Pregunta: Tenida
como la dolencia del siglo, la depresión ha hecho “víctimas” a innumerables
personas en todo el mundo y llevado a muchas de ellas a desencarnar, sea por el
surgimiento de otra dolencia grave o el suicidio. Existen diversos tipos de
tratamiento, sin embargo, no todos tienen resultados satisfactorios. Y en
nombre de los que padecen de ese “mal”, me gustaría que diesen su parecer y
orientación sobre cómo liberarse de la depresión.
Elohim – Que el alivio sea una sensación que los acompañe diariamente.
Que la alegría sea vuestro impulso más fuerte. Que la paz permee vuestro
corazón y les confiera el sustento emocional positivo en un perfecto estado de
permiso. Y que la felicidad sea vuestro estado más sólido y permanente sobre la
Tierra. Vuestros días estarán repletos de las manifestaciones benéficas si
pautan vuestro caminar conforme deseamos arriba.
Somos los Elohim de la Creación y fluimos como los vientos que viajan
sobre la Tierra en la constante corriente de Luz y Vida que llena el Universo.
Seguimos en un viaje sin destino y objetivo por el Cosmos y hacemos del aprecio
y bienestar nuestros compañeros constantes, pues cuando invitamos a esos amigos
a seguir con nosotros podemos contemplar todas las cosas con los ojos perfectos
de Dios. El mirar puro y perfecto es el que observa solamente el Bien. El mal
es una forma distorsionada de comprensión de lo que es el Bien.
Cuando ustedes viven una experiencia negativa o la ven ocurrir con otra
persona, sufren un impacto emocional fuerte según aquello que están observando.
Y la mayoría de las veces toman aquella primera impresión como base para la
lectura que harán de esos hechos. A partir de eso se comprende el mal. Durante mucho
tiempo, la vida en planetas físicos como la Tierra pasó por diversas
situaciones donde el entendimiento de los acontecimientos fue establecido a
partir de lo que se notaba en lo externo.
Vuestras filosofías humanas están constituidas muchas veces a partir de
aquello que se observa del lado de afuera. El mundo de los efectos es aquel que
se presenta a vuestros ojos. Y obviamente, no fueron enseñados que por detrás
de cada situación existe su raíz. Cuando
observan un árbol exhibir sus hojas, flores y frutos, normalmente no acostumbran
a pensar en la raíz, incluso ustedes que saben que ella existe y de hecho, es
lo que sustenta el árbol en vida. Todos ustedes saben que los árboles y plantas
poseen raíces debajo de la tierra, sin embargo, como éstas no son visibles a
los espectadores externos, la percepción visual que cada uno tiene está siempre
basada, obviamente, en lo que está expuesto.
Y sería interesante que observaran vuestra vida física de la misma
manera, en el sentido de que, aunque aprecien se enfoquen más en lo que no se
puede notar, ustedes comprenderán que hay una causa, un factor que no está en
evidencia para quien quisiera mirarla. Y ésta, preside los efectos, ampliamente
perceptibles a los que son físicos, a los que componen el ambiente de
determinada manifestación.
Y si entendieran que todo, exactamente todo posee una raíz que es no
física, el sufrimiento, que es nada más que una lectura distorsionada en lo que
se nota de la situación, sería cada vez menor hasta que simplemente dejaría de
existir. Porque el mal es notado tan sólo cuando el Bien no es percibido. La
impresión negativa tiene su base en la ignorancia de la lectura y comprensión. Ustedes
adoptaron impresiones negativas de las cosas porque no aprendieron a ver que
todo tiene un principio que define lo que vendrá después.
Si tuviesen esa ciencia reaccionarían diferente delante de todo. Así si sucediera algo, visto de forma
chocante para ustedes actualmente, analizarían la circunstancia con un mirar de
“causa”. Y en vez de escandalizarse por lo que están viendo, comprenderían que
el hecho no pasó de una consecuencia natural y lógica de lo que estaba siendo
nutrido en el ámbito de la causa, que siempre es interno y no físico.
Siendo así, podrían entender de forma clara y lúcida lo que siempre
hablamos a través de nuestros mensajes. El Bien es la única cosa que existe en el
Universo. O las cosas fluyen en un flujo prometedor y leve o ellas son
arrastradas. Aunque, no podemos llamar al acto de “arrastrar a alguien en el
flujo de la vida” como de violencia y mal, de ninguna manera. La persona está
siendo “arrastrada” porque aún no aprendió a navegar en la corriente. Algunas veces
ella tiene miedo de hacerlo.
Ella se siente insegura porque nadie le enseñó que precisa soltarse y
permitir. Que es seguro ir flujo abajo, y lo natural es que todos suelten sus
resistencias y simplemente desciendan
como el río de Dios. Ella no sabe navegar porque aprendió que asegurarse es
bueno, reprimirse y protegerse, y que el miedo es un aliado, pues él la libra
de un peligro cualquiera. Claro, ella se preocupa con el peligro porque fue
enseñada que el mal está allí, alrededor, todo el tiempo esperando una chance
para agarrarla y devorarla.
Y para no ser atrapada por el mal, se aferra, fuerza el flujo al
contrario, asegura las raíces en el suelo del río. Se intenta mantener firme en
las piedras, da brazadas corriente arriba, pues inconscientemente cree que
desistir del esfuerzo es entregarse al mal. Y lo que nos gustaría decir es que
el Bien y su manifestación perfecta de felicidad se encuentra justamente en la
entrega, en la renuncia al esfuerzo.
El viaje no tendrá el mismo sentido si fuera vivenciado con esfuerzos.
Mientras se aferran en las piedras e insisten ignorantemente en no permitir el
flujo, no pueden apreciar el paisaje de la margen ni tampoco sentir cómo es
leve el agua que los conduce abajo, en armonía. Como es placentera la sensación
de estar leve y de ir simplemente! Si no se dan tantas inseguridades e
incertidumbres acerca del Bien, si tomaran vuestra fe, otrora mal colocada, y
la transfirieran al Bien se sentirían más leves, más jóvenes, más dispuestos,
más felices.
Y estamos hablando de depresión. Bajo nuestro entendimiento, ella
consiste en un tremendo esfuerzo contra el flujo. El individuo está tan rebelde
consigo mismo y con la vida que insanamente se agarra a todo lo que puede,
dentro del río, pues él se rehúsa a fluir.
Eso mismo, la depresión es el rechazo del fluir positivo en la vida. Él
se niega al movimiento natural en la corriente de la vida, se niega a navegar,
porque el viaje no era como él imaginó que sería, él tenía un plan diferente, una ilusión. No le fue dicho a él
que el placer pleno del viaje sólo puede ser experimentado cuando el Ser se
enfoca tan sólo en sí mismo y no en su alineamiento.
Él no fue enseñado que enfocarse en el alineamiento de los otros es distraerse
de su propio navegar. Él insistió en que los otros fueran junto a él, imaginó
que era así que debería ser. Alguien le dijo que lo bello es cuando todos están
felices en una sola intención. No obstante, no le dijeron al individuo, que hoy
experimenta el disgusto extremo de la resistencia al flujo, que siempre se
trató de un viaje individual.
Que las cosas nunca dieron equivocadas como pensó que dieron, tan sólo
siguieron el flujo coincidente con su frecuencia vibratoria. Y así viene siendo
con todo. El hombre que basa su alineamiento en “cómo andan las cosas” jamás se
conectará honestamente con la Fuente en sí mismo. El verdadero alineamiento
parte del principio de “encontrar en mí todas las causas y los motivos para ser
feliz”.
Sin embargo, el depresivo planeó su vida siguiendo lo que le fue
mostrado por lo externo. Él hizo de los efectos externos, la causa de sus
emociones y estados internos. Y sugerimos que sea lo contrario, que hagan de
sus emociones y estados las palancas de la realidad. Y cuando lo que sientan no
esté ligado más a lo que sucede afuera, cuando sean capaces de soltarse e ir
con el flujo independiente de lo que ocurre y pasen a “ofrecer y expresar”
felicidad sin importar los escenarios, entonces, aprenderán a navegar en el
flujo y todo, de ahí para adelante, será bien diferente.
Pero, el depresivo no piensa así, él se lamenta dentro del río: “No
quiero fluir más, al final, no ha sido como me gustaría que fuera, las personas
no se mueven vibratoriamente como yo imaginaba e idealizaba que ellas se
movieran. No puedo sentirme feliz si ellas tampoco se sienten. Por eso, solté
mi bienestar, para solucionar la situación de ellas de manera de que finalmente
pudiese sentirme feliz. Pero no lo conseguí. Entonces, no quiero fluir más. Me
esforcé sobremanera para que todo se resolviera (en mi visión de que era lo
cierto), con todo, las cosas fueron mal
y no ocurrieron como me empeñé para que ocurrieran, por eso, no quiero fluir
más, me voy a agarrar a las piedras y hacer una apelación, que es la siguiente:
Sólo me voy a soltar cuando las cosas sean como me gustaría. Sólo voy a
soltarme cuando alguien me dé motivos para eso. Sólo voy a soltarme cuando el
mundo mejore y las personas me den una señal de que están bien, visto que mi
estar está tan preso a lo que sucede allá afuera que simplemente no consigo
sentirme mejor con el mundo yendo de la manera en que va. Entonces me amarro e
intento impedirme de proseguir mi viaje, al final, es medio extraño todo eso,
no consigo aceptar, no consigo permitir que todo sea como es, no tengo fuerzas
para dejar ir mi obstinación y entregarme a la fuerza que estimula todo a
seguir río abajo.”
Y le diríamos a este individuo: Suéltese y todo va a mejorar. Suelte
las impresiones de la realidad, acéptelas y se sentirá mejor. Acepte que el
alineamiento es algo profundamente individual y el dolor en el pecho va a
parar. Libérese de la culpa de no haber conseguido conducir las cosas como
pretensiosamente deseaba y sus piernas caminarán con más vigor. Acepte que el
estado del mundo o de la gente alrededor nada tiene que ver con el suyo y su
espalda dejará de doler, sus hombros quedarán relajados y su organismo
procesará los alimentos y sustancias, que hasta entonces no eran correctamente
digeridos porque usted no había conseguido lidiar positivamente con las
situaciones de su vida.
Suéltese y podrá seguir en paz. Todo el dolor que usted siente es fruto
de su insistencia en no seguir con la vida. En vez de planear e idealizar,
sugerimos que se permita sumergir en la idea de la sorpresa, del tipo: Qué
habrá mañana para mí? Qué más hay enfrente en el camino? Déjese sentir esa
sensación y pare de apreciar el paisaje que pasó, pues el viaje es por demás
rápido para que usted se agarre a un escenario pasado.
Hay siempre más viniendo, concéntrese en lo que viene y su camino
estará repleto de buenas sorpresa. Si se aferra a lo que pasó se perderá cosas
bellísimas que le son puestas ahora mismo en el curso actual.
Y suéltese, desista de controlar, administre tan sólo lo que siente, lo
que crea y como desee llevar la vida, elija esas cosas, en cuanto al resto,
suelte. No es parte de su tarea “retener” esas cosas. Su tarea es sentirse
bien, su tarea es buscar los motivos ahora mismo para sentirse pleno y
motivado. Feliz, bendecido, agradecido y lleno de amor por sí, por los otros, y
por lo que es bonito. Su tarea es sacar de cada hecho un aprendizaje y después,
dejarlo para que otros puedan venir. Su tarea es buscar su alineamiento,
trabajando en sí mismo para que su fluir individual sea bueno. Los otros están
en el mismo proceso, que tal dejarlos seguir viaje solos?
Abrace su proceso, disfrútelo, pero nunca pretensiosamente. Ámelo, interésese
por él y haga de cada día una oportunidad para buscar lo mejor.
Si su misión fuera, a cada nacer del Sol, encontrar lo mejor del ahora,
damos la seguridad de que lo mejor de todo vendrá a usted, pero solamente
cuando se deje ir, solamente cuando se suelte y se permita fluir en un flujo
que es leve, seguro, maravilloso y constante en plenitud y felicidad. Nosotros
gustamos de eso inmensamente.
Haya Luz!
Los ELOHIM
A través de Vinícius Francis
Traducción – Ale´ojah Silah
(Shanti)