Una historia de barcos (segunda parte)
por David Topí
www.davidtopi.com
20 de junio 2014
[Continúa
de la primera parte ] En la cubierta superior del velero viejo
empezaban a asomar algunas cabezas tímidas que emergían de los pisos
inferiores e intermedios, habían oído las noticias de la aparición del
barco nuevo, pero estaban confundidos, pues no sabían como encontrarlo.
Les habían dicho que había una pasarela de paso, pero no la veían, y por
más vueltas que daban por todos lados, empezaban a pensar que algo iba
mal o que se habían equivocado en el proceso. Uno de aquellos pasajeros,
que recién alcanzaba a alzar la cabeza pidiendo ayuda, fue escuchado
por uno de los marineros que andaban por allí para ayudar a la gente a
cruzar.
-
No sé como pasar al otro lado – decía el pasajero – todo lo que veo es
el mismo barco de siempre, estoy arriba, se que lo está pasando, pero no
encuentro la pasarela… – ayúdame a mirar en la dirección correcta, por
favor.
-
Tranquilo – dijo el marinero – es mucho más fácil de lo que parece.
Siéntate conmigo, que te voy a explicar como. La pasarela es mágica, no
se ve a simple vista, pero no porque no se quiera mostrar abiertamente,
sino porque para encontrarla hay que tener un poco alterado tu estado de
vibración y tu conciencia algo más expandida, para poder ver cosas que,
a simple vista, no parecen estar ahí.
- Eso tampoco lo entiendo – dijo el pasajero – ¿que debo hacer para que aparezca?
-
En realidad, no mucho, o por el contrario, muchísimo, depende de como
lo enfoques. Te voy a enseñar una forma de empezar a hacerlo, ya que,
cuando la hayas entendido e integrado, te darás cuenta de que para
saltar de un barco a otro, no te hará falta casi ni pasarela.
Primero-
dijo el marinero- debes entender que el otro barco está aquí, con
nosotros, encima de este, ocupando el mismo espacio, estamos sentados a
la vez en el barco viejo y en el barco nuevo, porque todavía la
separación entre ellos es tan pequeña, que no hay gran diferencia
medible en términos de “lugar” o de espacio. Lo que determina que barco
ves es si resuenas con uno o si resuenas con otro, y según cual
sintonices, ese será el que experimentes. Es como uno de esos
televisores que tenéis ahí abajo en las bodegas, muchos canales conviven
en el mismo “espacio”, pero depende de como está regulado el
sintonizador, puedes escoger ver uno o puedes escoger ver otro.
- Eso lo entiendo, pero yo no tengo ningún mando para cambiarme a mi mismo de canal…
-
Eso no es cierto – dijo sonriendo el marinero- porque el mando eres tu,
y no hay nadie más que tu mismo que pueda hacerte cambiar de canal. Te
voy a enseñar una cosa para que aprendas como sintonizar el canal del
barco nuevo, pero yo solo puedo mostrarte la puerta, no puedo hacer que
la cruces ni cruzarla contigo. ¿Quieres probar mientras yo te guio en
este pequeño experimento?
- Quiero, por favor, guíame.
-
Cierra los ojos- dijo el marinero- y vamos a relajarnos. Voy primero a
enseñarte como llamar a las energías superiores que te van a ayudar a
convertirte en un súper-mando tu mismo, ¿de acuerdo?
- De acuerdo, empecemos.
-
Respira hondo, y relájate. Bien, ahora concéntrate en un punto en el
interior de tu cuerpo físico, puedes imaginar que te conectas con algo
que está por detrás de tu ombligo, un par de dedos arriba del mismo,
hacia el interior. Vamos a llamarlo “tu esencia”, el nombre no tiene
mayor importancia. Trata de sentir tu esencia, visualízala como una
energía pura, una luz, que posees en tu interior y que representa la
parte más pura de tu alma.
Ahora
imagina que la sacas hacia fuera, tomándola en las manos. Saca esa
esencia, que pudiera tener forma de estrella o diamante si así lo
deseas, como si delicadamente la estuvieras sosteniendo en las palmas de
tus manos. Haz el gesto físicamente, extiéndelas, visualiza la esencia
encima de ellas, vibrando, radiante, pura.
Alza
ahora tus manos, y muestra tu esencia al barco, a tu planeta. Dile
quien eres, dile: aquí estoy, soy …, y me presento ante ti mi querido
planeta. Te doy las gracias por acogerme en tu travesía. Quiero ayudarte
y colaborar contigo. Imagínate que enseñas tu esencia al planeta, como
muestra de presentación, como tu tarjeta de visita. Es tu luz lo que el
barco reconoce, y el barco se alegra de ver a uno de sus pasajeros que
conscientemente le muestra el ser que hay en él. Ahora el barco te
reconoce y sabe quien eres.
Ahora,
mira al Sol, nuestro logos particular, nuestro dador de vida, enséñale
tu esencia, sube tus manos, ábrelas más que se expanda y se integre con
su energía. Muéstrale al Sol quien eres, preséntate, ponte a su
servicio, pues no hay mayor gozo que servir a la Creación y a aquellos
que forman parte de ella. Deja que la conciencia del Sol te reconozca,
que sepa quien eres, grítale bien alto que quieres ayudar y que aceptas
también su ayuda. Recuerda, esto es un trabajo siempre en equipo.
Imagina como tu esencia crece más y más con la energía que el Sol te
envía, y el amor que te transmite. Disfrútala.
Por
último, mira allá a lo lejos, al centro de nuestra galaxia. Ahí está
nuestro logos galáctico, la conciencia y el ser que da vida a todo lo
que existe en esta Vía Láctea. Muéstrale tu esencia, preséntate, dile
quien eres. Abre más las manos, que tu esencia abarque todo lo que tu
puedas alcanzar y más, que tu energía se funda con la energía de la
conciencia galáctica. Pídele su ayuda, y dile que te pones a su
servicio, pues el gozo es aun mayor cuanto más grande es el servicio a
otros. Y ahora quédate ahí, unos momentos, disfruta de la conexión
simultánea que tienes con la Tierra, el Sol y la Galaxia. Ahora que les
has mostrado tu esencia, ellos ya saben quien eres, y han visto brillar
la luz que hay en ti, ya formas parte de la Creación de forma
consciente, y todo el cielo se alegra de verte despertar y poder
colaborar contigo.
Ahora,
bien, aun necesitas hacer algo más para poder empezar a ver el otro
barco, todavía no hemos terminado del todo. Ahora, para poder expandir
tu conciencia, y subir tu vibración de forma que puedas ver el nuevo
barco, tienes que dejar que tu propio ser, que la parte más elevada de
aquello que eres empiece a manifestarse en ti.
Así
que, ahora, escúchame, y sigue mis instrucciones mientras te voy
guiando. Tienes que entender que tu no eres solo este cuerpo y esta
personalidad con la que te identificas. Naciste de un SER mucho más
grande, que mandó una pequeña porción de si mismo a convertirse en lo
que tu eres ahora, para experimentar a través tuyo lo que ahora estás
experimentando, y que está ya esperando a que reclames su presencia,
para ayudarte a dar el salto evolutivo que tanto anhelas. Así que,
ahora, desvía tu atención, si todavía la tenias puesta en el centro
galáctico, e imagina que de tu séptimo chakra nace un bello cordón
dorado, un hilo de fuego, que se proyecta y se pierde en el espacio,
conectando con tu SER. Y a través de ese cordón dorado pídele a tu SER, a
tus guías, protectores y guardianes, que te ayuden, que te guíen, que
te orienten, y ten fe, pues nunca dejan una petición sin responder.
Invita
a tu SER a que se conecte contigo, y trata de imaginar que te conectas
tu con él y que esa conexión se vaya afianzando poco a poco, y ese canal
de comunicación se vaya haciendo más fluido y más expandido. Ahora, yo
te digo, y escúchame bien, para pasar al otro barco solo necesitas
reforzar esa conexión, abrirla, expandirla, pues ahí está la fuerza que
incrementará tu frecuencia de vibración, expandirá tu esfera de
conciencia, hará crecer tu resonancia, te despertará a nivel interno.
Ahora práctica, amigo, sin cesar, y vendré dentro de un par de días a
enseñarte algo más.
El
marinero se fue dejando al pasajero trabajando en todo lo que había
aprendido, y, como prometió, volvió al cabo de un par de días para ver
como iban las cosas.
-
He notado cosas que jamás había soñado – le dijo el pasajero – empiezo a
ver cambios en mi interior, empiezo a notar como los ruidos de este
barco me resultan ajenos y un poco alejados, empiezo a notar que ya no
formo parte de esto, pero sigo sin ver la pasarela de paso…
-
A eso vine, amigo mío, a enseñarte el último paso. Pero tengo que
advertirte una cosa, aun es pronto para que te puedas quedar
permanentemente en el otro barco, en el nuevo, que te voy a enseñar
ahora. Podrás ir y venir, y podrás quizás permanecer un tiempo en el
nuevo velero viendo sus colores, observando su estructura o percibiendo
su decoración, pero, hasta que el barco, ambos barcos, no estén más
separados, y especialmente el nuevo no esté más consolidado, no se nos
permite habitar permanentemente el nuevo velero, por lo que, mientras
tanto, todos permanecemos entre ambos, subiendo y bajando, trabajando
todavía en nosotros mismos, y sirviendo a aquellos que nos piden ayuda
para tratar de alcanzar a los que, como tu hace unos días, están aun en
las cubiertas inferiores. Además, otra cosa, en el momento en el que
empieces a comprender como funciona y aprendas a hacerlo, debes ponerte a
trabajar para que otros también lo entiendan y aprendan a hacerlo,
¿estás de acuerdo con esto?
- Si. Entonces estoy listo, muéstrame como se cruza.
-
Bien, pues, vayamos a ello. En estos momentos, esta es la forma más
sencilla de conectar con el nuevo barco, quizás más adelante, cuando la
separación sea más evidente, podremos hablar de hacerlo de forma
diferente. Cierra otra vez los ojos, y relájate. Conéctate con tu SER,
conecta con el planeta, y centra tu atención en tu corazón. Vas a tener
que buscar ahí la puerta de paso, la pasarela, pues desde ahí se accede.
Entiende lo que esta pasarela significa, es un puente vibracional, es
un portal energético, es una vibración especial, que, al engancharte a
ella te permite saltar al otro barco, aunque, como te he dicho, sea de
forma temporal, para que lo veas y lo sientas, y comprendas hacia donde
vamos.
Ahora
visualiza que entras en tu corazón, como si de una gran sala se
tratase. Y busca una puerta, una puerta especial, tiene rasgos que te
harán reconocer sin duda que es la puerta correcta. Pide permiso y ayuda
para poder cruzarla, aunque sea para echar un vistazo, es todo lo que
necesitas ahora para poder seguir adelante. Cuando hayas reconocido esa
puerta, no temas, ábrela, y crúzala. Se abre ante ti un pasillo, y ese
pasillo desemboca en otra puerta. Cuando andes ese pasillo, y llegues a
la otra puerta, estarás en la antesala del nuevo barco. Cruza, y
disfrútalo. Estarás en el mismo sitio que estás ahora, pero todo será
muy distinto… los colores, los sonidos, las energías… y estarás
contemplando el destino que te espera, y el lugar que te pertenece, por
derecho evolutivo. No dejes de venir cada día a este nuevo barco, no
dejes de conectar cada día con tu Ser, y no dejes cada día de
incrementar tu vibración, de expandir tu conciencia y elevar tu
capacidad de servir a los demás. No hay mejor pasaporte hacia las nuevas
aguas cristalinas a las que nos dirigimos, y ya no hay tiempo que
perder en ello. Disfruta del proceso.
Y
el marinero se alejó dejando al pasajero disfrutando de las sensaciones
que le transmitía el nuevo barco, sabiendo con una certeza total que
todo aquello que le había explicado era real y cierto, que nacía un
nuevo tiempo y una nueva era, y que todo estaba al alcance de algo tan
simple, como cambiar de canal, siendo uno mismo el mando, y teniendo a
tu disposición la infinita energía del universo como pilas del proceso.
¡Saludos!
David