abre la puerta a encontrar y
convertirse en uno con nuestra llama gemela es la relación que tengamos
con Dios y con el Yo Superior.
La ley cósmica requiere
que definamos en primer lugar nuestra identidad en Dios antes de que se
nos revele el potencial espiritual conjunto con nuestra llama gemela.
Porque hasta que ambos miembros no alcancen cierto nivel de maestría y
unidad con su Yo real, normalmente son incapaces de hacer frente al peso
de su karma negativo, el cual se va acrecentando por la presencia de la
llama gemela. El mismo factor singular que confiere a las llamas
gemelas su enorme poder espiritual -es decir, su mimético patrón de
identidad- puede a la vez causar la amplificación de sus partes
negativas.
Al final, cada uno de
nosotros debe aprender a cambiar los patrones negativos, los metales de
baja ley del ego humano, en el oro de nuestro Yo real o divino. A esto
se le llama el matrimonio alquímico: el matrimonio de nuestra alma (el
aspecto femenino de nuestro ser) con “el cordero” (el verdadero y
perdurable yo espiritual, el aspecto masculino). El amor del amado Yo
Crístico, esto es, la parte de nosotros que mantiene un contacto
incesante con la Fuente -la Presencia YO SOY- es un amor incomparable.
Se trata del Amado por el que los santos de Oriente y Occidente lo han
dado todo.
Puede darse el caso de
que tu llama gemela ya haya obtenido la liberación del alma y se haya
unido a Dios; o tal vez todavía esté trabajando por conseguirlo. El
lugar donde se encuentre -y cuál sea su estado de conciencia- puede
ejercer una gran influencia en tu capacidad por encontrar la integridad.
Puesto que ambos compartís el mismo patrón de identidad -al igual que
una bola de nieve, única en todo el cosmos- la energía que emitas
quedará grabada con un patron determinado. Conforme a la ley según la
cual los semejantes se atraen, toda la energía que emitas irá a parar a
tu llama gemela, ya sea dificultando, ya ayudándola en el sendero hacia
la integridad.
Cuando envías amor o
esperanza, dichas cualidades elevarán a tu llama gemela. Pero si por el
contrario te sientes turbado por la frustración o el odio, también ella
sentirá el peso de esos sentimientos faltos de armonía. En ocasiones,
los estados inexplicables de alegría o depresión que te asaltan son los
cambios de humor de tu media naranja que se graban en tu conciencia.
”
En el nombre del Cristo, pido a mi bendita Presencia YO SOY y a la de
mi llama gemela que nuestros corazones sean sellados como si fueran uno
para la victoria de nuestra misión dedicada a la humanidad. Invoco la
luz del Espíritu Santo para que consuma todo el karma negativo que
limita la total manifestación de nuestra identidad divina y la
realizacion de nuestro plan divino “.
Al decir estas palabras,
aun cuando vivaís por separado en distintas esferas, podréis uniros
espiritualmente en planos superiores y dirigir la luz a la vida de cada
uno y a la de vuestra respectiva llama gemela para saldar su karma. Ese
contacto interno aumenta la luz y el logro que cada uno tiene y libera
el impresionante poder de la polaridad de tu amor, facultándote para
permanecer imperturbable ante los conflictos que inevitablemente
aparecerán a las puertas de quienes osen defender el amor.
De todos modos, no todos
los amores bellos y satisfactorios para el alma califican a las llamas
gemelas. Existe también el amor de almas cercanas y afines llamadas
almas compañeras.
Un alma compañera es
distinta de una llama gemela. Las primeras se unen porque se esfuerzan
por dominar el mismo tipo de karma y desarrollar las energías del mismo
chakra. Así, la atracción entre almas compañeras se basa en la labor
sagrada y en el sendero de automaestría. Un alma compañera es algo
parecido a la réplica de uno mismo en la materia trabajando en la misma
labor con el fin de ejecutar un proyecto original para Dios.
María y José, los padres
de Jesús, eran almas compañeras que compartían la responsabilidad de
alimentar al Cristo que había dentro de su hijo. Sus respectivas llamas
gemelas se hallaban en esferas superiores de luz manteniendo el armonía
de la misión que ambos estaban llevando a cabo. Muchas personas que
todavía están saldando karma y se encuentran en el sendero espiritual
son atraídas hacia sus almas compañeras para realizar un dharma o una
labor sagrada que comparten.
Aparte de las llamas
gemelas y las almas compañeras, hay otro tipo de relación que solemos
ver en un matrimonio: el kármico. En este caso, los dos miembros son
atraídos el uno al otro para saldar el karma que les vincula. Estos
matrimonios acostumbran a ser difíciles pero son importantes a la hora
de obtener maestría en el sendero espiritual. Marido y mujer cosechan
asimismo el buen karma de patrocinar y alimentar a sus hijos.
Algunos de esos
vínculos matrimoniales ofrecen la oportunidad de reparar graves delitos
de asesinato, traición o un odio extremo. En ocasiones, el único modo
que tenemos de superar el registro de ese odio es a través del intenso
amor que se manifiesta en una relación entre marido y mujer.
Dondequiera que se
encuentre tu llama gemela, aunque sea un ser cósmico, necesita tu apoyo y
tu amor. Porque, si tu estado vibracional es negativo, puedes estar
impidiendo la actividad o servicio de un maestro ascendido, un ángel o
alguien encarnado que esté luchando por la libertad, alguien que se haya
alzado contra la opresión en la China o que se halle postrado en un
hospital psiquiátrico, intubado y en estado vegetal.
Necesitas estar listo para encontrar a tu llama gemela. Te hace falta tener mucho autocontrol.
Tienes que amar el amor
lo bastante como para respetarlo, mantener la paz y la armonía cuando
los antiguos registros de conflictos del pasado salgan a la luz.
Tienes que aferrarte a tu
sueño, sellar esas palabras desagradables, las críticas despiadadas,
las respuestas cortantes y ofensivas, cualquier cosa que rompa en mil
pedazos la matriz del regalo más hermoso que la vida te dará: el amor
perfecto.
Una llama gemela no busca
a alguien de quien cuidar. Una llama gemela busca tu integridad para
complementar la suya a fin de que cuando, esteis juntos formando un
circulo completo de Alfa y Omega, podeis servir a la vida que está
necesitada, a otros que todavía no han descubierto la ley de su unidad.
Así, en cuanto te
percates del hecho de que estás incompleto en algún aspecto, de que te
falta tal o cual cosa, debes enlazarte con la matriz superior de tu
integridad que existe y que se encuentra a niveles internos. Es la
integrada de tu Yo crístico, la integridad de tu Presencia YO SOY, y tu
unión total y eterna, divina, con tu llama gemela.
Tienes que afirmarla ahora mismo.
Debes tener una sensación
de paz acerca de la integridad presente; y puedes tenerla porque existe
ahora mismo en Dios allí donde te encuentres.
Cuando sientes esa paz, sólo entonces tienes algo que ofrecer a alguien, a la vida.
Cuando te envuelve la paz
de la integridad, sólo puedes atraer de todas partes de los cielos más
de esa integridad, más de la confirmación de lo que sabes que eres y de
lo que eres en realidad.
Así que, cuando sientes
que estas llenando la matriz, que tarde o temprano vas a saciar ese
apetito, afirmas en presente: “Estoy colmado. Estoy lleno de luz”.
Con esta afirmación, con
esa actitud divina respecto a tu estado, atraerás a cada persona, cada
situación y cada circunstancia en tu vida, necesarias para la
realización del designio cósmico, el cual puede o no incluir a tu llama
gemela; aunque de todos modos no importa porque tú eres tu llama gemela.
“Mi Padre y yo somos uno:
Mi Madre y yo somos uno.
Mi llama gemela y yo somos uno.
¡Somos uno aquí y ahora!”.
Y nunca estás solo.
Eso es lo que todo el
mundo busca en la vida; la persona que es íntegra y sabe que lo es, que
utiliza su integridad para transmutar los deseos y carencias en el plano
físico, los últimos vestigios del karma, y toda la diversidad de
situaciones humanas que quedan pendientes de resolver en nuestra vida.
Esa es la clave de la
unión con tu llama gemela. Y pienso que aquella afirmación de Ser es el
punto de partida de una eterna felicidad.
Por tanto, recuerda: la
simple carencia de alegría, de felicidad, puede estar privándote, desde
el punto de vista externo, de más de cuanto jamás puedas soñar. Así que,
tan pronto como te dejes caer en un estado de tristeza, de lástima de
ti mismo, por leve que sea, o de mal humor, en ese preciso instante ten
presente que tal vez hayas perdido la chispa de contacto con tu llama
gemela.
Tu llama gemela no merece tener que presenciar tu mal
humor, tu lástima o tus caprichos. Si eres capaz de entender la llama
gemela como tu complemento divino, y respetas a Dios en tu vida,
observate y di:
“Puede que no me lo merezca ahora, pero dentro
de una hora sí lo mereceré. Voy a ser una persona nueva, de manera que
seré irresistible a los ojos de Dios, de los ángeles, de los Maestros.
Caminarán y hablarán conmigo. Se sentirán a gusto en mi casa. Y mi llama
gemela me buscará y me encontrará"
Así pues, elige quien eres.
Decide lo que vas a hacer. Pregunta a Dios. Y luego sal en busca de
aquellos individuos que van a formar parte de tu equipo -tu karma de
grupo- para servir al mundo.
Pongamos manos a la obra.
Solo al actuar es cuando hallamos a Dios:
Dios en nosotros y en nuestra llama gemela.
¡Te amo!
(Extractos de “Almas gemelas y Almas compañeras” de Elizabet Clare Prophet)
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Nuestro destino es
alcanzar la perfecta unión en el corazón de Dios. Nuestra alma ha de
pasar por varias encarnaciones hasta alcanzar un grado de perfección que
nos permita dirigirnos a nuestro hogar celestial, después de haber
realizado la misión en la Tierra conforme al Plan divino.
La fé en la Luz nos hace
confiar en la existencia de la unión sagrada como complemento vital de
nuestro Espíritu y nos enseña a celebrar la vida para así poder amar con
total integridad.
La fuerza y la integración te pertenecen porque crees en el amor y en quien eres.
Abre tu corazón deja
que fluya a través de él el rayo del Amor. La claridad brillará en tú
alma, reflejándose en tus alas de gloria. Abrazarás la llama eterna del
amor.
LA INTERCONEXION ARCOIRIS – AA. CHAMUEL
CONSCIENCIA CRISTAL ARCOIRIS EN ACCION