Bolivia, que posee el 20% de los glaciares
tropicales del mundo, ha sufrido una reducción del 43% de los mismos
desde mediados de la década de 1980.
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El derretimiento de estas grandes masas de hielo deja tras de sí lagos de gran altitud situados en los huecos naturales del lecho de la roca o detrás de la pared de un glaciar a modo de presa. Desprendimientos de roca, terremotos o avalanchas pueden romper estas contenciones de agua dando lugar a repentinas y catastróficas riadas.
"Destruir pueblos e infraestructuras"
"El retroceso deja tras de sí lagunas que pueden desbordarse llevándose por delante pueblos e infraestructuras situadas aguas abajo", advierte el investigador Simon Cook, de la Universidad Metropolitana de Mánchester. Así ocurrió en 2009, cuando una inundación catastrófica en la región de Apolobamba causó la muerte de multitud de animales de granja, arrasó con los cultivos y destruyó una carretera."Hemos trazado cientos de lagos. Algunos lagos son muy pequeños y representan poco peligro [...] otros son a la vez lo suficientemente grandes y están ubicados debajo de pendientes o glaciares empinados y podrían ser peligrosos", añade. Concretamente, el estudio ha localizado 25 lagunas potencialmente peligrosas en los Andes bolivianos. El más grande de los lagos podría provocar una riada con un caudal máximo de 125.000 metros cúbicos por segundo.