Kris Won, January 17, 2016
Silban
los vientos, los ríos desembocan sus turbulentas aguas en el mar calmo,
las aves emiten sus alegres graznidos mientras sobrevuelan la costa y
tierra adentro, y el hombre regresa cansado a su hogar tras una larga y
dura jornada de trabajo.
El ritmo del hermoso planeta Tierra se mantiene vivo, y continuará vivo. Pese a lo que se dice en algunos medios de internet, donde parece que se pretendiera ridiculizar la obra que el Arquitecto Universal, el Supremo Hacedor, ha planeado para esta humanidad y los reinos que la acompañan.
El ritmo del hermoso planeta Tierra se mantiene vivo, y continuará vivo. Pese a lo que se dice en algunos medios de internet, donde parece que se pretendiera ridiculizar la obra que el Arquitecto Universal, el Supremo Hacedor, ha planeado para esta humanidad y los reinos que la acompañan.
Dios tiene un plan para que sea cumplido en estos tiempos que nos ocupan, y nada ni nadie podrá impedir que éste se cumpla, pese a quien pese y por mucho que algunos se empeñen en impedirlo o en ignorarlo, movidos por sus propios intereses mezquinos y egoístas, y apartados de la voluntad de Dios debido a su patente ignorancia.
En cambio aquellos que no están motivados única y exclusivamente por sus propios intereses y que se interesan por el bienestar de la sociedad donde viven, estos verán recompensado su anhelo de servir y de mejorar el mundo, de una forma que no pueden siquiera imaginar.
Porque una época de luz y esplendor está por llegar, donde los niños podrán corretear tranquilos y los hombres podrán moverse en libertad y con confianza, sin estar siempre preocupados por la seguridad de su familia y de sus hogares.
Serán mil años de paz y prosperidad, durante los cuales el ser humano de este planeta vivirá profundamente feliz y confiado, aliviado de los temores que le atenazaban antaño. Y vivirá agradecido hacia el Creador de todas las cosas, de todos los reinos, de toda la naturaleza visible e invisible.
Y Dios contemplará Su obra, y le dará la oportunidad al hombre de continuar siendo bueno y justo, para que pueda prolongar por mil años más la alegría de vivir en un mundo donde el mal no prevalece ya.
Seres humanos, bestias y aves, plantas, árboles, rocas y montañas, todos vivirán un marcado avance en su evolución, porque el momento tan esperado de la ascensión hacia otro plano evolutivo ha llegado, y este salto no va a ser exclusivo del ser humano, sino que lo experimentarán también los otros reinos de la naturaleza, acompañando el afortunado destino del hombre encarnado.
Unos pocos hombres y mujeres, en relación al número de habitantes del planeta, van a ser los pioneros de este cambio, y serán los portavoces de esta nueva era que está comenzando, y no tendrán ningún reparo en adiestrar a otros humanos voluntariosos que, preocupados por un planeta que podría caminar hacia su total y completa destrucción, tendrán la fuerza interior y el empuje para ayudar a promover la justicia, la igualdad y la fraternidad entre los seres humanos que pueblan las ciudades y villas de este mundo, y pondrán de esta forma la primera piedra para erradicar la maldad y la perversión que abundaban por doquier en él.
Y este puñado de hombres y mujeres, enardecidos por un misterioso poder que surgirá de su interior, llevarán a cabo su papel y modificarán el mundo entero, con la ayuda de los Hermanos de las Estrellas, los seres desencarnados, los Hermanos Intraterrenos y las oraciones de los monjes y monjas, sacerdotes y seglares orantes de esta misma humanidad.
Gaia, la Tierra, se verá libre de esta forma de todos aquellos que, de una forma abierta o encubierta, decidieron entorpecer la consecución del Plan Divino para los momentos actuales.
Y Gaia se alzará como el Ave Fénix, del mundo poluido y desgastado en el que se encontraba, para convertirse en uno de los planetas miembros de la Federación Galáctica, siguiendo así los designios del Creador del Universo.